Columna para la sección "Micro Abierto" de Newsarama, (6/6/2000). Traducida por Frog2000 para su casilla en facebook.
Para esta primera entrega de la sección “Micro Abierto” de Newsarama Comics le hemos pedido a Grant Morrison que nos hable sobre la Revolución que está a punto de producirse en el medio del cómic y que parece que va a conseguir acrecentar su popularidad. Como siempre, Grant respondió... y cómo...
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Cómics.
Justo cuando crees que has conseguido dejarlos atrás, ahí los tienes, echando humo como Saigón bajo una neblina podrida de agrio “smog” hecho de tinta. Esas calles atestadas de freaks y extraños hombres con ojos aniñados del tebeo que inventan rumores y susurran en voz baja acerca de la relación "calidad-precio." Los proxenetas de la imaginación con sus barbas de drogadicto y sus cabezas afeitadas y sus voces graciosas, y sus estúpidas y engreídas opiniones que se ponen a rebuznar en el oído de cualquier bobo. Esta ciudad está del revés, obsesionada por lo brillante, lo dañado y lo desquiciado, un lugar donde la palabra "genio" ha sido pintarrajeada en cada saco de basura sin tener en cuenta lo que pueda haber dentro.
La nauseabunda y estática densidad del "mainstream", la pomposa y lloriqueante Generación-X de lo "alternativo", y todos los pequeños peces derrengados con sus rostros extraños devorándose unos a otros en piscinas de barro y malas hierbas. Ni siquiera queda alguien interesado mientras la frenética extinción evoluciona hasta un repugnante batiburrillo de recreaciones nostálgicas y regurgitaciones febriles. El agua se espuma de colores rojo, azul y amarillo que te consiguen enfermar, tan sólo añadiendo más confusión a la mezcla.
Cómics.
Aquí están de nuevo, como una perniciosa fantasía sexual que le cuentas a tu médico en toda confianza, aunque a continuación llame rápidamente a la policía.
Afróntalo, todos nos hemos despertado en un momento u otro sintiéndonos raros por culpa de los cómics, ¿no? Sudando como posesos por la noche, ¿hmmm? Esqueléticos pensamientos a las tres de la mañana. Rumores húmedos del subconsciente: ¿es que al final es lo único que nos importa? ¿De verdad somos tan raros como para no mostrar nuestras caras en público? ¿Por qué siempre estamos acarreando bolsas de plástico?
De hecho, ¿por qué estoy intentando escribir "algo positivo" sobre la viabilidad del negocio del cómic cuando todo el mundo sabe que las ventas están cayendo cada vez más rápido, más que Lucifer desde las almenas del Cielo? ¿Qué queda por decir sobre el decadente y horrible lecho de muerte de la pequeña y gateante Edad de Oro, tan valiente una vez, que terminó convirtiéndose en el niño de ojos como platos de la Edad de Plata y en el hosco adolescente brillante y frustrado de la "Edad Oscura" que acabamos de dejar atrás? Es muy fácil no cuestionar la sabiduría aprendida acerca de que somos grotescos marginados culturales que frecuentan los límites de la realidad. Todo el mundo sabe que los cómics son para retardados, ¿no es cierto?
Pero te ruego que me imagines vestido a la luz del día con mi máscara de Anthony Robbins. Desnudo, desvergonzado, y no precisamente enterrando los cómics sino alabándolos hasta que empiecen a chillar como cerdos. Observa el escalofriante rictus neuro-lingüístico que se extiende a lo largo de mi rostro cuando te mire a los ojos y te diga que no ocurre NADA MALO con la "industria del cómic." Que de hecho, lo queramos o no, va a producirse un nuevo boom del cómic AQUÍ Y AHORA MISMO.
