Entrevista publicada en el número 283 de The Comics Journal (2007). Traducción: Frog2000.
Lewis Trondheim es uno de los grandes fenómenos del cómic. Sus más de cien tomos producidos durante un período de menos de dos décadas, editados en multitud de formatos, y partícipes de varios géneros, podrían encuadrarlo entre los historietistas más prolíficos e inventivos de su generación. También es una de sus voces más significativas, proporcionando un buen ejemplo de independencia artística y considerable éxito comercial a la que otros pueden aspirar.
Su creatividad se manifiesta tanto en su obra, que ha sido profundamente prospectiva, como en cuanto a términos de narrativa y de pura formalidad, y es muy probable que su actividad como uno de los seis co-fundadores de la editorial L´Association, gobernada por autores, sea una de las más influyentes e innovadoras de los cómics franceses de los últimos veinte años.
Nacido como Laurent Chabosy en 1964, su comienzo en el cómic fue relativamente tardío. A pesar de tener un interés incierto en el medio, en respuesta al requerimiento de unos amigos metió el pie en la escena de los fanzines, y en 1988 editó su propia revista para aficionados, titulada ACCI H3319 (Approximate Continuum Comix Institute), de la que llegó a producir 12 números hasta que dejó de hacerla en 1990. (No hay que confundir este primer intento con su Approximate Continuum Comix, editado en Cornelius, y del que aparecerían seis números entre 1993 y 1994.)
Poco después empezó a relacionarse con Jean-Christophe Menu, uno de los motores principales del nuevo underground francés en ciernes, que en 1989 lo invitó a participar en el proyecto en forma de antología Labo. El primer y único número se publicó en 1990 y condujo a la formación de L´Association ese mismo año bajo la férula de siete de los historietistas que participaron en Labo: Menu y Trondheim, además de Stanislas, David B., Mattt Konture y Killofer, así como (durante una breve estancia), Mokeit.
La primera historieta de Trondheim fue un enérgico ejercicio de evasión. Insatisfecho con sus habilidades para el dibujo, pero sin duda ansioso por seguir creando, utilizó profusamente fotocopias de sus propios dibujos, creando largas tiras en donde las imágenes crudas semi-borrosas se repetían en cada viñeta, mientras que los diálogos ingeniosos empezarían a suponer su firma personal. Sin embargo, esta forma de hacer las cosas no podía durar, y con la intención de mejorar su dibujo, su siguiente obra se caracterizaría por responder al desafío de hacer un cómic de no menos de quinientas páginas. Creado a lo largo de diez meses, entre 1990 y 1991, y publicado en 1992, Lapinot et les Carottes de Patagonie (Lapinot y las zanahorias de la Patagonia) es una aventura inconexa que fluye libremente, protagonizada por un personaje que muchos relacionarían con la década siguiente: el conejo Lapinot. Una vez potenciadas sus habilidades para el dibujo, además de realizar sus trabajos con su proverbial rapidez, el autor era ahora imparable. A lo largo de los años siguientes, convirtió a Lapinot en un serie mainstream importante publicada por la venerable editorial de cómics Dargaud (8 tomos entre 1995 y 2004), además de formar parte de la nueva ola de los cómics inteligentes de género en formato álbum. Después de un desafortunado rodeo por Japón, crearía el cómic sin palabras que desarrolló para no depender de los textos titulado La Mouche (La Mosca, 1995), con el que alcanzaría un saludable éxito en Francia y se terminaría por convertir en una serie animada para la televisión. Al mismo tiempo, se acercó al "boom" del género autobiográfico que inundó el cómic francés alternativo y que más tarde se propagaría ligeramente por Norteamérica. En contraste con los muchos cómics autobiográficos de la época, su "Aproximativement" [Mis Circunstancias, 1993-1994] es un delicioso auto-cuestionamiento y la burla de uno mismo de la longitud de un brazo, entremezclado con hilarantes observaciones de algunas rodajas de su propia vida.
A partir de entonces, las cosas fueron creciendo exponencialmente durante la siguiente década. En 1998, estrenó la serie La Mazmorra (Donjon) en colaboración con el único otro historietista capaz de darle una oportunidad a su productividad e ideas arriesgando no ganar demasiado dinero en el proceso, el ridículamente prolífico Joan Sfar. Rápidamente, el proyecto se les fue de las manos y se convirtió en una aventura épica distribuida en cinco series en las que participan una gran variedad de grandes autores, asegurando medio en broma abarcar al menos 300 tomos en el caso bastante improbable de que el proyecto llegue algún día a término.
