miércoles, 8 de abril de 2015

EXITOSO EN TODOS LAS DISCIPLINAS, ENTREVISTA CON CLIVE BARKER (PARTE 1 DE 5)

Entrevista realizada por S. C. Ringgenberg para The Comics Journal nº 171 (1994). Traducida por Frog2000.

Si hay alguien relacionado con el medio del cómic que merezca ser catalogado como hombre del Renacimiento, ese es Clive Barker. Parece capaz de hacer de todo: es novelista, escritor de relatos, guionista de cine, dramaturgo, productor, director de películas y pintor. Y todo lo hace con brío, impulsado por una cantidad de energía aparentemente ilimitada. 

Barker empezó su carrera en su Inglaterra natal escribiendo teatro. Mientras que por lo general sus obras eran bien recibidas, no ganó demasiado dinero, tal y como evidencia el hecho de que durante toda esa época estuvo viviendo del subsidio de desempleo. Sin embargo, cuando empezó a ocuparse de los relatos de terror encontró un filón. Los contundentes y viscerales relatos de terror contenidos en los cinco tomos de Los Libros de Sangre hicieron que su público aullara pidiendo más material. El impacto de Barker fue tan inmediato y revolucionario que rápidamente se convirtió en uno de los escritores de terror más influyentes de las últimas dos décadas.

Al mismo tiempo que se hacía ferozmente con la atención del mundo literario, Barker también se posicionó para conquistar el mundo del cine. En 1987, el director de películas novato Barker creó Hellraiser con un modesto presupuesto de un millón de dólares. Era una de las películas de terror más estilizadas y originales de todos los tiempos. Hellraiser engendró dos secuelas, una serie de comic books y todo un cargamento de productos derivados. Además, su éxito le abrió las puertas para conseguir otros éxitos en el medio. Desde entonces 
Barker ha dirigido Nightbreed [Razas de Noche, 1990], donde adaptó su propia novela, y actualmente está filmando otra película. Como productor ha supervisado las adaptaciones de sus relatos y novelas en películas como Candyman [1990], Rawhead Rex [El Sacristán del Diablo, 1986] y la próxima "The Thief of Always", un musical animado inspirado por su exitoso libro para niños. (El multi-talentoso Barker rehusa ser etiquetado como escritor de terror. También ha escrito novelas de fantasía que han alcanzado buenas ventas.) 

Aficionado a los cómics desde siempre, Barker ha podido ver cómo Eclipse y Marvel adaptaban sus obras, e incluso ha presidido la creación del sello de Marvel, Razorline, un universo completo de superhéroes basados en sus conceptos. Aunque los títulos de Razorline no han tenido tanto éxito como esperaba Barker, al menos ha habido uno, Ectokid, lo suficientemente atractivo como para ser adaptado como programa de dibujos animados para la televisión de los sábados por la mañana y como vídeo-juego para ordenador, programado para hacer aparición en otoño del 95 y con la promesa de que revolucionará los límites de la experiencia como jugador. 

Y por si todo esto no fuese suficiente como para tener a una docena de personas trabajando, el año pasado, el protéico Barker ha celebrado la primera exposición de sus pinturas e ilustraciones. También ha tenido un gran éxito en este campo, vendiendo todo lo expuesto. Uno de los extraños lienzos de Barker adorna la portada de este mes.

Tuve que arreglármelas para localizar al frenéticamente ocupado Barker a principios de enero de 1994. A pesar de su temible reputación, conocí a una persona amistosa, ocurrente y sorprendentemente abierta a discutir cuáles han sido sus influencias, sus éxitos del pasado y lo que él cree que el futuro le depara en el campo de los cómics y el resto de medios en los que ha sido puntero hasta la fecha.
S.C. RINGGENBERG: Te has asociado con la industria del cine como guionista, productor y director. Además eres un escritor de terror y fantasía que vende bastante bien. Has escrito libros para niños y diseñado toda una línea de cómics para Marvel. En tu tiempo libre pintas... Lo que quiero saber es: ¿cómo haces para manejar toda esta carga de trabajo de forma escalonada?

