Entrevista con Terry Zwigoff en The Comics Journal nº 179 (1995). Traducida por Frog2000. Parte 1.
MISTERIOS DEL ARTE
Groth: Una de las escenas que me pareció más desusadamente horrenda fue cuando Crumb agarró de la cara a Kathy Goodell.
Zwigoff [Risas]: ¿Te refieres a la expresión sádica y nazi que puso cuando la agarró de la cara?
Groth: Creo que Crumb hace todo lo posible por ocultar esa faceta suya durante la mayor parte del metraje.
Zwigoff: Sip. Y a veces termina asomando aquí y allá.
Groth: ¿Hay algunos momentos similares que estén filmados y que finalmente hayas terminado descartando? ¿O ese fue bastante excepcional?
Zwigoff: Algunos no los he incluido porque he intentado proteger todo lo que he podido la privacidad de todas las personas involucradas en la película. Si se tiene en cuenta todo lo que aparece en la cinta puede sonar como una locura, pero había algunas cosas que me dijo la familia, o que dijo Charles, o incluso su madre, o Robert, que pienso que no tienen por qué aparecer en la cinta, porque he considerado que era capaz de contar la historia que quería narrar en un principio sin tener que usarlas. Me refiero a que la historia que quería contar era la de los tres hermanos y de cómo uno de ellos consiguió sobresalir mientras que los otros dos no lo hicieron. Pero en un sentido más amplio, quería investigar y acercarme todo lo posible a la fuente primigenia del talento. Eso es lo que más me interesaba. Cuando te reúnes con este tipo de personas, especialmente con Crumb, siempre me he sentido como un mediocre sin talento. Una vez estuve tocando en un grupo donde también lo hacía un gran trompetista, y cuando lo veías tocar parecía casi magia. No creo que se pueda aprender. Siempre me he sentido como Salieri [risas], me comía la envidia y al mismo tiempo quería observar el talento más de cerca. Es lo que más me interesaba del rodaje del documental... aunque no sé si sería tan consciente. Quiero decir, cuando estaba rodando la película era completamente consciente de que lo que quería era contar la historia de los tres hermanos y de la obra que habían ido haciendo a lo largo de su vida. Pero cuando lo miras en retrospectiva, cuando lo empiezo a psicoanalizar, me parece como si hubiese estado investigando los misterios que subyacen en el arte. ¿De dónde proviene el talento? ¿Cómo asumes el riesgo que parece que siempre lo acompaña? Es como si la familia de Crumb poseyese esa dosis de talento o energía (o como quieras llamarlo) en su interior, en sus genes o en su ADN, pero es que además comporta todo un riesgo. Tienes que ser capaz de canalizar esa energía de alguna forma o si no puede ser muy peligrosa.
Groth: ¿Crees que al no incluir por discreción algunas de las escenas puedes haber impedido transmitir la relación familiar de Crumb y su familia de la forma más veraz posible?
ZWigoff: Creo que de alguna forma puedo haber limitado la amplitud. Por ejemplo, quería incluir a su hermana Sandra en la película. Me reuní una sola vez con ella, muy brevemente, aunque conocía a su marido, Marty Pahls, que había escrito las introducciones para The Complete Crumb Comics. Es un gran escritor, muy expresivo e interesante. Y además conocía a Charles y Robert desde hacía años. Si hubiese aparecido en la película habría sido magnífico, pero para cuando yo estaba listo para grabarlo hacía poco que había fallecido.
Groth: A veces he pensado que casi parece como el hermano ilegítimo de la familia.
Zwigoff: Exactamente. Se parece bastante a Charles. Y en especial quería filmar a Sandra. A Carol en menor medida, aunque nunca llegué a conocerla. Hablé con ella por teléfono un par de veces e intenté decirle que tenía que salir en la película, pero no quiso hacerlo. Sandra ni siquiera llegó a hablarme sobre el tema. Parecía muy enfadada porque estuviésemos grabando el documental. Pero Robert habló un montón con ella sobre el rodaje. Desistí en ese momento con la esperanza de que más tarde accediera a hacer una aparición. Pero cuando definitivamente ya no iba a formar parte, fue cuando por fin pude darme cuenta de que debía respetar su privacidad y cortar todo el material donde hablasen sobre ella. Me refiero a que Robert tiene sus propios motivos personales para hacer las cosas. Aún a pesar de lo franco y honesto que dice ser y que nos da a entender que es a través de su obra, tiene sus propios motivos para hacer lo que hace y no siempre sus razones son altruistas. No lo creo. Por supuesto, es mi propio punto de vista subjetivo, así que tampoco creo que mi forma de rodar el documental sea muy objetiva. Es mi propia versión de las cosas y de lo que me interesa enseñar.
