Entrevista con Terry Zwigoff en The Comics Journal nº 179 (1995). Traducida por Frog2000. Parte 1, parte 2, parte 3, parte 4.
Zwigoff: Una de las veces que vino de visita me dijo una cosa que habría sido el final perfecto para la película, lamento mucho no haberlo filmado. En realidad estuve a punto de viajar a Francia para rodar allí treinta segundos. Porque en los últimos meses Sophie había empezado a hacer historietas imitando la forma de dibujar de Charles.
Groth: Oh, oh.
Zwigoff: Ella tenía un par de las viejas libretas de Charles que Robert enseñaba en la película y donde se podía ver ese estilo de dibujo rugoso. A ella le gustaba tanto que había empezado a imitarlo. Lo más extraño es que una de las cosas que había empezado a dibujar eran recreaciones de las portadas de los antiguos cómics del Pato Donald. Charles solía hacerlo también cuando era un crío. [Risas.] Y ella no lo sabía. Me parece muy misterioso.
Groth: ¿Cómo se suicidó Charles?
Zwigoff: Supongo que con una sobredosis de los medicamentos que tomaba. No estoy seguro de cuáles eran, creo que tranquilizantes y anti-depresivos.
Groth: ¿Dejó alguna nota?
Zwigoff: No, creo que no. Robert escribió un ensayo sobre la muerte de Charles.
Groth: No lo sabía.
Zwigoff: Yo tampoco hasta que me lo envió Pauline Kael. [Groth se ríe.] Me llamó la semana pasada para decirme: "he podido ver tu película y me encanta y blah, blah, blah", y le dije: "hey, ¿cómo te has enterado de su existencia?" Y me contestó: "bueno, Paul Schrader es un gran fan y me habló de ella". Me emocioné mucho, porque soy un gran seguidor de su trabajo. Paul se la había enviado con una nota en la que la indicaba que tenía que ver esa película, junto con una copia del ensayo sobre Charles escrito por Robert. Hasta ese momento creo que no estaba impreso en ningún sitio. Se titula "Mi Hermano Charles". Sólo son un par de páginas.
Groth: ¿Dónde está publicado?
Zwigoff: No lo sé. No sé cómo llegó a manos de Scharder, y Pauline tampoco lo sabe.
Groth: ¿Tienes todavía una copia?
Zwigoff: Claro. Básicamente habla sobre cómo Robert se sienta en la cama de Charles tres semanas después de su suicidio, echa un vistazo a sus dientes postizos, agarra uno de sus lápices y uno de sus cuadernos, y escribe un par de páginas sobre lo que siente como consecuencia de la muerte de su hermano, las sensaciones que le produce estar allí, en su habitación. Creo que es un buen escritor. Es un ensayo que está muy bien escrito.
EL ERROR MÁS GRANDE DE TODOS
Groth: ¿Puedes contarnos cómo se financia una película como esta?
Zwigoff: Tío. No podría dar ni una sola pista. Porque empecé la película invirtiendo mi propio dinero, que es el mayor error que puede cometer un cineasta. Después de que se me acabara me quedé en blanco. De forma regular cogía lo poco que tenía grabado y lo editaba y me iba a Los Ángeles para enseñárselo a la gente de la HBO, a Showtime, a quien quisiera reunirse conmigo, algunos productores, quien fuese, para intentar que co-financiaran la película. Pero no tuve suerte. Nadie se mostró interesado. Así que me quedé sentado a ver qué ocurría. En ese momento, estábamos en 1986, Robert me llamó y me dijo que la BBC le había telefoneado para preguntarle si podían rodar un documental sobre su persona. Le dije: "bueno, supongo que no lo harás, ¿verdad?", y me dijo: "Sí, creo que sí que lo voy a hacer". Y le dije: "vale, ¿y por qué? Creo que somos buenos amigos y me estoy dejando la piel para rodar mi documental, ¿por qué vas a hacer el otro?" Y me contestó: "bueno... me van a pagar diez mil dólares." Así que le dije: "pero es que para conseguir diez mil dólares lo único que tienes que hacer es gastar veinte segundos de tu vida dibujando algo. Suponía que el dinero no era tu prioridad". En realidad no sabía por qué quería hacer ese documental. Quizá estaba intentando sabotear mi película, no lo sé.
Groth: Madre mía.
Zwigoff: Puede que intentase competir conmigo o algo. Quizá fue cosa de Aline. Sigo sin saberlo. Pero él quería hacer el documental de la BBC y yo me cabreé muchísimo. Me dijo: "bah, tampoco creo que afecte mucho a tu película". Le dije enfurecido: "¡es la BBC! ¡Ese es el mercado al que tengo que venderle está película cuando ya esté terminada! ¡La televisión inglesa! Y si haces el otro no creo que les interese." De hecho me había dado por vencido hacía un año. Llevaba sufriendo una etapa infernal por culpa de mi salud. Me quedé tirado en la cama durante tres años por culpa de mi espalda, con unos dolores que me hacían pensar en el suicidio. Me compré una pistola cargada y empecé a pensar dónde me iba a disparar, si en la sien o en el mentón... pero afortunadamente... no tuve los huevos de hacerlo. ¡Y mi espalda terminó mejorando! ¡Estoy bastante contento de no haberlo hecho! [Risas.]
Groth: En algún sitio he podido leer que dormías con una pistola bajo la almohada.
Zwigoff: Es cierto. Bueno, no la puse allí por ningún motivo en particular, sino porque raramente salía de la cama. La sostuve entre las manos muchas veces, intentando reunir el aplomo suficiente como para dispararme en la cabeza. [Risas.] Pero no lo hice. Siempre tuve algún retazo de esperanza, siempre pensé que mi espalda se pondría mejor. Y afortunadamente así fue. Pero tío, los doctores no eran tan optimistas. En realidad me recomendaron que no pasara por el quirófano, a menos que llegase un punto en el que no pudiese ni ir al baño... aunque durante esos tres años algunas veces tuve que arrastrarme para poder ir. Mi situación era bastante miserable.
