Artículo aparecido en Seminar nº 2 (1970). Traducido por Frog2000.
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Apartados a un lado de la multitud de superhombres de traje ceñido que llevan con nosotros casi desde los albores del comic book, nos encontramos a todos esos héroes que no suelen vestir con disfraz convencional. Este grupo, aunque poco numeroso, engloba a personajes tan notables como Sandman, The Face, The Green Hornet, el Spirit de Eisner, y más recientemente, Brain Children, Mr. A (aparecido en Witzend) ¡y a The Question! de Steve Ditko. Pero quien tiene el honor de ser el miembro más antiguo de este grupo, así como uno de los personajes más singulares del mundo del cómic, recae en la increíble creación de Street & Smith Publications ¡La Sombra!
Las raíces de La Sombra se pueden rastrear más o menos hasta el cinco de octubre de 1915. Esta fecha es tremendamente significativa, porque marca en el calendario el lanzamiento del primer número de la revista pulp de Street and Smith, “Detective Story Magazine". Pero, ¿cómo se puede vincular dicha efeméride con el personaje? Haces bien en preguntarlo.
Con la intención de aumentar la circulación de “Detective Story”, en 1930 Street & Smith (o “S & S”, como eran más conocidos) se ramificaron y empezaron a producir un programa policíaco para la radio, espolvoreando todo el asunto con un elemento de misterio al animar al locutor a que se anunciara a sí mismo como… espera a ver… ¡La Sombra! Éste siguió presentando el programa bajo dicha guisa, y de ahí el incidental origen de “La Semilla del Crimen da Frutos Amargos” y otras famosas frases del personaje.
La Sombra alcanzó una inmensa popularidad, y por lo tanto, como nadie está dispuesto a perder la oportunidad de sacar provecho de algo bueno, S & S comenzó a planear un magazine del personaje. ¿Qué podía salir mal cuando tenían a John Nanovic como editor y a Walter B. Gibson como escritor? ¡De hecho, cómo iba a salir algo mal! Y así, poco a poco, el personaje empezó a convertirse en uno de los héroes más asombrosos de la historia de la fantasía.
Sin embargo, los autores tuvieron que superar varios obstáculos antes de que el primer número de La Sombra llegase a ver la luz. Al parecer, Gibson (que añadiré que también era mago profesional) había escrito la historia, y lo único que faltaba era que S & S encontrase una portada adecuada para ella. Sin embargo, en la única que pudieron conseguir aparecía una sombra justo al lado de un tipo de inescrutables rasgos orientales que se encontraba recostado contra una pared. La sombra, al parecer, era la del interfecto. (¡Estos chinos son condenadamente inteligentes!) Por desgracia, en la historia escrita por Gibson no aparecía ningún oriental, por lo que naturalmente, en lugar de solucionar el problema ordenando una nueva portada, la editorial decidió que Gibson tenía que volver a escribir toda la historia. (Corre el rumor de que Gibson inventó al personaje a las cinco en punto, mientras se estaba afeitando).
Bien, después de tantas idas y venidas, “The Shadow”, vol. 1, número 1, apareció por fin en las estanterías de los quioscos como publicación trimestral en abril de 1931. La primera historia, titulada “The Living Shadow”, presentaba a sus lectores a Harry Vincent, quien se terminaría convertiendo en un secundario habitual de las hazañas de La Sombra. “The Shadow Laughs” y “Gang Lands Doom” aparecieron rápidamente a continuación.
En 1932 La Sombra cambió su periodicidad de trimestral a mensual, y entre 1932 y 1933 se convirtió en quincenal. Siguió apareciendo con esa cadencia hasta bien entrados los años cuarenta. (Se estima que Gibson escribió unas 178 historias del personaje, que por cierto, ¡acabo de darme cuenta de que es la mitad exacta de los días que tiene un año bisiesto!)
El encanto de La Sombra es difícil de describir. Es cierto que en los habituales héroes modernos se echa mucho de menos el aspecto misterioso omnipresente de este personaje. Desde etnonces, ni siquiera en los primeros tiempos de Batman, ha podido ser igualado. Se pueden encontrar ciertos indicios en las primeras historias de Spiderman. También se puede encontrar un fuerte rasgo enigmático en The Creeper, aunque no se acerca al que posee La Sombra ni de lejos. (¡Tal vez estuviese usando el desodorante equivocado!) Puede que se deba a su atuendo: la negra capa ondeando y mezclándose con la oscuridad del abrigo negro, y el anillo de ópalo en forma de girasol que refulge de forma ocasional. O tal vez se deba a su forma de actuar: imbuyendo el miedo en los corazones de los hombres con su risa escalofriante y espeluznante, o restallando sus revólveres gemelos en los casos más difíciles de resolver.
