¿Qué era el manga alternativo? El emonogatari en la era de los cómics, 1948-1957, por Ryan Holmberg para la web de The Comics Journal, 2011. Traducción: Frog2000. Parte 1, parte 2, parte 3, parte 4.
Kuwada Jirō (nacido en 1935), quien debutó como autor de manga a los trece años (1948), se convirtió en discípulo de Tomohiko Oka a principios de los años cincuenta. Fue uno de los mejores dibujantes de manga shōnen de finales de los 50 y principios de los 60, en gran parte gracias a The Phantom Detective (Maboroshi tantei) (Shōnen Gahō, 1957-61) y Moonlight Mask (Gekkō kamen) (Shōnen Club, 1958- 61), el primero protagonizado por un niño vigilante que llegó a generar programas de radio y televisión, el segundo una adaptación en manga de un popular programa de televisión. Su estrella probablemente hubiese continuado en ascenso si no hubiera sido arrestado por posesión ilegal de una pistola en 1965, lo que lo colocó temporalmente en la lista negra de las revistas shōnen. Kuwada también creó una serie de cómics de superhéroes, aupada al abrigo del Superman de George Reeves, que comenzó a emitirse en la televisión japonesa en 1956. Su interpretación de Batman para Shōnen Gahō en 1966-67 marcó el punto final de una década que comenzó en 1956 con un emanga de superhéroes, Rocket Tarō, que probablemente es lo que mejor puede sugerir que el emonogatari cambió durante la década de 1950 bajo la influencia de los cómics estadounidenses.
Entre 1953 y 1957, justo después de su aprendizaje con Oka, Kuwada dibujó varios cómics emonogatari. Rocket Tarō fue uno de los últimos, serializado en Omoshiro Book entre (me parece) noviembre de 1956 y septiembre de 1957. Las imágenes que se incluyen son de una reciente edición recopilada. Claramente es un trabajo de transición para el autor: un emanga de Superman hecho al estilo de Kuwada tendiendo puentes entre el emonogatari y el cómic de superhéroes. El auge de los superhéroes que comenzó en 1956 produjo muchos personajes parecidos a los estadounidenses. Pero fuese manga o emonogatari, no encontrarás una obra del período más imitativa de los modelos estadounidenses que Rocket Tarō. Parece que Kuwada comenzó a leer cómics estadounidenses después de mudarse de Kobe a Yokohama en 1949 o 1950, y por lo tanto, estuvo cerca de la gran concentración de bases estadounidenses en el área de Kanto. No conozco su trabajo inicial lo suficientemente bien como para poder afirmar si las influencias de los cómics estadounidenses se manifestaron en ese momento, pero en la época de Rocket Tarō, ya dominaba bastante bien el estilo. Inicialmente, la serie estuvo guionizada por Jōsuke Shaku, un escritor de ficción en prosa y guiones de manga para las revistas juveniles de la década de 1950. Al final de su primer medio año, el propio Kuwada empezó a guionizar las historias.
Rocket Tarō es Superman con un traje rojo y amarillo tipo Capitán Marvel. El emblema del rayo se ha enderezado y ahora es una flecha. Sin capa, es capaz de volar, levantar rascacielos, curvar torres de radio y aviones, y cargarse robots gigantes. El prólogo de la obra describe los antecedentes de Rocket Tarō de la siguiente forma: "Hace cincuenta mil años, había una civilización de superhombres muy avanzada que vivía en un Continente situado en el Océano Pacífico llamado Mu. Un día, el Continente se hundió de repente en el fondo del mar. Sin embargo, un científico pudo prever el final y envió a su hijo en un platillo volante hasta otro Continente. Como Rocket Tarō, aquel hijo se convirtió en un campeón de la justicia”. Durante el día, el personaje trabaja para el Centro de Investigación Científica de Japón como el guapo, aunque aparentemente mortal, Tenma Tarō. Un chico llamado Isamu lo ayuda en sus aventuras, elemento que supongo que el guionista Shaku probablemente retomó de la ficción juvenil de los detectives contemporáneos, aunque Super Boy también puede ser una buena posibilidad.
