Entrevista realizada por Frank Plowright para The Comics Journal nº 122 (1988). Traducción: Frog2000. Parte 1, parte 2.
PLOWRIGHT: ¿Cuándo creéis que tenéis que darle algún tipo de enfoque moral a la historia?
WAGNER: Creo que nunca. Queremos entretener al lector, y si una trama nos parece lo suficientemente interesante, adelante con ella.
GRANT: A veces guionizamos historias como la del taxidermista, en la que este termina siendo asesinado por Dredd. En una historia normal del personaje habría encerrado al viejo, pero de esta forma aportaba un toque de compasión que no podíamos dejar escapar.
WAGNER: Supongo que según nos hacemos mayores, nosotros también nos vamos haciendo más blandos.
PLOWRIGHT: ¿Cómo es vuestra colaboración en los argumentos? John, en tu caso estuviste mucho tiempo escribiendo Dredd en solitario.
WAGNER: Me quedé sin ideas. Si bien estos días puedo hacer cuatro o cinco, quizá diez historias por mi cuenta, para cuando he terminado, estaré harto de hacerlas, por lo que no quiero volver a encargarme del personaje en solitario.
PLOWRIGHT: ¿Y cómo es vuestra colaboración?
WAGNER: Imagínate un dúo cómico al estilo Galton y Simpson. Se sientan, uno de ellos empieza a escribir a máquina, y el otro encima del escritorio, y se ponen a hablar de lo que van ideando, y al final surge la historia.
PLOWRIGHT: ¿Es así de inmediato?
WAGNER: No, primero se te tiene que ocurrir la idea básica, Y cuando das con los momentos de mayor interés, te sientas y te pones a redactarlos. Hace mucho, solíamos intentar interpretarlo todo sobre el papel, para desplegar cada secuencia en imágenes antes de escribirla, pero hoy en día nos basta con tener una idea aproximada de cuánto durará una escena y cómo sucede todo.
GRANT: Cuando sabes que tienes que rellenar cierto número de páginas, y que tienes que llegar hasta un final, puedes medir cuánto tiempo ha de durar cada escena.
WAGNER: A veces elaboramos toda una historia a partir de una idea, y es completamente diferente de lo que habíamos escrito al principio. A menudo te das cuenta de que las ideas casuales son las más interesantes. Muchas de las mejores ideas que usamos en las historias son repentinas, surgen de repente.
PLOWRIGHT: Una de mis preferidas fue la idea de la mujer que cobraba a las personas por enviarles una factura. Era una idea maravillosamente idiota.
WAGNER: No tanto. Piensa que podrías ganar una fortuna.
GRANT: Así fue como se convirtió en una historia del personaje, porque no fuimos capaces de averiguar cómo alguien podría salirse con la suya. A veces pensamos en indicar en la parte inferior de nuestras facturas a IPC cosas en plan "Tasa de Facturación de Strontium Dog" o "Facturación Extra del Juez Dredd".
WAGNER: Apuesto a que si me sentara y me pusiera a enviar facturas a unas mil empresas pequeñas, entre diez y veinte te terminarían pagando la tarifa de facturación. No es que hayamos descartado la idea...
PLOWRIGHT: ¿Nadie os ha dicho que no se puede hacer?
GRANT: No solemos hablar con gente.
WAGNER: Seguro que existen leyes en contra.
GRANT: Solía leer sobre esas personas que se publicitaban en pequeños anuncios en publicaciones como Titbits y Weekend diciendo: "Hermoso retrato en miniatura de la reina. Envía 2,50 libras más franqueo", y cuando les pagabas, te llegaba un sello normal de 14 peniques a cambio. Siempre he admirado a la gente que era capaz de salirse con la suya con ese tipo de cosas. Todo lo que tienes que hacer es insertar el anuncio en media docena de publicaciones la misma semana con un apartado de correos, y luego, una vez cumplido tu objetivo, desaparecer a toda velocidad.
WAGNER: Tampoco es que hayamos considerado seriamente hacerlo.
