ENTREVISTA CON KEIJI NAKAZAWA EN THE COMICS JOURNAL Nº 256, OCTUBRE DE 2003. Parte 3 de 5. Traducida por Frog2000. Parte 1, parte 2.
NAKAZAWA: Historias de época, aventura histórica, dramas con samuráis... por lo general en entregas de 16 páginas.
GLEASON: ¿Cómo reaccionó tu madre cuando supo que querías convertirte en historietista profesional?
NAKAZAWA: Se puso en contra. Conocía bien lo que era estar casada con un artista, ¡lo pobre que terminas siendo! No quería que siguiera los pasos de mi padre. Me enfadé con ella y la dije que iba a seguir dibujando sin que me importara mucho lo que me dijese. Dibujaba todos los días, ¡era un maníaco del manga!
GLEASON: Así que Tezuka fue tu mayor influencia. ¿Qué otros artistas de manga te gustaban?
NAKAZAWA: Eiichi Fukui, Noboru Baba, Jiro Ota, me encantaban. Todos aparecían en revistas de manga de la época, pero Tezuka era el ejemplo primigenio, alguien con algo que decir. Tenía su propio punto de vista y se podría decir que tenía una especie de sentido de la justicia. Creo que de alguna forma, en su obra hay un punto de vista filosófico soterrado. Supuso una gran influencia.
GLEASON: En los sesenta aparecieron algunos nuevos géneros en el manga, las narrativas de hardboiled dramático conocidas como gekiga, y algunas obras más avant-garde realizadas por los artistas "angura" o “underground”. ¿Qué pensabas de ellos?
NAKAZAWA: Me parecían simples modas. Ni siquiera estaba seguro de si deberían llamarlo manga. Los guionistas de "angora" en particular me parecían demasiado auto-indulgentes. No hacían esfuerzo alguno por comunicar su punto de vista, si es que tenían alguno, al lector. Su actitud era en plan: “si no lo pillas, es tu problema.”
GLEASON: A menudo se menciona a Yoshiharu Tsuge como uno de los primeros artistas manga avant-garde, ¿qué opinas de su obra?
NAKAZAWA: La entiendo en parte, ¡pero hay un montón que no! Conozco a mucha gente que describe su trabajo como arte. Personalmente no veo en ella nada que me parezca particularmente artístico.
GLEASON: ¿Tienes algún historietista, o alguna historieta, favoritos de Estados Unidos u otros países?
NAKAZAWA: Cuando era joven me encantaban los cómics de Disney, y también Blondie. Y solía leer un montón de tebeos de diez centavos, del Oeste e historias de aventuras, que pensaba que habían sido la inspiración para el género japonés del gekiga. En cuanto al dibujo, los cómics americanos me parecían insuperables, pero no estaba tan impresionado por sus historias. No me gusta el enfoque americano que se puede ver en cómics como Superman, donde hay personas diferentes escribiendo las historias y dibujándolas. Para mí no es hacer historietas de verdad. Creo que las obras se tienen que llevar a cabo de forma completa e integrada. El enfoque de la división del trabajo utilizado en Estados Unidos creo que no te permite ser mejor historietista.
Algunos artistas japoneses han empezado a imitar el enfoque americano, como ocurre con Takao Saito [el creador de la larga serie de gekiga Golgo 13], por ejemplo. Escribe la historia y luego externaliza el dibujo entre varios autores, pero creo que el resultado no es tan bueno.
GLEASON: Como has mencionado, en los últimos años se han editado más cómics con un punto de vista propio, cómics preocupados por problemáticas sociales, como ocurría con Pies Descalzos. Un ejemplo famoso es el de Maus de Art Spiegelman. El Adolf de Tezuka también llamó la atención en Estados Unidos cuando fue traducido. ¿Qué piensas de las obras que van en esa línea?
