Entrevista traducida por Frog2000.
Acerca del tema de de La Nouvelle Vague y el importante concepto de la Originalidad en el Arte, con su insolencia característica Jean-Luc Godard dijo una vez: "No hay nuevas olas, tan sólo un Océano". Una observación tan perspicaz como atrevida teniendo en cuenta que era enarbolada por alguien tan reverente con el pasado como valiente a la hora de afrontar nuevos retos, por lo que fue criticado y desdeñado abiertamente y sin pudor por sus colegas de la nueva ola que le atribuían querer llamar ampliamente la atención como alguien “novedoso”.
Puede que los pensamientos del compositor post-punk James Chance sean un poco menos filosóficos cuando habla de la música New Wave. En los albores de los ochenta, contempló despectivamente que "todos los discos de New Wave suenan igual. En su mayoría, lo que ocurre es que aparentemente [los grupos] no tienen talento alguno y deberían dejarlo."
Como Godard, cuyas películas estuvieron en la vanguardia gracias a su exaltación de una “Lucha de Clases” que provocaba antipatía, Chance y sus colegas de la "No Wave" ofrecieron su propia refutación del laissez faire americano. Más aún, tal vez incluso lo que hacían fuese una reacción a su entorno, creando un sonido frenéticamente combustible y visionario que se vincula sin solución a las calles de Nueva York.
Puede que James Sigfried, tal y como era conocido antes de sus variadas encarnaciones como James Chance & The Contortions, James White & The Blacks, y más recientemente James Chance & the Sardonic Symphonics, fuese el más impulsivo y volátil de todo el lote. Combinando su trasfondo de free jazz con un creciente interés en los ritmos repetitivos del funk, creó una exhaustiva mezcla de sonidos funk y no funk, escupiendo fracturado caos Beefhertiano sobre una base disco patea-culos. Consiguió convertir en un acto artístico el hecho de que fenómenos musicales divergentes entre sí se diesen la mano. Blanco y Negro. Funk y Noise. El arte de la performance y tocar en directo. Masculino y femenino.
En sus performances merodeaba por el escenario como un lobo aullador que estaba a punto de perder el control. Se peinaba con un monstruoso tupé de color rubio en plan "Sandy" y su estilo de baile sobre un pie le acercaba al de Jerry Lewis. Simultáneamente expulsaba un funk lleno de white noise, mitad James Brown, mitad Ornette Coleman. Todo trataba sobre la saturación y la expresión exaltada.
La música disco emergía con el jazz y la libertad del after punk. Como su colega compositor de Nueva York, Rhys Chatham, Chance también tenía querencia por subir las apuestas, celebrando la confrontación física ocasional contra lo que él veía como "clichés arty del Soho completamente displicentes", literalmente arrastrando a la gente a sus pies y agrediéndolos en un intento de conseguir que se rompiese el límite entre "el Entretenedor" y "el Entretenido". Aunque su influencia en los histriónicos, teatrales y confrontacionales grupos como Black Dice, Liars y otros neo-No Wavers ha sido obviamente comentada, se ha dicho menos acerca de que el empuje de Chance no estaba lejos del rigor conceptual de la Performance Pop de David Bowie, y que su escurridizo personaje mutante también puede ser visto como un predecesor de las formas del más accesible y mutable Beck.
Este invierno Tiger Style editará una recopilación que documenta las grabaciones principales de Chance y algunas piezas ultra-raras. Él continúa tocando en Nueva York y espera editar el álbum de su nuevo grupo a finales de este año para a continuación realizar un tour por Europa.
UNA CONVERSACIÓN CON JAMES CHANCE
THE BLOW UP: Hola James, soy Alexis
JAMES CHANCE: Hola. Acabo de escuchar un rumor sobre Phil Spector.
THE BLOW UP: ¿Qué ha ocurrido? ¿Ha muerto?
JAMES CHANCE: No. Lo acaban de arrestar por asesinato.
THE BLOW UP: ¿A quién ha matado?
JAMES CHANCE: A una mujer. Aún no lo han anunciado. Ha sido asesinada en su casa de Los Ángeles.
THE BLOW UP: Guau, es una locura.
JAMES CHANCE: Si.
