Chain Reaction: Stewart Lee entrevista a Alan Moore y Alan Moore entrevista a Brian Eno (1 de 4, foto del encabezado: Alan Moore y Stewart Lee. Traducción: Frog2000.)
“Chain Reaction” fue una sencilla idea muy entretenida para una serie radiofónica de la Radio 4 de la BBC. Una figura conocida de la industria del entretenimiento comenzaba una serie de entrevistas con una persona de su elección. A la semana siguiente, el entrevistado se convertía a su vez en entrevistador y charlaba con el nuevo huésped elegido. Y así sucesivamente. En enero de 2005, el comediante Stewart Lee entrevistó a Alan Moore. En el siguiente programa le llegó a Alan Moore el turno de convertirse en entrevistador. Su elegido fue alguien que, obviamente, había supuesto una gran influencia en su vida durante más de treinta años... Brian Eno.
Jueves por la noche en Londres. El creador de cómics Alan Moore se encuentra en la radio para contestar las preguntas de una entrevista que van a realizarle en el programa semanal “Chain Reaction” de la Radio 4 de la BBC , una emisora centrada en entrevistas de todo tipo. El concepto del programa ha sido ideado por una figura muy conocida de la industria del entretenimiento y se trata de una serie de entrevistas con una persona elegida por quien haya sido entrevistado en el anterior programa, que se convertirá en entrevistador a su vez. La semana pasada pudimos escuchar las respuestas de Stewart Lee, el creador del exitoso musical “Jerry Springer: The Opera”, así que esta vez le tocaba a él el turno de sentarse en la silla de entrevistador, y eligió a uno de sus héroes de los cómics, Alan Moore. Lo que sigue es una transcripción de la entrevista que tuvo lugar a las 6:30 PM, hora local en Londres, en directo desde el estudio.
Stewart Lee: Hola, estáis escuchando “Chain Reaction”, el programa de Radio 4 en donde se le pide a un purificado e interminable círculo de celebridades menores que entreviste al siguiente invitado, hasta que finalmente ya no quede nadie interesante con quien hablar. (La audiencia se ríe.) Soy Stewart Lee. Soy humorista y escritor, también tengo 36 años de edad y soy un gran fan de los cómics y pelearé con cualquiera al que le parezca un problema. Esta semana tengo la suerte de entrevistar a uno de mis autores de cómic favoritos. Incluso aunque nunca hayas oído hablar de él, doy por sentado que has disfrutado de algún aspecto de la cultura popular influenciado por su obra. Nació en Northampton en 1953, donde sigue residiendo (presumiblemente) como un acto de desafío voluntario. Escribió guiones para varios títulos de superhéroes importantes durante los ochenta como “Watchmen”, “La Cosa del Pantano” y “Batman”. En Hollywood se han hecho dos exitosas películas desde el punto de vista financiero con sus historias, “From Hell” y “La Liga de los Hombres Extraordinarios”. En los últimos años ha escrito e interpretado una pieza de “spoken word” sobre William Blake y publicado una novela titulada “La Voz del Fuego”, ambientada en Northhampton entre los años 4000 AC y 1995, un período de tiempo que hace que el “Kane and Abel” de Jeffrey Archer parezca un acto de cobardía literaria. (La audiencia se ríe.) Y recientemente también ha dedicado gran parte de su tiempo libre a adorar a un dios romano llamado la serpiente Glycon, que en algún momento del Siglo II hizo aparición como un títere hecho con un guante. Demos la bienvenida a Alan Moore.
Stewart Lee: Gracias por venir.
Alan Moore: Es un placer.
SL: Bueno, por ponernos un poco en contexto, ¿cuáles son los primeros cómics que recuerdas haber comprado?
Alan Moore: Los primeros puede que fuesen publicaciones inglesas como “The Beano,” “The Beezer” y “The Dandy.” Tebeos de clase trabajadora. Los cómics británicos eran algo que sencillamente estaba ahí, como el raquitismo, por lo que leerlos era como una especie de automatismo. Más o menos, en ellos aparecía el mismo tipo de vida que teníamos mis amigos y yo. Por lo tanto, en realidad leerlos no era tan exótico.
SL: Entonces, ¿qué tipo de material diferente a ese pudiste leer de joven?
AM: Recuerdo que en las tiendas del mercado de Northampton había un puesto especializado en esos brillantísimos comic books de superhéroes a cuatro colores editados por DC y Marvel. Debió ser en los sesenta, cuando estaba empezando el auge de ese tipo de súperhéroes.
SL: Acabas de comentar que esos cómics se encontraban en una tienda que estaba en un mercado, no en una tienda especializada o lo que fuese. Cuando éramos jóvenes, si te interesaban los cómics americanos tenías que rebuscar bastante. No existía una red de distribución. Principalmente llegaban hasta aquí porque los utilizaban como lastre. No puede haber mayor elogio para un escritor que enterarse de que su trabajo finalmente se utiliza como lastre para un barco. (Risas del público.)
Había dos grandes editoriales de cómics en ese entonces, una era la DC de Batman, Wonder Woman y...