CLIVE BARKER: Bueno, soy bastante ordenado y me gusta dividir cada labor en intervalos de tiempo para días determinados. Se trata de organizar bien tu tiempo. Suelo escribir las novelas desde por la mañana hasta la mitad de la tarde. A menos que sea importante, no suelo celebrar reuniones sobre películas hasta algún momento después de las tres o tres y media. Así que todo es una cuestión de disponer las cosas y organizarlas, poniéndolas en orden de prioridades, dándome cuenta de cuál de ellas reclama más atención. 

RINGGENBERG: ¿Ha habido algún día en el que solo hayas trabajado en una cosa? 

BARKER: Si, en este momento estoy volcado en la novela. Es lo que ocupa la mayor parte de mis días laborables. Hoy he estado sumergido en la novela desde las ocho y media de la mañana, y supongo que si no estuviese respondiendo a esta entrevista que estamos celebrando a las ocho de la tarde según mi franja horaria, probablemente seguiría en mi mesa trabajando hasta las nueve y media o diez. ¿Qué es lo que habría hecho hoy en otro momento que no estuviese tan ocupado con la novela? Contestar algunas llamadas de trabajo relacionadas con proyectos para próximas películas, quizá me pasaría una hora tratando sobre algunos aspectos de Candyman II o Hellraiser 4. Pero lo principal es la escritura diaria de la novela.
RINGGENBERG: ¿Tienes muchos empleados?

BARKER: ¡No sé si llamarlos empleados! [Risas] "Empleado" implica algún tipo de jerarquía, algo que no es del todo mi estilo. Suelo colaborar con una persona para las películas, su nombre es Anna Miller, básicamente es alguien ligado a Propaganda Pictures. En cuanto a los vídeo-juegos y los cómics, así como con todo lo que es merchandising, trabajo con Malcolm Smith, que es con quien has hablado para concertar esta entrevista. Es mi asociado. De nuevo, en absoluto forma parte de mi "equipo" como tal. Como Anna, también es un colega. Alguien que me aconseja y me echa una mano para planear las cosas y que además es una presencia considerablemente creativa. También colaboro con David Dodds, alguien con una visión general de todo. Es el tío que ha estado vigilando continuamente mis tratos de negocios, viajes, giras y todo ese tipo de cosas durante los últimos cuatro años, que en breve van a ser cinco. Así que es quien tiene el dedo sobre el botón para organizar las cosas. Esos son mis tres colegas principales. Además suelo colaborar estrechamente con un cierto número de personas en proyectos concretos. Obviamente, si estoy haciendo una película como productor ejecutivo, tendré compañeros de trabajo capaces de producir películas y también directores, escritores y demás. Si estoy trabajando en un libro, obviamente estaré en estrecho contacto con el editor y el diseñador de la portada y el resto. Por lo que cada proyecto individual incluye una serie de personas nuevas, aunque con algunos puedo mantener una relación más larga. Por ejemplo, con mi editor, Jane Johnson de Harper Collins, llevo trabajando desde hace varios años. En el terreno de las películas he trabajado con Pete Atkins, que escribió Hellraiser 2 y 3, y que actualmente se ha puesto con Hellraiser 4. Y también trabajo con Bob Keen, un chico de efectos especiales que ha colaborado en Hellraiser y Night Breed y Candyman. Siempre suelo colaborar con un montón de personas que forman parte del esquema de trabajo. 

RINGGENBERG: ¿Eres alguien "Incorporado"? ¿Eres como una corporación?

BARKER: Si, en realidad soy como muchas corporaciones. [Risas.] Pero tiendo a ser un poco ingenuo en cuanto a esas cosas, por eso tengo gran cantidad de contables y asesores tanto aquí como en Inglaterra que me empujan en la dirección correcta, que me dicen dónde he de firmar.
RIGGENBERG: ¿Has tenido alguna vez ayudantes para tus libros?

