Fu Manchú e Hijo, Inc. Artículo de Lou Mougin para Amazing Heroes nº 12 (1982). Traducido por Frog2000.
Sax Rohmer surgió de la oscuridad de repente. Su esposa y su mejor amigo lo habían estado buscando por todos los recovecos de Limehouse Street,
donde chinos honestos y otros que no lo eran tanto se tropezaban unos con otros y se daban codazos mientras bebían
sus copas. Ignoraban lo que le había ocurrido. Rohmer se sentó en el sofá y
masculló, "he visto... ¡al Doctor Fu Manchú!"
Había seguido el consejo de un amigo que conocía bien el bajo
mundo de la ciudad. Se había marchado para posar sus ojos sobre el señor King, el jefazo del
crimen de Chinatown de la época, y lo que había visto se terminó convirtiendo en la siguiente clásica
descripción:
"Imagínate a una persona alta, algo escorada hacia un lado y con porte felino,
de anchas espaldas, con unas cejas como las de Shakespeare y una cara como la de
Satanás, un cráneo afeitado casi por completo, y unos amplios y magnéticos ojos
verdes que parecen verdaderamente gatunos. Revístelo con toda la cruel astucia de la raza
oriental e increméntalo con un gigantesco intelecto y con la sabiduría de todas las
disciplinas de la ciencia del pasado y del presente, con todos los recursos, si quieres, de
un Gobierno adinerado del que, sin embargo, se desconoce por completo su
existencia. Imagina a este ser terrible y tendrás una imagen mental del Doctor Fu Manchú, el peligro amarillo encarnado en un solo hombre."
Dieciséis años más tarde, el narrador, Denis Nayland Smith,
revelaría la verdadera naturaleza de Fu Manchú a su desprevenido hijo al
enrollar la pernera de su pantalón. De rodilla para abajo la pierna era una
masa de huesos rotos y recompuestos y de carne distorsionada, y un pie de madera
que se había añadido al muñón que terminaba justo en el tobillo. La cara de
Shang-Chi se retorció en una mueca de horrible sorpresa. "¿Mi padre hizo
esto? ¿Mi propio padre!?"
Esta es una de las escenas por antonomasia de la historia de Fu Manchú, el villano arquetípico y extraordinario, y de su hijo, Shang-Chi, el
Maestro del Kung Fu. Juntos engendraron una saga aventurera que ha durado cerca de setenta años y que comenzó en las páginas de Colliers en 1911, y que aún continúa en
los cómics de la Marvel. Por supuesto, Fu se encuentra en el mismo Valhalla de
popularidad que Sherlock Holmes, Tarzán o Conan, pero a algunos personajes les
va mucho mejor en las adaptaciones para otros medios y sirven como un barómetro preciso de cómo era la cultura popular en un momento determinado, tal y como ocurre con las muchas
encarnaciones del Diabólico Doctor.
LOS ORÍGENES DE FU MANCHÚ
Para empezar, Sax Rohmer se llamaba realmente Arthur
Sarsfield Ward, y su apellido variaba entre Warde o Wade. Nacido en 1883 y de
linaje irlandés, Ward es un fascinante personaje por derecho propio. Fue
estudiante de egiptología, ocultismo e hipnotismo. Una vez llevó al guardián de
una sucursal bancaria hasta la histeria después de hipnotizarlo y hacer que aferrase un bolígrafo
tan fuertemente que no fue capaz de abrir la mano, y aunque Ward rompió el trance
cuando el hombre se calmó, el pobre guardia fue despedido de su trabajo
de forma inmediata.