AM: Los cómics de la DC siempre eran un poco más conservadores. Muy agradables, eran como unos tíos y tías grandes y valientes que probablemente insistían mucho en que debías mantener una buena higiene, tanto mental como física. (La audiencia se ríe.) Si observamos las cosas de Stan Lee, los cómics de la Marvel , nos daremos cuenta que dejó atrás los personajes unidimensionales cuya única característica era que se vestían con disfraces, y lo hizo muy bien. Así que Stan Lee pegó un enorme salto hacia los personajes bidimensionales. (La audiencia se ríe.) Ahora se vestían con disfraces y lo hacían óptimamente, aunque estuviesen enfermos del corazón (risas del público), o tuviesen mal una pierna. (La audiencia se ríe.) En realidad, durante mucho tiempo creía que tener mal una pierna era una de las características que hacían que un personaje fuese más real. (Risas del público.)
SL: ¡Casi no se necesita más!
AM: A Byron le funcionó. Pero me gustaría decir que aprecio los superhéroes. Para ser honesto, cuando eres un crío me parecía que funcionaban muy bien. Creo que con siete años decidí que lo que quería hacer en mi vida era ponerme un disfraz y luchar contra el crimen. (El público se ríe.) Era obvio, ¿hay trabajo mejor? Le pedí a mi mamá que me cosiera un disfraz, pero bueno, en realidad no era un disfraz, sino que se parecía más a un chaleco, y además llevaba unas botas de goma porque eran lo más aproximado a unas botas de superhéroe que pude encontrar. También llevaba una máscara. Recuerdo que me escondí detrás de un árbol...
SL: ¿Era tu poder especial? (El público se ríe.)
AM: Sí, ¡podía esconderme detrás de los árboles a voluntad! (La audiencia se ríe.) Me acuerdo que de repente di un salto hacia delante y entonces sorprendí a, err, asusté a mis amigos del colegio, aunque ellos supieron quién era al instante. Me dijeron: “¿Por qué haces eso, Alan Moore? ¿Por qué vas vestido de esa forma?” Fue toda una revelación. (La audiencia se ríe.) Porque todo lo que tenía que hacer Clark Kent era despeinarse el cabello y quitarse las gafas ¡y nadie se daría cuenta de que él y Superman eran las únicas personas de Metrópolis que tenían el pelo azul! (risas del público).
SL: Buena parte de tu trabajo posterior se ha caracterizado por una especie de necesidad de exponer las limitaciones del género de superhéroes y parece como si lo llevases haciendo desde que eras muy joven. (Risas del público.)
AM: Desde pequeño me dí cuenta de que el género sufría ciertas limitaciones.
SL: El primer cómic de Marvel que te compraste fue “Fantastic Four” número 3. ¿Estoy en lo cierto?
AM: Si.
SL: Hoy me he pillado una reimpresión, y en ese número, titulado “The Menace of the Miracle Man”, aparece algo relacionado con tu posterior participación en la magia y el ocultismo, porque se pueden encontrar algunas frases muy buenas y apropiadas. “Mira, el hombre de los milagros”, dicen. “Realmente está flotando en el aire. Es capaz de hacer cualquier cosa.” Y él contesta: “Bah, al lado de mi poder los Cuatro Fantásticos no son nada. Me burlo de sus insignificantes poderes. Me burlo de sus infantiles hazañas.” Básicamente es un mago que se ha vuelto malvado.
AM: ¡Obviamente supuso una gran influencia! (El público se ríe.) En muchos aspectos, lo tomé como un modelo a seguir.
SL: Le declara la guerra a la raza humana e intenta conquistar el Mundo.
AM: Si, ¡y eso es todo! (La audiencia se ríe.)
SL: ¡Claro! Así que, ¿cómo pasaste de ser fan de los cómics a dibujarlos y guionizarlos?
AM: Supongo que fue cuanto tenía 25 años, me casé y nuestro primer hijo ya estaba en camino. Siempre tuve la vaga idea de que estaría bien que en algún momento del futuro pudiese ganarme la vida con algo que me gustase hacer, en lugar hacerlo con algo que despreciase, y ese algo que me gustaba tanto eran los cómics. Entonces me di cuenta de que mi esposa estaba embarazada, y que si no me ponía a trabajar cuanto antes y apuntalaba algún tipo de carrera artística antes de que naciese el bebé (porque conozco cuál es el límite de mi valentía) no sería capaz de soportar tener esos dos grandes ojos mirándome de forma suplicante. Por lo tanto decidí empezar y estuve sin hacer nada artístico prácticamente durante todo un año. Al principio estaba convencido de que sería capaz de sacar algo adelante, quería empezar a hacer todas esas óperas espaciales gigantescas que iba a venderle a “2000 AD”. Iba a escribirlas y a dibujarlas cuanto antes. Pero creo que seis meses después tan sólo había conseguido dibujar media página a lápiz y entintar alguna viñeta. (La audiencia se ríe.) Entonces pensé, ¿por qué estoy haciendo esto? Me di cuenta de que lo estaba haciendo porque nunca iba a lograr terminarlo.
