lunes, 29 de agosto de 2022

EN LOS NUEVOS TIEMPOS OSCUROS, V DE VENDETTA COMENTADO POR CARTER SCHOLZ (2 DE 2)

Artículo de Carter Scholz para The Comics Journal nº 137 (1990). Traducción: Frog2000. Parte 1.

Por lo tanto, las ideas de V van un poco más allá de la venganza personal y la destrucción de una sociedad represiva. Sus pronunciamientos son superficiales y nunca encuentran resistencia, ya sea cuando los pronuncia en forma de soliloquio, se los diga a una estatua, a Eve, o al público cautivo de la televisión. Este es su speech lanzado contra la estatua de la Justicia, con V en el papel de amante despechado: "Siempre tuviste buen ojo para los hombres de uniforme... Niega que te liaste con ellos, con sus brazaletes y botas altas..." La nueva amante de V es la Anarquía: "Me ha enseñado que sin libertad, la justicia no tiene sentido. Es honesta. No hace promesas ni las rompe". Lo mismo podríamos fijarnos en el tono utilizado. En el quinto número V secuestra una retransmisión televisiva para dar una conferencia a todo Londres asumiendo el papel de Dios el Empleador denigrando al Hombre Empleado, un discurso que nunca pone los pies en el suelo y que está realizado a a partir de imágenes y metáforas, un discurso tan notable por su petulancia como por su falta de contenido: "Esto ocurre por tu falta de voluntad para desenvolverte dentro de la empresa. No parece que quieras asumir ninguna responsabilidad real, o ser tu propio jefe... aunque vamos a ser claros, la gestión ha sido muy mala... hemos tenido una serie de estafadores, granujas, mentirosos y lunáticos que han tomado una serie de decisiones catastróficas. Es un hecho". (Todo esto enunciado sobre un montaje de Hitler, Stalin y Mussolini.) "¿Pero quién los eligió? ¡Fuiste tú! ¡Tú fuiste quien nombró a esa gente! ¡Tú el que les dio el poder de tomar decisiones en tu lugar! Podrías haberlos detenido. Todo lo que tenías que decir era: 'No'. No tienes fuerza de voluntad ni tampoco orgullo". Aunque uno no espera las obras completas de Bakunin o Kropotkin en un cómic, hay algo de extraño en un anarquista que bombardea y asesina sin escrúpulos, pero cuya incitación más fuerte al público para hacer frente al fascismo es "simplemente di no".

Por eso, las palabras y acciones de V se reducen a formas teatrales, por lo que la gran importancia de "¿qué es la libertad humana?" se pierde finalmente entre el humo y los espejos.

Si es algo más que una broma cruel, la anarquía se basa en la fe en la humanidad. Sin embargo, Jean Amery, uno de los supervivientes de Auschwitz, ha dejado escrito: "La fe en la humanidad, ya agrietada por la primera bofetada en la cara, luego demolida por la tortura, no se vuelve a adquirir jamás". Si V los conoce, si ha afrontado estos sentimientos después de su propio encarcelamiento, entonces su burlona máscara fija es oscuramente apropiada, y quizá sea un monstruo mayor que sus captores. Y si no es así y no los conoce, la psicología del personaje se antoja falsa, o demasiado fantasiosa.

El cogollo de la historia aparece en los números 6 y 7. Después de que V desahucie a Eve en el número 4, en el quinto hay un interludio donde nos la encontramos viviendo con un hombre llamado Gordon, con quien es feliz. En ese mismo número, Gordon muere; en el siguiente Eve está en prisión. Los momentos más dolorosos no se producen cuando someten a Eve a una tortura rutinaria, ni cuando es cosificada, sino cuando está sola en su celda, leyendo una autobiografía a base de fragmentos escrita en papel higiénico que una mujer de la celda de al lado le pasa a través de una grieta en la pared. Esta mujer, Valerie, sabe que va a fallecer, mientras que Eve piensa que ella misma va a ser ejecutada. Pero Valerie insiste: "Lo más importante es mi integridad. Igual vale muy poco, pero es todo lo que tenemos en este lugar. Es la última pulgada personal que nos queda, pero dentro de esa pulgada somos libres... Una pulgada. Será pequeña y frágil, pero es lo único que vale la pena tener en el mundo. ¡Nunca debemos perderla, ni venderla o regalarla! No podemos permitir que nos la quiten". Es un párrafo extraordinario, emocionante y sin histrionismos, poderoso y alejado de la retórica exagerada. "Este lugar" es un uso hermoso y perspicaz que eleva la escritura por encima de la narrativa. No dice: "esta prisión" (demasiado específico), ni "este mundo" (demasiado general), sino "este lugar": donde estamos todos, nuestra situación del día a día.

