Entrevista con Debbie Drechsler en The Comics Journal nº 249, 2002. Traducida por Frog2000. Parte 1, parte 2.
Groth: ¿Cuánto tiempo estuviste allí?
Drechsler: Un año. Luego fui al R.I.T. Creo que mis padres no querían que me marchara, y por eso me volví a casa. Es difícil recordar bien lo que ocurrió, no sé cómo se las arreglarán los demás. Jamás admitiría que estaba enganchada a mis padres y que no era capaz de ver que mis padres tenían lazos conmigo de una forma antinatural. Supongo que te vas inventando historias para intentar encajar las cosas que te han sucedido. No es que me dijesen: "No puedes volver a Minneapolis", creo que me desanimaron a hacerlo, no lo sé con certeza, pero creo que algo me inquietó lo suficiente como para aceptar hacer lo que me estaban diciendo.
Entonces fui al R.I.T. y cambié por completo de especialidad y escogí dibujo. Me parece que tenía un nombre concreto: diseño de la comunicación. Sé que escogerlo tuvo bastante que ver con mis padres, porque nunca tuvieron otra intención de que yo hiciese algo más que convertirme en la esposa de alguien. Así que empecé a ir a la Escuela de Arte. Cuando tomé la decisión, mis padres estaban dispuestos a apoyarme, pero mi madre quería que fuese a una escuela de artes liberales para que conociese a un buen médico o a un abogado que pudiera respaldar mi inclinación artística y hacerme bebés. Pero al mismo tiempo, dejaron muy claro que hacer grabado o Bellas Artes en general era una estupidez y que era mejor dedicarme al arte comercial. Y por eso elegí dibujo. Y a decir verdad, da igual por qué, pero no estaba destinada a ser una buena artista, aunque me encanta trabajar para revistas y otras cosas impresas. Así que estuve dos años haciendo artes de la comunicación. Lo dejé por un año y luego volví a retomarlo. Todavía no lo he terminado.
Groth: Creo que tenemos eso en común. Yo acudí a otras universidades, pero tampoco terminé nada.
Drechsler: Bueno, creo que mucha gente de nuestra generación hizo lo mismo. Hablar ahora de ese tema con la gente es muy gracioso, porque cuando les dices a los jóvenes que nunca acabamos lo que empezamos te contestan: "¿Por qué no?", pero si hablas con alguien de nuestra edad, se apresuran a decir: "Oh, vale, me parece bien".
Groth: Tienes razón. Más específicamente, creo que ambos fuimos al R.I.T., aunque nunca llegamos a terminar los cursos.
Drechsler: Tal vez allí sea lo normal.
Groth: ¿Con qué edad estuviste estudiando en el R.I.T.?
Drechsler: Me gradué en el '71. Así que fue en el '71. En el '72 estuve viviendo en Minneapolis, así que creo que comenzamos el R.I.T. al mismo tiempo. Puede que fuese en el '72 o en el '73. Bueno, en realidad puede que lo dejase en el '73, o en el '74 y luego regresara en el '74 o en el '75, y luego lo abandoné de nuevo.
Groth: Si, es posible que estuviésemos estudiando en el mismo sitio al mismo tiempo. Me suena haberte visto.
Drechsler: La verdad es que no socialicé demasiado con muchas de las personas del centro.
Groth: ¿Es que nos despreciabas?
Drechsler: No, es que estábais en un universo diferente. Estuve saliendo con algunos tipos de los cursos de fotografía.
Groth: Supongo que lo que estudiamos era muy parecido. Quizá elegiste tipografía y...
Drechsler: Lo hice. Pero era como una cosa en plan "Tipografía para dummies" del departamento de artes de la comunicación. Estoy bastante segura de que todos los de mi clase eran personas que provenían de ese curso. Supongo que todos pasamos por lo mismo. ¿Vivías en el Campus?
Groth: Sí.
Drechsler: Yo también. ¿Recuerdas en qué dormitorio?
Groth: Creo que era el primero más cercano al Campus actual y a los edificios donde se impartían la clases. Tenías que pasar por debajo de un puente y había una fila de dormitorios, tres de ellos interconectados por un túnel subterráneo. Si lo recuerdo bien, yo estaba en el primero.
Drechsler: Ok. De hecho, me acuerdo bastante bien: el mío era Sol Neumann Hall. El último.