Haré gala de mi sabiduría milenaria: al igual que muchos otros, el negocio del comic book lleva preso desde los treinta en las garras de enormes procesos cíclicos. Si te fijas en todo el recorrido, los altibajos van y vienen como las manadas de caribúes, tan fáciles de predecir y de estar preparados para sus movimientos como con el cambio entre estaciones o las fases de la luna. Estamos atravesando el típico glaciar de ansiedad de fin de siglo, durante el que el confortable retiro hacia los estilos y actitudes del pasado se ha vuelto a poner brevemente de moda. Seis meses después de seguir en la misma línea, y con el siglo pasado huyendo hacia los abismos de la memoria, esta solución a corto plazo para intentar resolver el problema de cómo mantener los cómics a flote después de su reciente caída se ha desvelado como un movimiento agotado y cínico, como un viejo Don de la Mafia que hojea de nuevo el álbum de la Familia y se da cuenta de que ha matado a todos los que aparecían en las fotos.
En este deprimente futuro de circuito cerrado, se ha descrito “El Mercado” como un corrillo de obstinados solteros calvos que lo consienten todo como si fuesen toscos bebés adultos, mientras se meriendan la última de una serie de buenas emociones pasadas de moda en cuatricomía diseñadas para hacer que se sientan normales. Empuja este sombrío escenario hasta sus límites y todas las esperanzas se habrán perdido: los dinosaurios del medio harán factible todos sus deseos caníbales y monstruosos hasta que finalmente cada idea reciclada será molida y obtengan una pasta entrópica. Mientras, el último de los Titanes cae a tierra, muerto de puro sin sentido.
Si, es un panorama desolador, pero afortunadamente existen muchos caminos en el sinuoso Jardín del Destino y es probable que si dejamos de comportarnos de forma tan miserable, todavía tengamos tiempo de evitar este camino en particular.
La verdad es que a la mayoría de la gente le GUSTA los comic books, y si se le ofrece material que se adapte a sus gustos, estará contenta de leérselos. Yo mismo lo he comprobado al hacer la prueba con peluqueros, contables, artistas marciales, fumetas, anarquistas, profesores, doctores, dentistas y algunos otros escogidos entre un amplio abanico de personas.
Incluso los cómics de superhéroes más humildes son a menudo más inteligentes, adultos y sofisticados que los programas “soap opera” habituales, los discos dance o los shows de preguntas y respuestas de la televisión. Si los cómics estuviesen tan libremente disponibles y fuesen tan agresivamente promocionados como los CDs, DVDs, las revistas de estilo y los juegos de ordenador, serían consumidos en las mismas cantidades, créeme.
Los videojuegos no están matando a los cómics más que la televisión podría estar matando a las películas en las salas de cine (y cada vez que alguien saca a relucir el argumento de que la pantalla de ordenador está sustituyendo a la página impresa, diles que tampoco se puede detectar el cáncer mientras te quedas sentado demasiado tiempo delante de un comic book). En este sobrealimentado e hipercinético mundo donde todo se ha empezado a mezclar, la gente quiere que la entretengan constantemente y consumirán entretenimiento de cualquier forma que esté disponible, incluyendo los cómics (son portátiles, fáciles de leer, brillantes, pop, y al menos tan divertidos como la mayoría de novelas, programas de televisión o películas). El profundo fondo de archivo de los últimos sesenta años es lo suficientemente vasto, ecléctico e inspirador: desde ganadores de un Pulitzer capaces de colmar cualquier expectativa hasta los obvios éxitos de taquilla, con todos las tonalidades posibles en ambos extremos. Y creo que el potencial para el futuro es aún mayor. Sencillamente es algo con lo que cualquiera puede disfrutar.
Lo que significa que ha llegado la hora de que la "industria" y el fandom desechen la tímida vergüenza adolescente que se sigue cerniendo en torno a la idea de disfrutar de los cómics. No tengo nada en contra del mercado de los coleccionistas, después de todo, nadie condenaría a la industria deportiva o a la discográfica como paraísos de eterna mercadería “geek” basados en las obsesiones de los pocos entusiastas hardcore que cuidadosamente sellan y catalogan sus programas de fútbol y sus raros vinilos, pero haríamos bien en dejar de confundir a los coleccionistas con "el mercado".
