DAREDEVIL, POR ANN NOCENTI

Artículo de Marvel Age nº 106, 1991. Traducido por Frog2000. Las ilustraciones que acompañan el texto aparecieron originalmente en un portafolio publicado por Marvel (se incluye completo).
Guionizar un personaje como Daredevil es estupendo, porque se encuentra en permanente situación de combustión interna. Su personalidad se fundamenta en contradicciones muy diferentes entre sí. Por ejemplo, el abismo entre abogado y vigilante. Literalmente, él es la justicia ciega. Matt es un abogado que utiliza sus puños cuando la ley no funciona. Cree tanto en la ley que es capaz de quebrantarla virtualmente cada día. Así que muchas de las alusiones que se han hecho sobre su similitud con Cristo se basan en su nobleza, aunque suela corretear por la ciudad disfrazado de diablo.

También hay que tener en cuenta la promesa que le hizo a su padre moribundo de que nunca se pelearía físicamente. Este abogado ha sido capaz de encontrar la excusa definitiva asumiendo otra identidad para poder hacerlo. Así que directamente, el personaje padece cuatro o cinco contradicciones con las que puedes empezar a trabajar de inmediato. Todo lo que tienes que hacer es hacerle entrar en una habitación para que empiece a resultar interesante. 
La idea de que Daredevil obtenga sus poderes de la radiactividad me parece estúpida. Hoy en día todos tenemos bien presente que la radiactividad no es buena para nadie (y es probable que en aquel entonces también lo supiesen.) Denny, Frank y el resto que han pasado por el título antes que yo, hicieron una especie de argumentos en plan “no, no era radiactividad”. En su lugar intentaron confeccionar una puesta al día en plan budista/ Nueva Era para los ochenta, con la premisa de que aunque la radiación le otorgase sus poderes, el resto de sentidos fueron incrementándose por sí mismos y sin ayuda.

Matt es un héroe que se ve atraído por los delitos que persigue. La interacción entre culpabilidad y pecado es una dinámica muy católica. Probablemente sea el héroe más misericordioso de todo el Universo Marvel, porque es capaz de sentir compasión por todas las personas que va conociendo, tanto por las víctimas como por los criminales. Además, al reproducir o revivir de nuevo toda una serie de traumas iniciales, una y otra vez, su existencia está teñida de una tonalidad muy freudiana.
Más o menos, “A Beer With The Devil” fue una historia real. Años atrás, antes de guionizarla, estaba pasando por una etapa que no se la deseo a nadie. Era Navidad. Así que me puse a caminar por mi barrio, me detuve en un Blarney Stone Pub, y literalmente me tomé una cerveza con el diablo. Había varios personajes en aquel sitio que no tenían ningún otro lugar a donde ir. La mujer que estaba esperando una llamada de teléfono estaba realmente en ese bar, al igual que el tío de la barra que me estaba contando que su esposa le había pegado, así que había tenido que coger y dejarla. Todo eso ocurrió en realidad. Así que ese día me marché a casa y escribí un relato. Más tarde, lo reescribí como guión para Daredevil.

Con la saga de Inferno me divertí un montón. Siempre he intentado darle cierta integridad a la colección, así que no debería tenerse demasiado en cuenta el resto de la saga para poder disfrutar de mi historia. Inferno era perfecta para Daredevil, porque literalmente tenía lugar en la Cocina del Infierno, y en esencia, esa parte de Nueva York es un infierno viviente. Es el equivalente a vivir en el día a día, sales a la calle y una paletada de suciedad te golpea inmediatamente en la cara.

En otro de los cruces entre series, La Caída de los Mutantes, que me parece que estaba enlazado con Factor-X, Nueva York se quedaba sin electricidad durante el evento y todo el mundo asumía que finalmente había ocurrido lo peor… que habían arrojado la bomba, que era el fin del mundo, etcétera. Ralph me llamó más tarde y me dijo: “tenemos en marcha esta otra saga llamada “Actos de Venganza”, ¿te apetecería jugar?”. Me comentó un poco sobre qué trataba y empecé a elaborar mi historia a partir de ese punto.
Siempre he intentado incluir un punto de vista socio-político en mi trabajo. Siempre he intentado que en la historia haya más de un nivel. Además de incorporar acción y aventura, intento hablar de algún tema importante en concreto, para que lo que hago sea algo más que un sencillo comic book. En algunas ocasiones ha funcionado divinamente, como cuando nos ocupamos de la obsesión de Lance con la guerra nuclear. Es difícil no tener siempre presente que como guionista estás sentada en una tribuna donde todo el mundo te está observando. Creo que añadir esa profundidad extra era bastante apropiado para un título “callejero”, porque normalmente Daredevil no suele asociarse con historias de ciencia ficción o cósmicas, sino que se mantiene pegado a la realidad y está protagonizado por personajes bastante reales. Esta serie siempre ha tenido un montón de cosas que decir. 

En la saga sobre “los derechos animales” intenté coger el tema y mostrarlo desde todos los ángulos posibles. Brandy, que realmente tenía problemas con los humanos, lo sobre-compensaba mediante su amor por los animales. También aparecía un granjero que intentaba ganarse la vida a pesar del cruel trato que le daba a los animales. E incluso intenté mostrar el punto de vista de los animales a través de Número Nueve, cuyas percepciones sobre la vida eran completamente inocentes. Es la mujer definitiva, criada para ser perfecta, guapa y servil. Aunque también alardease de una especie de feminismo ingenuo propio. En su lugar, Brandy enarbolaba un feminismo más ruidoso, y María Tifoidea simplemente era… una fuerza femenina.
En esencia diría que me resultó muy hermoso guionizar Daredevil, porque te podías olvidar literalmente del resto de material y pasar a desnudar al personaje hasta el tuétano con historias como “El Ángel disfrazado de Diablo”. Con esta última frase creo que ya lo he dicho todo. El resto sólo se trata de la salsa con la que te guste aliñar al personaje.

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*** Entrevista con Ann Nocenti (1998).