Entrevista de Marcos Peters publicada en la página online de The Comics Journal, 2020. Traducción: Frog2000.
Una entrevista con Michel Fiffe: Mi objetivo es resultar tan atractivo como resulte posible 1, 2, 3, 4.
El concepto de los autores de cómics que trabajan con propiedades corporativas no es nada nuevo. Lleva sucediendo desde los comienzos del medio, y cada semana puedes encontrar docenas de ejemplos en tu tienda de cómics más cercana. ¡Narices!, seguro que puedes encontrar una docena de ejemplos protagonizados únicamente por Batman. Pero tres de estos creadores que trabajan con personajes de otros parecen un poco diferentes. En el cómic mainstream Michel Fiffe, Ed Piskor y Tom Scioli son una rareza: porque en realidad son autores. Cada uno guioniza, hace el lápiz, las tintas, aplica el color y rotula sus propios cómics. En el caso de Fiffe y su serie Copra, también se arroga el cargo de editor (hasta la reciente migración de Copra a Image Comics). Por lo que... ¿qué sucede cuando los creadores acostumbrados a tener libertad y autonomía absolutas trabajan bajo las restricciones de los cómics corporativos?
En una palabra... se producen clásicos.
G.I. Joe vs. Transformers (2014-2016) de Scioli ha sido uno de los cómics artísticos más aventurados del siglo hasta el momento, y su serie actual, Go-Bots, demuestra que incluso las imitaciones de Transformers pueden generar un cómic innovador. X-Men [en EEUU con el subtítulo de "Gran Tapiz"] de Piskor nos brinda una visión singular de la continuidad bizantina y bananera de los X-Men. Fiffe se llevó su frenético estilo a los Bloodstrike de Rob Liefeld, y su serie de tres números, G.I. Joe: Sierra Muerte hizo que los súper soldados de Estados Unidos fueran tan distintivos como Negativeland o alguna otra de sus más salvajes creaciones personales.
Hace poco mantuve una charla con Fiffe, Piskor y Scioli a través de Adobe Connect, una aplicación inusualmente cooperativa. Aquí tenéis una transcripción ligeramente editada de la conversación.
Mark Peters: Muchos creadores de cómics tienden a ser solo guionistas, o dibujantes, o solo abocetan, dan color o rotulan, o lo que sea. ¿Cómo terminásteis vosotros decidiendo eso de: “Me lo voy a guisar yo todo”? ¿Cómo evolucionó la cosa a partir de ese momento?
Ed Piskor: Creo que fui creciendo con la idea en mente, y apostaría que de chavales, seguro que también en vuestro caso, Michel, Tom, decidlo si estáis de acuerdo conmigo, la parte de dibujo de los cómics nos parecía la más atractiva. Seguro que por eso quise ser dibujante de bocetos o algo parecido. De adolescente, cuando cumplí poco más de veinte años, me mantuve en la misma tesitura.
Cuando conocí a Tom y Jim Rugg a los 20 o 21 años, me di cuenta de que si entras en el juego con solo una disciplina en la manga, igual estás dejando demasiado al azar. Igual necesitas tener algún truco de guionista que luego puedas dibujar. No solo poder escribir unos guiones en un fin de semana, sino sacar entre 5 y 10 guiones al mes, y darle muchas vueltas a lo que estás haciendo para ver lo que termina por salir. Si no, puede que te quedes atrapado con un guion de mierda durante todo un mes, y dediques todo tu tiempo, todo tu capital creativo, solo a eso. Por eso tengo que hacer casi de todo como mecanismo de autopreservación. Prefiero mantener el control de todo el proceso porque no quiero dejar ningún componente de mis cómics al azar. Y hasta este punto, cada cosa que he hecho por mi cuenta ha sido nominada, y cualquier colaboración con las otras editoriales ha sido bastante obviada, así que ahí lo tienes.
Michel Fiffe: Esa es la prueba.
Ed: Cierto, tío. Como ocurre con casi todas las personas con las que trabajo, puedo decir que a ellos les importa un carajo. Y también les importa un carajo que me importe un carajo.
Michel: Colaborar con editoriales es algo muy raro, porque agrupan a una buena parte del medio del cómic, especialmente de los cómics que todos amamos, ¿no? Por eso, de alguna manera me parece un poco extraño trabajar en su contra. Mientras crecía me dije que tenía que empezar en el medio como una especie de abeja obrera. Al principio es lo que hice, y luego la recompensa fue poder salir al exterior y dibujar mis propios cómics, tal y como habían hecho los chicos de Image.
Me resultó fácil aprovecharlo, porque de niño ya solía hacer cómics. Simplemente los escribía, luego ponía los diálogos y los dibujaba en papel de máquina de escribir con los lápices que tenía por allí cerca. Haces esas cosas porque te ves impulsado: tampoco esperas que nadie contribuya a tu pasión.
Así que cuando quise meterme de adolescente en la industria se me presentó eso de, tal y como lo ha descrito Ed, convertirme en "trabajador asalariado". Para mí, el dibujo siempre ha sido lo primero. Fue mi supuesto punto de entrada. Es lo que estaba buscando. Pero luego descubres a los autores underground e independientes, que se lo guisan y se lo comen todo, y te planteas: "¿Por qué no?" Me parecía que es lo que tenía más sentido.
Tom Scioli: En mi caso quería dibujar, así que pensé en contactar con un guionista para que se encargara de los guiones, pero pasó el tiempo y no conseguí contactar con nadie. No tenía ningún amigo que me dijera: "Si quieres me pongo a guionizar unas historias y tú te encargas del dibujo". En ese entonces las escribía yo mismo hasta que llegó un punto en que las empezó a escribir algún otro.