¿Por qué centrarse deliberadamente en un rango de consumidores cada vez menor cuando el "mercado" real es más grande que como lo ERA anteriormente? Esta es una época en la que los efectos especiales de las películas y una generación de directores amamantados por Marvel y DC han aprovechado las ideas que en otras ocasiones sólo estaban disponibles para los empollones de los cómics o de la de ciencia ficción y las han introducido en el barbotante y derretido centro del horno de la cultura de masas: Buffy, Angel, Matrix, Expediente-X, Playstation, Pokemon, comic books. Todo se convierte en Uno en el fosforescente pringue del zumbante y sobrecalentado PopMedia. Así que, ¿por qué no estamos reclamando nuestro lugar en la mesa global, ondeando con orgullo nuestros cómics favoritos, nuestras obras, nuestras pulsiones adolescentes, nuestras brillantes historias, nuestras obscenidades, nuestros tratados filosóficos y nuestros gloriosos dibujos? ¿Por qué estamos ocultándonos en la sombra o ignorando deliberadamente a todas esas caras que pasan hambre en la calle y en el tren? Son millones. Naciones enteras de ansiosos consumidores.
ESO DE AHÍ AL LADO ES EL MERCADO. Los buenos tiempos están a la vuelta de la esquina... si es que somos capaces de molestarnos en caminar esa distancia.
Nuestro problema no es el talento. Nuestro problema no es el mercado. El problema radica únicamente en el área de marketing. Si se le puede hacer creer a alguien que los productos Pokemon son cool, se puede hacer que coleccione Linterna Verde. Si la gente puede tomarse en serio a Harry Potter, se puede hacer que se tomen en serio a Warren Ellis. Necesitamos personas que puedan vender cómics al público. Necesitamos nuevas personas en posiciones editoriales y de gestión, personas que sepan manejar mejor las cosas, con un montón de dinero y con la misión de colocar de nuevo estos títulos en el terreno de la cultura popular dirigida hacia las masas.
Confía en mí: gracias a las leyes de la progresión cíclica, los cómics están a punto de volverse "cool" de nuevo. Únete y ayuda a acelerar este proceso descubriendo más formas de promover los cómics que nos gustan a todos y que hagan que lleguen a las manos de las personas que quieren leerlos. Pronto podrás ver cada vez más artículos y relatos sobre los cómics y sus creadores en la prensa generalista. Se producirá un mayor interés por parte del público en los superhéroes, mutantes, monstruos y parias. Los comic books atraerán a un nuevo público lleno de curiosidad y comenzarán a venderse en cantidades inesperadas. Esta próxima oleada de interés mainstream y buenas ventas será algo generalizado, incluso más de lo que lo fue a mediados de los ochenta y principios de los noventa, pero no puede ser una propuesta que funcione a corto plazo como la de la última vez, a menos que pensemos en formas de cultivar y mantener a la nueva audiencia.
Ocurrirá con o sin tu apoyo, pero ¿no estaría bien que cuando el mundo llegue de nuevo a llamar a nuestras puertas, se encuentre con una industria del cómic en la que puedan confiar, diversa e innovadora, con la vista puesta en el futuro, en lugar de a una multitud de lloriqueantes empollones creando disensiones que no pueden esperar a retirarse hacia las sombras y empezar de nuevo a pelearse entre sí en cuanto el punto de mira ya no esté sobre ellos? ¿No sería agradable que esta vez pudiésemos utilizar ese “boom” para crear un nuevo contexto que desembocase en una mayor comprensión de TODO tipo de comic books? Creo que no tiene por qué ser difícil conseguir levantar una cultura en la que la imagen cada vez domine más espacio.
Yo he hecho mis planes, ¿qué hay sobre los tuyos?
