martes, 19 de diciembre de 2017

LOST IN TRANSLATION: PICA COMO UNA MARIPOSA, EL NIJIGAHARA HOLOGRAPH DE INIO ASANO, por Bill Randall (4 de 4)

Artículo de Bill Randall para The Comics Journal nº 283 (2007). Traducción: Félix Frog2000. Parte 1parte 2, parte 3.

Al igual que su uso de los flashbacks, Asano adopta la repetición como una estrategia narrativa clave. Se repiten detalles como el de un ojo adormecido, pero lo más importante es que los personajes reviven los eventos clave que han vivido. Por ejemplo, el amigo de Komatsuzaki no es la única persona que se cae en un pozo. Cerca, el Rainbow Field también alberga hechos aparentemente idénticos que tuvieron lugar con años de distancia. La historia ofrece un par de explicaciones de género en la forma de un cuento popular profético y un collar adornado con una mariposa. Ambos son solo indicios de la verdadera fuente de todo: una maldición generacional. No me refiero a una verdadera maldición, sino más bien a la advertencia bíblica de que "los pecados del padre se sufrirán hasta la tercera y la cuarta generación". Los adultos, los maestros y los padres son los culpables de los problemas de sus hijos. Irónicamente, la obra comienza con Suzuki junto a la cama de hospital de su padrastro, hablando de lo mucho que le debe, unas pocas páginas antes de que la madre de alguien aparezca muerta cerca del Rainbow Field.
De esa forma Asano enfatiza cierta visión del mundo, una que responsabiliza a toda la sociedad de ser la que produce las heridas de sus habitantes. El autor ni es sentimental, ni deshonesto: de alguna forma los personajes son simpáticos, pero cuando hacen cosas horribles, Asano no ofrece racionalización alguna. En algunos momentos parecen estar fuera de su control. Tal vez el mejor ejemplo sea el acoso. Tal y como se llama en Japón, en otros países el ijime suele captar toda la atención de los medios. Una parte importante del currículo educativo se suele centrar en la capacidad de socialización, por lo que cuando un alumno es expulsado de un grupo, se convierte en un grave problema. Por el contrario, cuando un grupo se corrompe, el instigador suele ser un estudiante capaz de presionar a sus compañeros para que hagan juntos cosas horribles. En una sociedad basada en los grupos, estos problemas no tienen fácil solución. El creciente número de estudiantes solitarios y casos de abandono escolar hace que encontrar una solución sea aún más urgente. Asano subraya estas causas, pero no lo hace para explicar las motivaciones de sus personajes. En lugar de un determinismo sociológico, simplemente pinta un verdadero retrato de lo que es ser joven y estar vivo en el Japón actual, con una palpable falta de fe en la sociedad construida por la generación anterior.
Por lo tanto, malditos por vivir en el mundo de sus padres, Suzuki y Komatsuzaki parecen estar extrañamente vinculados. Descontentos en su hogar, ambos terminan también descontentos con la vida escolar. A menudo Suzuki da voz a su tristeza en términos apocalípticos, rogando a aquello en lo que tan infantilmente cree que termine con el mundo. Claro que es un punto de vista adolescente, porque eleva hasta ese nivel sus propios problemas. Asano se regodea en este punto de vista, pero al hacerlo, es honesto con sus personajes. En los capítulos Siete y Ocho, las historias del niño Suzuki y las del adulto Komatsuzaki alcanzan su clímax. Una es un intento de violación, la otra, un arrebato infantil. Son tratadas por igual. Emocionalmente son iguales. Si crees que el uso de la repetición y el tono oscuro hacen que parezca que en la obra no hay esperanza, estás en lo cierto. Sin embargo, el final ofrece una pizca. El último acto se remonta al principio de la saga, otra repetición, pero desde una perspectiva diferente, y da voz a la idea de que la vida puede ser vivida si uno se esfuerza lo suficiente. Da cierta esperanza, a menos que el final sea en realidad Suzuki encerrado aún en sus ensoñaciones. También aparecen mariposas: una de las bases del tomo es la leyenda del filósofo chino Zhuangzi soñando que era una mariposa. Cuando se despierta, no es capaz de decir si es una mariposa soñando que es un hombre. Al igual que esa leyenda de bucle continuo, lo que es real y lo que es un sueño no es del todo cierto.

