viernes, 10 de enero de 2014

EL ÚLTIMO ARTE: CÓMICS, MULTIMEDIA Y EL FUTURO, por Warren Ellis

Una lectura para la Universidad de Trieste, Italia, por Warren Ellis. (Artículo para "Desde el Escritorio de Warren Ellis", Volumen uno (Avatar, 2000.) Traducido por Frog2000.

Hola.

Veo que no hay mucho que hacer en Trieste un viernes por la tarde.

Gracias por haberos tomado la molestia de aparecer y sentaros. Mi nombre es Warren Ellis. Guionizo cómics. Tal y como me sugirió una vez una pequeña y anciana dama que va a fallecer en breve, eso no significa que sea quien escribe las pequeñas palabras en los diminutos bocadillos que el dibujante proporciona de forma tan atenta. Significa que soy quien crea toda esa condenada cosa y que el dibujante (él o ella) tiene que hacer lo que me de la gana a mí.

El guión completo para un cómic incluye prosa, dirección de actores, dirección de la historia, diseño gráfico y escritura de los "slogans". El cómic es un medio bastardo, un completo arte multimedia por sí mismo, un híbrido del Siglo XX que ha crecido a partir de media docena de disciplinas artísticas. En otras partes de Europa a los cómics se les llama el Noveno Arte. Como nadie fue capaz de concretarme cuál puede ser el Décimo, me puse a  reflexionar por un momento si los cómics no serían, además, el último.

Soy un guionista de cómic inglés que actualmente está trabajando para el mercado de cómic americano. Llevo escribiendo desde 1990. Solo a partir de este último par de años mi trabajo ha estado disponible en países que no son de habla inglesa. Puede parecer ridículo, pero eso significa que a un ciudadano inglés le ha costado casi toda una década escribir cómics para América para poder convertirse en guionista europeo.

En una época en la que Europa parece pertenecer a Disney, me siento como si formase parte de una tradición que está desapareciendo a marchas forzadas: la del guionista de cómics que no escribe cómics para niños. Hace meses conocí en Noruega a un dibujante del Pato Donald de nacionalidad italiana. Un tío muy agradable, excelente compañía. Pero me dejó pasmado. Ese pato bastardo y su pestilente pandilla están reposando encima de la cultura como si fuesen una manta sofocante. Los cómics continúan arañando y escarbando por debajo, reclamando aire, luchando por recibir la luz necesaria para crecer. 

Estoy escribiendo en una época en la que los cómics finalmente se han convertido en un arte adulto y creíble.

Y justo cuando hemos llegado hasta este punto, a algún mamón se le ha ocurrido decirnos que el papel donde se imprimen se está quedando obsoleto, que ahora todo el mundo debería prestar atención a lo que ocurre en las pantallas de su ordenador. Demonios, la invención del DVD fue una invitación para ver películas en la pantalla de nuestro ordenadores de forma preferente. 

Estoy aquí a vuestras fantásticas expensas (que por supuesto, provienen de los impuestos que probablemente hayáis hecho todo lo posible por evitar pagar) para hablaros de cómics, multimedia y el futuro. No sólo implica que los cómics tengan algo que hacer respecto a lo multimedia, sino que incluso puede que tengan futuro. Esta última pequeña anotación inflama mi pequeño y ennegrecido corazón, os lo aseguro. En Inglaterra los cómics tienen un presente muy difícil, por no hablar de su futuro. En América, la horrible y pésima gestión, y el agujero habitual donde suele meterse el talento han logrado hundir el mercado y un montón de apresuradas charlas acalladas rápidamente sobre el futuro, si es que existe alguno. 

Fue el futuro lo que hizo que en realidad el cómic americano se colapsara.

Es una larga y aburrida historia, pero os contaré una pequeña parte.

Veréis, todo se reduce a Marvel Comics. Marvel Comics era propiedad de un hombre que se llama Ronald Perlman, que además también era el propietario de otras empresas, como la firma de cosméticos Revlon. Compró Marvel y luego vinculó la deuda contraída por la compra de Marvel a la propia Marvel. Algo tan complicado como retorcido. Ese tipo de forma de pensar y hacer las cosas es lo que hace que América sea el parangón moral y financiero que tenemos en la actualidad. Así que de repente a Marvel le sobrevino esa enorme sobrecarga a la que tenía que hacer frente como fuese. Y la única forma de sobrellevarla era haciéndose cargo de todo el negocio de cómic americano lo más rápidamente posible. A largo plazo probablemente tendrían que cargarse a ese pato bastardo y hacerse también con Europa.