Es simple: si odias tanto los cómics que quieres verlos desaparecer, entonces deberías seguir llenando los foros con tu bilis frustrada e ignorante (he estado leyendo algunas de esas opiniones y te aseguro que hay un montón de chavales que necesitan un descanso y ponerse a meditar). Por otra parte, mejor celebremos un momentáneo alto el fuego para averiguar la forma de reconstruir el perfil de todo el medio del cómic.
Para esta primera entrega de la sección “Micro Abierto” de Newsarama Comics le hemos pedido a Grant Morrison que nos hable sobre la Revolución que está a punto de producirse en el medio del cómic y que parece que va a conseguir acrecentar su popularidad. Como siempre, Grant respondió... y cómo...
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Cómics.
Justo cuando crees que has conseguido dejarlos atrás, ahí los tienes, echando humo como Saigón bajo una neblina podrida de agrio “smog” hecho de tinta. Esas calles atestadas de freaks y extraños hombres con ojos aniñados del tebeo que inventan rumores y susurran en voz baja acerca de la relación "calidad-precio." Los proxenetas de la imaginación con sus barbas de drogadicto y sus cabezas afeitadas y sus voces graciosas, y sus estúpidas y engreídas opiniones que se ponen a rebuznar en el oído de cualquier bobo. Esta ciudad está del revés, obsesionada por lo brillante, lo dañado y lo desquiciado, un lugar donde la palabra "genio" ha sido pintarrajeada en cada saco de basura sin tener en cuenta lo que pueda haber dentro.
La nauseabunda y estática densidad del "mainstream", la pomposa y lloriqueante Generación-X de lo "alternativo", y todos los pequeños peces derrengados con sus rostros extraños devorándose unos a otros en piscinas de barro y malas hierbas. Ni siquiera queda alguien interesado mientras la frenética extinción evoluciona hasta un repugnante batiburrillo de recreaciones nostálgicas y regurgitaciones febriles. El agua se espuma de colores rojo, azul y amarillo que te consiguen enfermar, tan sólo añadiendo más confusión a la mezcla.
Cómics.
Aquí están de nuevo, como una perniciosa fantasía sexual que le cuentas a tu médico en toda confianza, aunque a continuación llame rápidamente a la policía.
Afróntalo, todos nos hemos despertado en un momento u otro sintiéndonos raros por culpa de los cómics, ¿no? Sudando como posesos por la noche, ¿hmmm? Esqueléticos pensamientos a las tres de la mañana. Rumores húmedos del subconsciente: ¿es que al final es lo único que nos importa? ¿De verdad somos tan raros como para no mostrar nuestras caras en público? ¿Por qué siempre estamos acarreando bolsas de plástico?
De hecho, ¿por qué estoy intentando escribir "algo positivo" sobre la viabilidad del negocio del cómic cuando todo el mundo sabe que las ventas están cayendo cada vez más rápido, más que Lucifer desde las almenas del Cielo? ¿Qué queda por decir sobre el decadente y horrible lecho de muerte de la pequeña y gateante Edad de Oro, tan valiente una vez, que terminó convirtiéndose en el niño de ojos como platos de la Edad de Plata y en el hosco adolescente brillante y frustrado de la "Edad Oscura" que acabamos de dejar atrás? Es muy fácil no cuestionar la sabiduría aprendida acerca de que somos grotescos marginados culturales que frecuentan los límites de la realidad. Todo el mundo sabe que los cómics son para retardados, ¿no es cierto?
Pero te ruego que me imagines vestido a la luz del día con mi máscara de Anthony Robbins. Desnudo, desvergonzado, y no precisamente enterrando los cómics sino alabándolos hasta que empiecen a chillar como cerdos. Observa el escalofriante rictus neuro-lingüístico que se extiende a lo largo de mi rostro cuando te mire a los ojos y te diga que no ocurre NADA MALO con la "industria del cómic." Que de hecho, lo queramos o no, va a producirse un nuevo boom del cómic AQUÍ Y AHORA MISMO.
