Entrevista publicada en el número 283 de The Comics Journal (2007). Traducción: Frog2000.
WIVEL: A García y a ti os gustan las historietas sencillas, que sean un medio efectivo de comunicación, especialmente para los niños. ¿Estás de acuerdo con lo que decía Scott McCloud sobre que la simplificación aumenta la identificación en el lector?
TRONDHEIM: No. Puede que contribuya, pero hay muchos ejemplos que lo contradicen. Sin embargo, lo que me parece más interesante, no solo en el caso del dibujo sencillo, sino cuando te pones a hacer libros para niños, es que eres mucho más libre de utilizar diferentes códigos visuales y narrativos. Los adultos se constriñen mucho más, mientras que los niños están abiertos a las nuevas formas narrativas, porque todo les resulta nuevo.
WIVEL: ¿Puedes ofrecer algunos ejemplos de cómo esto te puede ayudar a innovar?
TRONDHEIM: Por ejemplo, en el caso de Les Trois chemins [Los Tres Caminos], con su triple pista narrativa, en La Mosca, o en El Pequeño Papá Noel, con toda su pantomima. También en en OVNI, o en A.L.I.E.E.N. [ALIEEN, 2004]. Por supuesto, estos cómics también los pueden leer los adultos, pero en esencia, están hechos para los niños.
WIVEL: De acuerdo, estaba pensando más en si existían casos en los que habías elegido estrategias narrativas específicas porque estabas escribiendo para un público joven. ¿Fueron el indescifrable (o difícil de descifrar) lenguaje de ALIEEN, el estilo "¿dónde está Wally?" de OVNI, o la estructura laberíntica de Little Lit [en Vol. 2., 2001], algo que hubieses elegido conscientemente para, por ejemplo, llamar la atención del lector infantil con toda ese tono juguetón?
TRONDHEIM: Claro, pero principalmente fue algo más egoísta, una forma de buscar mi propia satisfacción.
WIVEL: Supongo que lo que te quiero preguntar es si elegiste utilizar ciertas restricciones teniendo en cuenta el público que lo iba a leer, y lo que me parece más interesante, si hay algunas que funcionan mejor con los adultos que con los niños, y viceversa.
TRONDHEIM: Solo pienso en mí mismo. Es un placer seguir progresando. Pero está claro que los niños son menos sectarios que los adultos.
APRENDIENDO A DIBUJAR
WIVEL: Ya volveremos después a los cómics para niños. Ahora, me gustaría volver a tu obra de forma cronológica, al origen de Lapin, para ser más específico. ¿Te inventaste el personaje específicamente para lo que eventualmente se convertiría en Lapinot y las zanahorias de la Patagonia (el álbum de 500 páginas que has mencionado antes)? ¿O lo habías creado antes? Menu me indicó que existía cierta conexión con unos de sus personajes, también basado en un conejo, Lapot. ¿Es cierto?
TRONDHEIM: El personaje apareció en la séptima u octava viñeta de Las zanahorias (soy demasiado perezoso como para comprobarlo). A partir de ese punto, no tenía ni idea de lo que iba a ocurrir a continuación. Y cuando llegó el momento de presentarlo, decidí fijarme en un personaje de Menu que me gustaba. Más tarde, le dije a Menu que había hecho con Lapinot lo que él nunca se atrevería con Lapot. (Por pereza, falta de coraje o tiempo... ¿quién sabe?) Lo que está claro es que mi forma de hacer "funny animals" es, por un lado, un homenaje a Carl Barks, y por otro, se lo debo a Menu y Jean-Pierre Duffour. Ellos los hacían muy bien y me inspiraron mucho.
WIVEL: Hiciste el cómic de Las zanahorias de la Patagonia con la intención de aprender a dibujar. ¿Estaba motivada la decisión de hacerlo mediante "funny animals" porque ese tipo de personaje era más fácil de dibujar?