Groth: Por eso nunca nos vimos, estábamos separados por el dormitorio del medio.
Drechsler: Ahí lo tienes. Oh, tenemos que habernos cruzado varias veces en el Ritskellar y en otros sitios parecidos.
Groth: Segurísimo. Por supuesto, también eras mayor que yo, así que...
Drechsler: Por supuesto, ahí lo tienes.
TIRAS DE CÓMIC FEMINISTA
Groth: Permíteme retomar el contexto en el que descubriste los comix con Wimmin's Comix. En ese momento estabas muy metida en el feminismo. Supongo que eso significa que conocías The Feminine Mystique de Betty Friedan...
Drechsler: No, estaba ya un poco pasado. Quiero decir, nos movíamos más en el terreno de Kate Millet y Phyllis Chesler, Robin Morgan...
Groth: O sea, ¿que eras bastante hardcore?
Drechsler: Lo era.
Groth: ¿Por qué crees que te atraía tanto? ¿Quizá por un genuino anhelo de justicia social?
Drechsler: Bueno, sí... pero además no tenía ni idea de quién era yo, así que estaba buscando pistas, y cuando me empezaron a llegar fue como: "Oh, sí, esto está muy bien". Aunque en un principio había desechado los cómics, me atraía mucho lo de hacer obras de arte en serie. Así que por un tiempo me empecé a interesar en la animación, pero tampoco funcionó. También me interesaba la ilustración de libros para niños, excepto que no quería escribir para niños. Quería hacerlo para adultos. Entonces, cuando empezaron a aparecer todos esos comix, me dije: "¡Oh, sí! Son muchas imágenes, palabras e imágenes conectadas para adultos, y ¡hey! ¡Nada de lo que aparecía en esas revistas era como lo que hacía R. Crumb!" El comix realizado por mujeres todavía estaba en un universo diferente al que yo estaba en ese momento, ellas eran más femeninas. Aunque dejé de ser una marimacho, seguía manteniendo mi sensibilidad de marimacho, nunca me gustó ir de compras y tampoco usaba maquillaje, excepto brevemente en el instituto después de que alguien me confundiese con Bobby Sherman en el centro comercial. Así que tal y como lo recuerdo, Wimmen's Comix se centraba mucho en todas esas cosas. Pero aún así, estaba mucho más cerca de lo que era yo que las cosas de Crumb, y encima estaba realizado por mujeres. A la gente se le olvida, pero en realidad, cuando yo era pequeña las mujeres no tenían muchas opciones para hacer una carrera laboral. Básicamente, se esperaba que te casaras, tuvieses hijos y lo que sea que hicieses estaba en medio de esas dos opciones.
Groth: Pero alcanzaste la mayoría de edad durante la revolución feminista, cuando todo esto se empezó a cuestionar.
Drechsler: Claro, excepto que... si, tienes razón. Pero seguía siendo, es...
Groth: ...una cosa es empezar una batalla y otra vivir las consecuencias sociales que pueda acarrear.
Drechsler: Ahora es diferente. Las mujeres pasan por el instituto creyendo que no hay ninguna razón por la que no puedan hacer prácticamente todo lo que quieran hacer, mientras que yo recuerdo el día que en el instituto tuve que elegir lo que quería ser (irónicamente me interesaba ser veterinaria. Lo elegí como una de las pequeñas cosas que quería hacer), pero ese tío se me quedó mirando y me echó de allí. Me dijo: "Eres demasiado canija. Nunca vas a poder encargarte de animales grandes". Tampoco es que quisiera encargarme de animales grandes. Pensaba más en perros y gatos. Básicamente, me expulsaron. ¿Te imaginas a alguien que haga lo mismo hoy en día? Iría a la cárcel. La policía de la corrección política lo encerraría antes de que supiese lo que estaba pasando. De todos modos, era una época de cambios verdaderamente emocionante. Ver a mujeres haciendo cómics me hizo pensar: "¡Oh! Las mujeres están haciendo esto. Así que yo también puedo hacerlo. Genial."
Groth: Supongo que también te dirías: "Es probable que ellas [es decir, las mujeres que dibujaban] toquen el sexo y otras temáticas. Como en este momento estoy teniendo dificultades para afrontar todo el tema del sexo, de alguna forma esto me ayudará a superarlo".