Haré gala de mi sabiduría milenaria: al igual que muchos otros, el negocio del comic book lleva preso desde los treinta en las garras de enormes procesos cíclicos. Si te fijas en todo el recorrido, los altibajos van y vienen como las manadas de caribúes, tan fáciles de predecir y de estar preparados para sus movimientos como con el cambio entre estaciones o las fases de la luna. Estamos atravesando el típico glaciar de ansiedad de fin de siglo, durante el que el confortable retiro hacia los estilos y actitudes del pasado se ha vuelto a poner brevemente de moda. Seis meses después de seguir en la misma línea, y con el siglo pasado huyendo hacia los abismos de la memoria, esta solución a corto plazo para intentar resolver el problema de cómo mantener los cómics a flote después de su reciente caída se ha desvelado como un movimiento agotado y cínico, como un viejo Don de la Mafia que hojea de nuevo el álbum de la Familia y se da cuenta de que ha matado a todos los que aparecían en las fotos.
En este deprimente futuro de circuito cerrado, se ha descrito “El Mercado” como un corrillo de obstinados solteros calvos que lo consienten todo como si fuesen toscos bebés adultos, mientras se meriendan la última de una serie de buenas emociones pasadas de moda en cuatricomía diseñadas para hacer que se sientan normales. Empuja este sombrío escenario hasta sus límites y todas las esperanzas se habrán perdido: los dinosaurios del medio harán factible todos sus deseos caníbales y monstruosos hasta que finalmente cada idea reciclada será molida y obtengan una pasta entrópica. Mientras, el último de los Titanes cae a tierra, muerto de puro sin sentido.
Si, es un panorama desolador, pero afortunadamente existen muchos caminos en el sinuoso Jardín del Destino y es probable que si dejamos de comportarnos de forma tan miserable, todavía tengamos tiempo de evitar este camino en particular.
La verdad es que a la mayoría de la gente le GUSTA los comic books, y si se le ofrece material que se adapte a sus gustos, estará contenta de leérselos. Yo mismo lo he comprobado al hacer la prueba con peluqueros, contables, artistas marciales, fumetas, anarquistas, profesores, doctores, dentistas y algunos otros escogidos entre un amplio abanico de personas.
Incluso los cómics de superhéroes más humildes son a menudo más inteligentes, adultos y sofisticados que los programas “soap opera” habituales, los discos dance o los shows de preguntas y respuestas de la televisión. Si los cómics estuviesen tan libremente disponibles y fuesen tan agresivamente promocionados como los CDs, DVDs, las revistas de estilo y los juegos de ordenador, serían consumidos en las mismas cantidades, créeme.
Los videojuegos no están matando a los cómics más que la televisión podría estar matando a las películas en las salas de cine (y cada vez que alguien saca a relucir el argumento de que la pantalla de ordenador está sustituyendo a la página impresa, diles que tampoco se puede detectar el cáncer mientras te quedas sentado demasiado tiempo delante de un comic book). En este sobrealimentado e hipercinético mundo donde todo se ha empezado a mezclar, la gente quiere que la entretengan constantemente y consumirán entretenimiento de cualquier forma que esté disponible, incluyendo los cómics (son portátiles, fáciles de leer, brillantes, pop, y al menos tan divertidos como la mayoría de novelas, programas de televisión o películas). El profundo fondo de archivo de los últimos sesenta años es lo suficientemente vasto, ecléctico e inspirador: desde ganadores de un Pulitzer capaces de colmar cualquier expectativa hasta los obvios éxitos de taquilla, con todos las tonalidades posibles en ambos extremos. Y creo que el potencial para el futuro es aún mayor. Sencillamente es algo con lo que cualquiera puede disfrutar.
Lo que significa que ha llegado la hora de que la "industria" y el fandom desechen la tímida vergüenza adolescente que se sigue cerniendo en torno a la idea de disfrutar de los cómics. No tengo nada en contra del mercado de los coleccionistas, después de todo, nadie condenaría a la industria deportiva o a la discográfica como paraísos de eterna mercadería “geek” basados en las obsesiones de los pocos entusiastas hardcore que cuidadosamente sellan y catalogan sus programas de fútbol y sus raros vinilos, pero haríamos bien en dejar de confundir a los coleccionistas con "el mercado".