PLOWRIGHT: En algún sitio leí que en una de las historias de Otto Sump, habíais incorporado anuncios ficticios, y la gente había empezado a escribir para que le enviáseis los artículos que anunciábais en la historia.
GRANT: Nos lo dijo Steve, sí. Le llegaron cartas de chavales que le solicitaban comprar el Extractor De Espinillas y el Jabón Para Feos.
PLOWRIGHT: Las historias de los feos y los gorditos tienen el potencial suficiente como para ofender a muchas personas. ¿Os ha salpicado alguna vez?
WAGNER: En uno de los cómics para niños de la IPC apareció un concurso para encontrar la cara más divertida, o algo así, y una madre envió un retrato de su hija con Síndrome de Down, y escribió: "esta es mi hija. Tiene una cara muy divertida. Por favor, enviad cinco peniques a..." Me parece terrible. Algún otro escribió quejándose de las historias de feos que empezaban: "Soy muy feo..."
GRANT: Seguro que fui yo. Me parece absolutamente reprensible la forma en la que animamos a los niños a salir y convertirse en gordos y feos. Me siento verdaderamente culpable. Eso sí, estoy seguro de que la vida sería más interesante si los gordos adoptasen el mismo tipo de actitud que los gordos de Mega-City Uno. Me encantaría ver a un centenar de gordos atravesando la calle de Colchester High. En cuanto a los feos, hoy en día ya está absolutamente asimilado. Si vas a Colchester un sábado por la tarde verás docenas de ellos dando vueltas por la zona. En el periódico de hoy se podía leer que las personas habían empezado a teñir de púrpura a sus mascotas, y les ponían el pelo puntiagudo y parches, por lo que los feos ya están aquí, entre nosotros.
PLOWRIGHT: Obviamente, no os arrepentís de las historias que habéis escrito. ¿Cómo os explicáis que Dredd sea capaz de adaptarse a tantos estilos diferentes de dibujo? De hecho, me parece de lo más especial.
WAGNER: Se debe a que el personaje es muy poderoso.
GRANT: Tiene una imagen muy potente. Cualquier dibujante puede hacer su propio Juez Dredd, y si el resultado es bueno o malo, será exclusivamente culpa de su habilidad.
WAGNER: En realidad, tampoco es que lo hayan tratado demasiado bien. El personaje principal debería estar estandarizado de alguna forma. El dibujo debería mantener cierta continuidad.
GRANT: A menudo, con Dredd se reduce a ver quién está disponible.
PLOWRIGHT: Supongo que con ese tipo de sistema siempre te puedes llevar una sorpresa. Si eligieses al mejor dibujante del stablishment, nunca podrías ver de lo que es capaz alguien como John Higgins, que actualmente es mi dibujante favorito de Dredd.
WAGNER: De todas formas, habríamos pedido que nos asignasen a John, así que siempre existiría la posibilidad.
PLOWRIGHT: Lo que confirma mi teoría de que no lo verías demasiado, porque solo haría alguna historia ocasional.
GRANT: No, solemos pedir que nos lo asignen, al igual que a Cam Kennedy y a algunos otros.
PLOWRIGHT: Solo hay un par que no han funcionado demasiado bien. Las cosas de Kim Raymond...
GRANT: Abismal. Después de su primera historia, pedimos que no nos lo volvieran a asignar, pero cuando Steve se quedó sin dibujante, le pasó otra vez los guiones.
WAGNER: El chico es un artista lo suficientemente competente, pero su estilo no encaja con el Juez Dredd.
GRANT: No he llegado a conocerlo, así que no tengo nada personal en su contra, pero el suyo es el peor dibujo de Dredd que he visto en mi vida.
PLOWRIGHT: Creo que te entusiasmará bastante saber que los personajes que has creado han conseguido ser licenciados en todo el mundo y que están haciendo una fortuna para todos, excepto para vosotros. Mucha gente parece aceptarlo como la forma habitual de funcionar del sistema de cómics británico.
WAGNER: He sido muy comedido al respecto.
GRANT: En el pasado hemos sido muy comedidos con el tema. Ahora lo revisamos mucho más.
