martes, 18 de agosto de 2020

ENTREVISTA CON SKIP WILLIAMSON EN THE COMICS JOURNAL (4 DE 5)


Entrevista de Grass Green en The Comics Journal nº 104 (1986). Traducida por Félix Frog2000. Parte 1parte 2, parte 3.

WILLIAMSON: Todos pasamos por períodos de bloqueo creativo. Antes hemos nombrado a Shel Silverstein, que estaba metido en un montón de proyectos diferentes. Al hablar con él, me di cuenta de cómo llevar mejor las cosas. Si tienes en marcha una buena variedad de obras, puedes pasar de una a otra, cambiar,  y de esa forma alivias los problemas de bloqueo. Puedes pasar de los guiones de una historia a dibujar una tira de cómic, o ponerte con la dirección artística, como es mi caso, o con un proyecto para una película. Una base amplia de proyectos puede ser de gran ayuda. También tienes la pintura, que me parece terapéutica, porque si no tengo nada más que hacer, puedo sentarme y dedicar 10 horas a pintar. Así que me mantengo ocupado con muchas cosas. Disfruto de lo que hago y continúo construyendo mi reputación artística. Pero la verdad es que estaría bien ser realmente independiente y trabajar solo para mí. En cierto modo, estoy celoso de los tipos que lo han conseguido, gente como Crumb, que fue lo suficientemente audaz como para decirse: “No quiero trabajar para una corporación. Haré lo que quiero hacer. Voy a determinar mi propio destino tanto como me resulte posible". Pero siempre he sido un esforzado currela, en el sentido de que no me importa trabajar para y con otras personas. Disfruto de esa interacción. No soy tan “Artista” como para creer que me he vendido porque alguien me paga un sueldo.

GREEN: Eres un poco diferente de Jay, porque él se guarda un montón de cosas.

WILLIAMSON: Sí y no. Suele ser una persona tranquila, pero siempre está ocupado. MUcha gente sabe que Jay Lynch es inteligente y habilidoso, pero él lo ratifica principalmente mediante su obra. Y luego, cuando lo conoces, es alguien muy abierto, con una de las mentes más humorísticas que he conocido.

GREEN: Sí. Me mata. Me contó que el motivo por el que no eligió el campo de los superhéroes es porque no le parecen reales. La mayor parte de su colección de revistas y libros se centra en el humor. Dice que no le interesan los superhéroes.

WILLIAMSON: Es un eco de mi misma actitud. Hubo una época en la que Marvel intentó introducir cierta cualidad humana en sus creaciones, cierta realidad. En los primeros números de Hulk y los primeros de los Cuatro Fantásticos, y cuando Ditko se puso a dibujar Dr. Extraño. Era muy interesante.

GREEN: Pero luego empezaron a producir en exceso.