NAKAZAWA: Los veo como trabajos ortodoxos en el mejor sentido de la palabra, porque expresan un punto de vista sobre el mundo. Como decía antes, creo que todos los mejores historietistas terminan haciendo algo por el estilo. Por eso admiro tantísimo a Tezuka. Por otro lado creo que hay algunos guionistas que usan lo que sea, sexo, violencia, para vender tantas copias como puedan. No me interesa demasiado leer el batiburrillo actual.
MANGA A TIEMPO COMPLETO
NAKAZAWA: Cuando cumplí 22 años no pude soportarlo más. Decidí que tenía que dibujar manga a tiempo completo, así que me mudé a Tokyo. Fue en 1961. Encontré una pequeña habitación de tres tatamis [90x180x5 cm cada uno] en el distrito de Yanaka y empecé a presentar mis manuscritos a diferentes editores.
GLEASON: ¿Tenías una carta de recomendación o algo así?
NAKAZAWA: Nada. Sencillamente iba y les decía que echasen un vistazo a mi trabajo. Muchos me contestaban: “parece muy interesante, vuelve cuando tengas algo más”. Finalmente comencé a publicar en una revista mensual de manga que se llamaba Shonen Gaho [Boys’ Pictorial]. En realidad todo ocurrió bastante rápido, solo llevaba un año en Tokyo cuando conseguí el trabajo. El título del manga era Spark One. Combinaba las carreras de coches con las intrigas de espionaje.
GLEASON: ¿Cuál era la conexión entre ambas?
NAKAZAWA: Uno de los equipos de carreras estaba intentando robar los diseños secretos de un coche de otro equipo. La serie estuvo apareciendo en Shonen Gaho durante un año. Conseguí otro trabajo haciendo historias cortas de ciencia ficción en una serie titulada Uchu Jirafu [Space Giraffe] para la revista manga semanal Shonen King.
Cuando esas series acabaron empecé a trabajar como asistente de Naoki Tsuji, que era un historietista muy popular. Durante esa época también estuve haciendo historias cortas para revistas como Kodansha’s Bokura [We], Shonen Sunday y Shonen magazine. Pasé por todo tipo de géneros, ciencia ficción, béisbol, samuráis, me gustaba dibujar de todo, así que metía la mano en cualquier cosa.
GLEASON: ¿Te obligaban en las oficinas de las revistas a dibujar un tipo de historias específico?
NAKAZAWA: No, dibujaba lo que quería y ellos lo ponían a la venta.
Después, en 1966 mi madre falleció. Me llegó un telegrama y corrí de regreso a Hiroshima, pero ya era tarde, la encontré tendida en el ataúd. Le estoy muy agradecido. Si no hubiese sido por mi madre, quien sabe qué me habría ocurrido. Podría haber sido un huérfano de Guerra, lo más probable es que hubiese muerto o hubiese entrado en la cárcel. Fui al crematorio para recoger sus cenizas. En realidad, cuando queman un cadáver siempre se quedan algunos huesos entre los restos, el cráneo, los huesos de la columna vertebral, de los brazos y de las piernas. Pero entre las cenizas de mi madre no había ninguno. Nada. Me quedé muy impresionado. Creo que la radiación debía haber invadido sus huesos y los había debilitado hasta el punto de que al final se desintegraron. Estaba horrorizado.
Desde que había llegado a Tokyo no le había dicho a nadie ni una palabra de que era un superviviente de la bomba atómica. La gente de Tokyo te miraba de forma rara cuando se lo contabas, así que aprendí a a quedarme callado. Muchos japoneses siguen teniendo un miedo irracional a que las víctimas de la bomba atómica puedan “contagiarles” alguna enfermedad radiactiva. Hay mucha gente así, incluso en grandes ciudades como Tokyo.
