Artículo de Bill Randall para The Comics Journal 252 (2003). Traducido por Frog2000. Parte 1, parte 2.
THEY WERE ELEVEN
(Cuatro historias de shojo, Viz/ Flower Comics) Traducido al castellano como "¿Quién es el 11º pasajero?" (Tomodomo.)
Esta historia de ciencia ficción, también disponible en una adaptación de anime competente y fiel realizada por Central Park Media, ganó el Shogakukan Manga Award en 1976. En muchos sentidos se podría catalogar como la historia de ciencia ficción quinta-esencial de Hagio, porque recoge gran parte de sus temáticas habituales, incluyendo la fluidez entre géneros y el duro camino que los protagonistas tienen que recorrer para alcanzar la madurez. Como ocurre con muchas de sus historias, Eleven se centra en un grupo de personas que se encuentran en un momento en el que están dejando atrás la adolescencia en su camino hacia la vida adulta. Para ello, sus diez protagonistas han de afrontar una última prueba antes de graduarse en una academia intergaláctica. Dicho test requiere que sean capaces de sobrevivir en una estación espacial en la que son abandonados a su suerte para que se las arreglen por sí mismos durante 45 días. Tras su llegada se percatarán de que hay demasiados estudiantes que nunca han logrado abandonar la estación. Su confusión se convierte rápidamente en sospecha, generándose un ambiente no demasiado propicio para la cooperación.
Esta historia supone el epítome del estilo único de Hagio, funcionando como una biblia fundamental de los conceptos básicos del shojo. En la obra, Hagio los recorre todos: el monólogo interior, los fondos expresionistas, la imaginería melancólica. Lo más sorprendente de la historia, en especial para aquellos que hayan visto primero la versión fílmica, es la soltura con la que dibuja Hagio. Clásicamente, los anime se suelen apoyar en trazos bien definidos subrayados por delgadas líneas, y la película de Osamu Dezaki sigue esta regla a rajatabla. Sin embargo, el cómic original de Hagio obvia todos esos parámetros mediante la distorsión radical de los diseños de personajes y escenarios cuando la situación lo requiere. Es habitual que la autora reemplace la maquinaria de los fondos por pétalos florales cuando dicho reemplazo ayude al lector a comprender los sentimientos del personaje. Más asombroso aún resulta que Hagio utilice a menudo los límites de la viñeta sugiriéndolos vaporosamente en lugar de dibujar una estricta caja que encierre un momento determinado en el tiempo. Tanto para ella como para muchos de sus descendientes, la viñeta se puede fragmentar no solo en el tiempo, sino también en el espacio, o incluso servir como nada más que como una parte decorativa de una composición mayor. De hecho, en los montajes de una página que mejor definen al estilo shojo, dichas "viñetas" no suelen separar nada, sino que sirven como líneas de recorrido que guían el ojo del lector a lo largo de una composición unitaria a toda página.
Tan sólo existen unos pocos artistas en el cómic que hayan intentado crear una historia utilizando nada más que composiciones a toda página, entre ellos Lynd Ward, Franz Masereel y más recientemente Nick Bertozzi en el "Mt Fuji" de Rosetta. Mientras que todas estas historietas tienen mucho más que ver con la pintura narrativa que con los cómics, las complejas páginas de Hagio navegan entre ambos mundos. De hecho, incluso me atrevería a decir que los montajes de Hagio desbaratan la característica propia de "arte secuencial" de los cómics, incluso cuando pertenecen a una narrativa más larga repartida a lo largo de pequeñas viñetas. Estas páginas terminan rompiendo la rápida sucesión temporal de la historia, forzando al lector a comulgar con los momentos de reposo de los personajes. Gracias a ellas la historia se hace menos lineal y se parece menos a la ciencia ficción habitual. Dado que They Were Eleven gira alrededor de Frol, un alienígena andrógino de género más bien voluble, dichas fragmentaciones resultan casi necesarias para el lector no iniciado.