Rocket Tarō es Superman con un traje rojo y amarillo tipo Capitán Marvel. El emblema del rayo se ha enderezado y ahora es una flecha. Sin capa, es capaz de volar, levantar rascacielos, curvar torres de radio y aviones, y cargarse robots gigantes. El prólogo de la obra describe los antecedentes de Rocket Tarō de la siguiente forma: "Hace cincuenta mil años, había una civilización de superhombres muy avanzada que vivía en un Continente situado en el Océano Pacífico llamado Mu. Un día, el Continente se hundió de repente en el fondo del mar. Sin embargo, un científico pudo prever el final y envió a su hijo en un platillo volante hasta otro Continente. Como Rocket Tarō, aquel hijo se convirtió en un campeón de la justicia”. Durante el día, el personaje trabaja para el Centro de Investigación Científica de Japón como el guapo, aunque aparentemente mortal, Tenma Tarō. Un chico llamado Isamu lo ayuda en sus aventuras, elemento que supongo que el guionista Shaku probablemente retomó de la ficción juvenil de los detectives contemporáneos, aunque Super Boy también puede ser una buena posibilidad.
La primera historia de la serie consiste en un complot de una banda criminal para hacer explosionar una presa, y mientras las aguas inundan la metrópoli, llevarse la riqueza arrastrada hasta la orilla. El doctor Tenma escucha las noticias, se arranca la camisa y se monta con Isamu en un “jet scooter” alado. Primero, tapona la presa con una roca gigante, luego somete a los criminales e inutiliza sus armas de fuego, doblando el cañón en forma de herradura. La siguiente historia comienza con un robot malvado destruyendo la ciudad, controlado por un doctor barbudo loco desde una fortaleza secreta escondida en el fondo de un lago. Rocket Tarō atrapa un rascacielos en plena caída, golpea al robot hasta detenerlo y descubre la fortaleza volando en círculos y aspirando el agua en forma de ciclón.
En otro episodio, un científico nuclear es secuestrado por Borokiren, jefe de un grupo de espías que le lava el cerebro y que planea destruir “Nación A” con “bombas de súper-hidrógeno”. Rocket Tarō rescata al científico secuestrado, destruye la estación espacial y pone las cosas en su sitio. En otros episodios aparecen plantas devoradoras de hombres en el lago Ashinoko, en el balneario de Hakone, y una expedición científica al Polo Sur en peligro al ser atacada por dinosaurios voladores y los marcianos de la Antártida. Al igual que las historias originales de Superman, las aventuras de Rocket Tarō son rápidas, jovialmente explicativas, y acaban casi antes de empezar; la mayoría de los capítulos se dividen en entregas de 8 páginas. Como en el caso de Shōnen Tarzan para Shōnen Gahō, Omoshiro Book también insistió en llamar a Rocket Tarō una "aventura emonogatari" ("bōken emonogatari"), porque visualmente no es una historia con imágenes tradicionales.
Revisando las primeras páginas de Bōkatsu de finales de la década de los cuarenta, está claro que el "emonogatari" cubría muchas cosas diferentes, desde viñetas, texto, viñetas divididas, formatos de texto en secciones, hasta ilustraciones secuenciales con texto expositivo dentro de los confines de la ilustración y dinámicas de dibujo estadounidenses. También diseños de viñetas al estilo expositivo y bocadillos por igual. Mientras que en algunos casos estaban en deuda con la ilustración de pre-guerra, las historias y el kamishibai, las influencias claramente no japonesas eran más fuertes. Después de todo, el emonogatari dio comienzo durante la Ocupación y se desarrolló a lo largo de una década (la década de los 50) en la que editores, distribuidores de películas y cadenas de televisión importaron vigorosamente entretenimiento estadounidense. Que la historia del manga suela narrarse como si el Japón de la posguerra fuese una isla cultural, tal vez tenga algo que ver con el hecho de que los cómics estadounidenses y los productos inspirados en ellos recibieron un nombre diferente. Cuando el emonogatari desapareció de las revistas juveniles a finales de los 50 y el término en sí se retiró de la circulación, en gran medida también se olvidó la herencia estadounidense, dando lugar a la ilusión de que el shōnen manga de los sesenta surge de una "tradición Tezuka" (esencialmente una americanización naturalizada durante la Ocupación), una tradición cultural terrenal más popular (el discurso en torno al primer Garo es paradigmático), o una mezcla de ambos.