Estaba furioso porque la bomba se hubiese llevado incluso los huesos de mi madre. Durante todo el trayecto en el tren de regreso a Tokio no pude dejar de pensar en ella. Me di cuenta de que nunca había pensado seriamente sobre la bomba, la Guerra y sobre por qué había sucedido. Cuanto más pensaba en ello, más evidente era que los japoneses no se habían enfrentado a estos problemas en absoluto. No habían terminado de aceptar su responsabilidad en la guerra. A partir de entonces decidí que me gustaría escribir sobre la bomba y la guerra, y que responsabilizaría a quien se lo merecía de verdad. Una semana después de haber vuelto a Tokio escribí mi primera obra sobre la bomba, Kuroi Ame ni Utarete [Golpeado por la Lluvia Negra]. Trata sobre unos jóvenes que se meten en el mercado negro de las armas durante la posguerra de Hiroshima. El personaje principal es un superviviente de la bomba atómica cuyo odio lo impulsa a matar a un estadounidense que trafica en el mercado negro. Les dice a los estadounidenses: "¿Quiénes sois vosotros para hablar de justicia cuando habéis masacrado a cientos de miles de personas inocentes en Hiroshima, en Nagasaki, en el bombardeo de Tokio? ¿Eso es a lo que vosotros llamáis "justicia"?
Los editores que leyeron "Lluvia Negra" se quedaron muy conmovidos y me dijeron que escribiese más material. Terminé escribiendo cinco tomos de mi serie "Lluvia Negra": Río Negro, Silencio Negro y así sucesivamente. "Lluvia Negra" se publicó por entregas en Manga Punch, una revista "adulta" de manga publicada por una pequeña editorial, Hobunsha. Las grandes editoriales rechazaron la obra. Me dijeron que era demasiado radical, y que también era política.
GLEASON: ¿Qué es lo que no les gustaba en concreto?
NAKAZAWA: Me dijeron que tenían miedo de que termináramos siendo acosados por la CIA o demandados por el gobierno de los Estados Unidos por escribir acerca de la bomba atómica. Cuando se lo comenté a mi editor en Hobunsha, se rió y me dijo: "¡Oye, que vengan a detenerme a mí, que eso supondría mucha publicidad! "
Pero aunque fuese "adulta", lo cuál significa que era erótica, la revista Manga Punch tenía una muy pequeña porción del mercado. Yo quería escribir sobre estos temas para una editorial más grande. Tuve la suerte de encontrar a un muy buen editor en una de esas editoriales, Shueisha. Su nombre era Tadasu Nagano. Defendió mucho mi trabajo. Me animó a escribir más sobre la bomba atómica, así que empecé mi serie sobre "la Paz" en Aru Hola totsuzen ni [De repente, un día].
GLEASON: Así que a finales de los sesenta, principalmente estabas escribiendo sobre la temática de la guerra y sobre la bomba atómica, ¿se basaban esas obras en tus propias experiencias?
NAKAZAWA: Oh, claro, un montón de cosas se basaban en mis propias experiencias. Pero no empecé a escribir acerca de lo que me había pasado personalmente hasta que la revista mensual Shonen Jump empezó a editar una serie de “autobiografías de historietistas.” Me preguntaron si podría escribir una. Al principio no quería hacerlo, pero insistieron. El resultado fue Ore wa Mita [Yo lo vi]. Cuando Nagano la leyó, me dijo: “deberías hacer una serie larga basada en tu historia. Puedes hacer tantas páginas como quieras y nosotros editaremos todo lo que hagas.” Difícilmente me lo podía creer. Fue la primera vez que un editor me decía algo parecido. Le estaba muy agradecido, y sentía que debería hacer el mejor trabajo que pudiese. Así es como surgió Hadashi no Gen [Barefoot Gen].
Si no hubiese sido por Nagano, Gen nunca habría llegado a aparecer. Pero después de un año y medio, lo promocionaron y convirtieron en director de su división, así que su cargo en Jump pasó a otra persona. El nuevo editor tenía gustos diferentes, así que decidió cancelar Gen. Después, la revista mensual Shimin [Citizen] se encargó de la serie durante un año. Quebraron, así que Gen se mudó a otra revista mensual llamada Bunka Hyoron [Cultural Criticism], donde estuvo apareciendo durante tres años y medio. Luego la revista se quedó sin dinero, así que Gen se mudó a Kyoiku Hyoron [Educational Criticism] otros tres años y medio.
GLEASON: ¿A qué ritmo se serializaba Gen en esas publicaciones?
NAKAZAWA: Eran unas dieciséis páginas mensuales. Lo que condujo a que Gen completase su recorrido del todo, compuesto finalmente por un total de diez tomos.
GLEASON: Alguien me dijo una vez que creía que Jump había cancelado Gen por la presión que ejercía la derecha. ¿Hay algo de verdad?
NAKAZAWA: No, ninguna en absoluto, fue por capricho del nuevo editor. Esperábamos recibir mucha presión por parte de la derecha, pero nunca experimentamos ninguna. Cuando Gen apareció por primera vez, le advertí a mi esposa que debía estar preparada para recibir correos de odio y amenazas telefónicas. No ocurrió nada. Gen solo recibió elogios. ¡Incluso la gente de derechas lloraba cuando leía el manga!
GLEASON: Antes también has mencionado que la izquierda japonesa quería usar Gen para su propia agenda política, y que en un momento dado el Partido Comunista de Japón te estuvo importunando para que te unieses a ellos.
NAKAZAWA: Oh, claro, es cierto. Pero les contesté que no. Me hicieron el vacío después de decírselo. En realidad se podría decir que los comunistas también me rechazaron. Bunka Hyoron estaba afiliado al Partido Comunista, pero canceló Gen cuando se les acabó el dinero.
GLEASON: Así que durante varios años estuviste muy ocupado con Gen. Pero también estabas haciendo otras obras durante esa época, ¿no?
NAKAZAWA: Oh, sí, unas cuantas. Hacía cosas para Monthly Champion y Manga Action. Muchas con comentarios parcialmente sociales, pero también hacía cosas más ligeras. Hice un manga titulado Yakyu Baka [Baseball Fool], sobre un chico que era demasiado tonto como para jugar al béisbol. ¡Uno también se cansa de hacer cosas serias todo el tiempo! Pero también estuve haciendo obras en la misma línea que Gen y Okinawa. Me encargué de una serie llamada Geki no Kawa [Río Geki] acerca de un niño que estaba creciendo en Manchuria cuando todavía era una colonia japonesa.
GLEASON: En algún momento también empezaste a dar charlas en público. ¿Cuándo fue?
NAKAZAWA: Supongo que después de que Gen apareciese por primera vez en un conjunto de cuatro volúmenes, así que sería a mediados de los setenta.
GLEASON: ¿Solías hablar sobre tus experiencias como superviviente de la bomba atómica?
NAKAZAWA: Si, y sobre temas relacionados con la Paz. Eran charlas para grupos de ciudadanos, en escuelas y con grupos de profesores por todo Japón.
GLEASON: ¿Lo sigues haciendo?
NAKAZAWA: Ahora no, estoy cansado. El año pasado todavía lo hacía, pero no quiero seguir. En los momentos de más éxito estuve dando como unas 20 o 25 charlas por año.
GLEASON: ¿Qué tipo de preguntas te hacía la gente?
NAKAZAWA: Querían saber cómo fueron realmente la Guerra y la bomba atómica. Era la primera vez en la que la gente podía escuchar la verdad. Es lo que me decían en todos los sitios en los que estuve.
GLEASON: He oído que los libros de Historia japonesa escolares no dicen gran cosa sobre la bomba, ¿Cuál puede ser el motivo?
(Continuará)
NAKAZAWA: Historias de época, aventura histórica, dramas con samuráis... por lo general en entregas de 16 páginas.
GLEASON: ¿Cómo reaccionó tu madre cuando supo que querías convertirte en historietista profesional?
NAKAZAWA: Se puso en contra. Conocía bien lo que era estar casada con un artista, ¡lo pobre que terminas siendo! No quería que siguiera los pasos de mi padre. Me enfadé con ella y la dije que iba a seguir dibujando sin que me importara mucho lo que me dijese. Dibujaba todos los días, ¡era un maníaco del manga!
GLEASON: Así que Tezuka fue tu mayor influencia. ¿Qué otros artistas de manga te gustaban?
NAKAZAWA: Eiichi Fukui, Noboru Baba, Jiro Ota, me encantaban. Todos aparecían en revistas de manga de la época, pero Tezuka era el ejemplo primigenio, alguien con algo que decir. Tenía su propio punto de vista y se podría decir que tenía una especie de sentido de la justicia. Creo que de alguna forma, en su obra hay un punto de vista filosófico soterrado. Supuso una gran influencia.
GLEASON: En los sesenta aparecieron algunos nuevos géneros en el manga, las narrativas de hardboiled dramático conocidas como gekiga, y algunas obras más avant-garde realizadas por los artistas "angura" o “underground”. ¿Qué pensabas de ellos?
NAKAZAWA: Me parecían simples modas. Ni siquiera estaba seguro de si deberían llamarlo manga. Los guionistas de "angora" en particular me parecían demasiado auto-indulgentes. No hacían esfuerzo alguno por comunicar su punto de vista, si es que tenían alguno, al lector. Su actitud era en plan: “si no lo pillas, es tu problema.”
GLEASON: A menudo se menciona a Yoshiharu Tsuge como uno de los primeros artistas manga avant-garde, ¿qué opinas de su obra?
NAKAZAWA: La entiendo en parte, ¡pero hay un montón que no! Conozco a mucha gente que describe su trabajo como arte. Personalmente no veo en ella nada que me parezca particularmente artístico.
GLEASON: ¿Tienes algún historietista, o alguna historieta, favoritos de Estados Unidos u otros países?
NAKAZAWA: Cuando era joven me encantaban los cómics de Disney, y también Blondie. Y solía leer un montón de tebeos de diez centavos, del Oeste e historias de aventuras, que pensaba que habían sido la inspiración para el género japonés del gekiga. En cuanto al dibujo, los cómics americanos me parecían insuperables, pero no estaba tan impresionado por sus historias. No me gusta el enfoque americano que se puede ver en cómics como Superman, donde hay personas diferentes escribiendo las historias y dibujándolas. Para mí no es hacer historietas de verdad. Creo que las obras se tienen que llevar a cabo de forma completa e integrada. El enfoque de la división del trabajo utilizado en Estados Unidos creo que no te permite ser mejor historietista.
Algunos artistas japoneses han empezado a imitar el enfoque americano, como ocurre con Takao Saito [el creador de la larga serie de gekiga Golgo 13], por ejemplo. Escribe la historia y luego externaliza el dibujo entre varios autores, pero creo que el resultado no es tan bueno.
GLEASON: Como has mencionado, en los últimos años se han editado más cómics con un punto de vista propio, cómics preocupados por problemáticas sociales, como ocurría con Pies Descalzos. Un ejemplo famoso es el de Maus de Art Spiegelman. El Adolf de Tezuka también llamó la atención en Estados Unidos cuando fue traducido. ¿Qué piensas de las obras que van en esa línea?
NAKAZAWA: Los veo como trabajos ortodoxos en el mejor sentido de la palabra, porque expresan un punto de vista sobre el mundo. Como decía antes, creo que todos los mejores historietistas terminan haciendo algo por el estilo. Por eso admiro tantísimo a Tezuka. Por otro lado creo que hay algunos guionistas que usan lo que sea, sexo, violencia, para vender tantas copias como puedan. No me interesa demasiado leer el batiburrillo actual.
MANGA A TIEMPO COMPLETO
NAKAZAWA: Cuando cumplí 22 años no pude soportarlo más. Decidí que tenía que dibujar manga a tiempo completo, así que me mudé a Tokyo. Fue en 1961. Encontré una pequeña habitación de tres tatamis [90x180x5 cm cada uno] en el distrito de Yanaka y empecé a presentar mis manuscritos a diferentes editores.
GLEASON: ¿Tenías una carta de recomendación o algo así?
NAKAZAWA: Nada. Sencillamente iba y les decía que echasen un vistazo a mi trabajo. Muchos me contestaban: “parece muy interesante, vuelve cuando tengas algo más”. Finalmente comencé a publicar en una revista mensual de manga que se llamaba Shonen Gaho [Boys’ Pictorial]. En realidad todo ocurrió bastante rápido, solo llevaba un año en Tokyo cuando conseguí el trabajo. El título del manga era Spark One. Combinaba las carreras de coches con las intrigas de espionaje.
GLEASON: ¿Cuál era la conexión entre ambas?
NAKAZAWA: Uno de los equipos de carreras estaba intentando robar los diseños secretos de un coche de otro equipo. La serie estuvo apareciendo en Shonen Gaho durante un año. Conseguí otro trabajo haciendo historias cortas de ciencia ficción en una serie titulada Uchu Jirafu [Space Giraffe] para la revista manga semanal Shonen King.
Cuando esas series acabaron empecé a trabajar como asistente de Naoki Tsuji, que era un historietista muy popular. Durante esa época también estuve haciendo historias cortas para revistas como Kodansha’s Bokura [We], Shonen Sunday y Shonen magazine. Pasé por todo tipo de géneros, ciencia ficción, béisbol, samuráis, me gustaba dibujar de todo, así que metía la mano en cualquier cosa.
GLEASON: ¿Te obligaban en las oficinas de las revistas a dibujar un tipo de historias específico?
NAKAZAWA: No, dibujaba lo que quería y ellos lo ponían a la venta.
Después, en 1966 mi madre falleció. Me llegó un telegrama y corrí de regreso a Hiroshima, pero ya era tarde, la encontré tendida en el ataúd. Le estoy muy agradecido. Si no hubiese sido por mi madre, quien sabe qué me habría ocurrido. Podría haber sido un huérfano de Guerra, lo más probable es que hubiese muerto o hubiese entrado en la cárcel. Fui al crematorio para recoger sus cenizas. En realidad, cuando queman un cadáver siempre se quedan algunos huesos entre los restos, el cráneo, los huesos de la columna vertebral, de los brazos y de las piernas. Pero entre las cenizas de mi madre no había ninguno. Nada. Me quedé muy impresionado. Creo que la radiación debía haber invadido sus huesos y los había debilitado hasta el punto de que al final se desintegraron. Estaba horrorizado.
Desde que había llegado a Tokyo no le había dicho a nadie ni una palabra de que era un superviviente de la bomba atómica. La gente de Tokyo te miraba de forma rara cuando se lo contabas, así que aprendí a a quedarme callado. Muchos japoneses siguen teniendo un miedo irracional a que las víctimas de la bomba atómica puedan “contagiarles” alguna enfermedad radiactiva. Hay mucha gente así, incluso en grandes ciudades como Tokyo.
Estaba furioso porque la bomba se hubiese llevado incluso los huesos de mi madre. Durante todo el trayecto en el tren de regreso a Tokio no pude dejar de pensar en ella. Me di cuenta de que nunca había pensado seriamente sobre la bomba, la Guerra y sobre por qué había sucedido. Cuanto más pensaba en ello, más evidente era que los japoneses no se habían enfrentado a estos problemas en absoluto. No habían terminado de aceptar su responsabilidad en la guerra. A partir de entonces decidí que me gustaría escribir sobre la bomba y la guerra, y que responsabilizaría a quien se lo merecía de verdad. Una semana después de haber vuelto a Tokio escribí mi primera obra sobre la bomba, Kuroi Ame ni Utarete [Golpeado por la Lluvia Negra]. Trata sobre unos jóvenes que se meten en el mercado negro de las armas durante la posguerra de Hiroshima. El personaje principal es un superviviente de la bomba atómica cuyo odio lo impulsa a matar a un estadounidense que trafica en el mercado negro. Les dice a los estadounidenses: "¿Quiénes sois vosotros para hablar de justicia cuando habéis masacrado a cientos de miles de personas inocentes en Hiroshima, en Nagasaki, en el bombardeo de Tokio? ¿Eso es a lo que vosotros llamáis "justicia"?
Los editores que leyeron "Lluvia Negra" se quedaron muy conmovidos y me dijeron que escribiese más material. Terminé escribiendo cinco tomos de mi serie "Lluvia Negra": Río Negro, Silencio Negro y así sucesivamente. "Lluvia Negra" se publicó por entregas en Manga Punch, una revista "adulta" de manga publicada por una pequeña editorial, Hobunsha. Las grandes editoriales rechazaron la obra. Me dijeron que era demasiado radical, y que también era política.
GLEASON: ¿Qué es lo que no les gustaba en concreto?
NAKAZAWA: Me dijeron que tenían miedo de que termináramos siendo acosados por la CIA o demandados por el gobierno de los Estados Unidos por escribir acerca de la bomba atómica. Cuando se lo comenté a mi editor en Hobunsha, se rió y me dijo: "¡Oye, que vengan a detenerme a mí, que eso supondría mucha publicidad! "
Pero aunque fuese "adulta", lo cuál significa que era erótica, la revista Manga Punch tenía una muy pequeña porción del mercado. Yo quería escribir sobre estos temas para una editorial más grande. Tuve la suerte de encontrar a un muy buen editor en una de esas editoriales, Shueisha. Su nombre era Tadasu Nagano. Defendió mucho mi trabajo. Me animó a escribir más sobre la bomba atómica, así que empecé mi serie sobre "la Paz" en Aru Hola totsuzen ni [De repente, un día].
GLEASON: Así que a finales de los sesenta, principalmente estabas escribiendo sobre la temática de la guerra y sobre la bomba atómica, ¿se basaban esas obras en tus propias experiencias?
NAKAZAWA: Oh, claro, un montón de cosas se basaban en mis propias experiencias. Pero no empecé a escribir acerca de lo que me había pasado personalmente hasta que la revista mensual Shonen Jump empezó a editar una serie de “autobiografías de historietistas.” Me preguntaron si podría escribir una. Al principio no quería hacerlo, pero insistieron. El resultado fue Ore wa Mita [Yo lo vi]. Cuando Nagano la leyó, me dijo: “deberías hacer una serie larga basada en tu historia. Puedes hacer tantas páginas como quieras y nosotros editaremos todo lo que hagas.” Difícilmente me lo podía creer. Fue la primera vez que un editor me decía algo parecido. Le estaba muy agradecido, y sentía que debería hacer el mejor trabajo que pudiese. Así es como surgió Hadashi no Gen [Barefoot Gen].
Si no hubiese sido por Nagano, Gen nunca habría llegado a aparecer. Pero después de un año y medio, lo promocionaron y convirtieron en director de su división, así que su cargo en Jump pasó a otra persona. El nuevo editor tenía gustos diferentes, así que decidió cancelar Gen. Después, la revista mensual Shimin [Citizen] se encargó de la serie durante un año. Quebraron, así que Gen se mudó a otra revista mensual llamada Bunka Hyoron [Cultural Criticism], donde estuvo apareciendo durante tres años y medio. Luego la revista se quedó sin dinero, así que Gen se mudó a Kyoiku Hyoron [Educational Criticism] otros tres años y medio.
GLEASON: ¿A qué ritmo se serializaba Gen en esas publicaciones?
NAKAZAWA: Eran unas dieciséis páginas mensuales. Lo que condujo a que Gen completase su recorrido del todo, compuesto finalmente por un total de diez tomos.
GLEASON: Alguien me dijo una vez que creía que Jump había cancelado Gen por la presión que ejercía la derecha. ¿Hay algo de verdad?
NAKAZAWA: No, ninguna en absoluto, fue por capricho del nuevo editor. Esperábamos recibir mucha presión por parte de la derecha, pero nunca experimentamos ninguna. Cuando Gen apareció por primera vez, le advertí a mi esposa que debía estar preparada para recibir correos de odio y amenazas telefónicas. No ocurrió nada. Gen solo recibió elogios. ¡Incluso la gente de derechas lloraba cuando leía el manga!
GLEASON: Antes también has mencionado que la izquierda japonesa quería usar Gen para su propia agenda política, y que en un momento dado el Partido Comunista de Japón te estuvo importunando para que te unieses a ellos.
NAKAZAWA: Oh, claro, es cierto. Pero les contesté que no. Me hicieron el vacío después de decírselo. En realidad se podría decir que los comunistas también me rechazaron. Bunka Hyoron estaba afiliado al Partido Comunista, pero canceló Gen cuando se les acabó el dinero.
GLEASON: Así que durante varios años estuviste muy ocupado con Gen. Pero también estabas haciendo otras obras durante esa época, ¿no?
NAKAZAWA: Oh, sí, unas cuantas. Hacía cosas para Monthly Champion y Manga Action. Muchas con comentarios parcialmente sociales, pero también hacía cosas más ligeras. Hice un manga titulado Yakyu Baka [Baseball Fool], sobre un chico que era demasiado tonto como para jugar al béisbol. ¡Uno también se cansa de hacer cosas serias todo el tiempo! Pero también estuve haciendo obras en la misma línea que Gen y Okinawa. Me encargué de una serie llamada Geki no Kawa [Río Geki] acerca de un niño que estaba creciendo en Manchuria cuando todavía era una colonia japonesa.
GLEASON: En algún momento también empezaste a dar charlas en público. ¿Cuándo fue?
NAKAZAWA: Supongo que después de que Gen apareciese por primera vez en un conjunto de cuatro volúmenes, así que sería a mediados de los setenta.
GLEASON: ¿Solías hablar sobre tus experiencias como superviviente de la bomba atómica?
NAKAZAWA: Si, y sobre temas relacionados con la Paz. Eran charlas para grupos de ciudadanos, en escuelas y con grupos de profesores por todo Japón.
GLEASON: ¿Lo sigues haciendo?
NAKAZAWA: Ahora no, estoy cansado. El año pasado todavía lo hacía, pero no quiero seguir. En los momentos de más éxito estuve dando como unas 20 o 25 charlas por año.
GLEASON: ¿Qué tipo de preguntas te hacía la gente?
NAKAZAWA: Querían saber cómo fueron realmente la Guerra y la bomba atómica. Era la primera vez en la que la gente podía escuchar la verdad. Es lo que me decían en todos los sitios en los que estuve.
GLEASON: He oído que los libros de Historia japonesa escolares no dicen gran cosa sobre la bomba, ¿Cuál puede ser el motivo?
(Continuará)
2 comentarios:
Sr. Frog,
Muchas gracias por la traducción. Hace más o menos un año que empecé a leer Gen (todavía no lo he terminado) y me apetecía mucho saber un poco más sobre Nakazawa.
Félix Frog2000 , que tal todo? Oye hace algún tiempo me aceptaste una propuesta de traducción. Te ofrezco otra, aunque se va un poco de lo que habitualmente te ocupas.
http://www.superman-through-the-ages.com/starwinds-howl/welcome.php
Esta es la historia de Krypto el superperro que hizo Elliot S Maggin. Dicen que es lo mejor que se ha escrito sobre el personaje. ¿Te animas?
Un abrazo
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