Rodar un documental es muy extraño, porque cuando hice este (mucho más que con el último que he filmado) pude darme cuenta de que tienes muchas oportunidades de falsear y manipular la realidad. Hay un montón de documentalistas que tienen la impresión de que están haciendo documentales objetivos, pero creo que no es tan sencillo hacerlo, a menos que cojas tu cámara y la dejes sobre un trípode enfocando algún lugar sin añadir música ni editar demasiado lo que hayas filmado.
TURBULENCIAS
Groth: Acabas de atender otra llamada de teléfono.
Zwigoff: Por lo general, mi teléfono suena cada veinte segundos. Al final del día en la Costa Este están durmiendo y recibo menos llamadas.
Groth: Todos esos buscavidas intentando explotar la...
Zwigoff: Me llama todo tipo de gente. Algunos solo son buscavidas que intentan que me involucre de alguna forma en su vida o que quieren que les eche una mano en algún proyecto muy chalado que no se podría rodar, o que quedaría fatal en pantalla o lo que sea. Quieren que utilice el supuesto poder que he conseguido para filmar su proyecto descabellado. También hay algunas personas muy amables que me llaman porque son grandes fans de mi trabajo y quieren hablar conmigo... a veces sólo son gente que intenta promocionar sus propias películas, un montón de llamadas infinitas que nunca se terminan. Pero la mayoría de las llamadas las hace gente que quiere que colabore con ellos de alguna forma. Quieren saber alguna forma de hacer dinero para sus proyectos. Por supuesto, algunos son más sórdidos que otros. Pero en algunas ocasiones recibo llamadas muy interesantes. Algunas veces es alguien que me dice que es un gran fan mío, y siempre te agrada escuchar que a alguien le gusta lo que haces.
Groth: ¿Forman parte de la caótica vida turbulenta que tanto te gusta?
Zwigof: Oh, tío. Bueno, ¿Qué te puedo contar? Me encanta que me hagan ofertas para que ruede otras películas. Cuando iba a hacer la de Crumb nadie estaba demasiado interesado en prestarme dinero para la película. Tardé nueve años en hacer este film. Se pensaban que mi punto de vista era fallido. Que la historia que quería contar no era demasiado interesante. Querían algo más convencional, un documental optimista que se centrase casi todo el tiempo en los días felices del hippismo en Haight-Asbury durante los sesenta. Empecé a viajar de forma periódica a Los Ángeles para intentar conseguir algo de dinero, y a veces les enseñaba diez minutos de Robert y Charles charlando, porque yo creía que era un material muy poderoso, ¡pensaba que cualquiera que lo viese me daría dinero de inmediato para que acabase la película! Pero la mayoría me decían: "¿Por qué quieres enseñar eso? Estos dos hermanos son rarísimos. No creo que te apetezca mostrarlos en una película. Son bastante deprimentes." Y la gran pregunta siempre era: "¿cómo podemos hacer que haya más animación?" Hasta hoy mismo nunca he entendido qué es lo que querían decirme. Siempre les contestaba: "¿a qué te refieres con "animación"?" Y me decían: "bueno, ya sabes, hacer algo animado." "Pero si es una película documental, no hay espacio para la animación."
Groth: [Risas.] Querían que fuese más excitante.
Zwigoff: Claro. Querían que la hiciese más alegre y efectista.
Groth: ¿Qué pudiste ver en el trabajo de Robert que te hizo pensar que se merecía un documental?
Zwigoff: No lo sé. Me resultó muy complicado elegir qué historias o viñetas, o qué páginas de su trabajo incluir en la película. Creo que es uno de los grandes artistas de nuestra época, y cuando empezamos a elegir con lo que queríamos quedarnos, nos dijimos, "tiene que haber alguna historia que sea la mejor de todas..." ¡Pero no era así! En cuanto empecé a pensar de esa forma y a intentar elegir cinco cosas para utilizar para.... [risas]. No, en mi opinión, lo más poderoso de su obra siempre han sido los sketches y bocetos de sus cuadernos. Lo estimulante que es este increíblemente prolífico.... la cantidad de trabajo que tienen detrás, el amplio rango temático que abarca, la yuxtaposición de lo grotesco y de lo rutinario. No sé, me parecía muy difícil intentar encontrar algunas cosas para incluir en la película. Intenté no tergiversar demasiado lo que hace y ofrecerles a los espectadores que nunca habían visto su obra antes una amplia panorámica de la escala alcanzada por su material. Tuve que considerar bien todas estas cosas. Después de una de las proyecciones siempre se me acercaba alguien (entre las pocas veces que cometí el error de presentarla en un festival), y algún fan fatal de Crumb se me acercaba, me enganchaba por la pechera y me exigía: "¿Y por qué no aparece la historieta tal en la película? ¡Es la mejor que ha hecho nunca!" Y yo le contestaba algo en plan: "bueno, ¿esa es tu favorita? Entonces rueda un film sobre él ¡e inclúyela!"