Posiblemente podamos entender mejor la popularidad de La Sombra con una cualidad que por mi parte (sin duda soy alguien con un gusto dudoso) llamaría el “complejo de Dios”. La Sombra era alguien inmejorable, intocable, demoníaco. Para La Sombra, fallar resultaba impensable. Él era La Sombra, por lo que era invencible, ya que cualquiera que se opusiera al personaje estaba destinado al fracaso, porque La Sombra era La Sombra. La Sombra sabía que la maldad anidaba en el corazón de los hombres. Su venganza era terrible (¡por no hablar de sus diálogos!) Era inmortal e invisible…
De todas formas, por volver sobre lo que estábamos hablando antes, a partir de la publicación de la revista de La Sombra en 1931, el programa de radio empezó a dedicarse al personaje por completo. El programa estaba guionizado por escritores como Jerry McGill, Max Erlich, Alfred Bester y Harry E. Charlot, quien, según me han contado, y al igual que ocurrió con el escritor de terror Ambrose Bierce, murió en circunstancias parecidas a las que relató en sus historias.
Orson Welles estuvo trabajando en el programa desde 1937 hasta la primavera de 1939. Bill Johnstone lo realizó desde 1939 hasta 1944, y Bret Morrison desde 1944 hasta 1954. En definitiva, el programa duró cinco años más que el magazine.
A principios de los cuarenta, la revista de La Sombra volvió a obtener cadencia mensual. Después se fue deteriorando hasta reducirse al formato “digest”, y empezó a aparecer cada dos meses. En 1948 una renovación desesperada que buscaba intentar volver al formato de revista pulp fracasó, y en el verano de 1949 apareció el último número de la revista, ya entonces trimestral, con la historia titulada “The Whispering Eyes”.
Ese mismo 1949 también desapareció el cómic mensual de La Sombra publicado por Street & Smith, que llevaba editándose desde 1941. Sus creadores, Frank Birder y Bob Powell, serían recordados por “Sheena, Queen of the Jungle” (y por la Antorcha Humana, pero ese dato será mejor olvidarlo).Además apareció una tira de periódico dibujada por Vernon Green y distribuida por Ledger Syndicate. También se llegaron a comercializar juguetes de La Sombra, “Big Little Books” y de hecho, el personaje incluso llegó a ¿disfrutar? de la misma posición famosa que Batman iba a acaparar en breve, aunque los momentos finales fuesen desastrosos.
En el programa de radio La Sombra tenía el poder de la invisibilidad. En los pulp era seudo-invisible cuando se mantenía en la oscuridad, pero en la película se podía ver claramente su figura en todo momento.
Kane Richmond (actor en “Syp Smasher” de la Republic y “Brick Bradford” de la Columbia) interpretó la trilogía de películas del personaje para Monogram. Se titularon “The Missing Lady”, “The Shadow Returns” y “Behind the Mask!”. También se produjo un serial de la Columbia en el que Victory Jory interpretaba al justiciero y en el que también aparecía Rod la Rosque. La Sombra era una segura diversión para las mañanas de los sábados.
Los ecos de La Sombra siguieron resonando. Radio Comics editó un nuevo título del personaje en 1964. El primer número, o al menos eso quiero pensar, pudo suponer un serio intento de recuperar la atmósfera de La Sombra original, pero rápidamente, al igual que ocurría con el resto de la desafortunada línea de lanzamientos de la editorial, se convirtió en la habitual basura “camp” super-heróica donde aparecían villanos tan poco probables como Shiwan Kan, Attila the Hunter y Demon. Parafraseando las inmortales palabras del estrangulador de Boston “¡Choke!” Ni que decir tiene que no duró demasiado tiempo. En realidad, su desaparición incluso fue misericordiosa.
Más ecos resonantes hicieron aparición con el lanzamiento de una línea de libros de bolsillo editada por Belmont. Estaban escritos por Maxwell Grant, que era un seudónimo de Dennis Lynds y del mismísimo Walter B. Gibson.
Estos libros supieron recoger el sabor de La Sombra clásica y lo combinaron en una nueva propuesta de sólida base de hormigón. En ellos Lamont Cranston ejercía el papel de La Sombra y también Allard Kent, (nadie sabía bien quién era La Sombra, pero disponía de una gran cantidad de identidades paralelas. ¡Sin duda, esta etapa parecía estar basada en la dualidad Kent/ Superman!)