SL: Te habías propuesto una tarea imposible por la que nunca te iban a juzgar.
AM: Cierto. En ese punto decidí tomarme las cosas más en serio y un amigo mío, Steve Moore, que llevaba trabajando en el medio desde los 16 años, me enseñó a escribir un guión de verdad, y comencé a enviar cosas a los editores de la escena de cómic inglesa y fue entonces cuando arranqué motores.
SL: Has mencionado “2000 AD.” Me parece que para la época era un objetivo gigantesco, ¿creías que le darían una oportunidad a otro talento británico más?
AM: Creo que se lo envié porque en ese momento había guionistas realmente divertidos y cínicos trabajando en “2000 AD”. Principalmente estaban Pat Mills y John Wagner, que previamente se habían pasado once años trabajando en el cómic británico para chicas. Probablemente, durante ese tiempo su cinismo había crecido mucho y se había convertido en algo enormemente malvado (risas del público). Creo que John solía escribir una serie que se llamaba “La Bailarina Ciega ” y como bien sugiere el título, trataba sobre una bailarina que era ciega. John la ponía en situaciones cada vez peores. Al final de cada episodio salía su malvado tío diciendo: “Sí, ven conmigo. Vas a salir al escenario del Royal Albert Hall donde darás un espectáculo de primera calidad”, y en realidad la llevaba hasta el carril rápido de la autopista M1. (La audiencia se ríe.) Y ella empezaba a hacer piruetas mientras los camiones pasaban a su lado rozándola.
SL: Ese tipo de cosas tan inapropiadas para un cómic de chicas se convirtieron en un elemento básico en “2000 AD”.
AM: Demonios, me refería a que eran divertidas incluso en los cómics para niños. Pero cuando John tuvo disponible un cómic de ciencia ficción con el que jugar, su humor se amplificó de verdad. Yo solía leer ese material y pensaba que esa gente era inteligente, todo ese material satírico... así que pensaba que quizá fuese capaz de guionizar algo parecido que les gustase a los lectores y que además me interesase escribir.
SL: Supongo que el tipo de trabajo de grandes aspiraciones que tenías disponible en ese momento era “V de Vendetta”.
AM: Estaba investigando algunos de los auténticos personajes británicos de los cómics que recordaba que leía cuando era un niño y me di cuenta de que la mayoría de ellos eran unos sociópatas. Si te fijas en todos los héroes americanos, eso es lo que son, héroes. No sé si tendrá algo que ver con Robin Hood o con Hereward o Dick Turpin o con todas esas otras personas completamente desagradables que hemos tenido en nuestra cultura. El Loco Frankie Frazier. (La audiencia se ríe.) Nos encantan los galanes pícaros y también los asesinos, los psicópatas, las parodias horribles del ser humano. Pensé que tal vez podría explotarlo. Quiero decir, tal vez podría idear un personaje que viviese en una especie de estado sombrío y policial, en una Gran Bretaña de un futuro tan inalcanzablemente lejano como 1997. (Risas del público.)
SL: Una de tus visiones para ese futuro de pesadilla eran todas esas cámaras de vigilancia en cada calle.
AM: No sé si se podría hacer una edición en braille, pero creo que David Blunkett [político del partido laborista] o algún otro de esos pudo conocer la obra, y creo que de alguna oscura forma, todo lo que han hecho después es por mi culpa.
SL: Esa serie trataba sobre un personaje que quería destruir el gobierno británico y la sociedad. ¿Reflejaba una especie de enojo que sentías durante los años de Thatcher?
AM: Bueno, si, siempre he simpatizado mucho con el anarquismo. Durante los años de Thatcher, tendríamos que remontarnos hasta el año 1981, que es cuando empecé con el guión de “V de Vendetta,” o quizá fuese 1982 o algo así, se produjeron disturbios en Southall y Toxteth, y de repente, lo que hasta ese momento había sido un país relativamente estable empezó a ver cómo los policías anti-disturbios manejaban la situación golpeando violentamente a los manifestantes. Las cosas estaban empezando a coger una perspectiva un poco futurista y lúgubre. Básicamente eran policías como los que aparecen en “V de Vendetta”. Y entonces ideé ese estado policial fascista y a ese romántico terrorista anarquista. Todavía siguen hablando de que quieren hacer una película de “V de Vendetta”, pero no sé si Estados Unidos estará lista para un héroe terrorista, ya sabes. (Risas del público.)
SL: También llegaron a hacer una película de otro de los personajes con el que también has estado asociado, “La Cosa del Pantano.” Se trataba de un personaje de DC que existía anteriormente y que fue como una especie de ruptura de…
AM: Había empezado a ganar algunos premios en Inglaterra gracias a cosas como “V de Vendetta”, y lo que hice para ganarlos fue ser votado por cincuenta personas vestidas con anoraks y una vida social terrible. (La audiencia se ríe.) Sin embargo, los americanos... para ellos cada premio es como los Oscar, así que pensaron que yo era un genio británico galardonado.
SL: Así que te recompensaron dándote a uno de sus personajes más impopulares. (Risas del público.)
(Continuará)
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