Así que Asano ha creado una obra para leer y releer, con la que poderse entretener y a la que admirar. No obstante, si alguna vez un director novel la convierte en película, espero que sus sutilezas se vuelvan más telegráficas. No es que haya oído hablar que vaya a pasar tal cosa, pero podría suceder. Después de todo, Nijigahara tan solo es un tomo, y la mayor parte del trabajo ya está hecho. Ping Pong de Taiyo Matsumoto y Blue de Kiriko Nananan se convirtieron en películas para urbanitas que eran inversiones seguras. Los fans ven esas películas y les recuerdan a los cómics. El director no tiene nada que decir. Todos ganan.

Por supuesto, este parloteo tiene en cuenta la distancia radical, no las dos formas de arte en sí mismas, sino en su producción. Los manga son como las novelas, el artista se encierra con una montaña de papel y sus ideas. Sin embargo, las películas llevan más tiempo, cantidades de dinero inimaginablemente absurdas y el trabajo de docenas de personas. El cineasta chileno Raúl Ruiz lo describía muy bien en su Poéticas del cine: "El cine es una actividad militar, y en gran parte desvela ocupaciones similares: comienza al amanecer, hay largas marchas, comida pésima y actitud marcial". El director se convierte en comandante, el equipo en soldados. No intenta evocar sueños románticos, sino que su objetivo es llegar hasta el consumidor, y oye: ¿podemos destinar algunos millones de dólares más para algunas escenas de batalla?

Así que Nijigahara: la película no debería sorprender a nadie, y tampoco su segura mediocridad. Películas como Blue Spring [Aoi haru (2001)] y Yaji and Kita: The Midnight Pilgrims [Mayonaka no Yaji-san Kita-san (2005)] no logran suplantar el manga del que se originan e incluso el Nejishiki [Neji-shiki (1998)] de Tsuge se convirtió en una película totalmente execrable. Sus icónicos dibujos parecen ridículos convertidos en escenarios, y un actor tan bueno como Tadanobu Asano no pudo hacer nada con la inútil y torpe dirección de Teruo Ishii. Por supuesto, hacer una adaptación significa que mucha gente tiene que quedarse contenta, desde los fans hasta los guionistas, pasando por los que financian la película, así que las argucias van primero. ¿Qué director de cine ha tenido la misma libertad que cuando Inio Asano trabajó para Quick Japan? Incluso celebridades como Martin Scorsese no siempre consiguen tener la última palabra. Ruiz continúa describiendo el cine como una "madre del arte", contrastando su imagen histórica al "orquestar todas las bellas artes que le precedieron", como la arquitectura y la música, con su estado actual de madre como Medea, un "mar muerto devorador del que emergen las agonizantes artes de nuestro mundo". El término tiene un significado adicional: el de "las diferentes formas en que las prácticas que apuntan a explicar e implicar al cine se pueden industrializar". Tengamos también en cuenta la interpretación como una de esas prácticas, porque las películas ya no realizan la función casi religiosa que tenían para Susan Sontag y Pauline Kael. En cambio, ahora empaquetan tanto emociones como reacciones. En el mismo sentido, Ruiz llamó al cine "la primera víctima del proceso de industrialización de la cultura". Así que juntemos al teatro y a la danza las artes de la contabilidad y el marketing. En Japón, tales prácticas han alcanzado a esa otra forma de arte capaz de reflejar y reinventar un par de las artes aplicadas, el manga. Los liberadores setenta dejaron paso al hermético tono comercial de los noventa, y ahora la libertad total de un artista es bastante inusual. Teniendo en cuenta que de todas las artes, los cómics requieren muy poco, es una auténtica pena, y sin embargo son el único arte que el cine no ha sido capaz de devorar. Comparten demasiado. Visto bajo este contexto, un artista por lo general por encima como Inio Asano, que produce un trabajo tan logrado como Nijigahara Holograph tan temprano en su carrera, parece más un milagro. Después de todo, las condiciones en las que trabaja hacen que el arte sea misterioso, irreproducible y sobre todo fugaz. Como las condiciones comerciales que le rodean deberían funcionar para fomentar estas obras, en lugar de acabar con ellas, hace que parezca todavía más milagroso. Eso sí, la noción de que deberían aparecer más mangas populares como la primera gran obra de Asano, mangas que deberían usar el género en lugar de servirlo, que deberían hablar acerca de lo que significa estar vivo aquí y ahora y que deberían replantearse la verdad sobre todo desde una base emocional comprometida y desesperada, bueno, empieza a parecer el sueño de un loco.

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