RINGGENBERG: Estuvise trabajando en Mad durante 29 años, ¿hubo algún momento en el que te sintieras absolutamente quemado?
FELDSTEIN: Bueno, fue cuando
decidí retirarme, aunque no estaba quemado. Nunca
me he quemado, fue más bien como si me estuviese aburriendo. No
había suficientes desafíos con los que rellenar la revista.
Básicamente me dije que ya había hecho cualquier tipo de
sátira en la que se pudiese pensar. Fuimos los primeros tíos en
hacer un libro para colorear que más tarde sería imitado por otras
editoriales, como aquel libro para colorear sobre JFK. En Mad hicimos
libros para colorear y los hicimos los primeros, editamos todos esos
formatos diferentes en los que presentábamos conceptos satíricos, pero empezaba a sentirme un poco limitado.
Me encantaría haber hecho televisión
o películas o grabaciones en un escenario en directo. Así que en
parte fui yo quien quiso dejarlo. Pero también había
ganado un montón de dinero, y me dije que ya era suficiente. No es que
fuese rico, pero tenía suficiente como para retirarme. Podría
comprar algunos bonos libres de impuestos y seguir ganando una
cantidad decente, eso si no me quedaba a vivir en Nueva York en un
apartamento de lujo. Y ese fue el motivo por el que mi último
contrato tan sólo durase tres años.
RINGGENBERG: Tal y como lo cuentas,
parece como si estuvieses disfrutando de tu retiro.
FELDSTEIN: Oh,
absolutamente. Es como un sueño. Ahora estoy pintando. Tengo mi propio
estudio agregado a mi rancho. Pinto en invierno y durante las
vacaciones de verano me voy a pescar. Tengo
caballos. Me gusta montar, es magnífico. Vivimos en una zona fantástica. No sé si conoces el valle al norte del
Parque Nacional de Yellowstone.
RINGGENBERG: Creo que he pasado por Yellowstone alguna vez.
FELDSTEIN: Bueno, está al norte
del Parque de Yellowstone. Se llama Paradise
Valley. Está justo donde acaba Yellowstone, al norte de
Montana, que luego limita al este con Livingston. Nos encontramos a catorce millas del sudeste de Livingston. Cerniéndose sobre nosotros desde el este se puede ver el
desierto de Absaroka Beartooth y
las Montañas Galatin al oeste. Vivimos en este valle espectacular.
RINGGENBERG: ¿Es vuestro hogar habitual?
FELDSTEIN: Si, solo tenemos este,
nos hemos instalado y estamos muy cómodos. Claro, a veces nieva,
pero no es tan malo como en Jackson Hole. Primero
nos mudamos a Jackson Hole desde Connecticut. Mi esposa y yo
nos fuimos a Jackson para esquiar y nos enamoramos del lugar. Nos
compramos una casa después de pasar cuatro días en la zona, y vendimos
la que teníamos en Connecticut. Pero Jackson era un poco… No
es exactamente lo que queríamos. La gente que se mudaba allí
lo hacía por las razones equivocadas. Dejé atrás mi vida
en la ciudad, y cambié mi vida por un estilo parecido a la del
oeste, pero muchas de las personas que vienen de California o de Nueva York o de donde sea, se traen consigo su filosofía. Quieren poner
arbustos ornamentales y césped y deshacerse de los ciervos y los
alces, y a mí me encanta esa fauna. La he estado pintando.
Tengo seis caballos,
cuatro perros, y quince gatos entre los nuestros y los que viven en
el granero. Pinto, expongo en varias galerías. He vuelto a
hacer lo que hacía al principio, es como si hubiese completado un
círculo. Ahora estoy empezando a volver a aquellos días de la Liga
de Estudiantes de Arte y al Instituto de Música y Artes en el que
estuve antes de entrar en el negocio del comic book. Estoy
pintando. Y lo hago muy bien.
En la época en la que
estuve viviendo en Jackson Hole, Wyoming, me reuní con Jerry Weist, que es
toda una autoridad entre los coleccionistas del medio del cómic, me llamó y me preguntó si tenía algunos viejos cómics de la EC
que él podría vender en la primera subasta de cómics que estaba
montando para Sotheby. Le dije: “nunca he guardado ninguno”.
¿Quién demonios se iba a imaginar que algún día tendrían tanto valor? Y le dije: “tengo algunas copias encuadernadas, pero
son mías, personales”. Le dije: "Nunca he guardado ninguna."
Decidí que desde el punto de vista de un coleccionista, haberlos cortado para encuadernarlos sería como si los hubiese destruido. El único valor
que puede que tuviesen era porque pertenecen a mi colección personal
y supongo que si firmase cada uno de ellos, podría venderlos.
Me dijo, “¿y qué estás haciendo
ahora mismo?”
Le contesté: “estoy terminando dos
cuadros para “The Arts for the Parks”, que es un concurso de
mucho prestigio.”
Me dijo: "¿Por
qué no pintas una de tus viejas portadas para mí y la subastamos?"
Y le pregunté: “Bueno,
¿cuánto crees que te podrían dar?”
Dijo: “No sé, 3.000,
4.000 dólares.”