¿Por qué centrarse deliberadamente en un rango de consumidores cada vez menor cuando el "mercado" real es más grande que como lo ERA anteriormente? Esta es una época en la que los efectos especiales de las películas y una generación de directores amamantados por Marvel y DC han aprovechado las ideas que en otras ocasiones sólo estaban disponibles para los empollones de los cómics o de la de ciencia ficción y las han introducido en el barbotante y derretido centro del horno de la cultura de masas: Buffy, Angel, Matrix, Expediente-X, Playstation, Pokemon, comic books. Todo se convierte en Uno en el fosforescente pringue del zumbante y sobrecalentado PopMedia. Así que, ¿por qué no estamos reclamando nuestro lugar en la mesa global, ondeando con orgullo nuestros cómics favoritos, nuestras obras, nuestras pulsiones adolescentes, nuestras brillantes historias, nuestras obscenidades, nuestros tratados filosóficos y nuestros gloriosos dibujos? ¿Por qué estamos ocultándonos en la sombra o ignorando deliberadamente a todas esas caras que pasan hambre en la calle y en el tren? Son millones. Naciones enteras de ansiosos consumidores.
ESO DE AHÍ AL LADO ES EL MERCADO. Los buenos tiempos están a la vuelta de la esquina... si es que somos capaces de molestarnos en caminar esa distancia.
Nuestro problema no es el talento. Nuestro problema no es el mercado. El problema radica únicamente en el área de marketing. Si se le puede hacer creer a alguien que los productos Pokemon son cool, se puede hacer que coleccione Linterna Verde. Si la gente puede tomarse en serio a Harry Potter, se puede hacer que se tomen en serio a Warren Ellis. Necesitamos personas que puedan vender cómics al público. Necesitamos nuevas personas en posiciones editoriales y de gestión, personas que sepan manejar mejor las cosas, con un montón de dinero y con la misión de colocar de nuevo estos títulos en el terreno de la cultura popular dirigida hacia las masas.
Confía en mí: gracias a las leyes de la progresión cíclica, los cómics están a punto de volverse "cool" de nuevo. Únete y ayuda a acelerar este proceso descubriendo más formas de promover los cómics que nos gustan a todos y que hagan que lleguen a las manos de las personas que quieren leerlos. Pronto podrás ver cada vez más artículos y relatos sobre los cómics y sus creadores en la prensa generalista. Se producirá un mayor interés por parte del público en los superhéroes, mutantes, monstruos y parias. Los comic books atraerán a un nuevo público lleno de curiosidad y comenzarán a venderse en cantidades inesperadas. Esta próxima oleada de interés mainstream y buenas ventas será algo generalizado, incluso más de lo que lo fue a mediados de los ochenta y principios de los noventa, pero no puede ser una propuesta que funcione a corto plazo como la de la última vez, a menos que pensemos en formas de cultivar y mantener a la nueva audiencia.
Ocurrirá con o sin tu apoyo, pero ¿no estaría bien que cuando el mundo llegue de nuevo a llamar a nuestras puertas, se encuentre con una industria del cómic en la que puedan confiar, diversa e innovadora, con la vista puesta en el futuro, en lugar de a una multitud de lloriqueantes empollones creando disensiones que no pueden esperar a retirarse hacia las sombras y empezar de nuevo a pelearse entre sí en cuanto el punto de mira ya no esté sobre ellos? ¿No sería agradable que esta vez pudiésemos utilizar ese “boom” para crear un nuevo contexto que desembocase en una mayor comprensión de TODO tipo de comic books? Creo que no tiene por qué ser difícil conseguir levantar una cultura en la que la imagen cada vez domine más espacio.
Yo he hecho mis planes, ¿qué hay sobre los tuyos?