WILLIAMSON: Creo que lo de Stan Lee es más bien una fábrica. Es más un experto en relaciones públicas que un autor. Me he fijado cuando Stan Lee y Harvey Kurtzman han aparecido juntos en los paneles de las Convenciones. Kurtzman es el artista y Stan Lee es el hombre de negocios, y esas realidades se manifiestan en su trabajo. Stan Lee es un hombre rico, pero Kurtzman es rico en espíritu. Kurtzman se ha ganado toda mi admiración. Antes he mencionado la historia en la que estoy trabajando con Hefner. Para mí constituye una nueva dirección. Creo que podría ser una nueva forma de producir cómics en formato de libro. En realidad no es un cómic, pero hay tantos chistes por página como viñetas en una serie, y el aspecto histórico de la obra ofrece una especie de cronología. Sería divertido llevarlo un poco más lejos. Podríamos aprovechar cualquier situación que haya ocurrido, en este caso se centra en Hugh Hefner y su vida, pero se podría coger cualquiera y producir una biografía o historia no autorizada, una historia ilustrada, una especie de sátira paródica. Me intriga mucho. Es similar a un cuaderno de bocetos, aunque, por supuesto, no sea nada nuevo. De crío empecé haciendo chistes cartoon de una sola viñeta. Más o menos, no me puse a guionizar y dibujar cómics hasta 1967. Jay Lynch y yo nos carteábamos mientras yo estaba en la universidad. Estudiaba en el Instituto de Arte de Chicago y producía cómics surrealistas y llenos de conciencia. Editaba la revista literaria del Culver-Stockton College y metí algo de Jay en un par de números. Luego empezamos a improvisar y a hacer tiras juntos. La actitud de esos cómics se parecía a las primeras letras de Bob Dylan, pero en imágenes. No tenían mucho sentido, pero estábamos lo suficientemente emocionados como para seguir utilizando el formato de cómic. Jay tenía dos tiras tituladas "Leaf and Lung" y "Silent Celery". Le envió algunas copias a Salvador Dalí, para conseguir una segunda opinión, pero no creo que Sal llegase a responder. De todos modos esto nos condujo a hacer comix underground. Es posible que esta especie de pasquín histórico ilustrado también provoque una emoción e inflexión similares. Por supuesto, he llevado a cabo una labor de investigación mucho mayor de la que suelo hacer al guionizar cómics.

GREEN: Seguro que recopilar todo el trasfondo lleva su tiempo.

WILLIAMSON: Si, el trasfondo, y también me lleva tiempo encontrar un gag sólido para la mayoría de las viñetas. Las historietas son más como una especie de flujo, empiezas en un punto y la acción se va moviendo hasta llegar a la resolución. En este caso, cada página es un concepto en sí misma. Me gusta. Tengo un sobre con 100 dibujos de Hefner adicionales. Si tengo en cuenta lo que se va a publicar, y lo que se va a quedar archivado, en realidad es un volumen de trabajo considerable. La regla fundamental de este trabajo es: “Nunca deseches nada”, porque siempre puedes retomarlo, mejorarlo, o volver a enviarlo. Algunas ideas las enviaba a Playboy Funnies, y me las rechazaban, luego las modificaba un poco, a veces nada, y se las enviaba de nuevo, y me las aceptaban. Puede suceder. Nunca se sabe si cuando las enviaste la primera vez el editor tenía un mal día. Suelo guardarme las ideas, aunque escriba una sola frase.

GREEN: Oye, te quería preguntar si tu pequeña Molly ha cumplido ya los dos años.

WILLIAMSON: Dos y medio.

GREEN: ¿Te gustaría que fuese artista, historietista como su padre, o…?

WILLIAMSON: Quiero que se convierta en abogada, médica o agente de patentes para que pueda echarme una mano en mi vejez. Ahora le atrae mucho el dibujo. Me siento con ella y me dice: “Dibuja a papá. Dibuja a mamá”, y hago un dibujo rápido. Luego le pido que ella nos dibuje a mamá y a mí. Porque si yo dibujo, ella también quiere hacerlo. Mi otra hija, Megan, tiene 15 años. No vive conmigo, así que no le atrae tanto el dibujo, pero en lo creativo le gusta al teatro. Es actriz y persigue su sueño con fervor. Tiene el mismo empuje que el mío cuando quería ser dibujante a su edad. Ya tiene experiencia sobre las tablas en producciones teatrales de teatro comunitario, y se involucra sistemáticamente en todos los aspectos de las artes escénicas. No sé de dónde habrá sacado esa determinación, pero es una racha creativa definida, a pesar de que llevamos sin vivir juntos mucho tiempo. Mi esposa, Harriett Hiland, es escritora y fotógrafa. Es una periodista que actualmente trabaja para el New York Times de forma regular y, como he dicho, también es fotógrafa, con muchos años de currículo en Associated Press. Así que definitivamente, en nuestro entorno existe lo que se podría llamar una atmósfera mediática. Ambos hemos perseguido nuestras manías individuales y hemos alcanzado cierto nivel de aptitud. Estoy seguro de que todo esto o bien se desvanecerá en el caso de Molly, o definitivamente influirá en su vida.