Cuando empezó a buscar material que leer a sus hijos, se le ocurrió crear todo un abanico de series de cómic diferentes para jóvenes lectores (muchas de las cuáles se han convertido en series de animación). Algunas, como Kaput & Zösky (tres tomos entre 2002-2003) y Monstruex (Monstrous, 4 tomos entre 1999-2003), son de su propio puño y letra, pero la mayoría las ha realizado en colaboración con otros dibujantes, como Los Tres Caminos (dos tomos en 2000-2003) con Sergio García, Cosmonautes du futur (tres tomos en 2000-2004) con Manu Lacernet, El Pequeño Papá Noel (cinco volumenes en 2000-2004) con Thierry Robin, y Cuéntame (Allez Reconte, dos tomos en 2001-2002) con José Parrondo. Su colaboración más duradera en esta categoría bien podría ser su trabajo con Fabrice Parme, que empezó con el burlesque histórico Venezia, triple juego (2001-2002), pero encontró el tono en las encantadoras historias de El Rey Catástrofe (nueve tomos en 2001-2005), y en el reciente tomo de aventuras gráficas de escenarios multi-ruta OVNI (2006).
Fundamental en todos los trabajos de Trondheim es el tono guasón. Es lo que impulsa la inventiva narrativa y el entretenimiento de sus cómics para niños, así como la delirante soberbia de La Mazmorra, al igual que lo que daba fuste a su fanzine de 500 páginas protagonizado por Lapinot. En sus obras, Trondheim siempre se ha propuesto afrontar desafíos narrativos o formales, y continúa haciéndolo. Por ello, no debería resultar sorprendente que fuese uno de los instigadores del taller de cómic OuBaPo fundado en 1992 como una división de la famosa sociedad de literatura experimental OuLiPo, y que forme parte de L´Association como uno de los fundadores. En Moins d´un quart de séconde pour vivre, de Menu y el propio Trondheim, continúa utilizando la repetición que había desarrollado en su fanzine, esta vez con la ayuda de las cuatro viñetas de Menu. Más tarde se encargaría de un par de notables cómics abstractos, el primero, Bleu (2003), donde construye una narrativa a base de pinceladas de color azul. El otro, La Nouvelle pornographie (2006), donde hace lo mismo con el recurso tan conocido de rellenar y vaciar un agujero negro.
Visiblemente incómodo con el hecho de dormirse en los laureles, ha ido realizando varios y remarcables cambios en su obra a lo largo de los años. En 2004 decidió matar a Lapinot en la que bien puede ser una de sus historias más emotivas: La Vie comme elle vient (La vida como viene). Tal y como explicó en su exploradora autobiografía sobre la tesitura de hacer cómics según vas envejeciendo, Désoeuvré, fue un paso necesario para escapar del peligro tan común a los historietistas que se van haciendo mayores y se aferran innecesariamente a la mismas series. El tomo forma parte de un improvisado, pero pensado, regreso al género autobiográfico que Trondheim empezó con Carnet de Bord (4 tomos en 2002-2004), que en la actualidad ha continuado en Petits Riens (Las pequeñeces de Lewis Trondheim), observaciones de pequeño recorrido en forma de cómic publicadas en internet desde 2005. Hasta cierto punto, estos cómics sobre su vida suponen un notable paso adelante para alguien endurecido en la taquigrafía de la historieta, porque su dibujo sigue estando entre lo más visualmente enriquecido y enérgico de todo lo que ha hecho hasta el momento.
Sin hacerle ascos a desnudar su alma, o si vamos al caso, su pene, en 2003 agregó a su producción un fascinante pedazo de obra apócrifa. Le Blog de Frantico (Mega Krav Maga) se publicó de forma anónima en internet durante los primeros cinco meses de 2005, dejando que el público especulase sobre la identidad del autor. Actualmente todo el mundo atribuye la obra a Trondheim, aunque el propio autor continúa negándolo. Todo forma parte de un juego que tiene el objetivo de publicar una serie de forma anónima, así que, por supuesto, nadie puede asegurar si su autoría es cierta [Trondheim ha ratificado ya que MKM es de Frantico y Mathieu Sapin, basándose en una idea suya]. Sin embargo, dada su reticencia habitual a revelar asuntos personales, no resulta difícil especular cuál puede ser su conexión con esta obra narrativa notablemente explícita y sentida sobre una persona solitaria y sexualmente frustrada, que también nos describe a un entrañable e iconoclasta historietista. Una atrevida obra tan reveladora como divulgativa de un autor cuyos jugueteos siempre ofrecen alguna sorpresa.
