BREED, de Jim Starlin
“La diferencia entre Hellboy y Breed es que Hellboy tiene una vis cómica mientras que Breed es más oscuro y sombrío.” - Jim Starlin
Jim Starlin ejerció de fotógrafo en Vietnam. Lo que vivió allí sólo lo saben él y sus compañeros del ejército, pero sus lectores nos lo podemos suponer tras leer la desgarradora historia que el autor presenta en Breed. Las sangrientas peripecias de este engendro en constante fuga tienen mucho que ver con aquellos “vets” que regresaban de una guerra inútil y eran rechazados poco menos que como basura por los mismos ciudadanos que tan sólo hace un par de años los jaleaban.
Breed es el paria total. El fruto de un demonio de casta superior y una terrestre, programado como eficaz máquina exterminadora de humanos. Un castigo ético del que escapará gracias a un leve matiz: la chispa de humanidad que obligará al monstruoso héroe del título a replantearse su malsana herencia y renegar incluso de sus propios “hermanos”. Pese a marcar las distancias con la criatura de Mike Mignola, en la serie del veterano Starlin también encontraremos un humor socarrón marca de la casa, aunque sus desventuras (el protagonista no para de dar y recibir estopa durante la mayor parte de la trama) estén barrenadas por la violencia.
En Breed, colección que participó de aquella unión de talentos etiquetada como Bravura, sello de Malibu, Starlin fagocita toda su producción mainstream anterior y la refina hasta entregar un producto adulterado que se desmarca de sus contemporáneos (la nefanda era Image) gracias a que está muy bien contado y engancha una barbaridad a pesar de su falta de pureza. El dibujo del autor, como siempre, es tan personal como colosal; otra vuelta de tuerca a aquella espectacularidad con la que Kirby construyó el armazón de los modernos super-héroes. El guión está a la altura, lleno de sorpresas y giros argumentales, no por manidos menos excitantes, consiguiendo que el consumidor se preocupe tanto por el personaje principal como por los escasos secundarios (atentos al homenaje/ auto-plagio del Syzygy de Dreadstar).
En este moderno pulp se estructuran perfectamente la magia, la religión, las hostias a tutiplén y esos soliloquios internos a los que nos tiene tan acostumbrados la mente pensante que produjo la obra maestra “La Muerte del Capitán Marvel”, sin dar tiempo a que se presente el aburrimiento que tanto drena a las obras menores. Rebosante de carisma de autor, con cuatro obsesiones marcadas, sí, pero también muy claras, Starlin nos vuelve a hablar de muerte, sexo (poco), personajes enormes y más grandes que la vida y un camino de redención que el demonio deberá afrontar para poder alcanzar el sosiego de su espíritu.
Aunque las ventas no acompañaron en su día y el azulado protagonista se quedó congelado durante una larga temporada en la que incluso nos llegaron rumores de película, por fortuna, la editorial Image ha recuperado la cabecera con una nueva serie de siete entregas, titulada escuetamente como III, y también ha recopilado las primigenias aventuras del salvaje Breed. Norma Editorial ya publicó en grapa toda la producción anterior, pero si las ventas (o los hados) lo permiten, Breed merecería un rescate de lo antiguo y una edición de lo moderno en sendos tomos.
“La diferencia entre Hellboy y Breed es que Hellboy tiene una vis cómica mientras que Breed es más oscuro y sombrío.” - Jim Starlin
Jim Starlin ejerció de fotógrafo en Vietnam. Lo que vivió allí sólo lo saben él y sus compañeros del ejército, pero sus lectores nos lo podemos suponer tras leer la desgarradora historia que el autor presenta en Breed. Las sangrientas peripecias de este engendro en constante fuga tienen mucho que ver con aquellos “vets” que regresaban de una guerra inútil y eran rechazados poco menos que como basura por los mismos ciudadanos que tan sólo hace un par de años los jaleaban.
Breed es el paria total. El fruto de un demonio de casta superior y una terrestre, programado como eficaz máquina exterminadora de humanos. Un castigo ético del que escapará gracias a un leve matiz: la chispa de humanidad que obligará al monstruoso héroe del título a replantearse su malsana herencia y renegar incluso de sus propios “hermanos”. Pese a marcar las distancias con la criatura de Mike Mignola, en la serie del veterano Starlin también encontraremos un humor socarrón marca de la casa, aunque sus desventuras (el protagonista no para de dar y recibir estopa durante la mayor parte de la trama) estén barrenadas por la violencia.
En Breed, colección que participó de aquella unión de talentos etiquetada como Bravura, sello de Malibu, Starlin fagocita toda su producción mainstream anterior y la refina hasta entregar un producto adulterado que se desmarca de sus contemporáneos (la nefanda era Image) gracias a que está muy bien contado y engancha una barbaridad a pesar de su falta de pureza. El dibujo del autor, como siempre, es tan personal como colosal; otra vuelta de tuerca a aquella espectacularidad con la que Kirby construyó el armazón de los modernos super-héroes. El guión está a la altura, lleno de sorpresas y giros argumentales, no por manidos menos excitantes, consiguiendo que el consumidor se preocupe tanto por el personaje principal como por los escasos secundarios (atentos al homenaje/ auto-plagio del Syzygy de Dreadstar).
En este moderno pulp se estructuran perfectamente la magia, la religión, las hostias a tutiplén y esos soliloquios internos a los que nos tiene tan acostumbrados la mente pensante que produjo la obra maestra “La Muerte del Capitán Marvel”, sin dar tiempo a que se presente el aburrimiento que tanto drena a las obras menores. Rebosante de carisma de autor, con cuatro obsesiones marcadas, sí, pero también muy claras, Starlin nos vuelve a hablar de muerte, sexo (poco), personajes enormes y más grandes que la vida y un camino de redención que el demonio deberá afrontar para poder alcanzar el sosiego de su espíritu.
Aunque las ventas no acompañaron en su día y el azulado protagonista se quedó congelado durante una larga temporada en la que incluso nos llegaron rumores de película, por fortuna, la editorial Image ha recuperado la cabecera con una nueva serie de siete entregas, titulada escuetamente como III, y también ha recopilado las primigenias aventuras del salvaje Breed. Norma Editorial ya publicó en grapa toda la producción anterior, pero si las ventas (o los hados) lo permiten, Breed merecería un rescate de lo antiguo y una edición de lo moderno en sendos tomos.
2 comentarios:
No sería mal momento para darle otra oportunidad dadas las últimas reediciones de la obra de Starlin y sus puntos de conexión con Hellboy que creo hacen de este Breed una obra con el suficiente gancho comercial, aunque lo mismo esperan a la pubicación de la hipotética todavía cuarta limited series para tener todo atado...
Si es Image se supone que los derechos son de Planeta, ¿no?
Buena reseña.
Impacientes Saludos.
Es que ayer, en Elektra, tenían el número 1 de la tercera serie y me lo pillé. Me entusiasmó. Si quieres te lo paso.
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