A, A´ (A, A Prime)
(Viz)
A, A´ es la única obra editada en un solo tomo en idioma inglés de Hagio y cubre un terreno que debería resultarle familiar a los fans de Solaris, ya sea la versión de Lem, la de Tarkovsky o la de Soderbergh. La historia nos habla sobre un hombre al que se le aparece su esposa fallecida. En un principio parece como si ella hubiese resucitado, pero pronto nos daremos cuenta de la verdad. Su forma de regresar tiene un significado diferente para cada uno de los tres artistas, tanto en el campo metafísico como en el existencial. Sin embargo, Hagio no se preocupa mucho de responder estas preguntas. En su lugar, en la primera historia reúne a los amantes mediante la clonación, y en la segunda utiliza la aparición de alguien de aspecto similar. A la autora le preocupa mucho más la psicología de cada personaje que la fascinación especulativa propia de la ciencia ficción.
De hecho, a menudo Hagio utiliza la ciencia ficción como simple trasfondo de la historia. Por ejemplo, el escenario básico de Eleven podría tener lugar en un portaviones abandonado propiedad de la Marina en lugar de en la Cosmo-Academia. Por no decir que sus personajes alienígenas no difieren mucho de los seres humanos, ni en su apariencia ni en cuanto a su comprensión de los acontecimientos, incluso aunque a veces Hagio les otorgue una perspicacia de la que cualquier humano normal jamás sería capaz de hacer gala. Por ejemplo, la biología única de Frol no lo distancia demasiado de uno de los típicos hombres andróginos de Hagio. Comparado con Dr. Who, donde aparecen alienígenas con aspecto de personas disfrazadas con un traje de caucho, Hagio es capaz de dibujar a sus aliens tal y como requiere la historia. Al elegir humanoides bípedos se apresura en subrayar que psicológicamente todos son demasiado humanos. No la hace falta chapotear en fantasías sobre razas alienígenas, ya tiene suficiente con tratar con la gente que la rodea. Sospecho que su utilización del género dice mucho más sobre el propio mercado que sobre su deseo de explorar la ciencia ficción.
La ciencia ficción de estas historias nos presenta a los Unicornios, una raza de humanoides genéticamente diseñados para desenvolverse perfectamente en el Espacio. En un principio son seres más racionales que emocionales. Resulta una obvia metáfora sobre la alienación, ya que los Unicornios, como les ocurre a muchos adolescentes, son torpes socialmente y encuentran incómodas las relaciones porque son incapaces de articular lo que sienten. Los argumentos románticos de estas historias se basan en dicha alienación y consisten en el enamoramiento de dos personas alienadas (o alienígenas). La historia del título sigue los pasos de un romance heterosexual que tiene lugar en una distante estación del sistema estelar Próxima Centauri. Cuando uno de los dos amantes fallece, llegará a la estación un clon para reemplazarlo, aunque sin los recuerdos del recientemente fallecido. "A, A" es el más flojo de los trabajos traducidos de la autora, porque se preocupa bastante poco de las reverberaciones emocionales y presta poca atención a nuestra suspensión de la credulidad: ¿por qué estas naves tripuladas por un clon están cruzando el espacio? ¿por qué se patina sobre el hielo en un planeta alienígena sin una soga de seguridad? ¿Por qué los científicos muestran sus sentimientos de forma tan articulada? Tal y como acaba resultando, la historia parece una de ciencia ficción a medio cocinar.
La narración más larga del tomo es mucho mejor, porque permite que los personajes evolucionen y cambien. Además resulta bastante inquietante. La protagonista, Mori, se enamora de un chico Unicornio, mientras que a él Mori le recuerda una chica de la que una vez estuvo enamorado. Claro que Mori es poco profunda, pero también es capaz de reflexionar arduamente sobre su situación. Mientras tanto, Hagio va imbricando en la trama los suficientes giros de género como para superar los que aparecían en "Todo sobre mi madre" de Almodóvar. Más aún, la protagonista los asume sin problemas ni tampoco se percata de la ironía auto-consciente que suponen. El producto final es tan formalmente bizarro que no se puede comparar con ningún otro. Si no eres de los que descartan el estilo de Hagio desde el primer momento, te encontrarás con un universo donde las reglas funcionan de forma completamente diferente. Y ni siquiera las historias de estos dos títulos son la parte más interesante de dicho universo, porque los trabajos donde aparecen aún no han sido traducidos. Hay uno en particular que se debería trasladar a nuestro idioma cuanto antes.