(Continuará)
MISTERIOS DEL ARTE
Groth: Una de las escenas que me pareció más desusadamente horrenda fue cuando Crumb agarró de la cara a Kathy Goodell.
Zwigoff [Risas]: ¿Te refieres a la expresión sádica y nazi que puso cuando la agarró de la cara?
Groth: Creo que Crumb hace todo lo posible por ocultar esa faceta suya durante la mayor parte del metraje.
Zwigoff: Sip. Y a veces termina asomando aquí y allá.
Groth: ¿Hay algunos momentos similares que estén filmados y que finalmente hayas terminado descartando? ¿O ese fue bastante excepcional?
Zwigoff: Algunos no los he incluido porque he intentado proteger todo lo que he podido la privacidad de todas las personas involucradas en la película. Si se tiene en cuenta todo lo que aparece en la cinta puede sonar como una locura, pero había algunas cosas que me dijo la familia, o que dijo Charles, o incluso su madre, o Robert, que pienso que no tienen por qué aparecer en la cinta, porque he considerado que era capaz de contar la historia que quería narrar en un principio sin tener que usarlas. Me refiero a que la historia que quería contar era la de los tres hermanos y de cómo uno de ellos consiguió sobresalir mientras que los otros dos no lo hicieron. Pero en un sentido más amplio, quería investigar y acercarme todo lo posible a la fuente primigenia del talento. Eso es lo que más me interesaba. Cuando te reúnes con este tipo de personas, especialmente con Crumb, siempre me he sentido como un mediocre sin talento. Una vez estuve tocando en un grupo donde también lo hacía un gran trompetista, y cuando lo veías tocar parecía casi magia. No creo que se pueda aprender. Siempre me he sentido como Salieri [risas], me comía la envidia y al mismo tiempo quería observar el talento más de cerca. Es lo que más me interesaba del rodaje del documental... aunque no sé si sería tan consciente. Quiero decir, cuando estaba rodando la película era completamente consciente de que lo que quería era contar la historia de los tres hermanos y de la obra que habían ido haciendo a lo largo de su vida. Pero cuando lo miras en retrospectiva, cuando lo empiezo a psicoanalizar, me parece como si hubiese estado investigando los misterios que subyacen en el arte. ¿De dónde proviene el talento? ¿Cómo asumes el riesgo que parece que siempre lo acompaña? Es como si la familia de Crumb poseyese esa dosis de talento o energía (o como quieras llamarlo) en su interior, en sus genes o en su ADN, pero es que además comporta todo un riesgo. Tienes que ser capaz de canalizar esa energía de alguna forma o si no puede ser muy peligrosa.
Groth: ¿Crees que al no incluir por discreción algunas de las escenas puedes haber impedido transmitir la relación familiar de Crumb y su familia de la forma más veraz posible?
ZWigoff: Creo que de alguna forma puedo haber limitado la amplitud. Por ejemplo, quería incluir a su hermana Sandra en la película. Me reuní una sola vez con ella, muy brevemente, aunque conocía a su marido, Marty Pahls, que había escrito las introducciones para The Complete Crumb Comics. Es un gran escritor, muy expresivo e interesante. Y además conocía a Charles y Robert desde hacía años. Si hubiese aparecido en la película habría sido magnífico, pero para cuando yo estaba listo para grabarlo hacía poco que había fallecido.
Groth: A veces he pensado que casi parece como el hermano ilegítimo de la familia.
Zwigoff: Exactamente. Se parece bastante a Charles. Y en especial quería filmar a Sandra. A Carol en menor medida, aunque nunca llegué a conocerla. Hablé con ella por teléfono un par de veces e intenté decirle que tenía que salir en la película, pero no quiso hacerlo. Sandra ni siquiera llegó a hablarme sobre el tema. Parecía muy enfadada porque estuviésemos grabando el documental. Pero Robert habló un montón con ella sobre el rodaje. Desistí en ese momento con la esperanza de que más tarde accediera a hacer una aparición. Pero cuando definitivamente ya no iba a formar parte, fue cuando por fin pude darme cuenta de que debía respetar su privacidad y cortar todo el material donde hablasen sobre ella. Me refiero a que Robert tiene sus propios motivos personales para hacer las cosas. Aún a pesar de lo franco y honesto que dice ser y que nos da a entender que es a través de su obra, tiene sus propios motivos para hacer lo que hace y no siempre sus razones son altruistas. No lo creo. Por supuesto, es mi propio punto de vista subjetivo, así que tampoco creo que mi forma de rodar el documental sea muy objetiva. Es mi propia versión de las cosas y de lo que me interesa enseñar.