THE BLOW UP: Supongo que serás fan suyo.
JAMES CHANCE: Bueno, claro. No demasiado, pero ya sabes, ¿cómo se puede no ser fan de Phil Spector?
THE BLOW UP: Claro. He leído que tu primer aprendizaje musical fue impartido por monjas, ¿es cierto?
JAMES CHANCE: Si, es cierto [risas]. Tendría como unos siete años, e iba a un colegio católico y además fui monaguillo. Allí las monjas daban lecciones de piano y fue algo muy… casi me arruinan la música. Porque era algo totalmente yermo. Todo estaba orientado a leer la música, no enseñaban nada sobre el lugar del que surge. Sólo leían las notas.
THE BLOW UP: ¿Te atraía la música cuando eras joven?
JAMES CHANCE: Bueno, si quieres que te diga la verdad, fue más idea de mis padres. Al principio me empujaron ellos. Luego, más tarde, cuando tenía doce o trece años empecé a tomar lecciones de aquel tío anciano de una tienda de música y me enseñó un poco sobre jazz y me hizo tocar viejos estándares. Y justo en ese momento empecé a escuchar… sería por el ´65, fue cuando me metí en cosas como los Stones y los Yardbirds, los Question Mark & The Mysterians.
THE BLOW UP: ¿Qué te llevó a elegir el saxo?
JAMES CHANCE: Bueno, descubrí el jazz algo tarde. Primero empecé con el piano. Tenía un estilo que era una combinación de [Thelonious] Monk y Cecil Taylor. Y estuve yendo a clases de Conservatorio en Milwaukee, soy de allí, pero nadie quería tocar conmigo al piano. Una de las razones por las que me cambié al saxo es porque no me interesaba demasiado tocar jazz directamente típico y técnico y todo eso. Así que me figuré que si tocaba el saxo no tendría problema alguno para formar parte de una sección rítmica.
THE BLOW UP: ¿Fue entonces cuando te mudaste a Nueva York?
JAMES CHANCE: Bueno. Estuve acudiendo al Conservatorio durante tres o cuatro años, tenía un pequeño grupo de jazz. Era algo así como el primer grupo de jazz avant-garde de Milwaukee. The James Siegfried Quintet. Brian Lynch, que ha tocado con Art Blakey, Horace Silver y Eddy Palmieri, estaba en la banda.
THE BLOW UP: ¿Y qué es lo que te hizo mudarte a Nueva York? ¿Querías ser músico de jazz?
JAMES CHANCE: Si. Fue una combinación de eso y de que quería comprobar yo mismo lo que estaba ocurriendo en Nueva York. Había visto pequeños anuncios en el Village Voice, ya sabes. Había como una pequeña foto de los Ramones y los Heartbreakers y por algún sitio ponía “C.B.G.B.”, y no sabía qué era eso. Pero parecía interesante. Verás, en Milwaukee había una banda de rock llamada Death. Era un grupo que estaba influenciado por los Stooges y la Velvet Underground. Después de la disolución de la banda el cantante se suicidó, era uno de mis mejores amigos. En 1973 la gente de Mikwaukee no lo entendió en absoluto. Fue una de las razones por las que me mudé a Nueva York en aquella época.
THE BLOW UP: Antes de los Contortions formaste parte de la escena del Free Jazz en los Lofts, ¿no es cierto?
JAMES CHANCE: Si, un poco, claro. Toqué algunas sesiones. Actué en lugares como el Tin Palace. Y formé un pequeño trío o cuarteto con el que toqué en esos lofts. Pero, eh… me parecía que esa escena no iba hacia ningún sitio. Se puede decir que la escena de jazz no me aceptó.
THE BLOW UP: ¿Conociste a John Lurie en esa época?
JAMES CHANCE: No lo conocí hasta el ´78. Solía toparse conmigo por la calle. En realidad hice una de esas películas en super-8 con él.
THE BLOW UP: Si, ¿cómo llegaste a hacerla?
JAMES CHANCE: Bueno, recuerdo que se pasó por el barrio y llamó a la puerta, apenas lo conocía y me ofreció algo de speed. Y luego me llevó a su apartamento y me dijo que quería hacer la película. Me parece recordar que en parte era como una parodia de un "talk show" y que yo interpretaba a una estrella del rock. Y en parte también era como La Mujer y el Monstruo [The Creature from the Black Lagoon, 1954] o algo así, [risas]. Algo muy raro. Nunca llegué a verla.