Groth: ¿Y qué es lo que andaba mal en tu espalda?
Zwigoff: Había sufrido tres hernias de disco. Me hicieron pruebas, pero descubrieron que no se podía operar.
Groth: Buff, deberías haber filmado tu propia vida.
Zwigoff: [Risas.] Claro. Tienes razón. Pero de todas formas me encontraba en muy mala forma. Fue el momento más penoso de toda mi vida. Y entonces Robert empezó a grabar con la BBC y yo me di por vencido. Pero al año mi espalda mejoró un poco, y ellos habían terminado su documental y Robert me enseñó una copia en vídeo. La verdad que para el poco tiempo que habían estado filmando me pareció bastante buena. Básicamente habían ido contratando gente para hacerla por tramos: "esta semana tú harás esto, la siguiente tú harás esto otro". En realidad quiero darle crédito a la mujer que la filmó, porque para las condiciones en las que tuvo que trabajar me pareció que estaba muy bien. Sólo tuvo cuatro días para acabarla.
Groth: ¿Es la película en la que Robert aparece sentado en mitad de una autopista con una gorra?
Zwigoff: Si, esa escena en particular era bastante mala, un poco embarazosa... Pero era tan diferente de lo que yo quería conseguir que ni siquiera parecía que estuviésemos haciendo una película sobre el mismo sujeto. Lo único que hicieron bastante bien fue que decidieron que Crumb fuese el escritor de toda la trama de la película, por lo que era la versión de su vida, y me parece muy interesante. Es un buen escritor y ha tenido una vida muy interesante, en la película cuenta varias anécdotas muy divertidas, por lo que la cinta se deja ver. Pero hay algo muy bueno que no incluyeron. Me enseñaron una versión de noventa minutos, pero tan sólo podían emitir una hora, y lo que no apareció en pantalla fue la parte de Marty Pahls, que rodaron gracias a su insistencia. Era magnífica. En esa escena lo clavaba, era increíble.
Groth: Y la cortaron, ¿no es cierto?
Zwigoff: Se deshicieron de ella. Fue la primera que desecharon. Los llamé de inmediato, justo cuando había decidido seguir adelante con mi película, y les dije: "si fuese posible me gustaría que me dejaséis utilizar parte de vuestro metraje, es uno de los descartes." Y me contestaron: "claro, lo haremos, pero primero déjanos echarle un vistazo." Dos semanas después volvieron a ponerse en contacto conmigo y me dijeron: "ya no lo tenemos, alguien lo ha tirado."
Groth: Dios mío.
Zwigoff: [Risas.] ¡Era buenísimo! Era muy en plan Charles. Estaba sentado en su habitación sobre el colchón desnudo, con una mancha grasienta en la cabecera de la cama, allí donde su cabeza solía reposar, y parecía estar en bastante mala forma, pero hablaba de forma muy articulada, era muy interesante.
Groth: Si, muy lúcido.
Zwigoff: En esa película aparecía leyendo viejas cartas que le había enviado Robert, con el mismo estilo que se le puede notar en las introducciones que se han hecho para las recopilaciones de The Complete Crumb, que me parecen muy buenas.
Groth: Si, lo eran. La última vez que Robert y yo visitamos a Marty pasamos un buen rato en su apartamento, y él me pareció un tío de primera.
Zwigoff: Claro que lo era.
Groth: Y cuando salimos del apartamento me volví hacia Robert y le dije: "deberías llevarle al médico. Tienes que hacer que cruce esa maldita puerta y obligarlo a bajar por las escaleras." Tenía muy mal aspecto.
Zwigoff: Claro. Al final el médico fue a su casa a verle, pero ya era tarde. En esa época los doctores te llamaban a casa, algo que me parece bastante incomprensible, especialmente porque lo hacían gratis, y me da la sensación de que este doctor en concreto era todo un santo. ¡Y Marty seguía comiendo básicamente perritos calientes y pan tostado! [Risas.] ¡Y bacon y helados! Nunca pudo evitar ese estilo de vida tan poco saludable.
Groth: Si, da que pensar, porque lo mismo como yo, pero...
Zwigoff: [Risas.] Se suele comer de esa forma cuando tienes diabetes.
EL COSTE
Groth: ¿Cuánto te costó hacer la película?
Zwigoff: Poco más de 200.000 dólares. Al final hice buenas migas con una chica, Lynn O´Donnell, que se convirtió en la productora, principalmente porque era la única persona que había visto este material y le había gustado. Parecíamos estar en la misma longitud de onda. Había contactado conmigo por un motivo completamente diferente, y ni siquiera sabía que estaba rodando un documental. Le mostré el material que tenía y le gustó mucho. Le dije: "no sé cómo conseguir financiación, ¿por qué no te asocias conmigo?" Y estuvo de acuerdo. Es una chica magnífica. Mi asociación con ella fue todo un golpe de suerte, porque no sólo me ayudó a conseguir el dinero, sino que me parece una persona honrada y nos hicimos muy buenos amigos. Fue una verdadera bendición para el proyecto. En realidad fue a ella quien al final se le ocurrió cómo estructurar la película en la sala de montaje, y creo que por eso funciona tan bien. Hasta cierto punto la película tiene elementos y detalles bastante parecidos, pero no había forma de mezclarlos entre sí. Siempre pensé que la mudanza de Robert a Francia podía ser un buen final, pero tampoco funcionaba bien del todo. Fue idea de ella ir revelando las cosas lentamente, durante un período de tiempo más largo, ir diciendo poco a poco quién era este tío y cuál era su producción artística. Así que la película empezaba de forma mucho más convencional, más optimista y ligera. Luego empezábamos a profundizar lentamente en su vida hasta llegar a ese mundo de pesadilla que se podía encontrar bajo la superficie, tal y como suele ocurrir con la vida privada de la mayoría. Fue idea suya.