También contaban con la presencia de Harry Vincent y Margo Lane, la ayudante de La Sombra de los primeros días del programa de radio. Aparecía la Clandestine Global Network of Evil (C.Y.P.H.E.R.), una organización con unas características más parecidas a las de Thrush, Spectre y a otras parecidas que a las que se enfrentaba La Sombra original. Aún así, era un enemigo muy bueno con el que enfrentar a nuestro imbatible personaje. Los títulos que aparecieron fueron los siguientes: 'The Shadows' Revenge”, '”Cry Shadow”, “Mark of the Shadow”, “Shadow-Go Mad”, “Night of the Shadow”, “'The Shadow, Destination Moon”. “The Shadow Strikes” y “Return of the Shadow!”
Las portadas eran una copia de las de los pulp originales, pero no tengo ni idea de quién era el dibujante, porque estaban realizadas por una agencia artística ajena a la Belmont.
Desde Inglaterra emergieron más ecos de La Sombra a través de una colección editada por un periódico de baja calidad titulado “Thriller Library” o algo parecido, donde se reimprimían las genuinas historias pulp del personaje. Más adelante, en la colección “Hurricane” de la editorial Fleetway, se presentaría una serie sobre una Sombra Victoriana, que en muchos sentidos era muy parecida al personaje original. Por supuesto, Odhams ofreció la muy inteligente “Cloak” de Mike Higgs, una tira humorística basada en La Sombra que he de informar que, lamentablemente, se encuentra perdida.
Me pregunto si todavía habrá mercado para La Sombra. Tal vez, en manos de Alex Toth o Wally Wood pudiese alcanzar cotas anteriores. De todos modos no sería ser peor que el voluntarioso comic book que se editó hace poco, en el que nuestro héroe era tan sólo una sombra de sí mismo (¡groan!)
Quizá un día regrese La Sombra. Sigo esperanzado.
Agradezco la ayuda prestada por Miss Gail Wendroff y Steve Moore para la realización del artículo, que como de costumbre, me informaron del maravilloso trabajo de Mike Higgs. Prácticamente fue él mismo quien escribió este artículo. También quiero darle las gracias a Mike por toda la información, sin la cuál este artículo tampoco habría sido posible. Y un agradecimiento eterno a mis padres, sin los cuales mi existencia tampoco habría resultado posible.
Portada de Seminar número 2.
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Apartados a un lado de la multitud de superhombres de traje ceñido que llevan con nosotros casi desde los albores del comic book, nos encontramos a todos esos héroes que no suelen vestir con disfraz convencional. Este grupo, aunque poco numeroso, engloba a personajes tan notables como Sandman, The Face, The Green Hornet, el Spirit de Eisner, y más recientemente, Brain Children, Mr. A (aparecido en Witzend) ¡y a The Question! de Steve Ditko. Pero quien tiene el honor de ser el miembro más antiguo de este grupo, así como uno de los personajes más singulares del mundo del cómic, recae en la increíble creación de Street & Smith Publications ¡La Sombra!
Las raíces de La Sombra se pueden rastrear más o menos hasta el cinco de octubre de 1915. Esta fecha es tremendamente significativa, porque marca en el calendario el lanzamiento del primer número de la revista pulp de Street and Smith, “Detective Story Magazine". Pero, ¿cómo se puede vincular dicha efeméride con el personaje? Haces bien en preguntarlo.
Con la intención de aumentar la circulación de “Detective Story”, en 1930 Street & Smith (o “S & S”, como eran más conocidos) se ramificaron y empezaron a producir un programa policíaco para la radio, espolvoreando todo el asunto con un elemento de misterio al animar al locutor a que se anunciara a sí mismo como… espera a ver… ¡La Sombra! Éste siguió presentando el programa bajo dicha guisa, y de ahí el incidental origen de “La Semilla del Crimen da Frutos Amargos” y otras famosas frases del personaje.
La Sombra alcanzó una inmensa popularidad, y por lo tanto, como nadie está dispuesto a perder la oportunidad de sacar provecho de algo bueno, S & S comenzó a planear un magazine del personaje. ¿Qué podía salir mal cuando tenían a John Nanovic como editor y a Walter B. Gibson como escritor? ¡De hecho, cómo iba a salir algo mal! Y así, poco a poco, el personaje empezó a convertirse en uno de los héroes más asombrosos de la historia de la fantasía.