THE BLOW UP: ¿Fue tu primera experiencia fuera del free jazz con los Teenage Jesus and The Jerks?
JAMES CHANCE: Si. Excepto aquella otra ocasión en la que estuve tocando el saxo en un parque. Syl Sylvain vino caminando por la acera y me arrastró para que tocase una pequeña sesión con él. Casi lo había olvidado. Otra vez, mientras estaba tocando en el parque… ¿conoces al batería Charles ´Bobo´ Shaw? Yo era fan de las cosas que había hecho en St. Louis e incluso solía tocar una de las canciones de sus discos... pues un día estaba paseando y me escuchó tocar y terminamos haciéndonos amigos y también de más gente como Luther Thomas. Entre los músicos establecidos fueron de los pocos que me aceptaron.
THE BLOW UP: ¿Qué tal la época con los Teenage Jesus?
JAMES CHANCE: Bueno, en realidad Lydia (Lunch) vivía conmigo. Y fui uno de los que la animaron a hacer música después de que tocase aquellas pequeñas canciones para mí, la mayoría de ellas eran temas que terminarían formando parte del repertorio de Teenage Jesus. Creo que la mayoría de gente la recomendaba que lo dejase (risas.) Ella había estado escribiendo varias cosas. La primera vez que la conocí me enseñó una especie de largo poema que había escrito. Era muy joven. Sólo tendría, eh… unos 16 cuando llegó a Nueva York. Al principio tocamos un par de mis canciones y Jody Harris (futuro miembro de los Contortions) también formaba parte de la sesión. Éramos Lydia, Jody, el bajista japonés, Wreck, y yo. La mitad de las canciones eran mías y la otra mitad de Lydia. Y ella cantó algunas de las mías. Nunca llegamos a encontrar un batería y por eso no funcionó. No congeniábamos bien.
THE BLOW UP: Por lo que decidiste disolver la formación.
JAMES CHANCE: No, más o menos ella me echó, y fue entonces cuando empecé con los Contortions. Su concepto se había convertido en algo más minimalista según se iba desarrollando. Hasta el punto de que ella no quería un saxo en su grupo.
THE BLOW UP: Sobre el tema de la “New Wave”, en 1980 le comentaste a Kurt Loder que, “sólo puedes escuchar a gente que no sabe tocar durante un pequeño rato. En su mayoría ocurre que aparentemente [los grupos] no tienen talento alguno y deberían dejarlo.” Pero parece como si DNA, Lydia y algunos de tus otros colegas artistas se deleitaran con una especie de musicalidad ingenua intencionada.
JAMES CHANCE: Claro. Hay gente que no sabe tocar y que aprende cómo hacerlo. Y luego hay gente que nunca debería haber empezado. Creo que ahora la escena musical es más de ese estilo. Hay un millón de bandas por todos lados. Y la mayoría de ellas tienen la fantasía de convertirse en estrellas del rock durante algo así como media hora y no están dispuestos a trabajar para conseguirlo. Es algo que se lo pone realmente difícil a la gente que está intentando convertirse en músicos profesionales.
THE BLOW UP: Me parece muy interesante que digas “músicos profesionales”, porque resulta obvio que tú te empapaste de jazz y lo estuviste tocando durante mucho tiempo, mientras que al principio, a artistas como Arto Lindsay o Ikue Mori no les gustaba la idea de convertirse en “músicos profesionales”.
JAMES CHANCE: Bueno, a mí tampoco. Es cierto que yo había estudiado música y que creía que tenía cierta mano para esa disciplina. Me refiero a que nunca fui muy esmerado en lo referente a la técnica. Ya sabes, era capaz de tocar todo tipo de material diferente pero siempre me salía a mi manera. No podía sentarme y tocar un millón de estilos y sonar como lo haría otro. Y en esa época resultaba liberador tocar con alguna de esas personas que no habían estudiado música porque eran libres y no tenían un montón de las ideas preconcebidas y los prejuicios que tienen muchos de los músicos que han estudiado música.