Drechsler: Bueno, puede que decir "en este momento" no sea completamente exacto, porque supongo que cuando se convirtió en una posibilidad, el tema del sexo me empezó a parecer algo complicado. [Groth se ríe.] Era un área que me resultaba problemática. Lo que por supuesto, probablemente en los sesenta no fuese la mejor actitud. Ciertamente crecí en el peor momento posible.
Groth: Ya entraremos en eso a su debido tiempo. [Risas.] De acuerdo, entonces el comix undeground te picó la curiosidad. Tal vez hizo que resurgiese tu antiguo interés en los cómics y además coincidió con tu querencia por la ilustración y el dibujo. ¿Tengo razón?
Drechsler: Sí.
Groth: Esto ocurrió a mediados de los 70, pero en realidad no comenzaste a dibujar cómics hasta...
Drechsler: Bueno, en realidad sí que lo hice. Bueno, aunque ese tipo de transición hacia el sexo me resultaba preocupante. No sé cuánto recuerdas sobre el movimiento feminista de aquel entonces, pero había una parte que creía que todas deberíamos convertirnos en lesbianas... era el ala del movimiento feminista del que yo formaba parte. Me dije: "¡Oye! ¡Pues me parece bien! Voy a probarlo, porque quizás funcione mejor que intentar hacer que el sexo funcione con esos tíos tan molestos". Terminé trabajando para un periódico gay, donde estuve haciendo brevemente una tira de cómics, que ahora me parece bastante apestosa.
Groth: Solo hiciste media docena de cuatro viñetas.
Drechsler: Sí, no fueron tantas.
Groth: ¿Se suponía que era una tira de humor?
Drechsler: Ya sabes, estaba en algún punto intermedio. Intentaba que tuviese algún giro final. Todavía no había visto el trabajo de Lynda Barry, así que hasta cierto punto intenté modelar mi tira por lo que había visto en la prensa.
Groth: Era una tira políticamente progresista para un periódico gay de Rochester.
Deschler: No sé si "políticamente progresista" es el término más adecuado. Era bastante personal, y en eso se parecía un poco a lo que haría más tarde en el medio. Bueno, intenté mezclar algunas cosas políticas junto con otras más personales. Aunque la verdad es que en esa tira nunca conseguí volcarme del todo.
(Continuará)
Groth: ¿Cuánto tiempo estuviste allí?
Drechsler: Un año. Luego fui al R.I.T. Creo que mis padres no querían que me marchara, y por eso me volví a casa. Es difícil recordar bien lo que ocurrió, no sé cómo se las arreglarán los demás. Jamás admitiría que estaba enganchada a mis padres y que no era capaz de ver que mis padres tenían lazos conmigo de una forma antinatural. Supongo que te vas inventando historias para intentar encajar las cosas que te han sucedido. No es que me dijesen: "No puedes volver a Minneapolis", creo que me desanimaron a hacerlo, no lo sé con certeza, pero creo que algo me inquietó lo suficiente como para aceptar hacer lo que me estaban diciendo.
Entonces fui al R.I.T. y cambié por completo de especialidad y escogí dibujo. Me parece que tenía un nombre concreto: diseño de la comunicación. Sé que escogerlo tuvo bastante que ver con mis padres, porque nunca tuvieron otra intención de que yo hiciese algo más que convertirme en la esposa de alguien. Así que empecé a ir a la Escuela de Arte. Cuando tomé la decisión, mis padres estaban dispuestos a apoyarme, pero mi madre quería que fuese a una escuela de artes liberales para que conociese a un buen médico o a un abogado que pudiera respaldar mi inclinación artística y hacerme bebés. Pero al mismo tiempo, dejaron muy claro que hacer grabado o Bellas Artes en general era una estupidez y que era mejor dedicarme al arte comercial. Y por eso elegí dibujo. Y a decir verdad, da igual por qué, pero no estaba destinada a ser una buena artista, aunque me encanta trabajar para revistas y otras cosas impresas. Así que estuve dos años haciendo artes de la comunicación. Lo dejé por un año y luego volví a retomarlo. Todavía no lo he terminado.
Groth: Creo que tenemos eso en común. Yo acudí a otras universidades, pero tampoco terminé nada.