Gorth: ¿Y cómo consiguió el dinero?
Zwigoff: Desde el principio me dijo: "sé qué tipo de película quieres hacer, y obviamente no querrás poner en riesgo lo que pretendes hacer con ella. Supongo que no querrás añadir algo así como un segmento de Mr. Natural de quince minutos a cambio de que alguien quiera financiarnos." De hecho, recientemente habíamos tenido que rechazar cierta cantidad de dinero, creo que alguien había ofrecido 400.000 dólares para producir la cinta, con lo que podríamos haberla terminado con la mitad de esa cantidad y embolsarnos el resto. Pero en mi opinión yo le debía algo a Robert y creo que él confiaba en lo que estaba intentando hacer, y si hubiese aceptado que alguien pudiese manipular la edición final de la película le habría parecido toda una traición. Si hay alguien que vaya a apuñalarte por la espalda, por lo menos que ese sea tu amigo... pero siempre he creído que hasta donde fuimos capaces, estábamos haciendo un retrato admirable de Robert.
Groth: Demuestra muy bien lo loco que estás, Terry.
Zwigoff: [Risas.] Admiro a ese tío, me cae muy bien. Hay un montón de gente que en sus reseñas parece no tener paciencia con su lado crítico, sarcástico y cínico, un rasgo de personalidad que en realidad suele encontrarse mucho por California. Proyectamos una versión algo más cruda de la película que tampoco se diferenciaba demasiado del resultado definitivo, y no le gustó a nadie. Solo le gustó a unos pocos, pero por fortuna eran gente poderosa e influyente. Gente como Walter Murch, que era el tío que editó la primera y segunda parte de El Padrino y La Conversación. Le gustó mucho. Me dijo: "no la cambies ni un ápice".
Groth: ¿A quiénes se la proyectásteis en Los Ángeles?
Zwigoff: Mientras la estábamos editando alquilamos una habitación en el edificio de Saul Zaentz, que es el típico lugar de ocho pisos de Berkeley. Allí había muchísimas salas de montaje y de sonido para directores de cine. Nos topamos con diferentes directores, con un montón de editores, mucha gente que trabajaba de recepcionista y con tíos por la calle que no sabían quién era Crumb. Intentamos conseguir un público complicado, queríamos que a las proyecciones viniesen feministas que nunca hubiesen escuchado hablar de Crumb.
Durante todos esos años Lynn tuvo que conseguir el dinero prácticamente de la nada. Montó una editorial y una sociedad limitada. Creo que una de las primeras personas con las que hablamos fue con Matt Groening. Yo no lo conocía, pero en cuanto eché un vistazo a Los Simpsons me figuré que le gustaría la obra de Robert. Y así era. Nos reunimos con él y le enseñamos parte del material, y le gustó mucho. Es un tío muy inteligente. En realidad es una de las pocas personas que aportó buenas ideas al proyecto, ideas que incorporamos inmediatamente a la película. Creo que lo primero que me preguntó fue si había tenido problemas intentando resolver cómo mostrar el trabajo artístico de Robert en pantalla. Al final la forma que elegimos en la película me parece bastante pedestre: ¡enfocamos sus tiras de cómic desde su espalda mientras él está charlando y comentando su obra! Pero al final resultó muy satisfactorio. Como si fuese mucho más íntimo. Siempre me he tomado su trabajo de esa misma forma. Aunque por otra parte, en un momento dado le consulté a Matt Groening algunas cosas que se me habían ocurrido, porque había estado barajando varias ideas: "bueno, es algo que conoces muy bien gracias a Los Simpsons, porque en tu serie has mezclado a diferentes famosos con Lisa o con Bart, o con quien sea, y aparecen como estrellas invitadas y ha tenido mucho éxito. ¿Crees que podríamos hacer algo parecido con una de las tiras de Crumb? Igual no funciona bien, pero, ¿no crees que la película ganaría mucho si Robert DeNiro apareciese en ella leyendo un par de frases de una de las tiras de Crumb? ¿Tengo razón o no?" Y me contestó: "para el campo de la animación es una buena idea, pero que alguien aparezca leyendo un par de frases de una tira de cómic no parece que funcione". Tenía razón. Las pocas veces que él había visto algo parecido, y después, cuando ya pude verlas yo, no resultaba demasiado apropiado, en realidad daba un aspecto equívoco y no funcionaba tan bien.
Groth: Si, lo hicieron en la película de Comic Book Confidential para darle vidilla y no funcionaba.
Zwiogff: Si, la empobrecía. Parecía bastante aburrido.
Groth: Si, pienso lo mismo.
Zwigoff: Alguien me ha enviado desde Chicago otra película que acabo de ver esta noche. Se llama algo así como Hooked On Comics, ¿las has visto?
Groth: Aparecen un montón de los autores que publicamos.
Zwigoff: Si. Peter Bagge, Dan Clowes... resulta muy interesante poder ver en pantalla cómo es su aspecto... me gusta que la película sea tan seria, aunque creo que hay bastantes planos algo ridículos. La cámara siempre se está deslizando hacia arriba y hacia abajo, pero tampoco quiero criticar el trabajo de nadie.