WAGNER: Si fuésemos gente violenta...
PLOWRIGHT: ¿Os paga royalties IPC?
GRANT: No nos pagan nada. Nos dan el uno por ciento de los álbumes de Dredd publicados por Titan, y ese es todo lo que hemos conseguido. Lo más molesto de todo el negocio del marketing es que hemos preguntado muchas veces si podíamos hacernos con las licencias para comercializar ciertos productos de Dredd. Por ejemplo, les preguntamos si podíamos conseguir la licencia para editar un libro de bolsillo de Dredd y nos lo rechazaron en un par de ocasiones, y también les preguntamos si podíamos sacar otras cosas. Pero al principio nos pusieron tantas objeciones que últimamente no insistimos mucho.
PLOWRIGHT: ¿Qué pasa con la venta de los derechos del primer serial? John lo mencionaba antes, por lo que supongo que alguna vez habréis pensado producir historias vendiendo solo los derechos del primer serial.
WAGNER: IPC no nos lo quiere comprar.
GRANT: Y si lo hiciesen, solo nos pagarían un 15 o 20 por ciento de su valor. La única persona que conozco que lo ha conseguido es Kevin [O'Neill], porque les vendió una serie de siete dibujos.
WAGNER: Y Pat [Mills] les vendió una historia de Ro-Busters.
PLOWRIGHT: Habéis trabajado para compañías de los EE. UU., donde hay más concesiones en cuanto a los derechos licenciatarios.
GRANT: Eso nos gusta más.
WAGNER: Pero al principio la comunicación no estuvo muy allá. No es la mejor de las configuraciones, pero es mucho mejor de la que estamos acostumbrados aquí.
PLOWRIGHT: Me parece que lleváis demasiado tiempo trabajando bajo el sistema de IPC cuando, si queréis tomarlas, tenéis más vías disponibles.
WAGNER: Lo sé. Deberíamos haberlo pensado hace muchos años. "Outcasts" es un comienzo y estamos muy satisfechos con su desarrollo, pero queremos hacer mucho más.
PLOWRIGHT: Se acaba de anunciar The Last American para Epic.
GRANT: Les llegó la primera parte, pero la enfermedad de Mike McMahon dejó el proyecto en barbecho. Mike acaba de volver al trabajo, pero tendrá que ir poco a poco, porque es un trabajo importante, todavía se tiene que poner en marcha.
WAGNER: Si lo dejase, tendríamos que cambiar la historia por completo. Es una historia que ha estado suspendida tanto tiempo que podría haber perdido el atractivo, así que tendríamos que aportar algo nuevo para que volviese a cobrar vida.
GRANT: Nos parece que ese elemento de lo "Último" es un buen concepto. Podríamos hacer un cómic situado en Francia, "The Last Frenchman", o "The Last Swede", podríamos hacer exactamente el mismo cómic con una bandera diferente para cada país del mundo.
PLOWRIGHT: ¿Qué diferencia encontráis al intentar adaptaros a los cómics estadounidenses?
WAGNER: Para empezar, trabajamos mucho más, ya que es un formato más largo. Nos parece mucho más interesante trabajar en ese mercado. En 2000 A.D. escribes con el espacio más reducido, porque tienes que conseguir mucho en menos páginas. Al principio me resultó difícil aprender a encajar en tanto espacio. Hay más libertad en todos los sentidos.
PLOWRIGHT: Ambos estuvísteis trabajando para D. C. Thomson, donde es probable que tengan el único sistema de entrenamiento para cómics que conozco.
GRANT: En realidad no era un sistema de entrenamiento propiamente dicho. Todos los que entraron entonces, empezaron a trabajar en el Departamento de Ficción, donde se hacían todas las labores extrañas, como sub-editar la historia para el periódico nocturno, o la historia de detectives del periódico deportivo de los sábados, o en mi caso, la columna diaria del horóscopo.
PLOWRIGHT: ¿Te la solías inventar?