En 2006, Trondheim ganó el galardón más prestigioso del cómic, el Grand Prix en el festival de Angoulême. El autor aceptó ejercer de presidente del festival el siguiente año para tener la oportunidad de tratar exhaustivamene aspectos fallidos del medio, así como de su industria. Aunque realizadas de forma abierta y sin ambages, tanto su presidencia como sus críticas llegaban en un momento en que los cambios provocados por historietistas como los partícipes de L´Association, sus compañeros, y él mismo, han terminado por arraigar en el mundo del cómic. Al demostrar tanto su relevancia artística como la viabilidad financiera de su obra, han sido capaces de atraer, para bien o para mal, la atención de los medios y de los fans, han conseguido el reconocimiento, y tienen la capacidad de poder competir con los grandes editores. Por lo tanto, no parece muy sorprendente que los desacuerdos sobre cómo adaptarse a la nueva situación hayan empezado a aflorar, además de que se debería tener en cuenta ese continuo empujar los límites y la con frecuencia actitud polémica de L´Association. Los problemas personales con Menu, así como sus desacuerdos con la posición que se debe de tomar en el alterado panorama de los cómics actual, llevó a David B. a dejar el grupo en 2005, y más tarde, en 2006 la situación se convirtió en lo suficientemente insostenible para que Trondheim lo siguiese, junto con Stanislas y Killoffer. Oh, y el Ministerio de Cultura francés también nombró al autor Caballero de las Artes y las Letras, el primero entregado por el Estado en un sistema tripartito de distinción que se otorga a los autores y artistas. En definitiva, ¡un año de acontecimientos en la vida de Trondheim!
Después de su disociación y su decisión de dejar en barbecho todas sus series mainstream excepto La Mazmorra, en la actualidad Tronheim disfruta de una renovada posición de libertad creativa. Presidiendo su propio sello, Shampooing, en la editorial mainstream Delcourt, continúa imprimiendo su sello personal en todos los tebeos que publica.
La entrevista se realizó en Francia entre diciembre de 2006 y abril de 2007. La tradujo al inglés Wivel y la copiaron y editaron Wivel, Kim Thompson, y Michael Dean. [NdT: Si existe, he indicado el título de la obra en castellano.]
(Continuará)
Lewis Trondheim es uno de los grandes fenómenos del cómic. Sus más de cien tomos producidos durante un período de menos de dos décadas, editados en multitud de formatos, y partícipes de varios géneros, podrían encuadrarlo entre los historietistas más prolíficos e inventivos de su generación. También es una de sus voces más significativas, proporcionando un buen ejemplo de independencia artística y considerable éxito comercial a la que otros pueden aspirar.
Su creatividad se manifiesta tanto en su obra, que ha sido profundamente prospectiva, como en cuanto a términos de narrativa y de pura formalidad, y es muy probable que su actividad como uno de los seis co-fundadores de la editorial L´Association, gobernada por autores, sea una de las más influyentes e innovadoras de los cómics franceses de los últimos veinte años.
Nacido como Laurent Chabosy en 1964, su comienzo en el cómic fue relativamente tardío. A pesar de tener un interés incierto en el medio, en respuesta al requerimiento de unos amigos metió el pie en la escena de los fanzines, y en 1988 editó su propia revista para aficionados, titulada ACCI H3319 (Approximate Continuum Comix Institute), de la que llegó a producir 12 números hasta que dejó de hacerla en 1990. (No hay que confundir este primer intento con su Approximate Continuum Comix, editado en Cornelius, y del que aparecerían seis números entre 1993 y 1994.)
Poco después empezó a relacionarse con Jean-Christophe Menu, uno de los motores principales del nuevo underground francés en ciernes, que en 1989 lo invitó a participar en el proyecto en forma de antología Labo. El primer y único número se publicó en 1990 y condujo a la formación de L´Association ese mismo año bajo la férula de siete de los historietistas que participaron en Labo: Menu y Trondheim, además de Stanislas, David B., Mattt Konture y Killofer, así como (durante una breve estancia), Mokeit.