(Continuará)
Acerca del tema de de La Nouvelle Vague y el importante concepto de la Originalidad en el Arte, con su insolencia característica Jean-Luc Godard dijo una vez: "No hay nuevas olas, tan sólo un Océano". Una observación tan perspicaz como atrevida teniendo en cuenta que era enarbolada por alguien tan reverente con el pasado como valiente a la hora de afrontar nuevos retos, por lo que fue criticado y desdeñado abiertamente y sin pudor por sus colegas de la nueva ola que le atribuían querer llamar ampliamente la atención como alguien “novedoso”.
Puede que los pensamientos del compositor post-punk James Chance sean un poco menos filosóficos cuando habla de la música New Wave. En los albores de los ochenta, contempló despectivamente que "todos los discos de New Wave suenan igual. En su mayoría, lo que ocurre es que aparentemente [los grupos] no tienen talento alguno y deberían dejarlo."
Como Godard, cuyas películas estuvieron en la vanguardia gracias a su exaltación de una “Lucha de Clases” que provocaba antipatía, Chance y sus colegas de la "No Wave" ofrecieron su propia refutación del laissez faire americano. Más aún, tal vez incluso lo que hacían fuese una reacción a su entorno, creando un sonido frenéticamente combustible y visionario que se vincula sin solución a las calles de Nueva York.
Puede que James Sigfried, tal y como era conocido antes de sus variadas encarnaciones como James Chance & The Contortions, James White & The Blacks, y más recientemente James Chance & the Sardonic Symphonics, fuese el más impulsivo y volátil de todo el lote. Combinando su trasfondo de free jazz con un creciente interés en los ritmos repetitivos del funk, creó una exhaustiva mezcla de sonidos funk y no funk, escupiendo fracturado caos Beefhertiano sobre una base disco patea-culos. Consiguió convertir en un acto artístico el hecho de que fenómenos musicales divergentes entre sí se diesen la mano. Blanco y Negro. Funk y Noise. El arte de la performance y tocar en directo. Masculino y femenino.
En sus performances merodeaba por el escenario como un lobo aullador que estaba a punto de perder el control. Se peinaba con un monstruoso tupé de color rubio en plan "Sandy" y su estilo de baile sobre un pie le acercaba al de Jerry Lewis. Simultáneamente expulsaba un funk lleno de white noise, mitad James Brown, mitad Ornette Coleman. Todo trataba sobre la saturación y la expresión exaltada.
La música disco emergía con el jazz y la libertad del after punk. Como su colega compositor de Nueva York, Rhys Chatham, Chance también tenía querencia por subir las apuestas, celebrando la confrontación física ocasional contra lo que él veía como "clichés arty del Soho completamente displicentes", literalmente arrastrando a la gente a sus pies y agrediéndolos en un intento de conseguir que se rompiese el límite entre "el Entretenedor" y "el Entretenido". Aunque su influencia en los histriónicos, teatrales y confrontacionales grupos como Black Dice, Liars y otros neo-No Wavers ha sido obviamente comentada, se ha dicho menos acerca de que el empuje de Chance no estaba lejos del rigor conceptual de la Performance Pop de David Bowie, y que su escurridizo personaje mutante también puede ser visto como un predecesor de las formas del más accesible y mutable Beck.
Este invierno Tiger Style editará una recopilación que documenta las grabaciones principales de Chance y algunas piezas ultra-raras. Él continúa tocando en Nueva York y espera editar el álbum de su nuevo grupo a finales de este año para a continuación realizar un tour por Europa.
UNA CONVERSACIÓN CON JAMES CHANCE
THE BLOW UP: Hola James, soy Alexis
JAMES CHANCE: Hola. Acabo de escuchar un rumor sobre Phil Spector.
THE BLOW UP: ¿Qué ha ocurrido? ¿Ha muerto?
JAMES CHANCE: No. Lo acaban de arrestar por asesinato.
THE BLOW UP: ¿A quién ha matado?
JAMES CHANCE: A una mujer. Aún no lo han anunciado. Ha sido asesinada en su casa de Los Ángeles.
THE BLOW UP: Guau, es una locura.
JAMES CHANCE: Si.
THE BLOW UP: Supongo que serás fan suyo.