GRANT: Sinceramente, era mi primer peldaño en la escalera del periodismo. Solía intentar enterarme sobre lo que a la gente le gustaría que dijera, pero cuando llevaba seis meses en DC Thompson, empecé a escribir cosas calculadas para hacer que la gente se quedase en su casa, cosas como: "No salgas hoy, porque será un día excepcionalmente desafortunado. Es probable que haya muerto uno de tus parientes, y si no, morirá en breve".
WAGNER: Siempre quise escribir un sencillo "vas a morir hoy". Es una muy buena introducción sobre la deshonestidad del periodismo.
GRANT: De vez en cuando te cambiaban de posición dentro del Departamento de Ficción. Supongo que en ese sentido era un buen sistema de entrenamiento, aunque no sé si era tan deliberado. El editor gerente salía de su oficina por la mañana y te entregaba una fotografía o una ilustración de una revista estadounidense y te decía: "Sí, quiero que escribas una historia sobre esto, y la quiero en mi escritorio para tal hora," aunque puede que jamás la llegasen a publicar. Era un tipo bastante idiosincrásico y a nadie le gustaba. Cuando sufrió un ataque al corazón, nadie lo lamentó, pero sus métodos parecían bastante efectivos.
WAGNER: Yo estaba en el Departamento de Ficción de Romeo [una revista romántica para niñas.]
GRANT: Ya ves, creían que John no iba a ser capaz de guionizar cómics para chicos.
WAGNER: Por allí pasó mucha gente, así que algunos estaban destinados a ser buenos. También solían darte lo peor. Cuando entras tienes que pasar por un período de prueba de seis meses, y si no lo logras, te echan a la calle.
GRANT: O si descubren que eres católico o negro, también estás fuera.
WAGNER: A menos que su católico habitual haya muerto. Entonces te puedes quedar. Lo que sí que les gustaría es conseguir un católico negro. También tienen a mucho inútil allí. Esos sí que se quedan...
GRANT: ...para siempre. Cuando estuve trabajando para ellos, cualquier persona con talento aprendía todo lo que podía en Thomson y luego se marchaba a toda velocidad, y las personas que no tenían talento alguno, se solían quedar.
WAGNER: También había algunos que alguna vez habían tenido talento y se habían Thomsonizado, así que se quedaron y seguro que perdieron todo el talento que tenían. Bueno, tal vez suene un poco dramático.
PLOWRIGHT: No había espacio para nada más que para el punto de vista de Thomson.
GRANT: Ciertamente no lo había. Yo tenía un trabajo a media jornada como camarero en un hotel local, y una noche, el club de hombres de negocios celebró una cena en su comedor en la que uno de los hermanos Thomson era el invitado de honor. Por supuesto, estuve sirviendo el vino, y él se negó a mirarme a los ojos a lo largo de toda la noche. A la mañana siguiente me llamaron, no él en persona, sino otro, y me dijeron que tenía que renunciar a mi trabajo a media jornada de inmediato, o si no dejar Thomson. Cuando les pregunté por qué, me dijeron que no querían que nadie se pensara que no les pagaban a sus empleados un salario lo suficientemente bueno. Les dije: "Es que ese es el motivo por el que he tenido que coger el trabajo a media jornada", y me contestaron: "Pero no queremos que nadie lo piense".
WAGNER: Una vez te sugirieron que dejaras de usar uno de tus abrigos, ¿verdad?
GRANT: En aquel momento pasaba por mi fase secundaria de hippie: justo cuando estaba trabajando para ellos, conseguí un abrigo de pieles que una mañana me llevé al trabajo. Me llamaron a la oficina del Editor Gerente y me dijeron que si no dejaba de usar ese abrigo de inmediato, sería algo que me impediría seriamente continuar mi carrera en la empresa. No me chivé, pero el tipo que me había denunciado por usar el abrigo era un auténtico lunático. Subimos juntos en el ascensor, y yo llevaba puesto mi abrigo de pieles hasta el tobillo, mientras que él llevaba una bolsa de pesca en el hombro, un sombrero con moscas clavadas, botas y un paraguas, y eso que hacía un día soleado.