Sus ocupaciones incluían su trabajo como periodista para el
Fleet Journal y como escritor de gags para el comediante Little Tich hasta que
sus encuentros con el secreto populacho criminal oriental de Londres le hicieron entrar en contacto con el "King", escribiendo a continuación la historia "The Zayat Kiss", más tarde retitulada como "The
Insidious Dr. Fu Manchu". A la mayor parte de la población anglosajona le resultaba desconocida la cantidad de chinos con escasos recursos que vivían
en Europa y Estados Unidos, y las sociedades Tong tampoco es que informasen mucho del asunto. La historia de un hombre inescrutable y
misterioso que gobernaba un ejército de despiadados agentes criminales, mujeres seductoras y funcionarios corruptos, y que estaba armado con plantas venenosas y nuevas razas de mortales insectos, golpeó al público lector de pulp como una bomba. El
desafortunado terror ante el “peligro amarillo” se extendió de la noche
a la mañana y no se acalló hasta mucho después de la Segunda Guerra Mundial, aunque resurgiera y se reforzase por el moderno temor al comunismo chino. Las
imitaciones proliferaron por todas partes: Doctor Yen Sin, el Misterioso Wu
Fang, los Garra Amarilla y el Mandarín de la propia Marvel. Incluso hasta cierto punto, el Dr. No de
Ian Fleming se podría haber inspirado en Fu Manchú, cuyas
últimas aventuras coincidieron con las primeras hazañas de James Bond durante cerca de seis años. Gracias a la consciencia racial, Fu Manchú es prácticamente el único superviviente del género del “peligro amarillo” en la actualidad, aunque Marvel siempre se esfuerza en mostrar orientales "bondadosos" y occidentales "malvados" en las páginas de la serie de
Shang-Chi.
El trasfondo de Fu Manchú nunca se ha explicado por completo. Su propio nombre es una composición de dos apellidos chinos. Sabemos
que tiene cerca de cien años y que se mantiene con vida gracias a que toma
repetidamente su “elixir de la vida”, el cuál le restaura su juventud. Sin el mismo
se marchitaría y moriría en cuestión de días. Sabemos que estudió en la Sorbona
y en varias Universidades europeas más, alcanzando los más altos honores en
Medicina. Sabemos que es el maestro de “todas las ciencias, tanto las conocidas
como las desconocidas”, un hombre que casi es un genio en el campo de la biología
y de la física, y que aprendió virtualmente cada lenguaje existente y muchos de
los desaparecidos. Los Si-Fan, el ejército secreto de Agentes Orientales
dedicados a ganar poder a nivel mundial, posiblemente sean más antiguos que el
Budismo Tibetano, y la eterna némesis de Fu Manchú, Nayland Smith, estima que ese ejército está integrado por “unas cuatro” de las razas orientales, además de por muchos
europeos y algunos miembros de otras razas. Fu Manchú comenzó su carrera como
un simple agente de la Orden, pero se las arregló para instaurarse como el
gobernante absoluto de los Si-Fan mediante un ardid en el que participó su propia hija en “La
Mano de Fu Manchú”, la tercera novela de la saga. Fah Lo Suee, su primogénita,
es hija suya y de una mujer rusa, y estaba destinada a ser el títere
“biológicamente perfecto” que cumpliría sus propósitos. En su lugar, la bella y
hambrienta de poder Fah casi le usurpa el control de los Si-Fan en “La hija del
Dr. Fu Manchu” antes de que su herido padre la pusiera en su lugar con el comentario de “¡De rodillas, ladronzuela, yo soy quien va a prevalecer aquí!”