E incluso entonces, el hecho de que entintara mis propias cosas me hacía sentir como que estaba entrando en terreno desconocido. “Oh, ¿así que entintas tu propio material? Guau, es una locura." Yo no tenía confianza suficiente en mis propias ideas, en mi forma de escribir del momento. Me decía: “Soy dibujante, no guionista. Pero a medida que pasó el tiempo, la práctica de escribir me hizo darme cuenta de que tengo cosas que decir. Historias que contar. No es que haya alguien con todas las respuestas y que me vaya proporcionando algunos guiones geniales. Es como si todos viajásemos en el mismo barco. Todo el mundo se inventa sus cosas, intenta resolverlas, junta palabras. Pensaba que igual me topaba con algún gurú o alguien, algún genio, y que yo ilustraría sus guiones, pero solo era un deseo infantil, una especie de cosmovisión infantil. Cuando te conviertes en hombre, en adulto, te das cuenta de que todo depende de ti.
Ed: Cuando estaba empezando en Pittsburgh, me llevaba bien con varios tíos que estaban metidos en bandas de punk rock y otras cosas parecidas. Y el engranaje, toda la maquinaria se paraba si alguno de ellos no tenía libre el fin de semana, o si cogía un resfriado o lo que fuese, y recuerdo pensar que vaya mierda tener que confiar en los demás de la misma forma en que lo hacían estos tíos. Una de las principales fortalezas de este medio es que simplemente te sientas y haces algo, y transmites tu visión personal.
Por supuesto, como comprador de cómics de quiosco nacido en 1982 que soy, mientras me hacía adulto leía Marvel, DC, pero en cuanto descubrí cosas como Fantagraphics... Satisfago mi necesidad de leer cómics leyendo series con una visión singular, por lo que en realidad no tiene nada que ver con mis intereses anteriores. Trabajar en el mainstream es divertido, porque te llevas esa energía a las propiedades corporativas y refinas ese material para adaptarlo a tus propios gustos. En gran medida, participar en una entrevista con el Comics Journal me parece casi contradictorio, porque intento trasladar esa energía a personas que no están familiarizadas con los cómics realizados por una sola persona. De hecho, tu amigo Matt Seneca hizo la promoción de mi cómic centrado en los X-Men, y yo me quedé en plan: "Pero si este no es para ti", ¿sabes? Esta mierda no es para ti.
Michel: Bueno, una buena parte del público ya se ha decantado por otra cosa desde hace años. Tampoco es la parte para quien hago estos cómics. Me parece gracioso que estemos sentados aquí discutiendo todo esto al detalle con la esperanza de que alguien saque algo útil de la experiencia.
Ed: Agradezco mucho la oportunidad de poder hablar con vosotros, tío.
Michel: Bueno, yo también estuve en una banda y puedo hablar por experiencia. Si una persona la caga, entonces lo arruina todo, es una dinámica muy frustrante, especialmente al venir de los cómics y estar acostumbrado a hacerlo todo yo solo. Tampoco es que me metiese demasiado en la música, y me alegro de haber duplicado la cantidad de cómics que hago. Hubo un tiempo en que hacía malabarismos entre ambas disciplinas.
Ed: ¿Qué instrumento tocabas?
Michel: La batería.
Ed: Bien.
Michel: Cargarla no es tan divertido. Estaba listo para meterme del todo. Quería hacer una gira. Quería grabar, hacer de todo y tal vez hacer cómics durante el camino. Fue una especie de sueño imposible de adolescente, pero casi que era imposible. No sé si sería factible.
Ed: Sabes, cuando salió la primera edición de Hip Hop Family Tree, y hacía todos esos viajes, me hizo entender por qué en el caso de los músicos, de las bandas en particular, su primer álbum es tan bueno, y luego empiezan a flojear, porque se espera que salgan de gira, sigan de gira, compongan música nueva, y literalmente todo eso te termina quemando, tío. Te termina jodiendo. Su salud se verá comprometida y también el trabajo se verá comprometido porque nunca volverán a dormir bien por la noche ni vivirán en un entorno cómodo. Los Hip Hop posteriores... se hicieron con una energía parecida, aunque el 10 por ciento lo dibujé en Dinamarca. No lo digo en plan fanfarrón. Pero cogí una oportunidad que era mejor aprovechar, aunque seguía teniendo que cumplir con los plazos de entrega y todo eso, y no resultó fácil.
Tom: Pasé por algo parecido: acepté un viaje mientras me comprometía con el trabajo. Y la productividad aumentó mucho, pero mientras viajas, mientras sigues fuera de tu zona de confort, a veces te asaltan ideas increíbles que nunca se te ocurrirían en un entorno familiar, lo cuál también extraño.
Ed: Para eso está el cuaderno de bocetos. Apuntas las ideas y luego, cuando llegas a casa, las reúnes.
Tom, ¿te acuerdas cuando fuimos esa vez a Canadá? Compartimos habitación de hotel. Mi proceso depende mucho de los ángulos de 90 grados, cuadrados, ángulos rectos y la guía de letras Ames, y no pude encontrar un borde recto en toda la puta habitación del hotel. Incluso las mesas tenían lados curvos y toda esa mierda. Tuve que usar la puerta del armario, ¿lo recuerdas, tío? Utilicé la puerta del armario para pegar con celo las malditas páginas, para poder usar mi guía de letras personal en el costado de la puerta. La verdad es que no es la situación más jodidamente ideal.
Tom: Lo mío es un poco más portátil. Puedo hacer cualquier cosa en cualquier lugar.
(Continuará)
2 comentarios:
Buenas. Reflote cósmico. ¿Se podrían resubir estos números para leerlos cómodamente en un e-reader décadas después de su publicación original?
la verdad es que no pongo cómics en descarga. Solo traduzco entrevistas.
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