A continuación le piden a Eve que firme una confesión, a lo que se niega y es sentenciada a ser ejecutada. Eve dice que prefiere morir antes que renunciar a esa última pulgada de humanidad. Y escucha: "Entonces no queda nada con lo que amenazarte, ¿verdad? Eres libre". Incrédula, se da la vuelta y ve la puerta de su celda abierta; avanza lentamente por los pasillos de la prisión sin encontrar nada más que enseres teatrales, maniquíes vestidos de guardias, hasta que, al abrir la última puerta, entra en la Galería de las Sombras, donde en realidad ha estado todo el tiempo. V la dice: "Bienvenida a casa", y parece un desenlace exagerado, grosero, increíble, extremo, solo tiene la intención de ser todo lo efectista posible. Como ocurre en la obra del Marqués de Sade, a la tortura le sigue la filosofía. "Te he torturado porque te amo. Porque quiero liberarte". "Dices querer liberarme y me encierras en una prisión..." "Yo no te puse en una prisión, Eve. Solo te mostré los barrotes... Llevabas en una prisión tanto tiempo que ya no creías que ahí fuera pudiese haber un mundo". En otras palabras, la hace pasar exactamente por lo que él mismo pasó en la Sala V, incluida sus dinámicas de comunicación con Valerie, la mujer encerrada en la Sala IV. Y ahora guía a Eve a través de lo que equivale a un trauma de nacimiento. "Hace cinco años, yo también experimenté una noche como esta, me quedé desnudo bajo un cielo rugiente. Aprovéchalo... transfigúrate". La secuencia es electrizante al completo porque casi lo destapa todo: casi revela a V como un monstruo que se quiere vengar del mundo con el pretexto de liberarlo, convirtiéndolo en una imagen de sí mismo. Moore retrocede justo en ese punto y cede a lo melodramático, poco dispuesto a cometer esa fea revelación. Así que Eve se transfigura en una escena que pide a gritos un ruido de sintetizadores como banda sonora.

Parece increíble que V haya manipulado a Eve hasta ese punto, que su cuerpo, su libertad, su misma alma estén completamente bajo su férreo control: ¡lo ha llevado a cabo una persona que profesa la santidad de la voluntad individual! ¿Sigue siendo esta transformación personal una revelación cuando parte de una escenificación tan teatral? (Me pregunto qué habría hecho V si Eve se hubiese resquebrajado al someterse a su tortura). La terrible experiencia de Valerie nos parece conmovedora porque es real. Decir las palabras correctas no la salvó: murió. La terrible experiencia de Eve, coreografiada por V, se convierte en una parodia barata de la de Valerie. Es una experiencia teatral, una contradicción de los principios de V, aunque admita que sus motivos para hacerle algo así a Eve sean sólidos y por su bien. Pero en mi caso, no puedo permitir esa explicación.

En toda la espeluznante historia de exterminio en masa de nuestro siglo, dudo que el encarcelamiento de un recluso lo haya fortalecido alguna vez. Según se dice, el endurecimiento necesario para sobrevivir hace que la persona sufra un coste demasiado alto. Puede que nos parezca impresionante que un ser humano pueda funcionar después de afrontar horrores extremos, pero construir a partir de ahí, tal y como hace V, una filosofía para la transformación de la víctima, se antoja una locura.

¿Se da cuenta Moore de lo loco, de lo monstruoso que es? Si V es un héroe, la historia es verdaderamente fea, porque el mensaje es el de que el sufrimiento extraordinario genera una fuerza extraordinaria, cuando la evidencia indica que con el sufrimiento extraordinario solo van aparejados mecanismos de supervivencia extraordinarios, pero a expensas de la propia humanidad.

Dicha suposición psicológica, la de que el sufrimiento extraordinario a manos del compañero y socio de uno pueda fortalecer nuestra humanidad, solo se puede aceptar si V es un héroe. Pero si tal sufrimiento de hecho destruye la fe en la humanidad, por fuerza V tiene que estar loco, o ser un monstruo lleno de cinismo. Aunque en la ficción no se puede negar ninguna suposición, la idea de que algo así convertiría a V en un héroe parece exactamente tan deshonesta e insidiosa como la suposición por parte de Marvel Comics de que la exposición a una radiación masiva nos otorgaría superpoderes. Marvel utilizó por primera vez esta premisa más de 15 años después de Hiroshima, y ​​su tesis de que la radiación puede ser benigna ignoraba una realidad bien documentada que negaba la brillante propaganda de "átomos por la paz" de la época, la misma propaganda que tuvo tanto éxito en legarnos la industria nuclear corrupta e incompetente actual, con sus inviables centrales eléctricas, sus arsenales de armas inservibles y sus desechos eternamente tóxicos. El inquietante efecto que produce tomarnos a V como un héroe es que como lectores debemos envidiar los horrores de su pasado. Debemos desear experimentar su origen. Eso facilita poner a otros en un brete parecido. Esta filosofía no dista mucho de la interpretación de Nietzsche que hacía el nazismo. Pero tal y como insiste la auténtica certeza psicológica, si V está loco, ha "liberado" a Eve (como presumiblemente esta liberará a su joven pupilo y a las masas) conduciéndola hacia la locura. Esta lectura convierte a V de Vendetta en una negra parodia del género de superhéroes. Me imagino que la lectura que realiza Rob Rodi en el Journal nº 132, tomándose entusiasmado y al pie de la letra el episodio, y aduciendo que "mi humanidad ha sido recargada", es más típica. En su opinión, la prueba del encierro "conduce a a Eve" a abrazar la plena humanidad". Pero creo que se pierde las implicaciones que residen en esta prueba de fuego.