GREEN: ¿A qué edad empezaste a dibujar?

WILLIAMSON: Mis primeros recuerdos están relacionados con que quería dibujar historietas. Cuando estaba en preescolar tenía problemas porque quería dibujar a Mickey Mouse en lugar de hacer los deberes.

GREEN: ¿Pero cuál es tu primer recuerdo relacionado con el dibujo?

WILLIAMSON: Mi madre conserva un dibujo que hice con tres o cuatro años. Es un dibujo con un rotulador de un mono y su cola. Lleva un sombrerito y una taza. Es el mono de un organillero, pero no recuerdo cuando lo dibujé. La gente suele desanimar mucho a los niños que quieren convertirse en dibujantes, porque consideran que los cómics son algo simple. Creo que es un arte popular estadounidense, el arte de nuestro tiempo. Lo ha sido desde que los periódicos de Hearst empezaron a publicarlos y aparecieron los primeros cómics. Y por supuesto, ahora se han convertido en un fenómeno internacional. Los europeos respetan el cómic más que los estadounidenses y, en algunos aspectos, nuestra reputación es mayor en Europa que en este país.

GREEN: Europa venera más que nosotros todo lo relacionado con Estados Unidos.

WILLIAMSON: El jazz tuvo que migrar a Europa porque los músicos no se podían ganar la vida aquí. Mi primer recuerdo sobre las historietas fue que me metieron en problemas por querer dibujarlas. Luego, más tarde, cuando dibujaba y pintaba en la clase de arte, todos me decían: "¡Parece un cartoon!" Así que me obligaron a hacer estas cosas para que no pareciesen dibujos animados. Y por fin me di cuenta de que la razón por la que estaba dibujando historietas era porque eso es lo que me gustaba hacer. Por supuesto, los primeros cómics de Mad supusieron una gran influencia. Repasaba los dibujos de Jack Davis, Will Elder y Wally Wood. Cuando estaba en preescolar, y más tarde en secundaria, formaba parte de un núcleo de chicos compuesto por tres de nosotros que éramos fanáticos de la Mad. Nos sentábamos e intentábamos superar a Basil Wolverton. Soy el único que se convirtió en dibujante. Uno del grupo es artista, pero no se gana la vida con su arte, y el otro enseña música. Pero estuvo muy bien, porque éramos tres estúpidos adolescentes que competían constantemente entre sí por quién podía dibujar al monstruo de ojos saltones más escandaloso. Las aportaciones de los demás nos impulsaron a seguir. Y ese impulso me condujo hasta cierto punto. El punto donde finalmente conseguí que se publicara un chiste mío en la revista Help! Me dio el suficiente ímpetu para querer llegar más lejos. Después de aquel primer chiste pasaron dos años más antes de que me publicaran otro en esa o en cualquier otra revista. Enviaba varios lotes cada semana, 10 o 12 chistes a la semana. Me refiero a dibujos bastante malos.

GREEN: Ah, los buenos tiempos en los que enviar por correo era barato.

WILLIAMSON: Sí. Pero tuve la suerte de que mis padres no me desanimaron durante esa búsqueda imprudente. Crecí en una familia progresista. Mi padre era profesor y nunca me dijo: "No quiero que mi hijo sea artista, con eso no se gana dinero". Creo que en su corazón de progresista no le importaba que yo fuese un artista, y pensaba que en algún momento dejaría atrás todo eso de las historietas.

GREEN: Si tus padres eran como la mayoría de padres, especialmente los de hoy en día, cuando los jóvenes consumen tantas drogas, seguro que se alegraban de saber lo que estabas haciendo, en lugar de estar en las calles sin saber qué era de tu vida.