Cuando un gekiga orgullosamente influenciado por los estadounidenses apareció en escena a finales de la década de los sesenta, los críticos se sorprendieron y anunciaron la llegada de los cómics de estilo estadounidense a Japón (visto por algunos como algo siniestro), aunque en realidad tales cómics de "naturaleza mixta" ya habían existido. Me parece que la etapa final del emonogatari ayudó a naturalizar la cultura juvenil americanizada de la Ocupación y el período posterior, sublimando las influencias de los "cómics de diez centavos" dentro de un lenguaje más generalizado de viñetas, bocadillos y acción, y haciendo que fuese asumible sin tener que etiquetarlo como algo "extraño" para los shōnen manga y el gekiga de los sesenta. Para aquellos que persisten en ver el emonogatari como "kamishibai impreso", deberían tener en cuenta que, menos de diez años después de la guerra, el mismo nombre significa "cómics" al estilo americano.
Revisando las primeras páginas de Bōkatsu de finales de la década de los cuarenta, está claro que el "emonogatari" cubría muchas cosas diferentes, desde viñetas, texto, viñetas divididas, formatos de texto en secciones, hasta ilustraciones secuenciales con texto expositivo dentro de los confines de la ilustración y dinámicas de dibujo estadounidenses. También diseños de viñetas al estilo expositivo y bocadillos por igual. Mientras que en algunos casos estaban en deuda con la ilustración de pre-guerra, las historias y el kamishibai, las influencias claramente no japonesas eran más fuertes. Después de todo, el emonogatari dio comienzo durante la Ocupación y se desarrolló a lo largo de una década (la década de los 50) en la que editores, distribuidores de películas y cadenas de televisión importaron vigorosamente entretenimiento estadounidense. Que la historia del manga suela narrarse como si el Japón de la posguerra fuese una isla cultural, tal vez tenga algo que ver con el hecho de que los cómics estadounidenses y los productos inspirados en ellos recibieron un nombre diferente. Cuando el emonogatari desapareció de las revistas juveniles a finales de los 50 y el término en sí se retiró de la circulación, en gran medida también se olvidó la herencia estadounidense, dando lugar a la ilusión de que el shōnen manga de los sesenta surge de una "tradición Tezuka" (esencialmente una americanización naturalizada durante la Ocupación), una tradición cultural terrenal más popular (el discurso en torno al primer Garo es paradigmático), o una mezcla de ambos.
Cuando un gekiga orgullosamente influenciado por los estadounidenses apareció en escena a finales de la década de los sesenta, los críticos se sorprendieron y anunciaron la llegada de los cómics de estilo estadounidense a Japón (visto por algunos como algo siniestro), aunque en realidad tales cómics de "naturaleza mixta" ya habían existido. Me parece que la etapa final del emonogatari ayudó a naturalizar la cultura juvenil americanizada de la Ocupación y el período posterior, sublimando las influencias de los "cómics de diez centavos" dentro de un lenguaje más generalizado de viñetas, bocadillos y acción, y haciendo que fuese asumible sin tener que etiquetarlo como algo "extraño" para los shōnen manga y el gekiga de los sesenta. Para aquellos que persisten en ver el emonogatari como "kamishibai impreso", deberían tener en cuenta que, menos de diez años después de la guerra, el mismo nombre significa "cómics" al estilo americano.
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