Si hablamos sobre el aspecto crítico, la mayor crítica que puedo hacer es la de que Crumb era demasiado crítico. Crumb siempre se estaba quejando y era muy cínico, antipático y poco agradable. "¡Elimina de la película todas las partes donde me quejo! Así será mucho mejor." Dios, entonces no entiendo cómo podrías parecer tan desagradable. Aunque me gustaba escuchar sus quejas. Yo mismo me quejaba un montón y lo encontraba muy divertido, no sé... me gusta su forma de ser, así que insistí mucho para que todo ese material apareciese en la película.
Groth: Bueno, es bastante probable que de una forma implícita también se estuviese quejando de cosas similares a las que se quejaban las personas que se quejaban de él. [Zwigoff se ríe.] ¡Podría suponer todo un problema!
Zwigoff: Tienes toda la razón.
Groth: Una vez rodaron un documental en el que aparecía Noam Chomsky quejándose durante tres horas.
Zwigoff: Ojalá le hubiesen dejado quejarse más. El mayor problema de esa película [Manufacturing Consent], y la verdad es que me gusta mucho, fue que de nuevo era uno de esos documentales en los que utilizaban un montón de material de relleno. Recuerdo que en ese film mantenían un plano fijo sobre el gigantesco monitor de vídeo de un centro comercial. Puede que lo hicieran unas veinte veces. "De acuerdo, mira, ¡ya lo hemos pillado, tíos! ¿Cuál es la intención? ¿Que la película tenga mejor ritmo? Vamos, tíos, tan solo es material de relleno!" Acabo de ver el documental hace poco y creo que era bastante bueno, hablaba sobre los vertederos de residuos tóxicos o algo parecido, pero tenía el mismo estilo que muchos otros documentales: veinte minutos de planos moviéndose lentamente a través de las alambradas. Mantenían ese encuadre con un movimiento muy lento, con una música pseudo-punzante, bastante horrorosa. Era estúpido. Lo hemos cogido a la primera, ¿sabes? ¡Haced que avance lo que me estáis contando de una vez! De acuerdo, ya hemos visto las alambradas, ¡y me ha llegado hasta lo más profundo! ¡Sigamos con la historia! [Risas.]
Groth: Si, creo que cuando vi el documental de Chomsky pensé exactamente lo mismo. Incluso me ofendió mucho que unos directores que estaban trabajando con Chomsky tuviesen la necesidad de hacer algo por el estilo.
Zwigoff: Tienen que parecer inteligentes y masajearse el ego. Tienen que estar más presentes en su propia película, mientras nos avisan: "miradme, soy un cineasta muy habilidoso, mira cómo muevo la cámara, ¡fíjate en este truco que hago!" No sé, en las películas mainstream de Hollywood se pueden ver errores semejantes, en muchas de esas actuales películas de acción. Especialmente ahora que las artimañas y los trucos son bien recompensados. Hay un montón de gente de Hollywood que no entiende por qué se están haciendo tantos bodrios, y por eso tenemos todas esas teorías sobre el cine. Bueno, si contratas a tíos que sólo han rodado anuncios y vídeos musicales para la MTV para que dirijan las películas, luego no te preguntes por qué son tan malas. Tienen buena pinta, visualmente parecen deslumbrantes, pero no hay demasiada sustancia. Son todo estilo y nada más.
Groth: También existe la posibilidad de que haya un público destetado con los anuncios y la MTV que demanden ese tipo de películas.
Zwigoff: Estoy seguro de que tienes razón. Todavía no he visto la nueva película de Batman, así que no puedo hablar demasiado sobre ella, pero tengo una ligera idea de cómo será: un montón de haces de luz y de...
Groth: Si, estoy seguro de que será horrenda.
Zwigoff: Si, terrible... ¡y la última semana ha recaudado 54 millones de dólares! [Se carcajea.]
Groth: [Risas.] ¡Ahí lo tienes! Para qué discutirlo. Es lo que quieren.
Zwigoff: Bueno, ya sabes, de alguna extraña forma me gusta todo esto, me gusta cómo funciona el negocio del cine. Porque llevo años partiéndome la espalda como director de documentales en San Francisco. Nunca he creído que forme parte de la comunidad de directores de la ciudad. [Masculla.] Cuando critico las películas de otros no tengo pelos en la lengua, y esa es una actitud de auténtico perdedor. Siempre ha sido mejor no criticar las películas de los demás o te incluirán en la lista negra. Y siempre he tenido algún comentario cabrón que ofrecer del que luego me termino arrepintiendo: "eso apesta mucho, y eso otro también", ya sabes. Y al año siguiente son ellos los que deciden si vas a acudir a un festival de cine o no, da igual si has ganado premios o que seas alguien que puede ofrecer garantías. Como los has criticado, ya has quemado todos los puentes. Pero no soy capaz de ser de otra forma. Me sale de forma compulsiva. Si odio algo, tengo que decirlo. Pero en Hollywood es mejor no ser de esa forma. Porque entonces te empiezan a juzgar. Hay un momento en el que tu película empieza a ganar dinero que resulta crucial. ¡Y entonces te conviertes en un gran director! Aunque lo que hayas hecho apeste, aunque solo sea un poco. Me refiero a que es mejor no decir nada malo de nadie. Pero al menos no están dando los premios y las recompensas al azar. Porque lo primero que te dicen es que si sabes cómo ganar dinero, entonces es hora de que te pongas a trabajar de una vez.
Groth: Si, ese es el único criterio objetivo que conocen bien.
zwigoff: Claro, y me parece bien que lo tengan. que tengan algún criterio objetivo. Algo que sea más concreto.
Groth: [Riendo.] claro, tienes razón. No sé si te parecerá bien la siguiente pregunta, porque solo hemos hablado unas cuántas veces hasta ahora, pero supongo que estarás bastante de acuerdo con el punto de vista y los valores de los que hace gala Crumb.