Drechsler: Bueno, creo que mucha gente de nuestra generación hizo lo mismo. Hablar ahora de ese tema con la gente es muy gracioso, porque cuando les dices a los jóvenes que nunca acabamos lo que empezamos te contestan: "¿Por qué no?", pero si hablas con alguien de nuestra edad, se apresuran a decir: "Oh, vale, me parece bien".
Groth: Tienes razón. Más específicamente, creo que ambos fuimos al R.I.T., aunque nunca llegamos a terminar los cursos.
Drechsler: Tal vez allí sea lo normal.
Groth: ¿Con qué edad estuviste estudiando en el R.I.T.?
Drechsler: Me gradué en el '71. Así que fue en el '71. En el '72 estuve viviendo en Minneapolis, así que creo que comenzamos el R.I.T. al mismo tiempo. Puede que fuese en el '72 o en el '73. Bueno, en realidad puede que lo dejase en el '73, o en el '74 y luego regresara en el '74 o en el '75, y luego lo abandoné de nuevo.
Groth: Si, es posible que estuviésemos estudiando en el mismo sitio al mismo tiempo. Me suena haberte visto.
Drechsler: La verdad es que no socialicé demasiado con muchas de las personas del centro.
Groth: ¿Es que nos despreciabas?
Drechsler: No, es que estábais en un universo diferente. Estuve saliendo con algunos tipos de los cursos de fotografía.
Groth: Supongo que lo que estudiamos era muy parecido. Quizá elegiste tipografía y...
Drechsler: Lo hice. Pero era como una cosa en plan "Tipografía para dummies" del departamento de artes de la comunicación. Estoy bastante segura de que todos los de mi clase eran personas que provenían de ese curso. Supongo que todos pasamos por lo mismo. ¿Vivías en el Campus?
Groth: Sí.
Drechsler: Yo también. ¿Recuerdas en qué dormitorio?
Groth: Creo que era el primero más cercano al Campus actual y a los edificios donde se impartían la clases. Tenías que pasar por debajo de un puente y había una fila de dormitorios, tres de ellos interconectados por un túnel subterráneo. Si lo recuerdo bien, yo estaba en el primero.
Drechsler: Ok. De hecho, me acuerdo bastante bien: el mío era Sol Neumann Hall. El último.
Groth: Por eso nunca nos vimos, estábamos separados por el dormitorio del medio.
Drechsler: Ahí lo tienes. Oh, tenemos que habernos cruzado varias veces en el Ritskellar y en otros sitios parecidos.
Groth: Segurísimo. Por supuesto, también eras mayor que yo, así que...
Drechsler: Por supuesto, ahí lo tienes.
TIRAS DE CÓMIC FEMINISTA
Groth: Permíteme retomar el contexto en el que descubriste los comix con Wimmin's Comix. En ese momento estabas muy metida en el feminismo. Supongo que eso significa que conocías The Feminine Mystique de Betty Friedan...
Drechsler: No, estaba ya un poco pasado. Quiero decir, nos movíamos más en el terreno de Kate Millet y Phyllis Chesler, Robin Morgan...
Groth: O sea, ¿que eras bastante hardcore?
Drechsler: Lo era.
Groth: ¿Por qué crees que te atraía tanto? ¿Quizá por un genuino anhelo de justicia social?
Drechsler: Bueno, sí... pero además no tenía ni idea de quién era yo, así que estaba buscando pistas, y cuando me empezaron a llegar fue como: "Oh, sí, esto está muy bien". Aunque en un principio había desechado los cómics, me atraía mucho lo de hacer obras de arte en serie. Así que por un tiempo me empecé a interesar en la animación, pero tampoco funcionó. También me interesaba la ilustración de libros para niños, excepto que no quería escribir para niños. Quería hacerlo para adultos. Entonces, cuando empezaron a aparecer todos esos comix, me dije: "¡Oh, sí! Son muchas imágenes, palabras e imágenes conectadas para adultos, y ¡hey! ¡Nada de lo que aparecía en esas revistas era como lo que hacía R. Crumb!" El comix realizado por mujeres todavía estaba en un universo diferente al que yo estaba en ese momento, ellas eran más femeninas. Aunque dejé de ser una marimacho, seguía manteniendo mi sensibilidad de marimacho, nunca me gustó ir de compras y tampoco usaba maquillaje, excepto brevemente en el instituto después de que alguien me confundiese con Bobby Sherman en el centro comercial. Así que tal y como lo recuerdo, Wimmen's Comix se centraba mucho en todas esas cosas. Pero aún así, estaba mucho más cerca de lo que era yo que las cosas de Crumb, y encima estaba realizado por mujeres. A la gente se le olvida, pero en realidad, cuando yo era pequeña las mujeres no tenían muchas opciones para hacer una carrera laboral. Básicamente, se esperaba que te casaras, tuvieses hijos y lo que sea que hicieses estaba en medio de esas dos opciones.