La primera historieta de Trondheim fue un enérgico ejercicio de evasión. Insatisfecho con sus habilidades para el dibujo, pero sin duda ansioso por seguir creando, utilizó profusamente fotocopias de sus propios dibujos, creando largas tiras en donde las imágenes crudas semi-borrosas se repetían en cada viñeta, mientras que los diálogos ingeniosos empezarían a suponer su firma personal. Sin embargo, esta forma de hacer las cosas no podía durar, y con la intención de mejorar su dibujo, su siguiente obra se caracterizaría por responder al desafío de hacer un cómic de no menos de quinientas páginas. Creado a lo largo de diez meses, entre 1990 y 1991, y publicado en 1992, Lapinot et les Carottes de Patagonie (Lapinot y las zanahorias de la Patagonia) es una aventura inconexa que fluye libremente, protagonizada por un personaje que muchos relacionarían con la década siguiente: el conejo Lapinot. Una vez potenciadas sus habilidades para el dibujo, además de realizar sus trabajos con su proverbial rapidez, el autor era ahora imparable. A lo largo de los años siguientes, convirtió a Lapinot en un serie mainstream importante publicada por la venerable editorial de cómics Dargaud (8 tomos entre 1995 y 2004), además de formar parte de la nueva ola de los cómics inteligentes de género en formato álbum. Después de un desafortunado rodeo por Japón, crearía el cómic sin palabras que desarrolló para no depender de los textos titulado La Mouche (La Mosca, 1995), con el que alcanzaría un saludable éxito en Francia y se terminaría por convertir en una serie animada para la televisión. Al mismo tiempo, se acercó al "boom" del género autobiográfico que inundó el cómic francés alternativo y que más tarde se propagaría ligeramente por Norteamérica. En contraste con los muchos cómics autobiográficos de la época, su "Aproximativement" [Mis Circunstancias, 1993-1994] es un delicioso auto-cuestionamiento y la burla de uno mismo de la longitud de un brazo, entremezclado con hilarantes observaciones de algunas rodajas de su propia vida.
A partir de entonces, las cosas fueron creciendo exponencialmente durante la siguiente década. En 1998, estrenó la serie La Mazmorra (Donjon) en colaboración con el único otro historietista capaz de darle una oportunidad a su productividad e ideas arriesgando no ganar demasiado dinero en el proceso, el ridículamente prolífico Joan Sfar. Rápidamente, el proyecto se les fue de las manos y se convirtió en una aventura épica distribuida en cinco series en las que participan una gran variedad de grandes autores, asegurando medio en broma abarcar al menos 300 tomos en el caso bastante improbable de que el proyecto llegue algún día a término.
Cuando empezó a buscar material que leer a sus hijos, se le ocurrió crear todo un abanico de series de cómic diferentes para jóvenes lectores (muchas de las cuáles se han convertido en series de animación). Algunas, como Kaput & Zösky (tres tomos entre 2002-2003) y Monstruex (Monstrous, 4 tomos entre 1999-2003), son de su propio puño y letra, pero la mayoría las ha realizado en colaboración con otros dibujantes, como Los Tres Caminos (dos tomos en 2000-2003) con Sergio García, Cosmonautes du futur (tres tomos en 2000-2004) con Manu Lacernet, El Pequeño Papá Noel (cinco volumenes en 2000-2004) con Thierry Robin, y Cuéntame (Allez Reconte, dos tomos en 2001-2002) con José Parrondo. Su colaboración más duradera en esta categoría bien podría ser su trabajo con Fabrice Parme, que empezó con el burlesque histórico Venezia, triple juego (2001-2002), pero encontró el tono en las encantadoras historias de El Rey Catástrofe (nueve tomos en 2001-2005), y en el reciente tomo de aventuras gráficas de escenarios multi-ruta OVNI (2006).
Fundamental en todos los trabajos de Trondheim es el tono guasón. Es lo que impulsa la inventiva narrativa y el entretenimiento de sus cómics para niños, así como la delirante soberbia de La Mazmorra, al igual que lo que daba fuste a su fanzine de 500 páginas protagonizado por Lapinot. En sus obras, Trondheim siempre se ha propuesto afrontar desafíos narrativos o formales, y continúa haciéndolo. Por ello, no debería resultar sorprendente que fuese uno de los instigadores del taller de cómic OuBaPo fundado en 1992 como una división de la famosa sociedad de literatura experimental OuLiPo, y que forme parte de L´Association como uno de los fundadores. En Moins d´un quart de séconde pour vivre, de Menu y el propio Trondheim, continúa utilizando la repetición que había desarrollado en su fanzine, esta vez con la ayuda de las cuatro viñetas de Menu. Más tarde se encargaría de un par de notables cómics abstractos, el primero, Bleu (2003), donde construye una narrativa a base de pinceladas de color azul. El otro, La Nouvelle pornographie (2006), donde hace lo mismo con el recurso tan conocido de rellenar y vaciar un agujero negro.