Y se pusieron manos a la obra. Inyectaron un vasto número de títulos en el mercado, enfangándolo con basura. Procedieron a diseñar un esquema de trabajo en el que concentraron todo el poder sobre los cómics en un par de manos, echando a perder el antiguo sistema de distribución de cómics. Compraron otras editoriales de cómic en el acto, tan sólo para poner sus manos sobre el departamento de coloreado por ordenador de esas empresas. Pagaron para tener su propio territorio en America Online, el servicio más popular de internet de los Estados Unidos, e intentaron crear "ciber-cómics". Todo ello en un intento de apoderarse del futuro.

Y entraron en bancarrota.

Actualmente, Marvel apenas es una sombra de sí misma. Incluso existe la posibilidad de que deje de existir como editorial de nuevos cómics el próximo año por estas fechas. Su plan de concentrar todo su poder en un par de manos podría haberles funcionado de maravilla. Desafortunadamente, no estaba en esas manos ostentar todo ese poder. Es bien conocido que el departamento de coloreado por ordenador de aquella empresa era un desastre incluso antes de que Marvel la comprara, porque nunca fueron capaces de entender una de las lecciones más importantes que nuestro futuro multimedia tiene que enseñarnos: la magia por ordenador y la habilidad blandiendo un ratón no son nada sin la inteligencia estética. Los ordenadores no crean arte por sí mismos.

Y los "ciber-cómics"... bueno.

Aquí es donde queríamos llegar.

Vivimos en una época en la que nuestras artes narrativas están siendo reconfiguradas y vueltas a imaginar para que sean accesibles a través del ordenador.

Me gustan los ordenadores. Tengo tres. Una gran "estación de trabajo". Un pequeño laptop. Un pequeño ordenador de mano que cabe en el bolsillo de mi chaqueta. No tengo nada en su contra. Aunque a veces entrecierro los ojos y me deslumbra la idea de hacer que todo el jodido planeta encaje en la pantalla del ordenador, por otro lado tengo treinta años y estoy demasiado unido a cosas como el papel y a magrearme con mi novia en la fila trasera de un cine, y a escuchar a un grupo en directo en un grasiento club lleno de humo, en lugar de leer textos en pantalla y empujar una película en la unidad de DVD-ROM, y escuchar un bolo en el Real Audio a través de los altavoces de mi ordenador.

Pero esas cosas están empezando a ocurrir. El futuro dicta que vamos a tener que pelearnos con cosas como Fluxus.

Los cómics por ordenador no parecen funcionar. No es un buen augurio para nuestro futuro.

Los cómics americanos ya no son un forma artística particularmente barata. Ha pasado tiempo desde que costaban algo cercano a nada y eran tan gruesos como una novela de bolsillo. El cómic americano moderno común (una cosa flexible de 32 páginas que se edita de forma mensual) cuesta cerca de dos dólares con cincuenta centavos, americanos. Te lleva unos cinco, diez minutos leerlo. En ese país puedes ver una película por seis u ocho dólares que con suerte te entretendrá durante noventa minutos o dos horas. Puedes comprar una revista de 200 páginas por cinco dólares. Los cómics no encajan en esa especie de "contenido en proporción al coste". Por otra parte, hablo de los cómics americanos. Los cómics japoneses, el manga, siguen siendo tremendamente populares, y gracias a Dios, en Europa todavía persisten tanto el formato clásico antológico como el álbum. Pero el cómic americano es un importante artefacto cultural de masas. Eso sí, está lejos de convertirse de nuevo en algo parecido, lejos de no ser tan sólo una cara forma artística para los que les vaya bien financieramente o para el coleccionista enloquecido. 

Y por eso es por lo que los cómics por ordenador deberían funcionar. Pero los "ciber-cómics" Marvel...

...bueno, hicieron bien lo siguiente: no estaban obligados por ninguna tradición, y las páginas de cómic que se generaron encajaban gracias a su diseño en las dimensiones de la pantalla del ordenador.

Así es, sí.

Creo que el mayor problema de esos cómics eran todos esos condenados Spider-Man por todas partes. Oh, y por las maravillosas y pequeñas animaciones tecnológicas, allá donde posaras la vista, los brazos de Spider-Man hacían esto (mueve rígidamente el brazo arriba y abajo.) 