WAGNER: No creo que pescara demasiado.
(Continuará)
PLOWRIGHT: ¿Cuándo creéis que tenéis que darle algún tipo de enfoque moral a la historia?
WAGNER: Creo que nunca. Queremos entretener al lector, y si una trama nos parece lo suficientemente interesante, adelante con ella.
GRANT: A veces guionizamos historias como la del taxidermista, en la que este termina siendo asesinado por Dredd. En una historia normal del personaje habría encerrado al viejo, pero de esta forma aportaba un toque de compasión que no podíamos dejar escapar.
WAGNER: Supongo que según nos hacemos mayores, nosotros también nos vamos haciendo más blandos.
PLOWRIGHT: ¿Cómo es vuestra colaboración en los argumentos? John, en tu caso estuviste mucho tiempo escribiendo Dredd en solitario.
WAGNER: Me quedé sin ideas. Si bien estos días puedo hacer cuatro o cinco, quizá diez historias por mi cuenta, para cuando he terminado, estaré harto de hacerlas, por lo que no quiero volver a encargarme del personaje en solitario.
PLOWRIGHT: ¿Y cómo es vuestra colaboración?
WAGNER: Imagínate un dúo cómico al estilo Galton y Simpson. Se sientan, uno de ellos empieza a escribir a máquina, y el otro encima del escritorio, y se ponen a hablar de lo que van ideando, y al final surge la historia.
PLOWRIGHT: ¿Es así de inmediato?
WAGNER: No, primero se te tiene que ocurrir la idea básica, Y cuando das con los momentos de mayor interés, te sientas y te pones a redactarlos. Hace mucho, solíamos intentar interpretarlo todo sobre el papel, para desplegar cada secuencia en imágenes antes de escribirla, pero hoy en día nos basta con tener una idea aproximada de cuánto durará una escena y cómo sucede todo.
GRANT: Cuando sabes que tienes que rellenar cierto número de páginas, y que tienes que llegar hasta un final, puedes medir cuánto tiempo ha de durar cada escena.
WAGNER: A veces elaboramos toda una historia a partir de una idea, y es completamente diferente de lo que habíamos escrito al principio. A menudo te das cuenta de que las ideas casuales son las más interesantes. Muchas de las mejores ideas que usamos en las historias son repentinas, surgen de repente.
PLOWRIGHT: Una de mis preferidas fue la idea de la mujer que cobraba a las personas por enviarles una factura. Era una idea maravillosamente idiota.
WAGNER: No tanto. Piensa que podrías ganar una fortuna.
GRANT: Así fue como se convirtió en una historia del personaje, porque no fuimos capaces de averiguar cómo alguien podría salirse con la suya. A veces pensamos en indicar en la parte inferior de nuestras facturas a IPC cosas en plan "Tasa de Facturación de Strontium Dog" o "Facturación Extra del Juez Dredd".
WAGNER: Apuesto a que si me sentara y me pusiera a enviar facturas a unas mil empresas pequeñas, entre diez y veinte te terminarían pagando la tarifa de facturación. No es que hayamos descartado la idea...
PLOWRIGHT: ¿Nadie os ha dicho que no se puede hacer?
GRANT: No solemos hablar con gente.
WAGNER: Seguro que existen leyes en contra.
GRANT: Solía leer sobre esas personas que se publicitaban en pequeños anuncios en publicaciones como Titbits y Weekend diciendo: "Hermoso retrato en miniatura de la reina. Envía 2,50 libras más franqueo", y cuando les pagabas, te llegaba un sello normal de 14 peniques a cambio. Siempre he admirado a la gente que era capaz de salirse con la suya con ese tipo de cosas. Todo lo que tienes que hacer es insertar el anuncio en media docena de publicaciones la misma semana con un apartado de correos, y luego, una vez cumplido tu objetivo, desaparecer a toda velocidad.
WAGNER: Tampoco es que hayamos considerado seriamente hacerlo.
PLOWRIGHT: En algún sitio leí que en una de las historias de Otto Sump, habíais incorporado anuncios ficticios, y la gente había empezado a escribir para que le enviáseis los artículos que anunciábais en la historia.