Zwigoff: Oh, claro. Por eso somos amigos, y creo que él piensa lo mismo de mí.
(Continuará)
Zwigoff: Una de las veces que vino de visita me dijo una cosa que habría sido el final perfecto para la película, lamento mucho no haberlo filmado. En realidad estuve a punto de viajar a Francia para rodar allí treinta segundos. Porque en los últimos meses Sophie había empezado a hacer historietas imitando la forma de dibujar de Charles.
Groth: Oh, oh.
Zwigoff: Ella tenía un par de las viejas libretas de Charles que Robert enseñaba en la película y donde se podía ver ese estilo de dibujo rugoso. A ella le gustaba tanto que había empezado a imitarlo. Lo más extraño es que una de las cosas que había empezado a dibujar eran recreaciones de las portadas de los antiguos cómics del Pato Donald. Charles solía hacerlo también cuando era un crío. [Risas.] Y ella no lo sabía. Me parece muy misterioso.
Groth: ¿Cómo se suicidó Charles?
Zwigoff: Supongo que con una sobredosis de los medicamentos que tomaba. No estoy seguro de cuáles eran, creo que tranquilizantes y anti-depresivos.
Groth: ¿Dejó alguna nota?
Zwigoff: No, creo que no. Robert escribió un ensayo sobre la muerte de Charles.
Groth: No lo sabía.
Zwigoff: Yo tampoco hasta que me lo envió Pauline Kael. [Groth se ríe.] Me llamó la semana pasada para decirme: "he podido ver tu película y me encanta y blah, blah, blah", y le dije: "hey, ¿cómo te has enterado de su existencia?" Y me contestó: "bueno, Paul Schrader es un gran fan y me habló de ella". Me emocioné mucho, porque soy un gran seguidor de su trabajo. Paul se la había enviado con una nota en la que la indicaba que tenía que ver esa película, junto con una copia del ensayo sobre Charles escrito por Robert. Hasta ese momento creo que no estaba impreso en ningún sitio. Se titula "Mi Hermano Charles". Sólo son un par de páginas.
Groth: ¿Dónde está publicado?
Zwigoff: No lo sé. No sé cómo llegó a manos de Scharder, y Pauline tampoco lo sabe.
Groth: ¿Tienes todavía una copia?
Zwigoff: Claro. Básicamente habla sobre cómo Robert se sienta en la cama de Charles tres semanas después de su suicidio, echa un vistazo a sus dientes postizos, agarra uno de sus lápices y uno de sus cuadernos, y escribe un par de páginas sobre lo que siente como consecuencia de la muerte de su hermano, las sensaciones que le produce estar allí, en su habitación. Creo que es un buen escritor. Es un ensayo que está muy bien escrito.
EL ERROR MÁS GRANDE DE TODOS
Groth: ¿Puedes contarnos cómo se financia una película como esta?
Zwigoff: Tío. No podría dar ni una sola pista. Porque empecé la película invirtiendo mi propio dinero, que es el mayor error que puede cometer un cineasta. Después de que se me acabara me quedé en blanco. De forma regular cogía lo poco que tenía grabado y lo editaba y me iba a Los Ángeles para enseñárselo a la gente de la HBO, a Showtime, a quien quisiera reunirse conmigo, algunos productores, quien fuese, para intentar que co-financiaran la película. Pero no tuve suerte. Nadie se mostró interesado. Así que me quedé sentado a ver qué ocurría. En ese momento, estábamos en 1986, Robert me llamó y me dijo que la BBC le había telefoneado para preguntarle si podían rodar un documental sobre su persona. Le dije: "bueno, supongo que no lo harás, ¿verdad?", y me dijo: "Sí, creo que sí que lo voy a hacer". Y le dije: "vale, ¿y por qué? Creo que somos buenos amigos y me estoy dejando la piel para rodar mi documental, ¿por qué vas a hacer el otro?" Y me contestó: "bueno... me van a pagar diez mil dólares." Así que le dije: "pero es que para conseguir diez mil dólares lo único que tienes que hacer es gastar veinte segundos de tu vida dibujando algo. Suponía que el dinero no era tu prioridad". En realidad no sabía por qué quería hacer ese documental. Quizá estaba intentando sabotear mi película, no lo sé.
Groth: Madre mía.
Zwigoff: Puede que intentase competir conmigo o algo. Quizá fue cosa de Aline. Sigo sin saberlo. Pero él quería hacer el documental de la BBC y yo me cabreé muchísimo. Me dijo: "bah, tampoco creo que afecte mucho a tu película". Le dije enfurecido: "¡es la BBC! ¡Ese es el mercado al que tengo que venderle está película cuando ya esté terminada! ¡La televisión inglesa! Y si haces el otro no creo que les interese." De hecho me había dado por vencido hacía un año. Llevaba sufriendo una etapa infernal por culpa de mi salud. Me quedé tirado en la cama durante tres años por culpa de mi espalda, con unos dolores que me hacían pensar en el suicidio. Me compré una pistola cargada y empecé a pensar dónde me iba a disparar, si en la sien o en el mentón... pero afortunadamente... no tuve los huevos de hacerlo. ¡Y mi espalda terminó mejorando! ¡Estoy bastante contento de no haberlo hecho! [Risas.]
Groth: En algún sitio he podido leer que dormías con una pistola bajo la almohada.
Zwigoff: Es cierto. Bueno, no la puse allí por ningún motivo en particular, sino porque raramente salía de la cama. La sostuve entre las manos muchas veces, intentando reunir el aplomo suficiente como para dispararme en la cabeza. [Risas.] Pero no lo hice. Siempre tuve algún retazo de esperanza, siempre pensé que mi espalda se pondría mejor. Y afortunadamente así fue. Pero tío, los doctores no eran tan optimistas. En realidad me recomendaron que no pasara por el quirófano, a menos que llegase un punto en el que no pudiese ni ir al baño... aunque durante esos tres años algunas veces tuve que arrastrarme para poder ir. Mi situación era bastante miserable.
