jueves, 1 de noviembre de 2018

EL EMONOGATARI EN LA ERA DE LOS CÓMICS, 1948-1957 (PARTE 3 DE 5)

¿Qué era el manga alternativo? El emonogatari en la era de los cómics, 1948-1957, por Ryan Holmberg para la web de The Comics Journal, 2011. Traducción: Frog2000. Parte 1, parte 2.

Continuando con el género jidaigeki [dramas de época], pero adelantándonos unos años, pasemos a revisar la labor de Gōseki Kojima (1928-2000), conocido por ser el dibujante de los famosos gekiga de los setenta Lobo Solitario y su cachorro y Asa, el ejecutor. Antes de asociarse con Kazuo Koike, Kojima era más popular por guionizar y dibujar novelas históricas, principalmente para chicas, labor que llevaba haciendo desde cerca de 1957. No era demasiado conocido por su narrativa. El dibujante solo estaba orgulloso de su forma de dibujar. Sus figuras naturalistas y su atención a los detalles de la vestimenta histórica y los peinados eran muy alabados. Debido a dicha reputación, Sanpei Shirato contrató a Kojima para realizar los dibujos de los primeros años de La leyenda de Kamui para Garo. A mediados de los 50, Kojima creó al menos un par de emanga, serializados como insertos furoku en revistas mensuales para jóvenes. La única muestra disponible que tengo en mi poder se titula Asesino de la Fortaleza Fantasma (Onmitsu yūrei jō), de la edición de mayo de 1957 del Omoshiro Book de Shūeisha. La revista fue fundada en 1949 para capitalizar la popularidad de Sōji Yamakawa.

La historia del emanga de Kojima, o al menos lo que he podido dilucidar del único capítulo que he podido leer, es completamente convencional. Está protagonizada por un chico llamado Manjirō, que descubre que es el hijo del shogun Yoshimune. La prueba de su nacimiento es un inro (un estuche de tabaco lacado) con el diseño de un dragón volador. En su camino hacia Edo para reclamar su herencia le roban el inrō: primero se lo sustrae una asesina llamada Osen y luego varios espadachines encapuchados y ninjas que compiten por la reliquia. Manjirō tiene que luchar contra ellos, que también luchan con el resto de contendientes, con espadas y cuchillas arrojadizas. Se suceden los diálogos moralizantes sobre la lealtad, la amistad y el compromiso, directamente entresacados de una época anterior. El dibujo no es malo, pero a veces es muy incómodo seguirlo, especialmente por el trazo. Ciertamente palidece en comparación con las ilustraciones a pluma del período de la revista Club del que se deriva. Las esquinas se han recortado claramente para adaptar las "ilustraciones" a las múltiples viñetas y el ritmo de publicación del manga.
Kojima estuvo trabajando como artista kamishibai desde finales de los 40 hasta mediados de los 50. Se podría discutir la influencia de dicho medio en un emanga como Ghost Fortress. Sin embargo, la influencia del manga es mucho más fuerte, mucho más que en la Máscara del Tigre Blanco de Oka, concluida tres años antes. Por ejemplo, en Asesino hay gran cantidad de efectos de sonido. Algunos están pobremente realizados, con los trazos dibujados con desgana, como si Kojima entintara sus líneas a lápiz demasiado rápidamente o trabajase directamente a tinta. Hay una serie de viñetas que se enfocan detalladamente en árboles y armas, así como un puñado que no tienen nada más que sonidos y las reverberaciones visuales de los impactos físicos. Rara vez se suele ver algo así en el emonogatari. No creo que aparezca en el Tigre Blanco de Oka. El humor en el emanga de Kojima también parece derivado del manga. En una viñeta, un espadachín y un niño se encuentran de repente frente a frente. El espadachín lo reconoce y le dice: "Tú eres el chico del capítulo anterior", el tipo de broma reflexiva que tanto le gustaba a Tezuka. Aparece también un grupo de bufones, figuras de alivio cómico típicas de las películas de época, pero que, por lo que he visto, no lo eran en el emonogatari. Uno de los idiotas corretea con una cuba de madera incrustada en su cabeza. Sus compañeros se burlan de él golpeando -"pon, pon"- en la parte superior. Más tarde, uno de los miembros de la banda encara la línea de visión de un espadachín, literalmente una línea de puntos que se extiende como una cuerda en el espacio, para terminar de repente en la cara del mono mascota de Manjirō y en un signo de interrogación. En esta etapa tardía, el emonogatari parece estar perdiendo su seriedad, abriéndose más al humor y a los gags auto-referenciales al estilo del manga y las películas.

(Continuará)

No hay comentarios:

NUEVA YORK EN EL DAREDEVIL DE FRANK MILLER

"Investigué mucho para hacer un buen trabajo. Si me pedían que dibujara una cascada, iba hasta una y la dibujaba. Esto es algo que a...