martes, 21 de febrero de 2023

LA ENTREVISTA A DAVID B. (PARTE 3 DE 6)

Entrevista de Matthias Wivel para The Comics Journal nº 275 (2006). Traducción al inglés de la transcripción original por Kim Thompson. Traducción al castellano, Frog2000. Parte 1, parte 2.

DAVID B.: Sí, era una forma de compartimentar mi vida, de entender dónde estaba y también de intentar que mi imaginación floreciese. Como de todos modos ya estaba dibujando un montón, lo esotérico me proporcionó un tesoro inagotable de imágenes muy rico e interesante: los grabados alquímicos y lo demás es algo que nunca te cansas de mirar. No es que necesariamente te apegues a las ideas que subyacen bajo la superficie, se trata más del impacto de la misma imagen, del impacto poético de ver ese objeto que incluye un montón de cosas: un pez volando en el cielo al lado de un cubo, sobre un océano donde hay un tipo que se está ahogando. ¿Ves? ¡Oye, si casi es como una viñeta de cómic! Cuenta una historia. Cuando alguien te explica lo que significa, también es genial, pero en aquel momento no entendía ni una palabra: me fijaba más en el impacto poético de la imagen, en el impacto gráfico que me  hacía soñar. Era extraordinario, sentía pequeñas oleadas de adrenalina cuando lo miraba, y de hecho, sentía como si estuviese tocando físicamente el problema que afectaba a nuestra familia, el problema que estaba afectando a mi hermano. Me decía: "Mi hermano está en el interior, dentro de ese misterio".

WlVEL ¿Y lo del lado intelectual llegó más tarde?

DAVID B.: La parte intelectual vino después, cuando crecí un poco más. Adquirí conocimientos hasta llegar a tal punto que ya no me interesaban sólo las imágenes, sino los textos que las acompañaban. Con esas explicaciones puedes encontrar soluciones sencillas, muy reconfortantes. También fue a partir de entonces, más crecido, cuando empezó a manifestarse el dolor. En cierto sentido, de niño eres inocente. Encuentras soluciones sencillas que te reconfortan. El dolor llega en el momento en que tratas de explicar y entender las cosas, es entonces cuando se vuelve feroz.

WlVEL: Al igual que la religión, el ocultismo es otra forma de explicar lo desconocido, ¿qué diferencia hay entre ambos?

DAVID B.: En realidad, no soy creyente en ningún sentido. No creo en nada en absoluto, pero es probable que en ello haya algo, en el lado de las creencias, de eso estoy seguro. Todos necesitamos construirnos una religión o unas creencias personales. La fascinación por el ocultismo surge de eso, pero no estoy seguro de hasta qué punto. De todos modos, no importa. No es que intente analizarlo. De hecho, es una forma de construir tu propia "puesta en escena". Algo parecido a lo que ocurre con las personas religiosas y sus fiestas y ceremonias religiosas. Necesitaba montarme mis propias ceremonias y construir mi propio simbolismo, y eso también está presente en el trabajo gráfico de Epiléptico.

WlVEL: ¿Seguirás explorándolo en Los Complots Nocturnos [Les Incidents de la nuit]?

DAVID B.: Absolutamente, en realidad es el tema central de la obra: mi amor por los libros y por las imágenes, mi amor por el papel y todo lo demás.

WlVEL: Y esos temas también se pueden encontrar en tus obras para las grandes editoriales, que contienen cosas parecidas, aunque...

DAVID B.: Sí, están en el álbum que hice para Dupuis, La Lectura de las Ruinas [La Lecture de ruines], tienes razón. Esta obra trata sobre un científico loco. La guerra lo ha vuelto loco e intenta entender cuál es su significado. Cree que la guerra es un escrito que hay que leer; que las ruinas son letras y se prestan a la lectura. Y ese es exactamente el trabajo que hice utilizando mi lado esotérico, asimilándolo junto con lo que pensaba que era la enfermedad de mi hermano. Cuando mi hermano hablaba o cuando sufría un ataque, lo leía como si fuese una guerra, y por eso dibujé tantas batallas. Para mí representaban las convulsiones de mi hermano, es evidente. Cuando mi hermano sufría una convulsión, se estaba librando una batalla en el interior de su cuerpo: dos ejércitos que se enfrentaban y lo desequilibraban. Eso es La Lectura de las Ruinas.

WIVEL: Todos tus cómics contienen elementos parecidos, pero ¿qué diferencias existen entre los que dibujas para Dupuis, Delcourt, o Dargaud, y los que has producido para L´Association? Como están destinados a un público más general, ¿crees que están realizados con más cuidado?