Groth: ¿Y qué es lo que andaba mal en tu espalda?
Zwigoff: Había sufrido tres hernias de disco. Me hicieron pruebas, pero descubrieron que no se podía operar.
Groth: Buff, deberías haber filmado tu propia vida.
Zwigoff: [Risas.] Claro. Tienes razón. Pero de todas formas me encontraba en muy mala forma. Fue el momento más penoso de toda mi vida. Y entonces Robert empezó a grabar con la BBC y yo me di por vencido. Pero al año mi espalda mejoró un poco, y ellos habían terminado su documental y Robert me enseñó una copia en vídeo. La verdad que para el poco tiempo que habían estado filmando me pareció bastante buena. Básicamente habían ido contratando gente para hacerla por tramos: "esta semana tú harás esto, la siguiente tú harás esto otro". En realidad quiero darle crédito a la mujer que la filmó, porque para las condiciones en las que tuvo que trabajar me pareció que estaba muy bien. Sólo tuvo cuatro días para acabarla.
Groth: ¿Es la película en la que Robert aparece sentado en mitad de una autopista con una gorra?
Zwigoff: Si, esa escena en particular era bastante mala, un poco embarazosa... Pero era tan diferente de lo que yo quería conseguir que ni siquiera parecía que estuviésemos haciendo una película sobre el mismo sujeto. Lo único que hicieron bastante bien fue que decidieron que Crumb fuese el escritor de toda la trama de la película, por lo que era la versión de su vida, y me parece muy interesante. Es un buen escritor y ha tenido una vida muy interesante, en la película cuenta varias anécdotas muy divertidas, por lo que la cinta se deja ver. Pero hay algo muy bueno que no incluyeron. Me enseñaron una versión de noventa minutos, pero tan sólo podían emitir una hora, y lo que no apareció en pantalla fue la parte de Marty Pahls, que rodaron gracias a su insistencia. Era magnífica. En esa escena lo clavaba, era increíble.
Groth: Y la cortaron, ¿no es cierto?
Zwigoff: Se deshicieron de ella. Fue la primera que desecharon. Los llamé de inmediato, justo cuando había decidido seguir adelante con mi película, y les dije: "si fuese posible me gustaría que me dejaséis utilizar parte de vuestro metraje, es uno de los descartes." Y me contestaron: "claro, lo haremos, pero primero déjanos echarle un vistazo." Dos semanas después volvieron a ponerse en contacto conmigo y me dijeron: "ya no lo tenemos, alguien lo ha tirado."
Groth: Dios mío.
Zwigoff: [Risas.] ¡Era buenísimo! Era muy en plan Charles. Estaba sentado en su habitación sobre el colchón desnudo, con una mancha grasienta en la cabecera de la cama, allí donde su cabeza solía reposar, y parecía estar en bastante mala forma, pero hablaba de forma muy articulada, era muy interesante.
Groth: Si, muy lúcido.
Zwigoff: En esa película aparecía leyendo viejas cartas que le había enviado Robert, con el mismo estilo que se le puede notar en las introducciones que se han hecho para las recopilaciones de The Complete Crumb, que me parecen muy buenas.
Groth: Si, lo eran. La última vez que Robert y yo visitamos a Marty pasamos un buen rato en su apartamento, y él me pareció un tío de primera.
Zwigoff: Claro que lo era.
Groth: Y cuando salimos del apartamento me volví hacia Robert y le dije: "deberías llevarle al médico. Tienes que hacer que cruce esa maldita puerta y obligarlo a bajar por las escaleras." Tenía muy mal aspecto.
Zwigoff: Claro. Al final el médico fue a su casa a verle, pero ya era tarde. En esa época los doctores te llamaban a casa, algo que me parece bastante incomprensible, especialmente porque lo hacían gratis, y me da la sensación de que este doctor en concreto era todo un santo. ¡Y Marty seguía comiendo básicamente perritos calientes y pan tostado! [Risas.] ¡Y bacon y helados! Nunca pudo evitar ese estilo de vida tan poco saludable.
Groth: Si, da que pensar, porque lo mismo como yo, pero...
Zwigoff: [Risas.] Se suele comer de esa forma cuando tienes diabetes.
EL COSTE
Groth: ¿Cuánto te costó hacer la película?
Zwigoff: Poco más de 200.000 dólares. Al final hice buenas migas con una chica, Lynn O´Donnell, que se convirtió en la productora, principalmente porque era la única persona que había visto este material y le había gustado. Parecíamos estar en la misma longitud de onda. Había contactado conmigo por un motivo completamente diferente, y ni siquiera sabía que estaba rodando un documental. Le mostré el material que tenía y le gustó mucho. Le dije: "no sé cómo conseguir financiación, ¿por qué no te asocias conmigo?" Y estuvo de acuerdo. Es una chica magnífica. Mi asociación con ella fue todo un golpe de suerte, porque no sólo me ayudó a conseguir el dinero, sino que me parece una persona honrada y nos hicimos muy buenos amigos. Fue una verdadera bendición para el proyecto. En realidad fue a ella quien al final se le ocurrió cómo estructurar la película en la sala de montaje, y creo que por eso funciona tan bien. Hasta cierto punto la película tiene elementos y detalles bastante parecidos, pero no había forma de mezclarlos entre sí. Siempre pensé que la mudanza de Robert a Francia podía ser un buen final, pero tampoco funcionaba bien del todo. Fue idea de ella ir revelando las cosas lentamente, durante un período de tiempo más largo, ir diciendo poco a poco quién era este tío y cuál era su producción artística. Así que la película empezaba de forma mucho más convencional, más optimista y ligera. Luego empezábamos a profundizar lentamente en su vida hasta llegar a ese mundo de pesadilla que se podía encontrar bajo la superficie, tal y como suele ocurrir con la vida privada de la mayoría. Fue idea suya.