Oh, y sólo podías leerte esos cómics si te hacías socio de America Online. Creo que obtenías algo así como cuatro páginas a la semana, o dos, algo a la altura del proyecto. Imagino que Marvel recibiría alguna especie de micro-pago cada vez que alguien accediese a sus cómics. Espero que se lo dieran. Porque abre varias posibilidades. Pero para mis cansados ojos, el resto del proyecto tenía una pinta desastrosa.

Entiéndeme, no estoy buscando que lo multimedia y etcétera reemplacen el papel, que reemplacen el cómic moderno estándar. (Aunque necesitaríamos echar otro vistazo a los formatos, pero ese es otro tema que mejor será dejar para un público que ya esté borracho.)

Lo que quiero hacer (es mi intención) es encontrar formas de revivir los cómics, un arte del Siglo XX para el Siglo XXI. 

Los cómics son el más accesible de todos los medios visuales. Los cómics no son otra cosa que palabras y dibujos. Y se puede hacer de todo con palabras y dibujos, y hacerlo rápido. Y todo lo que necesitas son un par de ojos despiertos. No necesitas un proyector cinematográfico, o un escenario de televisión. Necesitas un puñado de modificaciones, un vocabulario, ser capaz de observar lo que pasa a tu alrededor. Son una herramienta educativa, un medio documental, la ficción visual más rápida de la Tierra. Aunque han sido marginados por la cultura Occidental, los cómics son la más poderosa de todas las artes. Una forma de arte bastarda que puede llegar a ser la primera de todas.

Ya lo he dicho. Parece que estemos corriendo en pos de una época en donde los ordenadores se quedarán entre nosotros tan ubicuamente que terminarán siendo nuestra mejor baza para el cambio. Demonios, hace poco estuve mirando un ordenador portátil que podía meterme en el bolsillo. Y además me lo podía permitir. Costaba más o menos la mitad que un PC que me compré hace cuatro años. Puedo llevar un ordenador en mi bolsillo. Por supuesto, es el de la chaqueta que me dejé en casa. Pero creo que cogéis la idea.

Los cómics necesitan reconfigurarse para afrontar la próxima época. No es que lo vayan a abarcar todo, tampoco creo que lleguemos a ver su estado final, pero es una parada en el futuro hacia el que nos estamos dirigiendo. Y es completamente factible, algo que se puede hacer sin ninguna duda. 

El próximo año voy a empezar a guionizar cómics descargables de forma serializada. Lo primero de todo es que estarán disponibles de forma gratuita. Si puedo encontrar una forma de hacer que se paguen con pequeñas cantidades para que los dibujantes no se quejen de la hambruna demasiado a menudo, entonces también los haré de esa forma. Pero no los voy a hacer por dinero. 

Los voy a hacer porque todavía no hay suficientes personas haciéndolos. Los voy a hacer porque a través de Internet, los cómics se pueden inyectar en la cultura mundial. Me han contratado para este evento a través de Internet. Los cómics están siendo inoculados en la cultura mundial a través de la red, e Internet pone a todo el mundo al mismo nivel de calle. En el mismo peldaño de la escalera. Puedo tener mi propia web al igual que puede tenerla Microsoft, y no es más difícil acceder a la de ellos que a la mía. Lo que significa, jajaja, que me encuentro al mismo nivel que ese pato bastardo. En la red es él contra mí, ninguno de los dos tenemos más ventaja. O por lo menos, si uno de los dos tiene ventaja, puede ser cancelada por la ventaja de los demás. Puede que él tenga más dinero, pero yo puedo reaccionar más rápido.

A través de Internet y las otras manifestaciones multimedia, los cómics, la bastarda forma multimedia original, pueden erguirse al mismo nivel que el resto de formas artísticas que componen nuestra cultura y gritar: "Soy tan antigua como cualquiera de vosotras y tengo el mismo valor, y ese es el motivo de que me encuentre aquí", y demostrarlo. Podemos hacer acopio de nuestra madurez e inteligencia y de la locura necesaria que se necesita para contar historias adultas que mantengan a los cómics en la jodida primera posición, y demostrarlo, y de una forma barata. El futuro de los cómics es el de volver a ser una forma artística de masas, tan amplia, profunda y brillante como el cine o la televisión. Incluso más brillante.

Me han traído aquí para hablar sobre cómics, multimedia y el futuro.

Cómics: el poder del cine, la velocidad de la televisión, la profundidad de la prosa, la belleza de las ilustraciones, la accesibilidad de la pantalla del ordenador. Estoy aquí para deciros que los cómics son el futuro.

Gracias.

Warren Ellis,

Trieste, Italia

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