Groth: Pero alcanzaste la mayoría de edad durante la revolución feminista, cuando todo esto se empezó a cuestionar.
Drechsler: Claro, excepto que... si, tienes razón. Pero seguía siendo, es...
Groth: ...una cosa es empezar una batalla y otra vivir las consecuencias sociales que pueda acarrear.
Drechsler: Ahora es diferente. Las mujeres pasan por el instituto creyendo que no hay ninguna razón por la que no puedan hacer prácticamente todo lo que quieran hacer, mientras que yo recuerdo el día que en el instituto tuve que elegir lo que quería ser (irónicamente me interesaba ser veterinaria. Lo elegí como una de las pequeñas cosas que quería hacer), pero ese tío se me quedó mirando y me echó de allí. Me dijo: "Eres demasiado canija. Nunca vas a poder encargarte de animales grandes". Tampoco es que quisiera encargarme de animales grandes. Pensaba más en perros y gatos. Básicamente, me expulsaron. ¿Te imaginas a alguien que haga lo mismo hoy en día? Iría a la cárcel. La policía de la corrección política lo encerraría antes de que supiese lo que estaba pasando. De todos modos, era una época de cambios verdaderamente emocionante. Ver a mujeres haciendo cómics me hizo pensar: "¡Oh! Las mujeres están haciendo esto. Así que yo también puedo hacerlo. Genial."
Groth: Supongo que también te dirías: "Es probable que ellas [es decir, las mujeres que dibujaban] toquen el sexo y otras temáticas. Como en este momento estoy teniendo dificultades para afrontar todo el tema del sexo, de alguna forma esto me ayudará a superarlo".
Drechsler: Bueno, puede que decir "en este momento" no sea completamente exacto, porque supongo que cuando se convirtió en una posibilidad, el tema del sexo me empezó a parecer algo complicado. [Groth se ríe.] Era un área que me resultaba problemática. Lo que por supuesto, probablemente en los sesenta no fuese la mejor actitud. Ciertamente crecí en el peor momento posible.
Groth: Ya entraremos en eso a su debido tiempo. [Risas.] De acuerdo, entonces el comix undeground te picó la curiosidad. Tal vez hizo que resurgiese tu antiguo interés en los cómics y además coincidió con tu querencia por la ilustración y el dibujo. ¿Tengo razón?
Drechsler: Sí.
Groth: Esto ocurrió a mediados de los 70, pero en realidad no comenzaste a dibujar cómics hasta...
Drechsler: Bueno, en realidad sí que lo hice. Bueno, aunque ese tipo de transición hacia el sexo me resultaba preocupante. No sé cuánto recuerdas sobre el movimiento feminista de aquel entonces, pero había una parte que creía que todas deberíamos convertirnos en lesbianas... era el ala del movimiento feminista del que yo formaba parte. Me dije: "¡Oye! ¡Pues me parece bien! Voy a probarlo, porque quizás funcione mejor que intentar hacer que el sexo funcione con esos tíos tan molestos". Terminé trabajando para un periódico gay, donde estuve haciendo brevemente una tira de cómics, que ahora me parece bastante apestosa.
Groth: Solo hiciste media docena de cuatro viñetas.
Drechsler: Sí, no fueron tantas.
Groth: ¿Se suponía que era una tira de humor?
Drechsler: Ya sabes, estaba en algún punto intermedio. Intentaba que tuviese algún giro final. Todavía no había visto el trabajo de Lynda Barry, así que hasta cierto punto intenté modelar mi tira por lo que había visto en la prensa.
Groth: Era una tira políticamente progresista para un periódico gay de Rochester.
Deschler: No sé si "políticamente progresista" es el término más adecuado. Era bastante personal, y en eso se parecía un poco a lo que haría más tarde en el medio. Bueno, intenté mezclar algunas cosas políticas junto con otras más personales. Aunque la verdad es que en esa tira nunca conseguí volcarme del todo.
(Continuará)
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