Sin embargo, los autores tuvieron que superar varios obstáculos antes de que el primer número de La Sombra llegase a ver la luz. Al parecer, Gibson (que añadiré que también era mago profesional) había escrito la historia, y lo único que faltaba era que S & S encontrase una portada adecuada para ella. Sin embargo, en la única que pudieron conseguir aparecía una sombra justo al lado de un tipo de inescrutables rasgos orientales que se encontraba recostado contra una pared. La sombra, al parecer, era la del interfecto. (¡Estos chinos son condenadamente inteligentes!) Por desgracia, en la historia escrita por Gibson no aparecía ningún oriental, por lo que naturalmente, en lugar de solucionar el problema ordenando una nueva portada, la editorial decidió que Gibson tenía que volver a escribir toda la historia. (Corre el rumor de que Gibson inventó al personaje a las cinco en punto, mientras se estaba afeitando).
Bien, después de tantas idas y venidas, “The Shadow”, vol. 1, número 1, apareció por fin en las estanterías de los quioscos como publicación trimestral en abril de 1931. La primera historia, titulada “The Living Shadow”, presentaba a sus lectores a Harry Vincent, quien se terminaría convertiendo en un secundario habitual de las hazañas de La Sombra. “The Shadow Laughs” y “Gang Lands Doom” aparecieron rápidamente a continuación.
En 1932 La Sombra cambió su periodicidad de trimestral a mensual, y entre 1932 y 1933 se convirtió en quincenal. Siguió apareciendo con esa cadencia hasta bien entrados los años cuarenta. (Se estima que Gibson escribió unas 178 historias del personaje, que por cierto, ¡acabo de darme cuenta de que es la mitad exacta de los días que tiene un año bisiesto!)
El encanto de La Sombra es difícil de describir. Es cierto que en los habituales héroes modernos se echa mucho de menos el aspecto misterioso omnipresente de este personaje. Desde etnonces, ni siquiera en los primeros tiempos de Batman, ha podido ser igualado. Se pueden encontrar ciertos indicios en las primeras historias de Spiderman. También se puede encontrar un fuerte rasgo enigmático en The Creeper, aunque no se acerca al que posee La Sombra ni de lejos. (¡Tal vez estuviese usando el desodorante equivocado!) Puede que se deba a su atuendo: la negra capa ondeando y mezclándose con la oscuridad del abrigo negro, y el anillo de ópalo en forma de girasol que refulge de forma ocasional. O tal vez se deba a su forma de actuar: imbuyendo el miedo en los corazones de los hombres con su risa escalofriante y espeluznante, o restallando sus revólveres gemelos en los casos más difíciles de resolver.
Posiblemente podamos entender mejor la popularidad de La Sombra con una cualidad que por mi parte (sin duda soy alguien con un gusto dudoso) llamaría el “complejo de Dios”. La Sombra era alguien inmejorable, intocable, demoníaco. Para La Sombra, fallar resultaba impensable. Él era La Sombra, por lo que era invencible, ya que cualquiera que se opusiera al personaje estaba destinado al fracaso, porque La Sombra era La Sombra. La Sombra sabía que la maldad anidaba en el corazón de los hombres. Su venganza era terrible (¡por no hablar de sus diálogos!) Era inmortal e invisible…
De todas formas, por volver sobre lo que estábamos hablando antes, a partir de la publicación de la revista de La Sombra en 1931, el programa de radio empezó a dedicarse al personaje por completo. El programa estaba guionizado por escritores como Jerry McGill, Max Erlich, Alfred Bester y Harry E. Charlot, quien, según me han contado, y al igual que ocurrió con el escritor de terror Ambrose Bierce, murió en circunstancias parecidas a las que relató en sus historias.
Orson Welles estuvo trabajando en el programa desde 1937 hasta la primavera de 1939. Bill Johnstone lo realizó desde 1939 hasta 1944, y Bret Morrison desde 1944 hasta 1954. En definitiva, el programa duró cinco años más que el magazine.
A principios de los cuarenta, la revista de La Sombra volvió a obtener cadencia mensual. Después se fue deteriorando hasta reducirse al formato “digest”, y empezó a aparecer cada dos meses. En 1948 una renovación desesperada que buscaba intentar volver al formato de revista pulp fracasó, y en el verano de 1949 apareció el último número de la revista, ya entonces trimestral, con la historia titulada “The Whispering Eyes”.
Ese mismo 1949 también desapareció el cómic mensual de La Sombra publicado por Street & Smith, que llevaba editándose desde 1941. Sus creadores, Frank Birder y Bob Powell, serían recordados por “Sheena, Queen of the Jungle” (y por la Antorcha Humana, pero ese dato será mejor olvidarlo).Además apareció una tira de periódico dibujada por Vernon Green y distribuida por Ledger Syndicate. También se llegaron a comercializar juguetes de La Sombra, “Big Little Books” y de hecho, el personaje incluso llegó a ¿disfrutar? de la misma posición famosa que Batman iba a acaparar en breve, aunque los momentos finales fuesen desastrosos.