JAMES CHANCE: Bueno, claro. No demasiado, pero ya sabes, ¿cómo se puede no ser fan de Phil Spector?
THE BLOW UP: Claro. He leído que tu primer aprendizaje musical fue impartido por monjas, ¿es cierto?
JAMES CHANCE: Si, es cierto [risas]. Tendría como unos siete años, e iba a un colegio católico y además fui monaguillo. Allí las monjas daban lecciones de piano y fue algo muy… casi me arruinan la música. Porque era algo totalmente yermo. Todo estaba orientado a leer la música, no enseñaban nada sobre el lugar del que surge. Sólo leían las notas.
THE BLOW UP: ¿Te atraía la música cuando eras joven?
JAMES CHANCE: Bueno, si quieres que te diga la verdad, fue más idea de mis padres. Al principio me empujaron ellos. Luego, más tarde, cuando tenía doce o trece años empecé a tomar lecciones de aquel tío anciano de una tienda de música y me enseñó un poco sobre jazz y me hizo tocar viejos estándares. Y justo en ese momento empecé a escuchar… sería por el ´65, fue cuando me metí en cosas como los Stones y los Yardbirds, los Question Mark & The Mysterians.
THE BLOW UP: ¿Qué te llevó a elegir el saxo?
JAMES CHANCE: Bueno, descubrí el jazz algo tarde. Primero empecé con el piano. Tenía un estilo que era una combinación de [Thelonious] Monk y Cecil Taylor. Y estuve yendo a clases de Conservatorio en Milwaukee, soy de allí, pero nadie quería tocar conmigo al piano. Una de las razones por las que me cambié al saxo es porque no me interesaba demasiado tocar jazz directamente típico y técnico y todo eso. Así que me figuré que si tocaba el saxo no tendría problema alguno para formar parte de una sección rítmica.
THE BLOW UP: ¿Fue entonces cuando te mudaste a Nueva York?
JAMES CHANCE: Bueno. Estuve acudiendo al Conservatorio durante tres o cuatro años, tenía un pequeño grupo de jazz. Era algo así como el primer grupo de jazz avant-garde de Milwaukee. The James Siegfried Quintet. Brian Lynch, que ha tocado con Art Blakey, Horace Silver y Eddy Palmieri, estaba en la banda.
THE BLOW UP: ¿Y qué es lo que te hizo mudarte a Nueva York? ¿Querías ser músico de jazz?
JAMES CHANCE: Si. Fue una combinación de eso y de que quería comprobar yo mismo lo que estaba ocurriendo en Nueva York. Había visto pequeños anuncios en el Village Voice, ya sabes. Había como una pequeña foto de los Ramones y los Heartbreakers y por algún sitio ponía “C.B.G.B.”, y no sabía qué era eso. Pero parecía interesante. Verás, en Milwaukee había una banda de rock llamada Death. Era un grupo que estaba influenciado por los Stooges y la Velvet Underground. Después de la disolución de la banda el cantante se suicidó, era uno de mis mejores amigos. En 1973 la gente de Mikwaukee no lo entendió en absoluto. Fue una de las razones por las que me mudé a Nueva York en aquella época.
THE BLOW UP: Antes de los Contortions formaste parte de la escena del Free Jazz en los Lofts, ¿no es cierto?
JAMES CHANCE: Si, un poco, claro. Toqué algunas sesiones. Actué en lugares como el Tin Palace. Y formé un pequeño trío o cuarteto con el que toqué en esos lofts. Pero, eh… me parecía que esa escena no iba hacia ningún sitio. Se puede decir que la escena de jazz no me aceptó.
THE BLOW UP: ¿Conociste a John Lurie en esa época?
JAMES CHANCE: No lo conocí hasta el ´78. Solía toparse conmigo por la calle. En realidad hice una de esas películas en super-8 con él.
THE BLOW UP: Si, ¿cómo llegaste a hacerla?
JAMES CHANCE: Bueno, recuerdo que se pasó por el barrio y llamó a la puerta, apenas lo conocía y me ofreció algo de speed. Y luego me llevó a su apartamento y me dijo que quería hacer la película. Me parece recordar que en parte era como una parodia de un "talk show" y que yo interpretaba a una estrella del rock. Y en parte también era como La Mujer y el Monstruo [The Creature from the Black Lagoon, 1954] o algo así, [risas]. Algo muy raro. Nunca llegué a verla.
