lunes, 1 de enero de 2018

ENTREVISTA CON DEBBIE DRECHSLER EN THE COMICS JOURNAL (PARTE 2 de 9)

Entrevista con Debbie Drechsler en The Comics Journal nº 249, 2002. Traducida por Frog2000. Parte 1.

Groth: Supongo que estuvo combatiendo en la Segunda Guerra Mundial.

Drechsler: No. Mis padres eran demasiado jóvenes. Nacieron en el ´29, o puede que fuese en el ´28 o en el '30. No lo recuerdo.

Groth: Demasiado joven. Bien. Entonces, ¿el motivo de todas esas mudanzas era porque estaba de servicio?

Drechsler: No. No sé, era bastante extraño. Supongo que cuando todavía nos hablábamos nunca sentí curiosidad por saber a qué se debían, y ahora es en plan: "Bueno, ¿qué demonios estabas haciendo?" No sé si se alistó voluntario o es que lo reclutaron. Supongo que todavía tendría una edad discutible. Ni siquiera sé lo que hacía mientras estaba de servicio. Creo que dejamos Cleveland porque mi padre quería alejarse de su familia. Más tarde me enteré de que en realidad no le gustaba ser farmacéutico, así que empezó a probar otras cosas. Cuando estábamos viviendo en Illinois -no en Urbana, sino la segunda vez-, trabajó de comercial para Ludlow Steel y luego nos mudamos a Cleveland y se compró su propia farmacia. En ese momento, su padre había fallecido, pero su hermano era el propietario de Drexler Drugs y él dirigía otra empresa. Creo que seguían asociados de alguna forma. Pero no estaba a gusto, así que nos mudamos a Scotia, donde estuvo trabajando como recaudador de impuestos durante un tiempo. Lo que nos trajo a Rochester fue que volvió a trabajar para la industria farmacéutica: trabajó brevemente para Rite-Aid y más tarde para Wegman's, que es una pequeña cadena de supermercados al estilo Safeway del Estado de Nueva York. Así que terminó de gerente en una farmacia, no sé si porque no pudo evitarlo o porque finalmente era lo que le gustaba hacer. Aunque supongo que no. Nunca me dio esa sensación.

Groth: Bueno, si me das su número, podría llamar y preguntarle.

Drechsler: [Risas.] Tendría que buscarlo, porque ya ni me le sé.
LEYENDO A SUPERMAN Y CRECIENDO

Groth: Antes has comentado que cuando tu padre tenía una farmacia en Cleveland, solías ir allí y leías cómics. ¿Qué edad tenías entonces?

Drechsler: Bueno, recuerdo hacerlo hasta los diez, pero no sé durante cuánto tiempo. Puede que no fuese mucho, porque era un viaje en bicicleta bastante largo. Igual era algo más joven. Creo que desde mi casa a la farmacia se tardaban unos 15 o 20 minutos, puede que más.

Groth: Si fue alrededor del '63, probablemente estarías leyendo cómics de superhéroes de la DC.

Drechsler: Sí. Estaba bastante enganchada con los "Supers", Superman y Superboy.

Groth: Estoy seguro de que te han dicho que es bastante inusual para una chica.

Drechsler: Lo es. Yo era una auténtica marimacho. Me enorgullecía de jugar con chicos más que con chicas, porque me gustaba jugar a policías y ladrones y ese tipo de cosas, más que a los vestiditos.

Groth: ¿Jugabas con muchachos más que con chicas?

Drechsler: Lo hice hasta que ya no quisieron seguir jugando conmigo porque era una niña. De acuerdo. Primero les parecía bien y luego ya no querían jugar conmigo. Tuve mucha suerte, porque casi solo jugaba con niños, probablemente lo hice hasta sexto curso. También me interesaban las cosas de chicas, pero siempre tuve amigos, lo que en la adolescencia se terminó por convertir en un gran problema, porque eso es todo lo que veían en mí, una amiga.

Groth: Suele ser un problema masculino.

Drechsler: Oh. Ni siquiera lo sabía.

Groth: Oh, sí. Y los hombres lo aborrecen. Bueno, sigamos. Entre los 8 y los 11, o en el período que fuese, solías leer cómics, pero te convertiste en historietista mucho más tarde en lugar de empezar a explotar ese temprano interés en el medio. Esa temprana exposición no tuvo el profundo impacto que nos produjo a tantos de nosotros que nos volvimos obsesivos a una edad temprana y continuamos con esa obsesión a lo largo de nuestra vida.

Drechsler: No estoy tan segura de que no hubiese leído cómics antes de los diez, sino que simplemente no lo recuerdo. En nuestra casa estábamos suscritos a la revista Mad, probablemente lo estuvimos durante bastante tiempo. Es probable que leyese cómics cuando era muy joven, especialmente en la farmacia de mi padre. Pero sencillamente no recuerdo hacerlo.
Groth: Eso sí, dejaste de leerlos cuando todavía eras joven. A eso me refiero cuando afirmo que no te obsesionaste con ellos, tampoco seguiste leyendo cada vez más títulos y empezaste a coleccionarlos como hicimos el resto.