(Continuará)
THEY WERE ELEVEN
(Cuatro historias de shojo, Viz/ Flower Comics) Traducido al castellano como "¿Quién es el 11º pasajero?" (Tomodomo.)
Esta historia de ciencia ficción, también disponible en una adaptación de anime competente y fiel realizada por Central Park Media, ganó el Shogakukan Manga Award en 1976. En muchos sentidos se podría catalogar como la historia de ciencia ficción quinta-esencial de Hagio, porque recoge gran parte de sus temáticas habituales, incluyendo la fluidez entre géneros y el duro camino que los protagonistas tienen que recorrer para alcanzar la madurez. Como ocurre con muchas de sus historias, Eleven se centra en un grupo de personas que se encuentran en un momento en el que están dejando atrás la adolescencia en su camino hacia la vida adulta. Para ello, sus diez protagonistas han de afrontar una última prueba antes de graduarse en una academia intergaláctica. Dicho test requiere que sean capaces de sobrevivir en una estación espacial en la que son abandonados a su suerte para que se las arreglen por sí mismos durante 45 días. Tras su llegada se percatarán de que hay demasiados estudiantes que nunca han logrado abandonar la estación. Su confusión se convierte rápidamente en sospecha, generándose un ambiente no demasiado propicio para la cooperación.
Esta historia supone el epítome del estilo único de Hagio, funcionando como una biblia fundamental de los conceptos básicos del shojo. En la obra, Hagio los recorre todos: el monólogo interior, los fondos expresionistas, la imaginería melancólica. Lo más sorprendente de la historia, en especial para aquellos que hayan visto primero la versión fílmica, es la soltura con la que dibuja Hagio. Clásicamente, los anime se suelen apoyar en trazos bien definidos subrayados por delgadas líneas, y la película de Osamu Dezaki sigue esta regla a rajatabla. Sin embargo, el cómic original de Hagio obvia todos esos parámetros mediante la distorsión radical de los diseños de personajes y escenarios cuando la situación lo requiere. Es habitual que la autora reemplace la maquinaria de los fondos por pétalos florales cuando dicho reemplazo ayude al lector a comprender los sentimientos del personaje. Más asombroso aún resulta que Hagio utilice a menudo los límites de la viñeta sugiriéndolos vaporosamente en lugar de dibujar una estricta caja que encierre un momento determinado en el tiempo. Tanto para ella como para muchos de sus descendientes, la viñeta se puede fragmentar no solo en el tiempo, sino también en el espacio, o incluso servir como nada más que como una parte decorativa de una composición mayor. De hecho, en los montajes de una página que mejor definen al estilo shojo, dichas "viñetas" no suelen separar nada, sino que sirven como líneas de recorrido que guían el ojo del lector a lo largo de una composición unitaria a toda página.
Tan sólo existen unos pocos artistas en el cómic que hayan intentado crear una historia utilizando nada más que composiciones a toda página, entre ellos Lynd Ward, Franz Masereel y más recientemente Nick Bertozzi en el "Mt Fuji" de Rosetta. Mientras que todas estas historietas tienen mucho más que ver con la pintura narrativa que con los cómics, las complejas páginas de Hagio navegan entre ambos mundos. De hecho, incluso me atrevería a decir que los montajes de Hagio desbaratan la característica propia de "arte secuencial" de los cómics, incluso cuando pertenecen a una narrativa más larga repartida a lo largo de pequeñas viñetas. Estas páginas terminan rompiendo la rápida sucesión temporal de la historia, forzando al lector a comulgar con los momentos de reposo de los personajes. Gracias a ellas la historia se hace menos lineal y se parece menos a la ciencia ficción habitual. Dado que They Were Eleven gira alrededor de Frol, un alienígena andrógino de género más bien voluble, dichas fragmentaciones resultan casi necesarias para el lector no iniciado.