Y le dije: “¿en serio? La verdad es que mis pinturas de
paisajes no valdrían tanto en el mercado." No es que lo necesite, ¿sabes? Pero aún así pinté
una de las portadas de Weird Fantasy y la vendimos, y al año siguiente
pinté dos, y se vendieron, y al siguiente pinté tres, y las he
estado pintando para él desde entonces, y he estado aceptando
comisiones de otros coleccionistas para volver a pintar alguna de las
viejas portadas, y también estoy haciendo paisajes de ciencia
ficción originales.
RINGGENBERG: Al revisar tu
larga carrera, ¿tienes algún guión favorito de entre todos los que
hiciste para la EC o para Mad?
FELDSTEIN: Ya he comentado algo sobre “My World.” Oh, claro, hay un montón de historias que
no tenía planeadas y que improvisé y que me encantan. En su mayoría
son las que tenían algún significado o comentario social y, por
supuesto, esa en la que mencionaba al astronauta negro.
RINGGENBERG: “Judgment
Day.”
FELDSTEIN: Si. En lo que
se refiere a Mad, no sé. Hubo muchas cosas maravillosas. Me encantó
"East Side Story", por ejemplo, donde hicimos una parodia
de West Side Story con las pandillas en la ONU, y se me ocurrió coger y fotografiar la ONU, y Mort puso tramas de semitonos
sobre los fondos en blanco y negro, y funcionó muy bien. Hicimos un
montón de cosas interesantes. Recuerdo con enorme placer la saga sobre el
3-D de la industria del cómic, donde descubrimos quien era el titular de la
patente y se la compramos justo durante los últimos cuatro meses de existencia de la misma, y en cuanto otra compañía se enteró de que la teníamos
y que iba a expirar, nos compraron los derechos y desarrollaron el
sistema para que lo utilizásemos en nuestros cómics 3-D. También fue muy divertido.
RINGGENBERG: He escuchado
historias que relatan cuando el FBI se presentó en las oficinas de Mad.
FELDSTEIN: Oh, la anécdota del FBI sucedió por un motivo bastante simple. Quiero decir, un día se presentaron en la oficina porque habíamos editado un juego de mesa que si te lo acababas, podías enviarle tu nombre a J. Edgar Hoover. Nos sugirieron que dejásemos de hacer esa basura, lo que nos pareció bastante gracioso.
Entonces el FBI, o los del Tesoro, se presentaron otro día en la oficina. En los
primeros días de Mad habíamos publicado un billete de tres dólares
como parte de uno de los artículos, y el billete funcionaba en esas nuevas
máquinas de cambio que no eran tan sensibles como las de ahora,
porque sólo leían la superficie del billete por un lado. No leían las dos partes. Nos demandaron, porque nos dijeron que estábamos falsificando dinero. Así que Bill pensó que todo esto le parecía bastante ridículo,
que lo volvieran a mirar, que sólo era la impresión de un billete de tres
dólares. Nunca quisimos buscarnos problemas con ellos ni nada parecido.
Creo que ese juego de mesa del FBI se llamaba "el Proyecto de Dodger".
RINGGENBERG: ¿Algunas vez
has pensado en escribir tus memorias o una autobiografía?
FELDSTEIN: Oh, no sé.
Creo que podría sonar bastante insípida. De hecho, creo que en
retrospectiva, algunas de las cosas que te he contado suenan de esa forma. La verdad es que ya han aparecido varios libros, entre ellos uno de Frank Jacobs titulado “The
Mad World of William Gaines”, que trataba sobre los primeros años
de EC y Mad. Recientemente se ha editado un libro tremendo sobre Mad escrito
por Maria Reidelbach. Se pasó hablando conmigo todas estas
horas que estás gastando tú y muchas más, y hay un
montón de cosas que no le permitieron publicar en el
libro, porque a Bill no le gustaron, por lo que ella las
dejó de lado, y yo quedé relegado al retrato que
aparecía sobre mí en el libro. Por supuesto, el libro no podría existir sin el permiso para reproducir todo el material de la revista, así
que...
Me gustaría ser conocido
porque a partir del ´49 empecé a escribir The Vault of Horror, The
Crypt of Terror y The Witch´s Cauldron, e incluso escribí para... bien, siempre estuve escribiendo la Bruja de Graham, hasta
que empezamos a utilizar a otros guionistas. Después de un tiempo, Johnny empezó a escribir
The Vault of Horror, pero yo estuve escribiendo el resto, y Bill y yo solíamos planear los argumentos, por lo que no
sé cuál es el porcentaje de guión y de argumento de cada uno que había en
las historias, pero a Bill y a mí nos gustaba hacer juntos el
argumento de las historias, y luego yo las guionizaba. Ahora bien,
¿significa eso que me corresponde la autoría de dos terceras partes
de la historia, la mitad, o, ya sabes, la historia completa? Porque
hacer el argumento y hacer el guión son cosas muy diferentes. Puede que se te ocurran grandes argumentos, pero si no están bien escritos, entonce no
funcionarán. No es que al hacerlo estuviese buscando la fama,
sino que buscaba un cheque para poder pagar mi hipoteca en
Long Island y que mis chicos creciesen sin problemas y poder pagar el coche y lo que sea,
ya sabes. Así que esa fue mi forma de hacer las cosas. Me convertí
en un producto merecedor del salario que percibía.
FIN