GRANT: Nos lo dijo Steve, sí. Le llegaron cartas de chavales que le solicitaban comprar el Extractor De Espinillas y el Jabón Para Feos.
PLOWRIGHT: Las historias de los feos y los gorditos tienen el potencial suficiente como para ofender a muchas personas. ¿Os ha salpicado alguna vez?
WAGNER: En uno de los cómics para niños de la IPC apareció un concurso para encontrar la cara más divertida, o algo así, y una madre envió un retrato de su hija con Síndrome de Down, y escribió: "esta es mi hija. Tiene una cara muy divertida. Por favor, enviad cinco peniques a..." Me parece terrible. Algún otro escribió quejándose de las historias de feos que empezaban: "Soy muy feo..."
GRANT: Seguro que fui yo. Me parece absolutamente reprensible la forma en la que animamos a los niños a salir y convertirse en gordos y feos. Me siento verdaderamente culpable. Eso sí, estoy seguro de que la vida sería más interesante si los gordos adoptasen el mismo tipo de actitud que los gordos de Mega-City Uno. Me encantaría ver a un centenar de gordos atravesando la calle de Colchester High. En cuanto a los feos, hoy en día ya está absolutamente asimilado. Si vas a Colchester un sábado por la tarde verás docenas de ellos dando vueltas por la zona. En el periódico de hoy se podía leer que las personas habían empezado a teñir de púrpura a sus mascotas, y les ponían el pelo puntiagudo y parches, por lo que los feos ya están aquí, entre nosotros.
PLOWRIGHT: Obviamente, no os arrepentís de las historias que habéis escrito. ¿Cómo os explicáis que Dredd sea capaz de adaptarse a tantos estilos diferentes de dibujo? De hecho, me parece de lo más especial.
WAGNER: Se debe a que el personaje es muy poderoso.
GRANT: Tiene una imagen muy potente. Cualquier dibujante puede hacer su propio Juez Dredd, y si el resultado es bueno o malo, será exclusivamente culpa de su habilidad.
WAGNER: En realidad, tampoco es que lo hayan tratado demasiado bien. El personaje principal debería estar estandarizado de alguna forma. El dibujo debería mantener cierta continuidad.
GRANT: A menudo, con Dredd se reduce a ver quién está disponible.
PLOWRIGHT: Supongo que con ese tipo de sistema siempre te puedes llevar una sorpresa. Si eligieses al mejor dibujante del stablishment, nunca podrías ver de lo que es capaz alguien como John Higgins, que actualmente es mi dibujante favorito de Dredd.
WAGNER: De todas formas, habríamos pedido que nos asignasen a John, así que siempre existiría la posibilidad.
PLOWRIGHT: Lo que confirma mi teoría de que no lo verías demasiado, porque solo haría alguna historia ocasional.
GRANT: No, solemos pedir que nos lo asignen, al igual que a Cam Kennedy y a algunos otros.
PLOWRIGHT: Solo hay un par que no han funcionado demasiado bien. Las cosas de Kim Raymond...
GRANT: Abismal. Después de su primera historia, pedimos que no nos lo volvieran a asignar, pero cuando Steve se quedó sin dibujante, le pasó otra vez los guiones.
WAGNER: El chico es un artista lo suficientemente competente, pero su estilo no encaja con el Juez Dredd.
GRANT: No he llegado a conocerlo, así que no tengo nada personal en su contra, pero el suyo es el peor dibujo de Dredd que he visto en mi vida.
PLOWRIGHT: Creo que te entusiasmará bastante saber que los personajes que has creado han conseguido ser licenciados en todo el mundo y que están haciendo una fortuna para todos, excepto para vosotros. Mucha gente parece aceptarlo como la forma habitual de funcionar del sistema de cómics británico.
WAGNER: He sido muy comedido al respecto.
GRANT: En el pasado hemos sido muy comedidos con el tema. Ahora lo revisamos mucho más.
WAGNER: Si fuésemos gente violenta...