Leerse los catorce libros de la saga escritos por Rohmer es
como asistir a un medidor de la cultura pop desde los tiempos anteriores a la Primera
Guerra Mundial hasta el año 1959, el año del fallecimiento del escritor. Comenzamos
con Denis Nayland Smith, el oficial de la Reina que se encuentra con Fu Manchú por primera vez en Burma, con 29 años, y lo rastrea hasta el Londres de 1911. El
Dr. Petri, el “Watson” de Smith, narrará apropiadamente las primeras novelas en primera
persona con la misma prosa victoriana de la que hacía gala Arthur Conan Doyle. Según avanza la
serie a lo largo de los veinte y los treinta, harán aparición otros narradores,
Bart Kerrigan y Shan Greville, y la prosa se convertirá en algo más somero y
modernista. Fu Manchú, como Drácula, siempre aparece entre bastidores, mientras
el foco se centra en los héroes que combaten sus planes con subterfugios
desesperados, tan sólo vemos un eco del Diabólico Doctor en escasas ocasiones, y
nunca estamos al tanto de sus pensamientos. Durante los treinta y los cuarenta, algunos clones de figuras históricas como
Adolf Hitler, el Padre Coughlin, Mussolini y William Randolph Hearst se revelan
como peones de Fu Manchú. Incluso llega a
“asesinar” a Hitler por desobedecer una orden suya, pero el dictador será reemplazado por un doble de forma inmediata. Varias de las novelas de la etapa
intermedia están narradas en tercera persona. Más tarde, después de un lapso de
varios años, la Sombra de Fu Manchú, de 1948, se convertirá en un thriller en
prosa de misterio escrito de forma modernista, y nunca volveremos a toparnos
con un narrador en primera o tercera persona. Después de dejar de lado la saga durante años, Rohmer
comenzó un revival a finales de los cincuenta con los thrillers “El regreso de
Fu Manchú” y “Emperador Fu Manchú”, en donde las tramas trataban sobre los complots que el azote oriental llevaba a cabo para liberar a China del dominio comunista mientras al
mismo tiempo intentaba gobernar Occidente. Pero Rohmer, que escribió cerca de
otras treinta novelas, murió en el mismo año en el que se editó su última novela de Fu Manchú, y ningún novelista volvió a recoger las riendas de su creación y la continuó con
otra secuela. Naturalmente, la popularidad de Fu Manchú se extendió gracias a
otros medios. El propio Rohmer guionizó una serie para la radio, y Boris Karloff,
Christopher Lee y otros actores interpretaron a Fu Manchú en películas y
seriales entre los treinta y los sesenta. (El último de los vástagos fue “The Fiendish
Plot of Dr. Fu Manchu” que era una débil comedia en la que participaba Peter
Sellers interpretando tanto a Nayland Smith como a un Fu Manchú satírico que
terminaba cantando una canción de rock con una banda de acompañamiento
compuesta por Si-Fans.) Las películas incorporaron el mostacho del personaje: en
las novelas e ilustraciones originales aparecía completamente afeitado, pero la
larga mata encerada de su cara parecía tan apropiada que se
convirtió en un elemento de rigor en cualquier retrato visual sucesivo.
FU MANCHÚ EN LOS CÓMICS
Por supuesto, Fu Manchú también llegó a los cómics. La primera adaptación
fue para la tira de un periódico dibujada por antiguos historietistas de deportes
como Leo O´Mealia, del estudio de Harry “A” Chesler, a principios de los treinta.
Estaba realizada en plan “texto ilustrado”, con la prosa de Rohmer de
“Insidious Dr. Fu Manchu” en estilo “Roman” justo debajo de cada estática ilustración
haciendo las labores de complemento. En la serie, Fu Manchú era grotesco, jorobado,
con colmillos, una monstruosidad de cabeza de mono, absolutamente alejado de
cualquier descripción anterior como una pulcra y bella personalidad de una cobra.
La tira de O´Mealia se reeditaría en los Wow Comics 1 a 4 de David McKay en
1936, y luego, cuando se trasladó a National, Fu Manchú hizo aparición en
Detective Comics 1 a 27 en la única reedición de la tira que adaptaba el libro.
El propio Fu protagonizaba la portada del primer Detective con un dibujo de Win
Mortimer que lo retrataba sin ojos y con mostacho, aunque de una forma más
agradable que en la anterior versión de O´Mealia. Las siguientes portadas de Fu Manchú,
donde aparecía dibujado incluso mejor aún, describían misteriosas escenas en un laboratorio en los números 8 y 18. En la actualidad, el único ejemplar disponible del Fu Manchú de O´Mealia que se puede encontrar está en la reedición del
Detective 27 titulada "Famous First Edition", editada por DC en 1974, aunque
en aquel entonces la tira del personaje fuese la estrella del título.
(Continuará)
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