Gorth: ¿Y cómo consiguió el dinero?
Zwigoff: Desde el principio me dijo: "sé qué tipo de película quieres hacer, y obviamente no querrás poner en riesgo lo que pretendes hacer con ella. Supongo que no querrás añadir algo así como un segmento de Mr. Natural de quince minutos a cambio de que alguien quiera financiarnos." De hecho, recientemente habíamos tenido que rechazar cierta cantidad de dinero, creo que alguien había ofrecido 400.000 dólares para producir la cinta, con lo que podríamos haberla terminado con la mitad de esa cantidad y embolsarnos el resto. Pero en mi opinión yo le debía algo a Robert y creo que él confiaba en lo que estaba intentando hacer, y si hubiese aceptado que alguien pudiese manipular la edición final de la película le habría parecido toda una traición. Si hay alguien que vaya a apuñalarte por la espalda, por lo menos que ese sea tu amigo... pero siempre he creído que hasta donde fuimos capaces, estábamos haciendo un retrato admirable de Robert.
Groth: Demuestra muy bien lo loco que estás, Terry.
Zwigoff: [Risas.] Admiro a ese tío, me cae muy bien. Hay un montón de gente que en sus reseñas parece no tener paciencia con su lado crítico, sarcástico y cínico, un rasgo de personalidad que en realidad suele encontrarse mucho por California. Proyectamos una versión algo más cruda de la película que tampoco se diferenciaba demasiado del resultado definitivo, y no le gustó a nadie. Solo le gustó a unos pocos, pero por fortuna eran gente poderosa e influyente. Gente como Walter Murch, que era el tío que editó la primera y segunda parte de El Padrino y La Conversación. Le gustó mucho. Me dijo: "no la cambies ni un ápice".
Groth: ¿A quiénes se la proyectásteis en Los Ángeles?
Zwigoff: Mientras la estábamos editando alquilamos una habitación en el edificio de Saul Zaentz, que es el típico lugar de ocho pisos de Berkeley. Allí había muchísimas salas de montaje y de sonido para directores de cine. Nos topamos con diferentes directores, con un montón de editores, mucha gente que trabajaba de recepcionista y con tíos por la calle que no sabían quién era Crumb. Intentamos conseguir un público complicado, queríamos que a las proyecciones viniesen feministas que nunca hubiesen escuchado hablar de Crumb.
Durante todos esos años Lynn tuvo que conseguir el dinero prácticamente de la nada. Montó una editorial y una sociedad limitada. Creo que una de las primeras personas con las que hablamos fue con Matt Groening. Yo no lo conocía, pero en cuanto eché un vistazo a Los Simpsons me figuré que le gustaría la obra de Robert. Y así era. Nos reunimos con él y le enseñamos parte del material, y le gustó mucho. Es un tío muy inteligente. En realidad es una de las pocas personas que aportó buenas ideas al proyecto, ideas que incorporamos inmediatamente a la película. Creo que lo primero que me preguntó fue si había tenido problemas intentando resolver cómo mostrar el trabajo artístico de Robert en pantalla. Al final la forma que elegimos en la película me parece bastante pedestre: ¡enfocamos sus tiras de cómic desde su espalda mientras él está charlando y comentando su obra! Pero al final resultó muy satisfactorio. Como si fuese mucho más íntimo. Siempre me he tomado su trabajo de esa misma forma. Aunque por otra parte, en un momento dado le consulté a Matt Groening algunas cosas que se me habían ocurrido, porque había estado barajando varias ideas: "bueno, es algo que conoces muy bien gracias a Los Simpsons, porque en tu serie has mezclado a diferentes famosos con Lisa o con Bart, o con quien sea, y aparecen como estrellas invitadas y ha tenido mucho éxito. ¿Crees que podríamos hacer algo parecido con una de las tiras de Crumb? Igual no funciona bien, pero, ¿no crees que la película ganaría mucho si Robert DeNiro apareciese en ella leyendo un par de frases de una de las tiras de Crumb? ¿Tengo razón o no?" Y me contestó: "para el campo de la animación es una buena idea, pero que alguien aparezca leyendo un par de frases de una tira de cómic no parece que funcione". Tenía razón. Las pocas veces que él había visto algo parecido, y después, cuando ya pude verlas yo, no resultaba demasiado apropiado, en realidad daba un aspecto equívoco y no funcionaba tan bien.
Groth: Si, lo hicieron en la película de Comic Book Confidential para darle vidilla y no funcionaba.
Zwiogff: Si, la empobrecía. Parecía bastante aburrido.
Groth: Si, pienso lo mismo.
Zwigoff: Alguien me ha enviado desde Chicago otra película que acabo de ver esta noche. Se llama algo así como Hooked On Comics, ¿las has visto?
Groth: Aparecen un montón de los autores que publicamos.
Zwigoff: Si. Peter Bagge, Dan Clowes... resulta muy interesante poder ver en pantalla cómo es su aspecto... me gusta que la película sea tan seria, aunque creo que hay bastantes planos algo ridículos. La cámara siempre se está deslizando hacia arriba y hacia abajo, pero tampoco quiero criticar el trabajo de nadie.