PLOWRIGHT: ¿Os paga royalties IPC?
GRANT: No nos pagan nada. Nos dan el uno por ciento de los álbumes de Dredd publicados por Titan, y ese es todo lo que hemos conseguido. Lo más molesto de todo el negocio del marketing es que hemos preguntado muchas veces si podíamos hacernos con las licencias para comercializar ciertos productos de Dredd. Por ejemplo, les preguntamos si podíamos conseguir la licencia para editar un libro de bolsillo de Dredd y nos lo rechazaron en un par de ocasiones, y también les preguntamos si podíamos sacar otras cosas. Pero al principio nos pusieron tantas objeciones que últimamente no insistimos mucho.
PLOWRIGHT: ¿Qué pasa con la venta de los derechos del primer serial? John lo mencionaba antes, por lo que supongo que alguna vez habréis pensado producir historias vendiendo solo los derechos del primer serial.
WAGNER: IPC no nos lo quiere comprar.
GRANT: Y si lo hiciesen, solo nos pagarían un 15 o 20 por ciento de su valor. La única persona que conozco que lo ha conseguido es Kevin [O'Neill], porque les vendió una serie de siete dibujos.
WAGNER: Y Pat [Mills] les vendió una historia de Ro-Busters.
PLOWRIGHT: Habéis trabajado para compañías de los EE. UU., donde hay más concesiones en cuanto a los derechos licenciatarios.
GRANT: Eso nos gusta más.
WAGNER: Pero al principio la comunicación no estuvo muy allá. No es la mejor de las configuraciones, pero es mucho mejor de la que estamos acostumbrados aquí.
PLOWRIGHT: Me parece que lleváis demasiado tiempo trabajando bajo el sistema de IPC cuando, si queréis tomarlas, tenéis más vías disponibles.
WAGNER: Lo sé. Deberíamos haberlo pensado hace muchos años. "Outcasts" es un comienzo y estamos muy satisfechos con su desarrollo, pero queremos hacer mucho más.
PLOWRIGHT: Se acaba de anunciar The Last American para Epic.
GRANT: Les llegó la primera parte, pero la enfermedad de Mike McMahon dejó el proyecto en barbecho. Mike acaba de volver al trabajo, pero tendrá que ir poco a poco, porque es un trabajo importante, todavía se tiene que poner en marcha.
WAGNER: Si lo dejase, tendríamos que cambiar la historia por completo. Es una historia que ha estado suspendida tanto tiempo que podría haber perdido el atractivo, así que tendríamos que aportar algo nuevo para que volviese a cobrar vida.
GRANT: Nos parece que ese elemento de lo "Último" es un buen concepto. Podríamos hacer un cómic situado en Francia, "The Last Frenchman", o "The Last Swede", podríamos hacer exactamente el mismo cómic con una bandera diferente para cada país del mundo.
PLOWRIGHT: ¿Qué diferencia encontráis al intentar adaptaros a los cómics estadounidenses?
WAGNER: Para empezar, trabajamos mucho más, ya que es un formato más largo. Nos parece mucho más interesante trabajar en ese mercado. En 2000 A.D. escribes con el espacio más reducido, porque tienes que conseguir mucho en menos páginas. Al principio me resultó difícil aprender a encajar en tanto espacio. Hay más libertad en todos los sentidos.
PLOWRIGHT: Ambos estuvísteis trabajando para D. C. Thomson, donde es probable que tengan el único sistema de entrenamiento para cómics que conozco.
GRANT: En realidad no era un sistema de entrenamiento propiamente dicho. Todos los que entraron entonces, empezaron a trabajar en el Departamento de Ficción, donde se hacían todas las labores extrañas, como sub-editar la historia para el periódico nocturno, o la historia de detectives del periódico deportivo de los sábados, o en mi caso, la columna diaria del horóscopo.
PLOWRIGHT: ¿Te la solías inventar?