WILLIAMSON: Oh, también salía a la calle. Supongo que la mayoría de nosotros solemos atravesar una etapa en la que volvemos locos a nuestros padres. Pero la cuestión es que, a medida que crecía, me metía cada vez más en mis historietas, por lo que tendía a quedarme en casa más que a salir con otros chavales a la calle. No era alguien sin rumbo. Tenía un objetivo.

También me solía divertir un poco con los chicos. Alguna vez mi padre tuvo que sacarme de un salón de billar, se cabreaba porque pasaba mucho rato en ese local.

GREEN: Oh, tampoco es que yo fuese un niño modélico, pero solían golpearme antes de que la definición abuso infantil se convirtiese en una palabra reconocida a nivel nacional. Mi padre me azotaba con todo, desde cordones para la plancha hasta correas de cuero y cinturones.

WILLIAMSON: Era el estilo de la época. Ahora no podrías hacerlo y seguir pareciendo alguien respetable, y tampoco es que el abuso infantil merezca ningún respeto. Era el estilo disciplinario posterior a la Depresión. Todos habían vuelto de luchar contra los nazis y los japos, y tenían disciplina. Este chico necesita disciplina. Y se la daban a él, me la daban a mí, te la daban a ti, se la daban a todos. ¡Estad atentos! ¡Whap! ¡Ay! Formaba parte de la cultura del momento. Ahora somos un poco más comprensivos, y la mayoría no practica ese tipo de violencia de todos los días.

GREEN: Pero también es una actitud muy facilona. Por eso el Dr. Spock dijo: "No azotes a tu hijo" y ahora, 20 años después, dice: "Admito haberme equivocado, hemos criado una nación de bastardos egoístas".

WILLIAMSON: La nación siempre ha estado compuesta por un grupo de bastardos egoístas. No es porque golpeemos a nuestros hijos. La gente no ha cambiado, la cultura sí. Somos la misma colección de cabrones egoístas de siempre. La gente habla sobre el Holocausto y del asesinato de seis millones a manos de Hitler, pero nosotros eliminamos totalmente a la raza de nativos americanos. Un genocidio es un genocidio. Lleva sucediendo desde que nos abrimos camino para salir del fango primordial. El hombre no ha evolucionado a partir de los monos. Los monos son un grupo de vegetarianos amantes de la diversión. El hombre evolucionó a partir de pequeños roedores inteligentes. Nuestros antepasados ​​fueron las ratas. Las ratas muerden a los bebés y propagan la peste. Estoy seguro de que estamos destinados a extinguirnos por nuestra propia mano. A lo largo de la Civilización, la fortuna de unos pocos se ha construido sobre los huesos de muchos. Y esa es la verdad. Tampoco creo que nuestra generación represente el aspecto mezquino de la humanidad más que las generaciones anteriores. Quizás estemos un poco más iluminados gracias a la televisión. La Edad Media fue un momento bastante duro. No había derechos. Podían cortarte en pedazos y servirte. No hace tanto tiempo que robar una barra de pan era un delito capital.

GREEN: No dejo de pensar en que los niños de hoy, aunque están más aburridos que cualquier otra generación, parece que tienen más de todo. Es lo natural, porque el mundo está progresando, pero cuando yo era un crío, tenía un pequeño carro de pedales, pedaleaba con mis malditas piernas y pies para llegar hasta la esquina. Los chicos de hoy...

WILLIAMSON: Están histéricos y van sobre-excitados. Pero cada generación se queja de lo mismo. “Bueno, Ace, cuando era niño, la vida era un terrible tormento. Y los niños de hoy tienen de todo". Así es el empuje de la Civilización. Así es la sociedad comercial, el legado de la revolución industrial.

GREEN: En realidad hablamos de dinero.

WILLIAMSON: Es el estilo americano, ¿no?

GREEN: Tu mayor influencia es la misma que la mía: el grupo de artistas de la Mad.

WILLIAMSON: Algunos otros también.

GREEN: Pero me refiero a antes, a los primeros años de tu vida.

WILLIAMSON: Walt Disney fue la primera gran influencia temprana que recuerdo. Por supuesto, Blancanieves se estrenó antes de mi nacimiento, pero en cuanto pude ver Blancanieves, Pinocho y Fantasía, el tío Walt me parecía lo más importante. Durante cierto período formativo, Disney fue probablemente la influencia cultural más importante del país, porque nos atrapó a todos los baby-boomers. Atrapó a todos los mocosos como tú y como yo, retorció nuestras mentes y las llevó hacia una mentalidad de País de Nunca Jamás.

GREEN: No solo eso, sino que a pesar de que en sus obras siempre aparecía el nombre de Walt Disney, de joven era capaz de reconocer los diferentes estilos de dibujo, y algunos me atraían muchísimo.

WILLIAMSON: De entre lo mejor de Disney estuvo que dio trabajo a todos esos maravillosos ilustradores alemanes y teutones. Contrató a los mejores, de estilos maravillosos. Desafortunadamente, optó por homogeneizarse, y políticamente fue un reaccionario. Pero su trabajo inicial fue excelente, me parece que fue el sello distintivo de su generación. Los Sunday Funnies también supusieron una gran influencia en mi obra. Me pusieron el nombre de un personaje de tira de cómic. Mis abuelos me apodaron Skippy por el personaje de Percy Crosby, Skippy. Casi parece como si hubiese estado predestinado a ganarme la vida con esto. Pronto estaba centrado en algo. Y casi parecía que no dependía de mí, algo que no me parece tan mal. 

GREEN: Es definitivamente positivo. Especialmente si lo piensas de esa forma positiva. Aunque estoy algo confuso... El fandom me ha puesto el sobrenombre de "Grass Green". ¿Significa que en breve me voy a poner a destapar el bote? Porque en realidad no he fumado marihuana en mi vida.

WILLIAMSON: Oh, así que eras tú. Sabía que tenía que haber alguien.

GREEN: ¿Cuál es tu lectura favorita además de los artículos relacionados con los cartoons? A Jay le encanta el humor, pero también lee cosas bastante profundas.

WILLIAMSON: No suelo leer muchas novelas. Leo muchas revistas y presto atención a los medios de comunicación, por el negocio en el que me muevo. No soy de los que devoran un tomo tras otro. Rara vez leo un libro grueso y denso. Me suelo atascar, así que nunca vuelvo a empezar.

GREEN: Con suerte, lees algo ligerito.

WILLIAMSON: No tanto. Recojo mucha información. Siempre estoy leyendo manuscritos. Siempre llegan a mi mesa, por lo que leo lo que escriben los mejores autores. Lo que no me gustan son los tochos. Leo muchísima información. Leo el New York Times, todos los periódicos. Leo todo tipo de publicaciones periódicas. En realidad, no me considero un lector de libros.

GREEN: ¿Te refieres a Mickey Spillane, Ernest Haycocks, cosas así?

WILLIAMSON: Me gusta Mickey Spillane. Mike Hammer me parece maravilloso. Mickey Spillane es básicamente un dibujante. Es un practicante de las artes vulgares, es como un dibujante o un cineasta. Creo que entre el cine y las historietas existen grandes paralelismos, y entre las historietas y el cine. Fellini era dibujante. Estructurar una escena viñeta a viñeta se parece mucho a un guión gráfico. Es la base de todo trabajo cinematográfico. Hay que crear una escena, una trama, un patrón y continuarlo hasta su resolución. Así que definitivamente existe cierta afinidad. Si te fijas en Will Eisner, en su Spirit, verás sus influencias. De los filmes Noir, las influencias más obvias son la iluminación y los ángulos. Me parece increíble.

GREEN: Cuando mencionas los guiones gráficos, me recuerda que Jerry Lewis era muy popular. Se le conocía por poder dirigir muy bien una orquesta. Más tarde nos mostraron cómo lo hacía. Se trabajaba un storyboard de absolutamente todo. Ponía por escrito las indicaciones de lo quería que hicieran sus chicos, y ellos las seguían.

WILLIAMSON: El mejor guionista de nuestro tiempo es Harvey Kurtzman. Tiene un verdadero instinto cinematográfico. No sé por qué nunca se ha dedicado al cine. Es una pena que no lo haya hecho. Gilbert Shelton ha captado muy bien ese estilo cinematográfico en el underground. Utiliza el mismo tipo de storyboard sistemático. Es como una configuración secuencial con temporalidad de comedia, solo en imágenes. Es muy sofisticado. También sospecho que no planifica tanto como que lleva a cabo sus páginas de forma intuitiva. De ahí mi interés por el cine. Hacer historietas para filmar parece una transmutación natural. También me intriga el vídeo. Lo que más me gusta de ese dispositivo es la pantalla pequeña, porque la pantalla pequeña es como una viñeta. No es una imagen enorme en una habitación oscura que se convierte en tu mundo. La pantalla de vídeo es la viñeta, y en el vídeo, no importan tanto los encuadres como el color y los personajes. ¿Has visto la película Alien?

GREEN: Sí.

WILLIAMSON: Alien era una película muy densa, oscura y detallada. Vi Alien en el cine y me gustó mucho, pero cuando la vi en vídeo, no pude ver qué diablos estaba pasando. Pero si coges un vídeo y lo usas de la forma adecuada, con más simplicidad, verás que es un formato completamente diferente. Es menos denso. Más directo, es casi un estilo más historietístico que se puede ver en las mejores producciones de vídeo.

GREEN: Bueno, cuando trabajas con un medio más limitado, me refiero al espacio, te pones a compactar las cosas. Por lo tanto, tienes que eliminar muchos detalles que en realidad restarían valor al mensaje.

WILLIAMSON: A veces se pierde el sentido de la realidad. Por ejemplo, los Muppets funcionan bien en televisión, pero en su transición a la pantalla grande ya no parecían tan reales. Funcionan en una pantalla más pequeña. Cuando era niño, vi "El mago de Oz" y me encantó. Pero la he visto recientemente en pantalla grande y se podía ver el cable que sostenía la cola del León Cobarde. La suspensión de la credulidad se fue a hacer gárgaras. En televisión sigue siendo maravillosa, porque la pequeña pantalla esconde las imperfecciones.

GREEN: Sí. De niño, una de mis mayores desilusiones en el cine fue cuando fui a ver la Mula Francis y pensé: “¡Dios mío! En realidad es una mula que habla". Pero luego, en un par de escenas la cámara estaba situada en un ángulo incorrecto y se podía ver cómo manipulaban un cable en su boca.

WILLIAMSON: Traicionaron tu suspensión de la credulidad. Es como cuando alguien te dijo que no existe ningún Santa Claus. ¿Quieres saber cómo me enteré de que no existía? Leyendo una tira. Fue la de Blondie en el Sunday Funnies que leía de niño. Dagwood y Blondie estaban intentando averiguar cómo podrían convencer a Cookie de que existía Santa Claus de verdad. En esencia, estaban afirmando que no existía. Las historietas y los dibujos animados han tenido un gran peso en mi vida. Mi primer recuerdo de una película fue de un cartoon de Bugs Bunny que me dejó aterrado. Bugs Bunny se iba al infierno y mi madre tuvo que sacarme del cine porque me quedé aterrorizado. Los cartoons de posguerra de la Warner Bros. eran geniales. Eran mejores que Disney porque daban esa sensación de locura. Podría hablar durante horas sobre dibujos animados.

GREEN: Estaba a punto de preguntarte: ¿te gusta mucho la animación? ¿Has hecho algún proyecto relacionado?

WILLIAMSON: No, nunca lo he hecho. La gente siempre me pregunta si he hecho alguna animación. Mi estilo se presta a ello porque es muy amplio. El problema de la animación es el coste. Si quieres hacer animación, necesitas un estudio de animadores. De lo contrario, tendrás que pasarte seis meses de tu vida haciéndolo; mientras tanto, ¿quién paga el alquiler? Ahora estoy en una posición, tal vez por la película en la que estoy ocupado, o por alguno de mis otros proyectos, en la que eventualmente voy a poder hacer un cortometraje de animación. Me encantaría. Pero necesito un estudio, y necesito poder supervisarlo con mano de hierro. Tendría estrictas exigencias creativas.

GREEN: Te lo pregunto porque creo que con tu estilo, contigo en la dirección, podrías hacer una de las películas más divertidas. Hace poco he visto un cartoon protagonizado por una fea princesa. Se reía y su boca se caía hasta la mitad de la pantalla. Tío, me partí de risa. Casi me caigo del asiento, porque no se suele ver algo así. Todo suele ser una exageración mínima, y eso que se supone que los cartoons tienden a ser exagerados.

WILLIAMSON: La exageración es la clave. Necesitas a alguien capaz de hacer voces maravillosas. Necesitas a Mel Blanc. Puedes incluso trabajar con un estilo animado limitado como el de Terry Gilliam en los Monty Python. Utilizaba las limitaciones a su favor y le quedaba bien. Ahora está dirigiendo una película. Hizo "Los héroes del tiempo"y está a punto de estrenar otra que se llama "Brazil". En el show de Bullwinkle, Jay Ward aprovechó al máximo las limitaciones de presupuesto. Bullwinkle era divertido porque tenía buenas voces. Sus guiones maravillosamente trastornados atraían tanto a niños como a adultos. Eran exagerados. Hanna-Barbera utiliza una animación limitada desigual. Pero en sus series no ocurre nada gracioso.

Creo que eventualmente haré algo en el campo de la animación si se dan las circunstancias adecuadas. Y tiene que existir un mercado. Quiero decir, ¿dónde se pueden comercializar estas cosas? También he pensado en hacer algo con marionetas. Uno de los chicos con los que estoy trabajando en este proyecto cinematográfico es muy bueno haciendo pequeños títeres de monstruos. De hecho, en una película aparece un espectáculo de marionetas suyo. Es algo así como el teatro de marionetas del tío Ned. El tío Ned es el conserje de Genetic Laboratories, y allí están estos pequeños títeres mutantes, errores genéticos. Los sueltan de la jaula y tienen que salir y limpiar después del horario comercial. Uno de ellos se llama "Gristle", otro atiende por "Hook". "Gristle" roba la cola de rata de "Hook," por lo que "Hook" saca una motosierra y corta a "Gristle" por la mitad. Es maravilloso. La sangre llena la pantalla. Hay muchos caminos por recorrer. Se podría hacer un programa como los Muppets, convertirlo en humor para adultos, hacerlo sexy o enfermizo, o lo que sea.

GREEN: No se ha hecho todavía.

WILLIAMSON: Todo está hecho, no me sorprendería nada de que ya exista algo así. Pero yo aún no lo he hecho. Hay tantos proyectos que no hay tiempo material para hacerlos. ¿Cómo se puede aburrir alguien cuando hay tanto por hacer?

GREEN: En mi caso, nunca me deprimo porque esté aburrido o algo así. Me deprimo por falta de inspiración o de tiempo. Teniendo tanto que hacer, no sé qué hacer. Así que me pongo a ver televisión, dejo de pensar en el tema, y luego, lentamente, surge de repente alguna prioridad. "No sé, pero tengo que hacerlo". Me levanto y apago el televisor. Y eso es raro porque soy adicto a la televisión. Veo los anuncios, sucios anuncios que ya he visto. Me siento y me pongo a vocear en su contra, pero me quedo mirándolos. Soy un adicto a la televisión.

(Continuará)

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