Artículo de "Desde el escritorio", volumen II. Avatar, 2000. Traducido por Frog2000.
Anoche estuve hablando con Steven Grant sobre Paradox Press. Lo de Paradox Press me molesta profundamente. Me molesta porque era una editorial
experimental, no de género, y “de prestigio”, fundada por un editor gigantesco con una influencia en el mercado de distribución probablemente mayor que cualquier
otro de la industria. Y aún no ha publicado jodidamente nada.
Los Big Books se volvieron un material provechoso y vendieron de
forma respetable en los puntos de venta que no eran de cómics, ganándose una
razonable cantidad de alabanzas por parte de la crítica. Sirvieron para
apuntalar perfectamente las ventas de una línea cuya jurisdicción frecuentemente
solía ser un mercado bastante laborioso. Excepto que no había nada que apuntalar.
Paradox Press (al igual que su primera encarnación como
Piranha Press) editó algunas obras espléndidas. El incandescente “Por qué
odio Saturno” de Kyle Baker, la exitosa y premiada “Stuck Rubber Baby” de Howard
Cruse. Quizá un escalón por debajo, también dio a conocer uno de los títulos policíacos de primera escrito por uno de los creadores más importantes del Reino Unido, John Wagner: “Una
historia de violencia”. Por su parte, la traducción y edición del grotesco manga “Gon” se
ganó su público, aunque personalmente me dejó frío cuando me lo leí en su
reedición inglesa, algunos meses antes de que hiciese aparición en Paradox.
Pero el sello no ha tenido nada que ver con la producción de
ninguno de esos títulos. No ha producido ninguno de ellos.
El formato de “The Paradox Mysteries” era magnífico (96
páginas, blanco y negro, formato "digest", con lomo). Un formato perfecto. Lo
suficientemente cercano al cómic con su forma de tomo recopilatorio que podías
venderlo en estanterías o en librerías. Lo ponías en manos de la gente y se pensaban que era un libro. El error fue que Paradox Mysteries fue una serie
de tres números. Porque los lectores que no leen cómics habitualmente no
volverán de nuevo a la librería para una nueva entrega a menos que sea de Stephen
King. Tenían entre manos el formato ideal de novela gráfica con una historia completa,
una pequeña historia de 96 páginas, una bomba cultural en blanco y negro. Y
ahora todo se ha ido a la mierda, porque la Sabiduría Recibida por los grandes editores
siempre es la de que si un formato ha fracasado tiene que evitarse como la plaga o te puedes contaminar mediante asociación. No, por el amor de Dios, eso no es así.
Vuelve y estudia el formato y el contexto en el que se utilizó por última vez, así te darás cuenta de lo que está mal, y luego intenta arreglarlo. ¿Es que no te funciona la cabeza?
Los Big Books eran una forma magnífica de introducir a lectores no habituales en el cómic. Simples, claros, con estilo,
frecuentemente bien escritos, siempre agradablemente dibujados. Eran una idea muy
buena. Por lo que sé, ya no habrá más. Y en cualquier caso no
constituían por sí mismos toda una línea editorial. Se necesitaba más cantidad.
No estoy pidiendo que Paradox hubiese aportado una buena
montaña de papel a la misma escala que el Universo DC, o que incluso fuese un devora
árboles de la misma forma que funciona Vertigo. Claramente, para mí Paradox
funcionaba mejor como una operación a la última con pequeños lanzamientos
anuales. Pero se necesita seguir añadiendo a la cultura obras como "Stuck Rubber Baby" y "Por
qué odio Saturno" de una forma regular, con cierta frecuencia. Y el sello era una plataforma única desde donde hacerlo.
Paradox Press se recordará como una de las grandes
oportunidades perdidas de los últimos diez años. Y las noticias de que el
editor de Paradox, Andy Helfer, un guionista talentoso y una de las presencias
más radicales que te puedas encontrar en las oficinas de DC en la actualidad,
vaya a empezar a editar “Otros Mundos” y otros proyectos del Universo DC, me
indica que Paradox Press seguirá siendo una oportunidad perdida, de
hecho, el sello ya está completamente sentenciado.
De todas formas, la otra noche me sentía tan furioso por todo este tema, mientras estaba bebiendo mi “escocés” con Steven Grant, que finalmente le dije algo en plan: Cristo, a
veces creo que debería desaparecer una temporada y volver convertido en editor.
Creo que es posible que alguien me dejase dirigir una oficina a través de internet. Porque
me jodería mucho trasladarme a Estados Unidos.
(La parte más importante del concepto proviene de Grant
Morrison, un buen exponente de la idea de desaparecer para reinventarte tú
mismo, dejar el medio durante un tiempo y luego regresar como anciana figura mesiánica
que se ha paseado por el desierto.)
Y él me contestó, y entrecomillo, “En este punto apuesto a que
podrías llegar a conseguir un acuerdo parecido”. Lo que de alguna forma me confirma que
él también estaba bastante borracho.
La columna semanal de Steven Grant, “Master Of The Obvious”, solía aparecer cada miércoles en Comic Book Resources.
Southen, Londres
20 de Octubre de 1999
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