Es simple: si odias tanto los cómics que quieres verlos desaparecer, entonces deberías seguir llenando los foros con tu bilis frustrada e ignorante (he estado leyendo algunas de esas opiniones y te aseguro que hay un montón de chavales que necesitan un descanso y ponerse a meditar). Por otra parte, mejor celebremos un momentáneo alto el fuego para averiguar la forma de reconstruir el perfil de todo el medio del cómic.
Es nuestra responsabilidad. Todos nos sabemos ya esa cantinela de lo desagradables y horribles que pueden ser los cómics. Todos hemos escuchado esa gastada y vieja canción de auto-desprecio el tiempo suficiente como para que se haya terminado por transformar en una verdadera molestia. Si piensas que no hay esperanza, por favor, vete a la mierda, muérete en silencio y así me demuestras que de verdad eres capaz de mantener esa postura.
Por mi parte quiero que los creadores de historietas sean tan grandes como las estrellas de rock. Quiero cómics que se reseñen en el mainstream. Quiero que se trate a todos los fans de los cómics inteligentes y molones que respetan el medio del cómic a los que que conozco con el respeto que se merecen. Quiero que los cómics se unan de nuevo a la raza humana después haber estado mucho tiempo fingiendo ser el tonto del pueblo global.
Me habéis escuchado, hermanos y hermanas en la desesperación. ¿Recordáis la forma tan jodida, honesta y personal que pensábais que os estaba hablando Stan, y que no sólo parecía formar parte de una venta de unos estúpidos 12 centavos que perdíais a cambio de poder leer el origen de Spider-Man? Pensad en el poder, pensad en la responsabilidad y sobre todo daos cuenta si queremos o no un medio de los cómics próspero y rebosante de trabajo creativo para todos los cómics de género y de no género, si no os gustaría ser los representantes de un campo cuyos talentos e imaginativo y afortunado curro supongan la envidia de todos los humanos sanos y civilizados. Si es así, entonces somos nosotros quienes tenemos que poner los primeros escalones en nuestro camino hacia el Paraíso.
Afrontemos la verdad con una cara más valiente que la del hombre de Neanderthal: puede que de un modo u otro seamos realmente los últimos cientos de miles a los que nos preocupa ser todo lo que se interpone entre los cómics y su extinción profetizada, por lo que mejor empecemos a hacer uso de nuestras poderosas imaginaciones para pensar cómo resolver rápidamente el problema.
Si estamos realmente preocupados por las implicaciones de la caída de las ventas, creo que ha llegado la hora de militar en el medio junto con un número creciente de otros creadores y fans. Creo que es hora de deshacerse de las viejas imágenes negativas y de las limitaciones auto-impuestas que han ido dejando detrás de sí los cómics mientras arrastraban los pies por las esquinas culturales, como la tímida fea del baile que no se da cuenta de lo hermosa y deseable que sería con que tan sólo se irguiese, se quitase las gafas y sonriese a la gente por una vez.
¿No son los gerentes de cuentas y los adolescentes que vegetan frente a Ally McBeal o el último estreno en DVD ni más ni menos "geeks" que el fan de los cómics que arrastra su perversión de camino a casa en una bolsa de consumismo culpable y lo esconde detrás de puertas cerradas? ¿Tienen los fans con acné de Britney Spears menos acné que los aficionados a los Vengadores? ¿Por qué la gente se toma en serio a Lara Croft pero no a Superman?
En mi caso, no me siento un “geek” o un estúpido desde que tenía 17 años. En esta sociedad floreciente y múltiple tampoco me siento marginado o alguien pasado de moda (y nadie debería sentirse de esa forma). ¿Cuando empezará la gente inteligente, creativa y exitosa a dejar de pensar en sí misma como marginados infantiles y pasará a relacionarse con el mundo real donde hay que tomar riesgos de verdad?
Despertad, fanboys. Despertad, fangirls.
¿No queréis gobernar el mundo?
1 comentario:
Viendo como estamos hoy, sobre todo el mainstream, no se puede estar más acertado y equivado a la vez.
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