DAVID B.: Sí, por supuesto. Intento volver a transcribir en forma de ficción y desde un punto de vista más accesible lo que he estado haciendo en Epiléptico, incluso aunque el lector no sepa nada de mí. Como tengo en mente a las personas que no han leído Epiléptico, no tiene sentido profundizar en todo esto. Tienen que ser capaces de apreciar los cómics a un nivel básico, y para hacerlo, también los ideo a un nivel primario, como por ejemplo, dibujando una simple historia de guerra. Construyo los álbumes a varios niveles, y de esa manera las personas que han leído Epiléptico pueden apreciarlos a un nivel diferente que aquellos que no lo han hecho. Actúo de la misma manera incluso con los álbumes para Dargaud que hice con Christophe (Blain). En Hiram Lowatt y Plácido Dans hay personas que comen carne humana y que han sido poseídos por una especie de frenesí asesino. Por supuesto, es otra forma de hablar de la enfermedad.

WlVEL: ¿Existen dificultades inherentes a la hora de integrar estos elementos en una narrativa de aventuras tradicional?

DAVID B.: No, todo lo contrario, en realidad es bastante interesante agregarlos a la mezcla. Es la parte más emocionante. Por eso hacemos este trabajo, para alimentar nuestros miedos, siempre supone una forma de abordarlos, aunque no haya un remedio a la vista. En fin, abordamos todos estos problemas desde todos los ángulos posibles. Desde que comencé a hacer Epiléptico, he seguido escribiendo sobre la enfermedad y los problemas que plantea. Con La Rebelión de Hop Frog, lo mismo. Allí era la vida cotidiana la que se rebelaba. En el caso de la enfermedad de mi hermano ocurrió exactamente igual. Estábamos muy tranquilos, todo iba bien, y de repente... era como si la misma vida cotidiana se rebelase en nuestra contra.

WIVEL: ¿Crees que hacerlo de esa manera agrega algo nuevo a los formatos tradicionales de los cómics?

DAVID B.: No sé si lo llamaría de esa forma. De hecho, creo que todos los dibujantes han estado haciéndolo sin ser necesariamente conscientes de ello. Yo lo hago de forma consciente; es cierto que, debido a la naturaleza de mi historia, aporto algo muy específico a mis obras.

WIVEL: Sí, en tus álbumes hay cierto tono completamente diferente al de los álbumes tradicionales.

DAVID B.: Sí, porque, hasta cierto punto, intento romper con ese formalismo tradicional. Quiero contar mis historias de una forma diferente. A raíz de Epiléptico he empezado a hacer muchas escenas en las que paso de la realidad a la fantasía y a los sueños, a las cosas que me han contado, a mis historias, etc. En cierta forma, intento romper la linealidad de la historia tradicional, agitarla un poco, crear ciertas rupturas.

WIVEL: Recordemos la estructura de Epiléptico: hay muchas rupturas, muchos flashbacks, diferentes marcos temporales, etc. ¿Cómo trabajaste esos álbumes? ¿Los hiciste de forma  extremadamente controlada o procediste de manera más intuitiva?

DAVID B.: Fue muy intuitivo. Epiléptico lo fui montando escena a escena. Elaboraba una escena y luego pasaba a la siguiente. Era como un muro que se iba construyendo ladrillo a ladrillo. La suma total es un poco como un sueño, algo que continuamente se me escapa. Antes de ponerme a trabajar, me decía: "Está bien, esto es mucho más importante, así que hay que contarlo de esta manera..." Y luego, mientras trabajaba en la escena, me daba cuenta de que en realidad no era tan importante, sino algo que podía contar en una o dos páginas. Por otro lado, hay elementos que ni siquiera recordaba y que me vinieron a la mente, para finalmente tomar mayor importancia. Si quieres que la historia sea muy viva, la forma de trabajar tiene que ser muy variable. Hago lo mismo con mis historias ficticias, empiezo sin saber cómo van a terminar. Me sé la historia que quiero contar, pero dejo el final abierto. Basé Hiram Lowatt en la noción de la destrucción total de un ser humano, de seres humanos que se aniquilan unos a otros. Era una forma de mostrar un genocidio completo. Es decir, no quedó rastro alguno de estas personas, que es de lo que quería hablar en realidad. Más tarde, todos los eventos de la historia se fueron uniendo poco a poco. Y claro, también era una forma de hablar del dolor de mi familia. Quería expresar algo, no sabía exactamente el qué, sobre el tema, y no sabía exactamente cómo decirlo, así que lo dije de esa forma. 

EL ESTADO DE LAS COSAS

WIVEL: Para terminar, quería preguntarte sobre el estado actual de los cómics, ¿qué está pasando en la actualidad?