Por mi parte, ¿habré visto algún tipo de indicio parecido después de mi lectura de la obra? No los suficientes. En el segundo número, Eve quiere hacer un "trato" con V para ayudarlo en su búsqueda. V alude al trato de Fausto con Mefistófeles. La insinuación es lo suficientemente vaga, pero proyecta un foco satánico sobre el personaje protagonista. En Westminster, V revela los cuernos de su frente y cita el "Sympathy for the Devil" de los Rolling Stones. (Es probable que sea una ironía intrascendente, sencillamente porque la víctima de V en ese ejemplar es un arzobispo corrupto.) En el séptimo número, Eve dice: "casi me vuelves loca", y V responde: "De eso se trata". Pero las alusiones a Fausto, Mefistófeles y la locura terminan por no sostenerse. Para retorcer la propia forma de esta aventura tan completamente como sugiere mi interpretación, Moore requeriría un control de las implicaciones de sus acciones más riguroso y centrado, un cinismo total que, una vez descubierto el secreto, sería obvio en cada viñeta. No lo veo. V no es creíble como héroe, porque no es humano; se desvanece detrás de la grandilocuencia y las inverosimilitudes. El problema no es que ambas lecturas sean posibles, sino que ninguna está lo suficientemente respaldada. Supongo que a medida que fue descubriendo las implicaciones más oscuras de su historia, Moore la empujó en la dirección de mi interpretación, pero que el género superó tales intentos imponiendo el paradigma del héroe. Después de todo, incluso el vigilante psicópata posmoderno Batman sigue siendo un héroe. Cuando has leído este tipo de historia cien veces antes, no puedes leerla la número 101 como si fuera nueva. Los recientes acontecimientos en Europa del Este hacen que la premisa política de la historia parezca más ingenua. (Tampoco es que Moore, o cualquier otra persona, pudiera predecirlo.) Es probable que los acontecimientos dictatoriales con los que nuestros espíritus serán golpeados en el futuro sean menos de corte totalitario y más una orgía incontrolada de excesos capitalistas. Cuando por fin el mundo despierte, las consecuencias de este libertinaje serán un medioambiente devastado, una clase baja pandémica, y la hostilidad cada vez mayor entre aquellos con poder suficiente para hacerse con unos recursos mundiales que se desvanecen y aquellos que nunca obtendrán una parte. Tal vez entonces el fascismo reafirme su atractivo. Pero en esa edad oscura ninguna salvación residirá en el anarquismo romántico. En esa época nos veremos obligados a reconocer (aunque solo sea mediante la negación) que, como asegura V de Vendetta casi a pesar de sí misma, lo único que trascenderá de nuestra situación será la locura o la muerte.

Pero ya es suficiente. Si V de Vendetta tiene fallos considerables es porque es una obra a tener en cuenta. Moore se exige más que cualquier otro escritor del mainstream, y sus mejores trabajos siempre tienen una particularidad satisfactoria: están hechos artesanalmente, aunque con un patrón maquinal. Sus grandes defectos no provienen de la falta de habilidad (si acaso posee un exceso de habilidad), sino de las inevitables tensiones entre la seriedad de sus intenciones y las demandas limitadoras del género de aventuras/ superhéroes. Nadie es más consciente de esto que Moore. Esta tensión es su mayor valor en este mercado, y claramente el autor disfruta de ella: es lo que hace que Watchmen y V de Vendetta funcionen, el interés que nos despierta por ver hasta dónde puede llegar sin romper los familiares ritmos emocionales del género. Pero también le permite moverse a gran velocidad entre temáticas de gran profundidad y el melodrama ligero. (Si lo desea, puede colocar a Ian Fleming y a Dante en la misma estantería, pero es sensato y tiene la suficiente sensibilidad como para tratarlos como dos sabores diferentes de lo mismo). Ha demostrado hasta dos veces que es capaz de hacer una interesante, densa y atractiva obra larga a partir de materiales de género aparentemente gastados, pero no un trabajo serio. En los momentos más críticos, cuando el pensamiento original exige nervio, compromiso y un método propio para abordarlo, el género clama por resoluciones comunes, un giro melodramático, un clímax en el segundo acto, y Moore, con instintos de showman de primer orden, suele estar dispuesto a complacerlo. Sospecho -espero- que su interés por jugar de esa forma se haya agotado por fin, porque en última instancia es estéril. Habiendo alcanzado hasta dos veces un brillante punto muerto, su mejor movimiento actual debería pasar por encontrar su propio patrón.

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