A, A´ (A, A Prime)
(Viz)
A, A´ es la única obra editada en un solo tomo en idioma inglés de Hagio y cubre un terreno que debería resultarle familiar a los fans de Solaris, ya sea la versión de Lem, la de Tarkovsky o la de Soderbergh. La historia nos habla sobre un hombre al que se le aparece su esposa fallecida. En un principio parece como si ella hubiese resucitado, pero pronto nos daremos cuenta de la verdad. Su forma de regresar tiene un significado diferente para cada uno de los tres artistas, tanto en el campo metafísico como en el existencial. Sin embargo, Hagio no se preocupa mucho de responder estas preguntas. En su lugar, en la primera historia reúne a los amantes mediante la clonación, y en la segunda utiliza la aparición de alguien de aspecto similar. A la autora le preocupa mucho más la psicología de cada personaje que la fascinación especulativa propia de la ciencia ficción.
De hecho, a menudo Hagio utiliza la ciencia ficción como simple trasfondo de la historia. Por ejemplo, el escenario básico de Eleven podría tener lugar en un portaviones abandonado propiedad de la Marina en lugar de en la Cosmo-Academia. Por no decir que sus personajes alienígenas no difieren mucho de los seres humanos, ni en su apariencia ni en cuanto a su comprensión de los acontecimientos, incluso aunque a veces Hagio les otorgue una perspicacia de la que cualquier humano normal jamás sería capaz de hacer gala. Por ejemplo, la biología única de Frol no lo distancia demasiado de uno de los típicos hombres andróginos de Hagio. Comparado con Dr. Who, donde aparecen alienígenas con aspecto de personas disfrazadas con un traje de caucho, Hagio es capaz de dibujar a sus aliens tal y como requiere la historia. Al elegir humanoides bípedos se apresura en subrayar que psicológicamente todos son demasiado humanos. No la hace falta chapotear en fantasías sobre razas alienígenas, ya tiene suficiente con tratar con la gente que la rodea. Sospecho que su utilización del género dice mucho más sobre el propio mercado que sobre su deseo de explorar la ciencia ficción.
La ciencia ficción de estas historias nos presenta a los Unicornios, una raza de humanoides genéticamente diseñados para desenvolverse perfectamente en el Espacio. En un principio son seres más racionales que emocionales. Resulta una obvia metáfora sobre la alienación, ya que los Unicornios, como les ocurre a muchos adolescentes, son torpes socialmente y encuentran incómodas las relaciones porque son incapaces de articular lo que sienten. Los argumentos románticos de estas historias se basan en dicha alienación y consisten en el enamoramiento de dos personas alienadas (o alienígenas). La historia del título sigue los pasos de un romance heterosexual que tiene lugar en una distante estación del sistema estelar Próxima Centauri. Cuando uno de los dos amantes fallece, llegará a la estación un clon para reemplazarlo, aunque sin los recuerdos del recientemente fallecido. "A, A" es el más flojo de los trabajos traducidos de la autora, porque se preocupa bastante poco de las reverberaciones emocionales y presta poca atención a nuestra suspensión de la credulidad: ¿por qué estas naves tripuladas por un clon están cruzando el espacio? ¿por qué se patina sobre el hielo en un planeta alienígena sin una soga de seguridad? ¿Por qué los científicos muestran sus sentimientos de forma tan articulada? Tal y como acaba resultando, la historia parece una de ciencia ficción a medio cocinar.
La narración más larga del tomo es mucho mejor, porque permite que los personajes evolucionen y cambien. Además resulta bastante inquietante. La protagonista, Mori, se enamora de un chico Unicornio, mientras que a él Mori le recuerda una chica de la que una vez estuvo enamorado. Claro que Mori es poco profunda, pero también es capaz de reflexionar arduamente sobre su situación. Mientras tanto, Hagio va imbricando en la trama los suficientes giros de género como para superar los que aparecían en "Todo sobre mi madre" de Almodóvar. Más aún, la protagonista los asume sin problemas ni tampoco se percata de la ironía auto-consciente que suponen. El producto final es tan formalmente bizarro que no se puede comparar con ningún otro. Si no eres de los que descartan el estilo de Hagio desde el primer momento, te encontrarás con un universo donde las reglas funcionan de forma completamente diferente. Y ni siquiera las historias de estos dos títulos son la parte más interesante de dicho universo, porque los trabajos donde aparecen aún no han sido traducidos. Hay uno en particular que se debería trasladar a nuestro idioma cuanto antes.
(Continuará)
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