En el programa de radio La Sombra tenía el poder de la invisibilidad. En los pulp era seudo-invisible cuando se mantenía en la oscuridad, pero en la película se podía ver claramente su figura en todo momento.
Kane Richmond (actor en “Syp Smasher” de la Republic y “Brick Bradford” de la Columbia) interpretó la trilogía de películas del personaje para Monogram. Se titularon “The Missing Lady”, “The Shadow Returns” y “Behind the Mask!”. También se produjo un serial de la Columbia en el que Victory Jory interpretaba al justiciero y en el que también aparecía Rod la Rosque. La Sombra era una segura diversión para las mañanas de los sábados.
Los ecos de La Sombra siguieron resonando. Radio Comics editó un nuevo título del personaje en 1964. El primer número, o al menos eso quiero pensar, pudo suponer un serio intento de recuperar la atmósfera de La Sombra original, pero rápidamente, al igual que ocurría con el resto de la desafortunada línea de lanzamientos de la editorial, se convirtió en la habitual basura “camp” super-heróica donde aparecían villanos tan poco probables como Shiwan Kan, Attila the Hunter y Demon. Parafraseando las inmortales palabras del estrangulador de Boston “¡Choke!” Ni que decir tiene que no duró demasiado tiempo. En realidad, su desaparición incluso fue misericordiosa.
Más ecos resonantes hicieron aparición con el lanzamiento de una línea de libros de bolsillo editada por Belmont. Estaban escritos por Maxwell Grant, que era un seudónimo de Dennis Lynds y del mismísimo Walter B. Gibson.
Estos libros supieron recoger el sabor de La Sombra clásica y lo combinaron en una nueva propuesta de sólida base de hormigón. En ellos Lamont Cranston ejercía el papel de La Sombra y también Allard Kent, (nadie sabía bien quién era La Sombra, pero disponía de una gran cantidad de identidades paralelas. ¡Sin duda, esta etapa parecía estar basada en la dualidad Kent/ Superman!)
También contaban con la presencia de Harry Vincent y Margo Lane, la ayudante de La Sombra de los primeros días del programa de radio. Aparecía la Clandestine Global Network of Evil (C.Y.P.H.E.R.), una organización con unas características más parecidas a las de Thrush, Spectre y a otras parecidas que a las que se enfrentaba La Sombra original. Aún así, era un enemigo muy bueno con el que enfrentar a nuestro imbatible personaje. Los títulos que aparecieron fueron los siguientes: 'The Shadows' Revenge”, '”Cry Shadow”, “Mark of the Shadow”, “Shadow-Go Mad”, “Night of the Shadow”, “'The Shadow, Destination Moon”. “The Shadow Strikes” y “Return of the Shadow!”
Las portadas eran una copia de las de los pulp originales, pero no tengo ni idea de quién era el dibujante, porque estaban realizadas por una agencia artística ajena a la Belmont.
Desde Inglaterra emergieron más ecos de La Sombra a través de una colección editada por un periódico de baja calidad titulado “Thriller Library” o algo parecido, donde se reimprimían las genuinas historias pulp del personaje. Más adelante, en la colección “Hurricane” de la editorial Fleetway, se presentaría una serie sobre una Sombra Victoriana, que en muchos sentidos era muy parecida al personaje original. Por supuesto, Odhams ofreció la muy inteligente “Cloak” de Mike Higgs, una tira humorística basada en La Sombra que he de informar que, lamentablemente, se encuentra perdida.
Me pregunto si todavía habrá mercado para La Sombra. Tal vez, en manos de Alex Toth o Wally Wood pudiese alcanzar cotas anteriores. De todos modos no sería ser peor que el voluntarioso comic book que se editó hace poco, en el que nuestro héroe era tan sólo una sombra de sí mismo (¡groan!)
Quizá un día regrese La Sombra. Sigo esperanzado.
Agradezco la ayuda prestada por Miss Gail Wendroff y Steve Moore para la realización del artículo, que como de costumbre, me informaron del maravilloso trabajo de Mike Higgs. Prácticamente fue él mismo quien escribió este artículo. También quiero darle las gracias a Mike por toda la información, sin la cuál este artículo tampoco habría sido posible. Y un agradecimiento eterno a mis padres, sin los cuales mi existencia tampoco habría resultado posible.
Portada de Seminar número 2.
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