Visiblemente incómodo con el hecho de dormirse en los laureles, ha ido realizando varios y remarcables cambios en su obra a lo largo de los años. En 2004 decidió matar a Lapinot en la que bien puede ser una de sus historias más emotivas: La Vie comme elle vient (La vida como viene). Tal y como explicó en su exploradora autobiografía sobre la tesitura de hacer cómics según vas envejeciendo, Désoeuvré, fue un paso necesario para escapar del peligro tan común a los historietistas que se van haciendo mayores y se aferran innecesariamente a la mismas series. El tomo forma parte de un improvisado, pero pensado, regreso al género autobiográfico que Trondheim empezó con Carnet de Bord (4 tomos en 2002-2004), que en la actualidad ha continuado en Petits Riens (Las pequeñeces de Lewis Trondheim), observaciones de pequeño recorrido en forma de cómic publicadas en internet desde 2005. Hasta cierto punto, estos cómics sobre su vida suponen un notable paso adelante para alguien endurecido en la taquigrafía de la historieta, porque su dibujo sigue estando entre lo más visualmente enriquecido y enérgico de todo lo que ha hecho hasta el momento.
Sin hacerle ascos a desnudar su alma, o si vamos al caso, su pene, en 2003 agregó a su producción un fascinante pedazo de obra apócrifa. Le Blog de Frantico (Mega Krav Maga) se publicó de forma anónima en internet durante los primeros cinco meses de 2005, dejando que el público especulase sobre la identidad del autor. Actualmente todo el mundo atribuye la obra a Trondheim, aunque el propio autor continúa negándolo. Todo forma parte de un juego que tiene el objetivo de publicar una serie de forma anónima, así que, por supuesto, nadie puede asegurar si su autoría es cierta [Trondheim ha ratificado ya que MKM es de Frantico y Mathieu Sapin, basándose en una idea suya]. Sin embargo, dada su reticencia habitual a revelar asuntos personales, no resulta difícil especular cuál puede ser su conexión con esta obra narrativa notablemente explícita y sentida sobre una persona solitaria y sexualmente frustrada, que también nos describe a un entrañable e iconoclasta historietista. Una atrevida obra tan reveladora como divulgativa de un autor cuyos jugueteos siempre ofrecen alguna sorpresa.
En 2006, Trondheim ganó el galardón más prestigioso del cómic, el Grand Prix en el festival de Angoulême. El autor aceptó ejercer de presidente del festival el siguiente año para tener la oportunidad de tratar exhaustivamene aspectos fallidos del medio, así como de su industria. Aunque realizadas de forma abierta y sin ambages, tanto su presidencia como sus críticas llegaban en un momento en que los cambios provocados por historietistas como los partícipes de L´Association, sus compañeros, y él mismo, han terminado por arraigar en el mundo del cómic. Al demostrar tanto su relevancia artística como la viabilidad financiera de su obra, han sido capaces de atraer, para bien o para mal, la atención de los medios y de los fans, han conseguido el reconocimiento, y tienen la capacidad de poder competir con los grandes editores. Por lo tanto, no parece muy sorprendente que los desacuerdos sobre cómo adaptarse a la nueva situación hayan empezado a aflorar, además de que se debería tener en cuenta ese continuo empujar los límites y la con frecuencia actitud polémica de L´Association. Los problemas personales con Menu, así como sus desacuerdos con la posición que se debe de tomar en el alterado panorama de los cómics actual, llevó a David B. a dejar el grupo en 2005, y más tarde, en 2006 la situación se convirtió en lo suficientemente insostenible para que Trondheim lo siguiese, junto con Stanislas y Killoffer. Oh, y el Ministerio de Cultura francés también nombró al autor Caballero de las Artes y las Letras, el primero entregado por el Estado en un sistema tripartito de distinción que se otorga a los autores y artistas. En definitiva, ¡un año de acontecimientos en la vida de Trondheim!
Después de su disociación y su decisión de dejar en barbecho todas sus series mainstream excepto La Mazmorra, en la actualidad Tronheim disfruta de una renovada posición de libertad creativa. Presidiendo su propio sello, Shampooing, en la editorial mainstream Delcourt, continúa imprimiendo su sello personal en todos los tebeos que publica.
La entrevista se realizó en Francia entre diciembre de 2006 y abril de 2007. La tradujo al inglés Wivel y la copiaron y editaron Wivel, Kim Thompson, y Michael Dean. [NdT: Si existe, he indicado el título de la obra en castellano.]
(Continuará)
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