DAVID B.: Oh, están pasando un montón de cosas. Eso es lo más interesante. Me recuerda a los años 80, cuando le pregunté a [Jacques] Tardi qué pensaba de los cómics y me dijo: "Bueno, básicamente, el 80% de lo que se hace hoy en día es una mierda". Y lo más interesante de la escena actual es que ya no se puede decir lo mismo, porque existe una cantidad enorme de cosas interesantes y diferentes. En los años 80, los cómics se hacían realmente en una línea parecida, mientras que ahora todo ha explotado en todo tipo de direcciones diferentes. En Amok y Fréon se está haciendo una experimentación gráfica muy intensa, y en L´Asso y Ego Comme X están apareciendo unas obras más íntimas. Cierta cantidad de creadores -Joann [Sfar], yo mismo, otros- estamos creando obras de ficción para las grandes editoriales, intentando romper el espíritu de las series tradicionales, intentando encontrar otro tipo de personajes, otros caminos, otras formas de plantear las escenas. Hay muchas editoriales pequeñas que empezaron a aparecer a principios de los 90 como nosotros, y que siguen en pie. Doce años después -L´Asso tiene 12 años- seguimos todos aquí y ninguno se ha estrellado ni quemado. Eso quiere decir que existe un público interesado en todo esto, lo cuál me parece extraordinario.

WIVEL: ¿Qué ha pasado para que las cosas estén de esta forma?

DAVID B.: Siempre habrá una demanda de imágenes, pero en los años 80, los parámetros de los cómics que se publicaban eran demasiado reducidos. Por eso creamos L'Association, para rebelarnos en contra, para hacer algo diferente, no nos sentíamos obligados a crear álbumes de tapa dura a color de 64 páginas, no había ninguna razón para hacerlo. Ahora podemos hacerlo porque también existe L'Association.

WIVEL: Y siempre tienes la opción de hacer otra cosa.

DAVID B.: Sí. Durante los 80 era la única opción, y nos resistimos. Por eso, ahora [Jean-Christophe] Menu puede permitirse hacer un álbum para Delcourt, y eso está muy bien. Creo que todo esto se debe a la presencia de una audiencia inteligente, un público que no necesariamente está compuesto por imbéciles. Si le ofreces lo mismo una y otra vez, terminará por hartarse. Mucha gente dejó de leer cómics por completo en los años 80 porque estaban hartos. Al principio, cuando creamos L'Asso, muchas personas se nos acercaban y nos decían: "Por fin ha empezado a suceder algo, estos son cómics interesantes, estaba buscando las cosas que hacéis."

Creo que había mucha gente buscando algo, pero no lo encontraba. Creamos imágenes y álbumes para las personas curiosas que querían algo diferente. Así que había una audiencia para estos cómics, pero las grandes editoriales de los 80 lo negaban. Estaban haciendo obras que no se vendían, que no le interesaban a nadie y que no valían una mierda. De hecho, no se preguntaban por qué, porque no tenían ni idea de cómo hacerlo. Todo lo que tienes que hacer es preguntar a las personas que saben cómo crear este tipo de obras, que saben cómo editarlas y que saben cómo encontrar a las personas a las que se dirigen. No son 100.000 lectores, pero, ¿qué demonios? Hay suficientes para permitir que una obra esté viva y eso es lo que importa. Se puede hacer manteniendo las tiradas bajas.

WIVEL: En su mayoría son cómics para adultos...

DAVID B.: Sí, de todos modos, son cómics genuinamente para adultos. No son los cómics sucedáneos para adultos que apelan a la nostalgia adolescente, como hacen al crear los nuevos títulos de Blake y Mortimer y esas cosas. Son cómic realmente dirigidos al adolescente que aún sigue en el interior del adulto, que ahora tiene dinero y un trabajo, y se puede comprar cómics, porque es un entretenimiento, un lujo, y que se dice: "Mira, es como Blake y Mortimer, solía leerlo de niño, estaba genial. Voy a comprarme uno". Estamos haciendo cosas para personas que realmente quieren leer material para adultos.

WIVEL: ¿Pero no te parece un problema que la mayor parte de estos cómics se dirijan exclusivamente a los adultos?

DAVID B.: Sí, por supuesto. Joann [Sfar] ha hecho muchos cómics para niños, la serie de La Mazmorra está pensada para niños, es más accesible. Yo no he hecho nada para niños, no me interesa particularmente, lo que no impide que hagamos cosas para niños. A un nivel básico, no hay gran diferencia entre hacer cosas para niños y para adultos; tienes que hacer algo bueno y no decirte a ti mismo: "Oh, vamos a hacer Walt Disney" y ese tipo de obras deplorables. De hecho, deberías moldear sus gustos para intentar ofrecerles cosas diferentes, de lo contrario nunca desarrollarán interés por nada más. Es genial que Joann esté con El pequeño vampiro [Le Petit vampire], que Emmanuel [Guibert] esté haciendo Sardina del espacio [La sardine de l'espace], que Christophe [Blain] haya hecho La Mazmorra y que [Manu] Larcenet, Menu y los demás también contribuyan.

WIVEL: Están intentando hacer un nuevo tipo de historietas para niños...

DAVID B.: Sí, intentan generar una dinámica, ofrecer imágenes distintas, distintas lecturas. También es una forma de educar a la audiencia, crear un personaje y hacer que lo dibujen muchos artistas diferentes y enseñarlos, ¡mira eso! Si quieres, lo puedes ver desde ese ángulo. Es como intentar dar a los lectores una educación gráfica.

(Continuará)

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