BARKER: No, nunca. Porque mi vida está compuesta de dos oficios, escribir y pintar. Soy un mono-maníaco. Tengo una visión propia que quiero poner por escrito y compartirla, e intento limitar diluirla todo lo posible. Siempre escucho el punto de vista del editor. Si él o ella creen que hay una parte del libro que tengo que revisar, cojo y lo hago. Si creo que no necesita arreglos, si sigo contento con esa parte, entonces tengo suerte de estar en una posición en la que puedo decir: "No, me gusta de esa forma. Dejemos que se edite tal cual." En cuanto a mis cuadros, cuando trato con mi galerista quizá me diga: "preferimos los cuadros rojos en lugar de los azules..." Pero puede que le conteste: "escucha, me apetece hacer cuadros azules." Así que de nuevo, acepto su consejo, pero creo que en lo que concierne a la pintura y a la escritura, siempre me parece que la gente es alcanzada o se ver impresionada por la inmediatez, por la potencia de lo que hago. Creo que cualquiera que interfiera con esa potencia, cualquiera que intente diluirla, no es bueno para la obra o para el público. En cuanto a otras áreas completamente apartadas de estas dos, las de las películas y los comic books, y la del merchandising, estoy extremadamente contento de poder trabajar con gente con ideas diferentes a las mías. En cuanto a los vídeo-juegos de ordenador, que son otro área en la que estoy investigando cada vez más con Malcolm, tengo muy poca experiencia. Me refiero a que soy un narrador y un creador de personajes, pero aquí también necesitas diseñadores del programa y de los gráficos para que hagan el trabajo con los ordenadores. Así que sueles terminar trabajando mano a mano con otra gente.
RINGGENBERG: Parece como si algunas cosas como los cómics o las películas requiriesen una colaboración más intensa.

BARKER: Absolutamente. La necesitan. Y eso también forma parte del placer de realizar obras en esos medios.

RINGGENBERG: ¿Dibujabas y escribías durante tu infancia?

BARKER: Si, lo que más me atraía era poder imaginar cosas. Hay mucha gente que me suele decir: "bueno, sueles hacer de todo... ¿por cuál te gustaría ser conocido?" Y yo les contesto "quiero ser conocido como un "imaginador". Quiero ser conocido como alguien cuyo trabajo es desarrollar cosas para el celuloide, para el lienzo, para la página, de una forma lo suficientemente poderosa que atraiga a la gente y que tal vez la deleite y la haga despertar y la enfurezca... La idea es la de hacer que tu obra sea imaginativa de la forma más potente posible. Desde muy al principio me di cuenta de que era capaz de hacerlo y divertirme mientras tanto, y así fue. Supongo que hacerlo te da como una especie de sensación de poder. Es algo que mis padres eran capaces de reconocer, aunque no les gustase necesariamente. 

RINGGENBERG: ¿Te animaron a que siguieras en el campo artístico?

BARKER: No es que lo hicieran activamente, pero creo que en cierto momento les hubiese gustado que fuese una cosa más académica. O un poco más académicamente "mainstream". Siempre he sido un buen estudiante, pero no siempre me ha gustado estudiar lo que me ponían enfrente.

RINGGENBERG: ¿Cómo era el entorno del que provienes? ¿Cómo era tu familia? 

BARKER: Una familia de clase media-baja de Liverpool. Cuando era niño mi padre trabajaba en los muelles. Poco después, mi madre estuvo trabajando en un colegio como enfermera. Mi hermano era Ingeniero de la Marina y ahora está en tierra y tiene familia. Tuve una infancia en Liverpool muy poco dramática, muy sencilla. Tenía padres (creo que es el caso de ambos) con una imaginación bastante potente. Pero provenían de una generación en la que el arte era visto como algo prácticamente indulgente, y en el fondo de su corazón probablemente también ellos lo pensaban. 
RINGGENBERG: ¿Y qué opinan del enorme éxito que has alcanzado?

BARKER: Les gusta el dinero.

RINGGENBERG: [Risas.] ¿Siguen vivos?

BARKER: Claro, por supuesto. Sanos y a salvo. Creo que a pesar de los terremotos, les gusta el hecho de que su chico viva en Beverly Hills. Es un tipo de mundo muy diferente. No se imaginaban que alguien de esta familia fuese a vivir de esta forma. En mi familia nunca les había interesado el arte.

RINGGENBERG: ¿Te los has llevado alguna vez a uno de tus estrenos?

