RUTA 66 NÚMERO CIENTO CUARENTA Y CINCO (Diciembre, 1998).
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"Esta vez más que de explosión cabría hablar de implosión. El nuevo disco de la JSBX rebaja la graduación de su antecesor, el corrosivo "Now I Got Worry", excesivamente tajante tras la sorpresa de "Orange" en 1994. Representa la oferta más asequible hasta la fecha del trío que protagonizó mi concierto favorito de 1997. "Magical Colors" o la apoteósica "Do you wanna get heavy", estratégicamente secuenciadas en segundo y tercer puesto, son lo más radiable que jamás haya concebido Jon Spencer, soul de ojos bizcos ubicado en espaciosos entramados rítmicos, bañado en espesas gargantas de raigambre gospel. Justo lo que estarían grabando los Stones si contaran treinta en vez de sesenta: de hecho, en "High gear" o "Torture" casi se adivina el Jagger más retozante. En ese punto donde Iggy Osterberg se topa con Wilson Pickett se localiza la savia de estas nuevas tomas, quizás más sofisticadas que en el pasado, y asimismo evidencia de un cierto desgaste en la fórmula. Con sus toques rockistas, en "I wanna make it all right" por ejemplo, sus desplantes funk, caso de "Love machine" o la espectacular "Blue green Olga" -y, naturalmente, bajo la supervisión sónica de brujos como Albini, Johnson (cuyo nombre de pila, Calvin, bautiza el primer corte del álbum) y Dickinson-, el nuevo JSBX hace acopio de clichés sin avanzar cualitativamente. Cuentan que amenizó las sesiones, ginebra en mano, el viejo verde Andre Williams. Elegante y al tiempo friki, "ACME" no sorprenderá ya a nadie, pero hará que sus fieles sientan la fiebre una vez más."
Con el paso de los años ha ido creciendo en mi cocorota, pero en su momento me parecía que Ignacio Juliá acertaba de pleno en su reseña del ACME de la fabulosa The Jon Spencer Blues Explosion que aparecía en este Ruta 66 número ciento cuarenta y cinco.
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"Esta vez más que de explosión cabría hablar de implosión. El nuevo disco de la JSBX rebaja la graduación de su antecesor, el corrosivo "Now I Got Worry", excesivamente tajante tras la sorpresa de "Orange" en 1994. Representa la oferta más asequible hasta la fecha del trío que protagonizó mi concierto favorito de 1997. "Magical Colors" o la apoteósica "Do you wanna get heavy", estratégicamente secuenciadas en segundo y tercer puesto, son lo más radiable que jamás haya concebido Jon Spencer, soul de ojos bizcos ubicado en espaciosos entramados rítmicos, bañado en espesas gargantas de raigambre gospel. Justo lo que estarían grabando los Stones si contaran treinta en vez de sesenta: de hecho, en "High gear" o "Torture" casi se adivina el Jagger más retozante. En ese punto donde Iggy Osterberg se topa con Wilson Pickett se localiza la savia de estas nuevas tomas, quizás más sofisticadas que en el pasado, y asimismo evidencia de un cierto desgaste en la fórmula. Con sus toques rockistas, en "I wanna make it all right" por ejemplo, sus desplantes funk, caso de "Love machine" o la espectacular "Blue green Olga" -y, naturalmente, bajo la supervisión sónica de brujos como Albini, Johnson (cuyo nombre de pila, Calvin, bautiza el primer corte del álbum) y Dickinson-, el nuevo JSBX hace acopio de clichés sin avanzar cualitativamente. Cuentan que amenizó las sesiones, ginebra en mano, el viejo verde Andre Williams. Elegante y al tiempo friki, "ACME" no sorprenderá ya a nadie, pero hará que sus fieles sientan la fiebre una vez más."
Con el paso de los años ha ido creciendo en mi cocorota, pero en su momento me parecía que Ignacio Juliá acertaba de pleno en su reseña del ACME de la fabulosa The Jon Spencer Blues Explosion que aparecía en este Ruta 66 número ciento cuarenta y cinco.
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