GRANT: Sinceramente, era mi primer peldaño en la escalera del periodismo. Solía intentar enterarme sobre lo que a la gente le gustaría que dijera, pero cuando llevaba seis meses en DC Thompson, empecé a escribir cosas calculadas para hacer que la gente se quedase en su casa, cosas como: "No salgas hoy, porque será un día excepcionalmente desafortunado. Es probable que haya muerto uno de tus parientes, y si no, morirá en breve".
WAGNER: Siempre quise escribir un sencillo "vas a morir hoy". Es una muy buena introducción sobre la deshonestidad del periodismo.
GRANT: De vez en cuando te cambiaban de posición dentro del Departamento de Ficción. Supongo que en ese sentido era un buen sistema de entrenamiento, aunque no sé si era tan deliberado. El editor gerente salía de su oficina por la mañana y te entregaba una fotografía o una ilustración de una revista estadounidense y te decía: "Sí, quiero que escribas una historia sobre esto, y la quiero en mi escritorio para tal hora," aunque puede que jamás la llegasen a publicar. Era un tipo bastante idiosincrásico y a nadie le gustaba. Cuando sufrió un ataque al corazón, nadie lo lamentó, pero sus métodos parecían bastante efectivos.
WAGNER: Yo estaba en el Departamento de Ficción de Romeo [una revista romántica para niñas.]
GRANT: Ya ves, creían que John no iba a ser capaz de guionizar cómics para chicos.
WAGNER: Por allí pasó mucha gente, así que algunos estaban destinados a ser buenos. También solían darte lo peor. Cuando entras tienes que pasar por un período de prueba de seis meses, y si no lo logras, te echan a la calle.
GRANT: O si descubren que eres católico o negro, también estás fuera.
WAGNER: A menos que su católico habitual haya muerto. Entonces te puedes quedar. Lo que sí que les gustaría es conseguir un católico negro. También tienen a mucho inútil allí. Esos sí que se quedan...
GRANT: ...para siempre. Cuando estuve trabajando para ellos, cualquier persona con talento aprendía todo lo que podía en Thomson y luego se marchaba a toda velocidad, y las personas que no tenían talento alguno, se solían quedar.
WAGNER: También había algunos que alguna vez habían tenido talento y se habían Thomsonizado, así que se quedaron y seguro que perdieron todo el talento que tenían. Bueno, tal vez suene un poco dramático.
PLOWRIGHT: No había espacio para nada más que para el punto de vista de Thomson.
GRANT: Ciertamente no lo había. Yo tenía un trabajo a media jornada como camarero en un hotel local, y una noche, el club de hombres de negocios celebró una cena en su comedor en la que uno de los hermanos Thomson era el invitado de honor. Por supuesto, estuve sirviendo el vino, y él se negó a mirarme a los ojos a lo largo de toda la noche. A la mañana siguiente me llamaron, no él en persona, sino otro, y me dijeron que tenía que renunciar a mi trabajo a media jornada de inmediato, o si no dejar Thomson. Cuando les pregunté por qué, me dijeron que no querían que nadie se pensara que no les pagaban a sus empleados un salario lo suficientemente bueno. Les dije: "Es que ese es el motivo por el que he tenido que coger el trabajo a media jornada", y me contestaron: "Pero no queremos que nadie lo piense".
WAGNER: Una vez te sugirieron que dejaras de usar uno de tus abrigos, ¿verdad?
GRANT: En aquel momento pasaba por mi fase secundaria de hippie: justo cuando estaba trabajando para ellos, conseguí un abrigo de pieles que una mañana me llevé al trabajo. Me llamaron a la oficina del Editor Gerente y me dijeron que si no dejaba de usar ese abrigo de inmediato, sería algo que me impediría seriamente continuar mi carrera en la empresa. No me chivé, pero el tipo que me había denunciado por usar el abrigo era un auténtico lunático. Subimos juntos en el ascensor, y yo llevaba puesto mi abrigo de pieles hasta el tobillo, mientras que él llevaba una bolsa de pesca en el hombro, un sombrero con moscas clavadas, botas y un paraguas, y eso que hacía un día soleado.
WAGNER: No creo que pescara demasiado.
(Continuará)
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