THE BLOW UP: ¿Fue tu primera experiencia fuera del free jazz con los Teenage Jesus and The Jerks?
JAMES CHANCE: Si. Excepto aquella otra ocasión en la que estuve tocando el saxo en un parque. Syl Sylvain vino caminando por la acera y me arrastró para que tocase una pequeña sesión con él. Casi lo había olvidado. Otra vez, mientras estaba tocando en el parque… ¿conoces al batería Charles ´Bobo´ Shaw? Yo era fan de las cosas que había hecho en St. Louis e incluso solía tocar una de las canciones de sus discos... pues un día estaba paseando y me escuchó tocar y terminamos haciéndonos amigos y también de más gente como Luther Thomas. Entre los músicos establecidos fueron de los pocos que me aceptaron.
THE BLOW UP: ¿Qué tal la época con los Teenage Jesus?
JAMES CHANCE: Bueno, en realidad Lydia (Lunch) vivía conmigo. Y fui uno de los que la animaron a hacer música después de que tocase aquellas pequeñas canciones para mí, la mayoría de ellas eran temas que terminarían formando parte del repertorio de Teenage Jesus. Creo que la mayoría de gente la recomendaba que lo dejase (risas.) Ella había estado escribiendo varias cosas. La primera vez que la conocí me enseñó una especie de largo poema que había escrito. Era muy joven. Sólo tendría, eh… unos 16 cuando llegó a Nueva York. Al principio tocamos un par de mis canciones y Jody Harris (futuro miembro de los Contortions) también formaba parte de la sesión. Éramos Lydia, Jody, el bajista japonés, Wreck, y yo. La mitad de las canciones eran mías y la otra mitad de Lydia. Y ella cantó algunas de las mías. Nunca llegamos a encontrar un batería y por eso no funcionó. No congeniábamos bien.
THE BLOW UP: Por lo que decidiste disolver la formación.
JAMES CHANCE: No, más o menos ella me echó, y fue entonces cuando empecé con los Contortions. Su concepto se había convertido en algo más minimalista según se iba desarrollando. Hasta el punto de que ella no quería un saxo en su grupo.
THE BLOW UP: Sobre el tema de la “New Wave”, en 1980 le comentaste a Kurt Loder que, “sólo puedes escuchar a gente que no sabe tocar durante un pequeño rato. En su mayoría ocurre que aparentemente [los grupos] no tienen talento alguno y deberían dejarlo.” Pero parece como si DNA, Lydia y algunos de tus otros colegas artistas se deleitaran con una especie de musicalidad ingenua intencionada.
JAMES CHANCE: Claro. Hay gente que no sabe tocar y que aprende cómo hacerlo. Y luego hay gente que nunca debería haber empezado. Creo que ahora la escena musical es más de ese estilo. Hay un millón de bandas por todos lados. Y la mayoría de ellas tienen la fantasía de convertirse en estrellas del rock durante algo así como media hora y no están dispuestos a trabajar para conseguirlo. Es algo que se lo pone realmente difícil a la gente que está intentando convertirse en músicos profesionales.
THE BLOW UP: Me parece muy interesante que digas “músicos profesionales”, porque resulta obvio que tú te empapaste de jazz y lo estuviste tocando durante mucho tiempo, mientras que al principio, a artistas como Arto Lindsay o Ikue Mori no les gustaba la idea de convertirse en “músicos profesionales”.
JAMES CHANCE: Bueno, a mí tampoco. Es cierto que yo había estudiado música y que creía que tenía cierta mano para esa disciplina. Me refiero a que nunca fui muy esmerado en lo referente a la técnica. Ya sabes, era capaz de tocar todo tipo de material diferente pero siempre me salía a mi manera. No podía sentarme y tocar un millón de estilos y sonar como lo haría otro. Y en esa época resultaba liberador tocar con alguna de esas personas que no habían estudiado música porque eran libres y no tenían un montón de las ideas preconcebidas y los prejuicios que tienen muchos de los músicos que han estudiado música.
(Continuará)
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