BARKER: Oh, claro. hemos hecho cosas de ese estilo, e incluso estuvieron viviendo aquí durante un mes y viajaron a Hawái, cosas de esas. Estuvieron tumbados en la piscina y conocieron a la gente que suele pasar el rato conmigo. Les parece un poco raro que su hijo haya llegado a tener esta posición en la vida vendiendo al mundo esas imaginaciones tan extrañas. Me refiero a que les resultaría más fácil entenderlo si hubiese inventado una picana para el ganado mejorada. Creo que que he encontrado un nicho de mercado oscuro y quizá algo retorcido. Y ellos lo miran y piensan: "Chico, esto es una forma muy bizarra de ganarse unos pavos," y tienen toda la razón. Pero creo que también están orgullosos. Se dan cuenta de que cuando tenía en torno a los veinte hubo un montón de ocasiones en las que pensé que nunca encontraría público alguno para lo que estaba haciendo, y supongo que estaban preocupados por mí de una forma mucho más profunda de la que aparentaban en ese momento. 

RINGGENBERG: ¿Cuánto tiempo duró tu período de supervivencia?

BARKER: Publiqué mi primer libro cuando tenía 31 años.

RINGGENBERG: Que fue...

BARKER: "Libros de Sangre", el primer volumen. Durante mis veinte estuve en el paro, desempleado pero remunerado, en el sentido de que estaba escribiendo obras de teatro y pintando cuadros.
RINGGENBERG: ¿Te ganabas bien la vida?

BARKER: Bastante bien. Fue un período de diez años en los que no estuve mal. Sentía como si hubiese algo en mí que con el tiempo daría que hablar, y que cuando lo mostrase, me escucharían. Así que tuve una confianza tal vez irracional de que las cosas me terminarían saliendo bien. Esa confianza se produjo por dos motivos: uno, sabía que lo que estaba haciendo no era como lo que hace cualquier otra persona. Y dos, era lo único que podía hacer de todos modos [risas], por lo que también me hacía sentir seguro, estaba tan claro como el infierno que nunca sería un buen policía o un empleado de oficina.

RINGGENBERG: He leído que tienes algo de experiencia en teatro. Mencionaste que habías escrito algunas obras. ¿Se ha llegado a producir alguna?

BARKER: Claro, todas ellas. Pero se hicieron en el equivalente del off-off-off Broadway, por lo que nunca gané mucho dinero... en realidad, no es cierto. Me encargaron hacer tres obras de teatro para un teatro juvenil en Inglaterra y pasé una buena temporada haciéndolas, ganando además una modesta suma. Pero aparte de esa vez, también he estado escribiendo obras que me han pagado muy mal. Hay una que se llama "La historia del diablo", cuyo título lo dice todo. También hice una obra sobre Goya, que es uno de mis pintores favoritos. Hice otra titulada "Frankenstein In Love". Hice una llamada "Subtle Bodies" sobre un hotel que se convierte en un barco por la noche y se hunde. Otra sobre Till Eulenspiegel, el bufón holandés. A veces eran piezas surrealistas, otras oscuras, y me gusta pensar que eran tan estimulantes como controvertidas, lo que nunca hace daño. A los treinta resultaba bastante claro que no iba a hacer demasiado dinero con estas cosas. Nadie hace dinero en el teatro, aunque supongo que en el caso de Neil Simon...

RINGGENBERG: Andrew Lloyd Webber [risas.]

BARKER: Exáctamente.
RINGGENBERG: ¿Fue ese el motivo por el que te decantaste por la ficción?

BARKER: Bueno, lo hice porque había escrito estos relatos, cuatro o cinco de ellos, y mi agente en el teatro me dijo: "deberías enviárselos a alguien". Y se los envié a un editor que me dijo: "no", y luego otro que me dijo: "Sí, tráeme más." Pero no tenía más, así que empecé a escribir y esos relatos se convirtieron en "Libros de Sangre". Me quedé completamente anonado porque esas cosas encontraran tanto apoyo. Siempre había pensado que lo que hacía era demasiado extraño para los gustos de la gente y que nunca le interesaría a nadie. Me quedé maravillado. Aunque tengo bastante claro que nunca voy a producir algo que tenga el éxito de un Spielberg o un King, me gusta pensar que el público que tengo es fiel y que podré contar con él a lo largo de los años sin tener que debilitar o diluir lo que estoy tratando de poner en la página o en la pantalla o en el lienzo.

RINGGENBERG: ¿Cuándo empezaste a pintar? ¿Has vendido muchas pinturas?

BARKER: Llevo pintando imágenes desde que era un crío. Me refiero a que todo el mundo suele dibujar en su infancia. He vendido cuadros y he regalado un montón durante toda mi vida, pero no he empezado a trabajar con una galería hasta hace dos o tres años. Mi primera exposición ha sido en una fecha tan reciente como el pasado mes de marzo.

RINGGENBERG: ¿En la Bess Cutler?

BARKER: Si, ha sido la primera vez que he juntado un gran número de obras en una habitación y lo he llamado exposición.

RINGGERBERG: ¿Qué tipo de respuesta ha obtenido?

BARKER: Vendimos un montón de pinturas y dibujos. Los cuadros, como la ficción, son peculiaridades y expresiones de algo interno, si es que quieres llamarlo así, y eso es algo que no siempre tengo tiempo de comprender. Así que es maravilloso cuando acude la gente y me comenta: "no necesito que me des una explicación sobre el significado. Lo pillo. Lo he visto y lo he entendido. Y quiero tenerlo colgado en mi pared." Muchas de esas pinturas las tengo desde hace mucho tiempo, pero lo que ocurre es que el mismo hecho de que la gente las quiera, estimula mi deseo de hacer más. Así que el año pasado he estado pintando una buena cantidad de grandes lienzos. El año pasado fue el primero en el que empecé a trabajar con grandes lienzos.

RINGGENBERG: Por lo general, ¿cuánto tiempo estás pintando en un día?

BARKER: Al lo sumo tres horas por la noche. Pinto entre las siete y media y las diez y media. Me encantaría estar más tiempo, pero todo depende de las novelas que tengo que escribir y de las películas que tengo que hacer. Y por el momento, aunque no siempre sea así, la pintura se ha quedado en un segundo plano frente a lo demás, porque ha sido hace poco cuando me he dado cuenta de que existe un mercado para lo que suelo pintar.
RINGGENBERG: He podido ver algunos de tus bocetos de dibujo en una entrevista anterior, ¿abocetaste tú mismo tus ideas sobre los cenobitas?

BARKER: Todas las escribí primero en papel. El dibujo original de Pinhead está fechado en uno de los tomos titulados "Clive Barker Illustrated". No sé cuando era, pero me parece que es anterior a la película, y creo que también al libro, aunque no estoy seguro. Ahora estoy sentado aquí frente a Everville, que es la nueva novela, ante el borrador final, por lo que tengo pilas de mi segundo y tercer borrador a mi alrededor. Justo enfrente tengo dibujos que son pinturas que he abocetado sobre cómo debería ser el aspecto de los personajes. Así que constantemente estoy haciendo cosas por el estilo. Para mí forma parte de todo el proceso. Supongo que es como un proceso taquigráfico. Es una forma que tengo de dejar las cosas fijadas en mi mente y mantenerlas dentro hasta que pueda cogerlas cuando las necesite y pasarlas al papel. Lo mismo ocurre con las películas. Dibujo pequeños bocetos en los márgenes de las páginas... suelen ser ideas sin acabar, aunque se las puedo enseñar al tío de efectos especiales y decirle: "debería parecerse a esto". En ocasiones, como ocurrió en el caso de Pinhead, le enseñé un dibujo al chico de efectos especiales y le dije: "se debería parecer a esto", y así es como terminó teniendo esa apariencia. No siempre trabajo de esa forma, a veces puede haber limitaciones técnicas con el látex y las caras de los actores, hay cosas que se pueden hacer y otras que no, algunas veces hay limitaciones de presupuesto, otras ocurre que el encargado de efectos especiales dice: "sabes, podríamos hacerlo mucho mejor," y se le ocurre otra solución más adecuada. Pero sin duda, dibujar siempre ha sido una buena forma de tomar notas, de plasmar lo que he pensado.

(Continuará)

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