Rodar un documental es muy extraño, porque cuando hice este (mucho más que con el último que he filmado) pude darme cuenta de que tienes muchas oportunidades de falsear y manipular la realidad. Hay un montón de documentalistas que tienen la impresión de que están haciendo documentales objetivos, pero creo que no es tan sencillo hacerlo, a menos que cojas tu cámara y la dejes sobre un trípode enfocando algún lugar sin añadir música ni editar demasiado lo que hayas filmado.
TURBULENCIAS
Groth: Acabas de atender otra llamada de teléfono.
Zwigoff: Por lo general, mi teléfono suena cada veinte segundos. Al final del día en la Costa Este están durmiendo y recibo menos llamadas.
Groth: Todos esos buscavidas intentando explotar la...
Zwigoff: Me llama todo tipo de gente. Algunos solo son buscavidas que intentan que me involucre de alguna forma en su vida o que quieren que les eche una mano en algún proyecto muy chalado que no se podría rodar, o que quedaría fatal en pantalla o lo que sea. Quieren que utilice el supuesto poder que he conseguido para filmar su proyecto descabellado. También hay algunas personas muy amables que me llaman porque son grandes fans de mi trabajo y quieren hablar conmigo... a veces sólo son gente que intenta promocionar sus propias películas, un montón de llamadas infinitas que nunca se terminan. Pero la mayoría de las llamadas las hace gente que quiere que colabore con ellos de alguna forma. Quieren saber alguna forma de hacer dinero para sus proyectos. Por supuesto, algunos son más sórdidos que otros. Pero en algunas ocasiones recibo llamadas muy interesantes. Algunas veces es alguien que me dice que es un gran fan mío, y siempre te agrada escuchar que a alguien le gusta lo que haces.
Groth: ¿Forman parte de la caótica vida turbulenta que tanto te gusta?
Zwigof: Oh, tío. Bueno, ¿Qué te puedo contar? Me encanta que me hagan ofertas para que ruede otras películas. Cuando iba a hacer la de Crumb nadie estaba demasiado interesado en prestarme dinero para la película. Tardé nueve años en hacer este film. Se pensaban que mi punto de vista era fallido. Que la historia que quería contar no era demasiado interesante. Querían algo más convencional, un documental optimista que se centrase casi todo el tiempo en los días felices del hippismo en Haight-Asbury durante los sesenta. Empecé a viajar de forma periódica a Los Ángeles para intentar conseguir algo de dinero, y a veces les enseñaba diez minutos de Robert y Charles charlando, porque yo creía que era un material muy poderoso, ¡pensaba que cualquiera que lo viese me daría dinero de inmediato para que acabase la película! Pero la mayoría me decían: "¿Por qué quieres enseñar eso? Estos dos hermanos son rarísimos. No creo que te apetezca mostrarlos en una película. Son bastante deprimentes." Y la gran pregunta siempre era: "¿cómo podemos hacer que haya más animación?" Hasta hoy mismo nunca he entendido qué es lo que querían decirme. Siempre les contestaba: "¿a qué te refieres con "animación"?" Y me decían: "bueno, ya sabes, hacer algo animado." "Pero si es una película documental, no hay espacio para la animación."
Groth: [Risas.] Querían que fuese más excitante.
Zwigoff: Claro. Querían que la hiciese más alegre y efectista.
Groth: ¿Qué pudiste ver en el trabajo de Robert que te hizo pensar que se merecía un documental?
Zwigoff: No lo sé. Me resultó muy complicado elegir qué historias o viñetas, o qué páginas de su trabajo incluir en la película. Creo que es uno de los grandes artistas de nuestra época, y cuando empezamos a elegir con lo que queríamos quedarnos, nos dijimos, "tiene que haber alguna historia que sea la mejor de todas..." ¡Pero no era así! En cuanto empecé a pensar de esa forma y a intentar elegir cinco cosas para utilizar para.... [risas]. No, en mi opinión, lo más poderoso de su obra siempre han sido los sketches y bocetos de sus cuadernos. Lo estimulante que es este increíblemente prolífico.... la cantidad de trabajo que tienen detrás, el amplio rango temático que abarca, la yuxtaposición de lo grotesco y de lo rutinario. No sé, me parecía muy difícil intentar encontrar algunas cosas para incluir en la película. Intenté no tergiversar demasiado lo que hace y ofrecerles a los espectadores que nunca habían visto su obra antes una amplia panorámica de la escala alcanzada por su material. Tuve que considerar bien todas estas cosas. Después de una de las proyecciones siempre se me acercaba alguien (entre las pocas veces que cometí el error de presentarla en un festival), y algún fan fatal de Crumb se me acercaba, me enganchaba por la pechera y me exigía: "¿Y por qué no aparece la historieta tal en la película? ¡Es la mejor que ha hecho nunca!" Y yo le contestaba algo en plan: "bueno, ¿esa es tu favorita? Entonces rueda un film sobre él ¡e inclúyela!"
(Continuará)
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