Si hablamos sobre el aspecto crítico, la mayor crítica que puedo hacer es la de que Crumb era demasiado crítico. Crumb siempre se estaba quejando y era muy cínico, antipático y poco agradable. "¡Elimina de la película todas las partes donde me quejo! Así será mucho mejor." Dios, entonces no entiendo cómo podrías parecer tan desagradable. Aunque me gustaba escuchar sus quejas. Yo mismo me quejaba un montón y lo encontraba muy divertido, no sé... me gusta su forma de ser, así que insistí mucho para que todo ese material apareciese en la película.
Groth: Bueno, es bastante probable que de una forma implícita también se estuviese quejando de cosas similares a las que se quejaban las personas que se quejaban de él. [Zwigoff se ríe.] ¡Podría suponer todo un problema!
Zwigoff: Tienes toda la razón.
Groth: Una vez rodaron un documental en el que aparecía Noam Chomsky quejándose durante tres horas.
Zwigoff: Ojalá le hubiesen dejado quejarse más. El mayor problema de esa película [Manufacturing Consent], y la verdad es que me gusta mucho, fue que de nuevo era uno de esos documentales en los que utilizaban un montón de material de relleno. Recuerdo que en ese film mantenían un plano fijo sobre el gigantesco monitor de vídeo de un centro comercial. Puede que lo hicieran unas veinte veces. "De acuerdo, mira, ¡ya lo hemos pillado, tíos! ¿Cuál es la intención? ¿Que la película tenga mejor ritmo? Vamos, tíos, tan solo es material de relleno!" Acabo de ver el documental hace poco y creo que era bastante bueno, hablaba sobre los vertederos de residuos tóxicos o algo parecido, pero tenía el mismo estilo que muchos otros documentales: veinte minutos de planos moviéndose lentamente a través de las alambradas. Mantenían ese encuadre con un movimiento muy lento, con una música pseudo-punzante, bastante horrorosa. Era estúpido. Lo hemos cogido a la primera, ¿sabes? ¡Haced que avance lo que me estáis contando de una vez! De acuerdo, ya hemos visto las alambradas, ¡y me ha llegado hasta lo más profundo! ¡Sigamos con la historia! [Risas.]
Groth: Si, creo que cuando vi el documental de Chomsky pensé exactamente lo mismo. Incluso me ofendió mucho que unos directores que estaban trabajando con Chomsky tuviesen la necesidad de hacer algo por el estilo.
Zwigoff: Tienen que parecer inteligentes y masajearse el ego. Tienen que estar más presentes en su propia película, mientras nos avisan: "miradme, soy un cineasta muy habilidoso, mira cómo muevo la cámara, ¡fíjate en este truco que hago!" No sé, en las películas mainstream de Hollywood se pueden ver errores semejantes, en muchas de esas actuales películas de acción. Especialmente ahora que las artimañas y los trucos son bien recompensados. Hay un montón de gente de Hollywood que no entiende por qué se están haciendo tantos bodrios, y por eso tenemos todas esas teorías sobre el cine. Bueno, si contratas a tíos que sólo han rodado anuncios y vídeos musicales para la MTV para que dirijan las películas, luego no te preguntes por qué son tan malas. Tienen buena pinta, visualmente parecen deslumbrantes, pero no hay demasiada sustancia. Son todo estilo y nada más.
Groth: También existe la posibilidad de que haya un público destetado con los anuncios y la MTV que demanden ese tipo de películas.
Zwigoff: Estoy seguro de que tienes razón. Todavía no he visto la nueva película de Batman, así que no puedo hablar demasiado sobre ella, pero tengo una ligera idea de cómo será: un montón de haces de luz y de...
Groth: Si, estoy seguro de que será horrenda.
Zwigoff: Si, terrible... ¡y la última semana ha recaudado 54 millones de dólares! [Se carcajea.]
Groth: [Risas.] ¡Ahí lo tienes! Para qué discutirlo. Es lo que quieren.
Zwigoff: Bueno, ya sabes, de alguna extraña forma me gusta todo esto, me gusta cómo funciona el negocio del cine. Porque llevo años partiéndome la espalda como director de documentales en San Francisco. Nunca he creído que forme parte de la comunidad de directores de la ciudad. [Masculla.] Cuando critico las películas de otros no tengo pelos en la lengua, y esa es una actitud de auténtico perdedor. Siempre ha sido mejor no criticar las películas de los demás o te incluirán en la lista negra. Y siempre he tenido algún comentario cabrón que ofrecer del que luego me termino arrepintiendo: "eso apesta mucho, y eso otro también", ya sabes. Y al año siguiente son ellos los que deciden si vas a acudir a un festival de cine o no, da igual si has ganado premios o que seas alguien que puede ofrecer garantías. Como los has criticado, ya has quemado todos los puentes. Pero no soy capaz de ser de otra forma. Me sale de forma compulsiva. Si odio algo, tengo que decirlo. Pero en Hollywood es mejor no ser de esa forma. Porque entonces te empiezan a juzgar. Hay un momento en el que tu película empieza a ganar dinero que resulta crucial. ¡Y entonces te conviertes en un gran director! Aunque lo que hayas hecho apeste, aunque solo sea un poco. Me refiero a que es mejor no decir nada malo de nadie. Pero al menos no están dando los premios y las recompensas al azar. Porque lo primero que te dicen es que si sabes cómo ganar dinero, entonces es hora de que te pongas a trabajar de una vez.
Groth: Si, ese es el único criterio objetivo que conocen bien.
zwigoff: Claro, y me parece bien que lo tengan. que tengan algún criterio objetivo. Algo que sea más concreto.
Groth: [Riendo.] claro, tienes razón. No sé si te parecerá bien la siguiente pregunta, porque solo hemos hablado unas cuántas veces hasta ahora, pero supongo que estarás bastante de acuerdo con el punto de vista y los valores de los que hace gala Crumb.
Zwigoff: Oh, claro. Por eso somos amigos, y creo que él piensa lo mismo de mí.
(Continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario