Entrevista de Roger Ebert a Mike Leigh en el Festival de Cine de Toronto de 2008. Traducción: Frog2000.
Durante años, Mike Leigh ha sido un consumado "outsider" del mundo del cine británico. Ahora está siendo aclamado como uno de los mejores directores del Reino Unido. Todavía es un "outsider", pero las cosas parecen marchar un poco mejor. "Es probable que haya progresado un poco", me dice Mike Leigh, "de ser un "outsider" de entre los típicos "outsiders", puede que haya pasado a ser una especie de "outsider" interior".
Esta entrevista se realizó en Septiembre, en el Festival de Cine de Toronto, donde se proyectó la nueva y maravillosa película de Leigh, "Happy-Go-Lucky" [Happy, un cuento sobre la felicidad]. También se proyectará el viernes en el Festival de Cine de Chicago, donde en 1971 dio comienzo su carrera: allí recibirá el premio Lifetime Achievement Award del CIFF. Por su parte, aquí se estrenará el 24 de Octubre.
Entre la gran primera película teatral de Mike Leigh, "Bleak Moments" [Momentos sombríos], y su segunda, "High Hopes" [Altas ambiciones] (1988), pasaron 17 años. Desde entonces, ha rodado otras ocho películas, todas vibrantes gracias a sus personajes peculiarmente atractivos y argumentos liberados de lastre. Seguro que Leigh es más conocido por "Secrets and Lies" [Secretos y mentiras], "Topsy-Turvy" y "Vera Drake" [El secreto de Vera Drake]. Durante la aludida sequía de 17 años, estuvo trabajando sin parar, escribiendo y dirigiendo obras teatrales y haciendo películas para la BBC. Pero con el método de trabajo en el que insiste en su cine, le resultó imposible encontrar respaldo financiero.
Aunque en algunos círculos existe la impresión de que las películas de Leigh son improvisadas, en realidad siguen un estricto guión. Sin embargo, es aquello en lo que se transforman lo que asusta a sus inversores. Toda película da comienzo con una noción de la historia y con algunos actores a los que el director admira especialmente. Juntos, definen los personajes e "idean" situaciones improvisadas para los mismos, y va surgiendo la trama. Leigh se niega a mostrar el guión por adelantado a los patrocinadores, y tampoco acepta consultas sobre la elección de actores, además de que se reserva el montaje final. Aún así, no entiendo por qué los inversores le dan la espalda: ¿sabrán ellos lo que es el cine? A menudo terminan respaldando basura y perdiendo dinero. ¿Qué otro director conoces que nunca haya hecho una mala película, haya sido nominado a tres premios Oscar y cuyas películas tengan muchas más nominaciones?
Sally Hawkins también merece una nominación por su virtuoso trabajo en "Happy-Go-Lucky", donde interpreta a una maestra de escuela incansablemente positiva de unos 30 años cuya vida da un giro extraño cuando empieza a recibir clases del profesor de conducción equivocado. El instructor está interpretado por el comediante británico Eddie Marsan, y su trabajo es de todo menos un papel divertido.
"Al principio, las improvisaciones que hicimos implicaban utilizar un coche de verdad", me dice Leigh, "y conducíamos por las calles e improvisábamos la situación desde el principio, sin que los actores conocieran cómo eran sus respectivos personajes. Yo iba recostado en el asiento trasero y lo que estaba sucediendo en el coche me parecía tan hilarante que tenía que intentar controlarme la risa, pero las terribles calles de Londres no son lo mejor para la suspensión trasera de un Ford Focus. Trabajamos a fondo para corregir esas complejas escenas. Y estos chicos no dejaron piedra sin remover. Es como si su actuación hubiese ocurrido en ese mismo momento. Son como 'momentos' de verdad".
Vale, así que inviertes tu dinero en la producción y Leigh la dirige tirado en el asiento trasero. ¿Cómo empieza todo?
"Lo que hice", comenta, "es empezar a colaborar con los actores para que crearan a los personajes, y de alguna manera hubo un par de cosas que encajaron de inmediato. La primera fue que, después de haber trabajado con Sally Hawkins en las dos últimas películas y llegar a conocerla muy bien, sentía que había llegado el momento de hacer una película en la que fuese la protagonista para crear así algo extraordinario. La otra fue que quería hacer una película que se pudiera catalogar como una "película contra lo miserable". Una película celebratoria, porque en 2008 están pasando una gigantesca cantidad de cosas que nos pueden hacer sentir sombríos. Hay personas que se llevan bien con los demás, entre ellos los profesores, que por definición aprecian y nutren el futuro. Sabía que Sally y yo podíamos crear un personaje explosivo, enérgico y positivo".
Y lo hicieron. Es imposible que no sonrías al verla, a menos que, por supuesto, la odies con todas tus fuerzas.
"Es interesante que el personaje sea capaz de producir esa reacción en una minoría. Al ver 'Happy-Go-Lucky', parte del público reacciona de una manera inequívoca: "No soporto a esta mujer. Me gustaría matarla." Fue el comentario de un buen montón de críticos británicos, y aquí en Toronto también lo han dicho algunos. Simplemente no lo entiendo. Viene de una forma de ver las películas que se centra más en observar el lenguaje cinematográfico que en fijarse en la gente y el mundo. Es muy insular y cínico".
Cada película de Leigh suele tomar un desvío por una dirección inesperada. En esta ocasión, la heroína mantiene una conversación con un vagabundo que está en las últimas y que parece no tener nada que ver con el resto del guión, pero es emocionalmente invaluable para las escenas posteriores.
"El personaje es muy empático, abierto, se para a escuchar a los demás", comenta. "Está caminando por la calle a su aire, escucha un extraño canto y se topa con un vagabundo, pero no lo juzga, sino que se pone en su piel".
"Me encanta la escena", le confieso. "Happy" escucha al vagabundo, y le pregunta si tiene hambre. No tiene miedo, sino que está genuinamente preocupada por él. Creo que él es consciente y por eso finalmente se tranquiliza. Seguro que nadie ha hablado en días o semanas con él.
"Por supuesto", asegura Leigh. "De nuevo, un puñado de personas dijeron: "Simplemente no entiendo la escena. No encaja con el resto de la película. Es como una trama postiza". Intentaron que la cortara, lo cuál me resulta increíble, pero sigue en la película. En esa escena pasan cosas muy importantes. Ves caminando al personaje por una especie de parque. Va a lo suyo, parece un lugar tranquilo. Entonces se encuentra con ese tipo, le pregunta cómo está, vuelve a su apartamento y nunca se lo comenta a nadie. Ni siquiera es una especie de trama argumental. Es solo que algunas cosas hay que mantenerlas en privado, son sucesos a las que simplemente te aferras y que se convierten en algo íntimo".
Lo que ocurre es que al usar su método para hacer cine, Mike Leigh descubre dónde se esconden las cosas privadas y es capaz de sacarlas a la luz.
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