lunes, 20 de noviembre de 2017

LOST IN TRANSLATION: MÁS ALLÁ DE LA SIMPLE ACCIÓN, LA LEYENDA DE KAMUI, por Bill Randall (2 de 4)

Artículo de Bill Randall para The Comics Journal nº 227 (2000). Parte 1. Traducción: Frog2000.

Las huelgas alcanzaron su punto de ebullición en enero de 1969. Aunque los estudiantes habían asumido más o menos el control de las universidades a lo largo y ancho de Japón, la Universidad de Tokio se convirtió en el foco simbólico del conflicto. La policía anti-disturbios se desparramó por todo el campus para la confrontación final. El conflicto resultante, con armas que iban desde rocas hasta explosivos, continuó sin parar durante dos días, y terminó cuando la policía destrozó el último muro de defensa de los estudiantes en el Anfiteatro Yasuda. A pesar de esa derrota, las protestas continuaron durante todo el año, con solo un poco menos de intensidad, clausurando los exámenes y dando como resultado que ese año no se graduase nadie. Para finales de 1969, los disturbios contra la policía habían hecho erupción en 873 ocasiones en las 152 universidades en huelga. La policía arrestó a un total de 10.000 estudiantes. Se confiscaron gran cantidad de armas, entre otras 12.000 bastones, 4.000 barras de hierro e incluso 4.000 cócteles Molotov. La Universidad de Tokio sufrió daños valorados en 136 millones de yenes (380.000 millones de dólares).

En medio de toda esta violencia, una oscura revista de manga titulada Garo empezó a publicar algunas series centradas en relatos sobre ninjas del autor Sanpei Shirato. Dos de ellas fueron de especial importancia: Ninja Bugeicho y Kamui-den (La leyenda de Kamui). Los cómics gozaron de gran popularidad entre los estudiantes de la época, marcando el primer momento en la historia del manga donde los adultos disfrutaron abiertamente de los cómics. La revolución anterior, comandada por Osamu Tezuka, se había centrado en los cómics infantiles. Estas nuevas historias presentaban series extensas protagonizadas por ninjas y samuráis ambientadas en el Japón feudal, y consiguieron una profunda resonancia entre los frustrados estudiantes universitarios: tal y como señaló el sociólogo Robert Lifton, "a los estudiantes, el mundo 'feudal'... les parecía más cercano, no solo por las referencias al Japón rural, sino por las formas "japonesas" sobre las relaciones humanas en general".
Como los estudiantes se sentían constreñidos por las antiguas reglas sociales, vieron en los cómics de Shirato un modelo ideal de nuevas ideas radicales que subvertían el contexto tradicional donde hacían aparición. Claramente, Garo alimentó esa hirviente mezcla en la mente de los estudiantes. De hecho, muchos críticos ingleses han establecido una fuerte conexión entre los disturbios y la popularidad de Kamui. Frederik Schodt afirma que en realidad, los cómics de Shirato "se convirtieron en un sustituto de las lecturas de Marx", y Kevin Quigley señala que "en mucho más que un puñado de campus universitarios los estudiantes desplegaron por las ventanas de los edificios ocupados pancartas estampadas con el personaje de Kamui.". Muchos fans ingleses han interpretado estos comentarios como una prueba de que el manga jugó un papel principal al incitar a los estudiantes para que provocasen los disturbios.

Sin embargo, el manga solo jugó un papel aledaño. Prácticamente todos los grupos de estudiantes marxistas solían hacer fuerte hincapié en sus grupos de lectura, pero Kamui era poco más que un suplemento de las lecturas habituales. De hecho, muchos de los primeros traductores y editores de textos teóricos marxistas eran estudiantes, y la demanda estudiantil de literatura de izquierdas en realidad creó y llegó a sostener una pequeña industria editorial comercial. Como escribía Henry Smith en 1972: "como antes de la guerra, los estudios siguen siendo la actividad central del movimiento estudiantil". Revisar los cómics ninja de Garo como si fuesen guías de estudio comunistas es ignorar el ferviente interés de los universitarios en la densa teoría marxista. En el mejor de los casos, en estos cómics los estudiantes encontraron una validación y amplificación a la última de sus bien arraigados ideales izquierdistas previos.

Esto no quiere decir que Kamui no siguiese la línea del partido: a Shirato no le resultaba ajeno Marx. Su padre era el pintor izquierdista Toki Okamoto, y Shirato había sido miembro del Partido Comunista de Japón. Antes de comenzar a dibujar manga para el mercado de las bibliotecas de alquiler en 1957, estuvo trabajando para artistas kami-shibai, dibujando las tarjetas ilustradas que estos raconteurs utilizaban en sus espectáculos. Más tarde combinó dichas habilidades en su obra en 18 volúmenes Ninja Bugeicho. Las siguientes series Kamui-den y Kamui Gaiden (la última presenta historias paralelas a la primera), donde se describía de forma vibrante la lucha de la clase oprimida contra la élite. Al leer los dos volúmenes que Viz Communications ha traducido al inglés, uno puede ver por qué los estudiantes los tomaron tan rápidamente como propios: son capaces de retomar un género universalmente familiar de la cultura japonesa y actualizarlo con estilos e inquietudes contemporáneos. Marxista o no, este manga estaba destinado a ser popular. Shirato no fue el único artista que se esforzó en ese momento en llevar a cabo un movimiento tan estilístico. Kazuo Koike y Goseki Kojima colaboraron de forma similar en el Lobo Solitario y el Cachorro (cuya traducción al inglés está volviendo a ser publicada por Dark Horse).
Ambos manga usan estilos de dibujo similares, pinceladas expresionistas de fuerte base figurativa. Los diseños de los personajes emplean la taquigrafía estilística típica del manga. Sin embargo, el Kamui de Shirato es bastante diferente de la caricatura claramente influenciada por Tezuka de Ninja Bugeicho. La co-acreditación firmada como "Ayame Productions" de la obra ciertamente tendrá algo que ver con este salto en complejidad y realismo. De hecho, Kojima, el autor de El Lobo Solitario, formó parte de este equipo de producción. Este estilo de línea suelta pero realista se convirtió más tarde en la escuela de realismo rápido cosechada entre otros por Ryoichi Ikegama. Los dibujos de Kamui sirven perfectamente a las secuencias de acción dinámica de la historia, pero también dispone de la suficiente base realista como para representar los detalles del período del viejo Japón de forma convincente. Gran parte de los rostros evocan los diseños del arte tradicional. En particular Fudo, que parece un personaje surgido de las impresiones ukiyo-e de Kuniyoshi. Kamui contrasta muy bien con el manga tan estilizado que normalmente se suele traducir para el mercado estadounidense, incluyendo la mayor parte de lo que publica la editorial Viz.

(Continuará)

Notas: "Manga! Manga! The World of Japanese Comics", de Frederik Schodt. "Comics Underground Japan" (Blast Books, 1996). "A History of Manga, part 4: Historical Manga and its Best-Known Artists: The Coming of Shirato Shanpei", de Go Tchiei. 

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