Drechsler: Sí, pero parece que en comparación con los hombres, es bastante típico que las mujeres lean cómics a esa edad. Parece que muchas de las mujeres hacían lo mismo que yo, porque les gustaban mucho cuando eran más jóvenes, pero... estoy bastante segura de que los abandoné porque me parecían cosas de chicos.

Groth: Te sobrepusiste a ellos temporalmente. Estábais suscritos a Mad. Es de suponer que tus padres se suscribieron...

Drechsler: Sí, mi padre. Supongo que se lo leía tan religiosamente como nosotros. Puede que incluso se leyese algunos cómics. Mi padre tenía un sentido del humor realmente infantil y mi madre solía enfadarse con él porque siempre la estaba instigando de una forma pueril y le gustaban muchas cosas que nos gustaban a nosotras. Recuerdo que en consecuencia, mi madre siempre estaba enfadada.
Groth: No puedo creer que de niña no te leyeses La Pequeña Lulú.


Drechsler: No. Lo hice, pero no me gustó. Puede que me gustase cuando era pequeña y no lo recuerde. Ciertamente recuerdo haber leído Archie. Recuerdo leer Little Lulu y Richie Rich. ¡Uf! ¡Odiaba Richie Rich! Siempre lo he odiado. Me acuerdo que me encantaba Popeye, y también adoraba el programa de televisión de Super Ratón. Bueno, ya me conoces... sabes por qué me gusta. De acuerdo, en aquel entonces era una niña, era pequeña, me sentía impotente. ¡Pero mira a Mighty Mouse! ¡Es mucho más pequeño y mucho más poderoso! No recuerdo leer cómics de pequeña. Recuerdo leer las tiras del periódico, pero no recuerdo los cómics. Me encantaban los Classic Illustrated. Los adoraba. De hecho, llegué a leer la versión de Classics Illustrated de Historia de Dos Ciudades, y en sexto curso seguí adelante y leí el libro y escribí una redacción sobre el argumento que impresionó un montonazo a mi profesor. 

Groth: ¿Leías las cosas de Disney?

Drechsler: ¿Había cómics de Disney cuando éramos niños? 

Groth: Por supuesto. El Pato Donald y El Tío Gilito

Drechsler: Ah, vale, no. La verdad es que no recuerdo haberlos leído. Siempre me he sentido atraído por el drama en lugar de la comedia. El otro día lo estuve pensando: nunca veo comedias en la televisión e incluso cuando era pequeña y leía los cómics del periódico, prefería a Mary Worth y... bueno, leía Doonesbury, pero entonces, por supuesto, ya era más mayor. Me gusta más lo dramático. Supongo que seré una drama queen

Groth: Bueno, es cierto. En tus cómics no hay mucho humor. Lo que parece divertido suele ser a expensas de las miserias de un adolescente. 

Drechsler: En Verano de Amor intenté incluir algunas notas de humor, pero no de humor facilón.
REDESCUBRIENDO LOS COMIX

Groth: Has dicho que hasta que no encontraste algunas antologías femenina de los 70 como Wimmen´s Comix, no te empezaste a interesar en el comix underground. ¿Puedes hablar un poco sobre dónde te encontrabas en ese momento? ¿Qué estabas haciendo y cómo descubriste esos cómics?

Drechsler: Bueno, básicamente me metí en el feminismo desde el principio y lo hice de una manera realmente intensa y militante. Para mí fue como: "Wow, esta es la respuesta a todos mis problemas". Lo abracé de una forma apasionada. Eso provocó que la mayoría de los comix underground hechos por hombres me pareciesen viles, malvados: trabajos diabólicos. Ni siquiera me molestaba en mirar los dibujos. Solo me importaba el contenido... me dije: "al diablo, no me interesa". 

Groth: Pero al menos estabas al tanto de su existencia. 

Drechsler: Oh, sí. Recuerdo que a finales de los sesenta alguien me habló en el instituto sobre los cómics de Crumb, y probablemente incluso llegase a ver alguno. Estoy bastante segura de que alguno de mis amigos de clase me habló sobre él, pero me fijé en los dibujos de mujeres de grandes pechos y culos y pensé: "Ok, todo esto no es para mí. Que le den." Fue más tarde, después de abandonar el R.I.T., cuando encontré los cómics hechos por mujeres. Debería mencionar que fui a una escuela en Minneapolis antes de ir al R.I.T . Acababa de salir del instituto y fui a la Facultad de Arte y Diseño de Minneapolis. Ni siquiera puedo explicarlo de una forma razonable, pero como que me separé de mi familia. Probablemente estaba demasiado enferma como para querer averiguar el motivo. 

Groth: ¿Qué estuviste estudiando en Minneapolis? 

Drechsler: Antes de irme de Rochester, decidí dejar el instituto, porque quería hacer impresiones en huecograbado. Siempre me ha gustado el grabado. Había hecho algunas pruebas con seda y xilografías en la escuela secundaria, y un amigo me llevó al R.I.T. y vi el estudio de grabado y me dije: "Aquí es donde quiero estar". Solo que no en el R.I.T., porque, por supuesto, quería alejarme de mi familia, lo que no conseguí, pero en ese momento no lo sabía. Así que me fui a Minneapolis y eso es básicamente en lo que empecé a concentrar todas mis fuerzas. 

(Continuará)

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