TRONDHEIM: Si, claro. No te olvides de que soy alguien increíblemente perezoso. Si mis personajes tienen cuatro dedos en lugar de cinco, es porque de esa forma son más fáciles de dibujar. Con solo dos, y un promedio de 2,3 personajes por viñeta, te ahorras mucho tiempo. En un año, me ahorré el tiempo suficiente como para generar otro álbum.
WIVEL: ¿Por qué has seguido apegado a los "funny animals" hasta ahora mismo?
TRONDHEIM: No es que necesariamente esté apegado al género. Por ejemplo, también tengo un estilo basado en pequeños hombres patata (Génesis Apocalípticos, Inefables, Míster O, estos dos últimos de 2001 y 2002). Y también suelo colaborar con dibujantes que no hacen "funny animals".
WIVEL: Si, si, pero aún así... [irónicamente] ¿No son de todas formas esas patatas una especie de animal?
TRONDHEIM: [Inexpresivo.] No, son tubérculos.
WIVEL: Obviamente, los "funny animals" son algo habitual en la historieta y en el cartoon, y Barks es uno de sus más obvios ejemplos, pero me pregunto si puedes contarnos algo más específico sobre las cualidades del género.
TRONDHEIM: Creo que se puede hacer mucho más con dibujos que se abstraigan de la realidad. Tengo problemas con los llamados cómics realistas, porque a menudo no son más que storyboards para películas, o fotonovelas dibujadas. No me interesa hacer algo parecido. Mi siguiente desafío consiste en colaborar con alguien que dibuje de forma realista, y por mi parte darle un buen guión. [Sonríe.]
WIVEL: ¿Cómo puede ayudar un estilo más cartoon al artista a la hora de evitar dibujar "storyboards"? ¿No sería más una cuestión de la narrativa contada en viñetas y el diseño de página, en lugar del estilo?
TRONDHEIM: Es exclusivamente una cuestión de estilo. El mismo guión dibujado de forma realista o más caricaturesca, incluso con las mismas viñetas y disposición de la página, puede generar experiencias de lecturas muy diferentes. Y diferentes tonos en la historia. Incluso aunque las expresiones sean las mismas. Es exclusivamente una cuestión de abstracción de la realidad. Míralo tú mismo.
WIVEL: ¿Puedes describir qué proceso seguiste para hacer Las zanahorias de la Patagonia? Sueles asegurar que eres alguien perezoso, pero sin embargo, esa historia tiene que haber necesitado cierto nivel de disciplina.
TRONDHEIM: Soy alguien bastante perezoso, pero también muy obstinado. Sabía que si quería evolucionar de verdad, tenía que ponerme a hacer esas 500 páginas. En realidad, no seguía un ritmo o un esquema predeterminados. Algunos días no podía hacer nada, y otros hacía seis páginas. Estuve trabajando en el proyecto durante diez meses, hasta que llegué a la página 424. En algún momento, decidí que mi dibujo ya se había convertido en algo aceptable. Por lo tanto, detuve el ejercicio, y dejé las páginas sobre la mesa de dibujo durante todo un año, hasta que Menu las vio y me animó a publicarlas. Terminé añadiendo las últimas páginas, y lo publicamos dos meses después.
WIVEL: ¿Fue un proyecto improvisado por completo, o al menos tenías cierta idea de a dónde querías llegar con la historia?
TRONDHEIM: A partir de la página 50, sabía exactamente cómo iba a terminar, qué viñeta iba a ser la última. Pero no tenía ni idea de cómo iba a llegar hasta allí. Ese enfoque improvisado fue tan formativo que desde entonces he continuado haciendo las cosas de una forma parecida.
WIVEL: ¿Crees que el hecho de que tu estilo sea, llamémoslo "económico", efectivo y abierto a poder hacer una buena cantidad de páginas, es consecuencia directa de haber aprendido a dibujar a través de un proyecto tan enorme?
TRONDHEIM: Considero los cómics como una especie de escritura. El dibujo tiene que surgir de forma natural, y no es un concurso para ver quién hace más, de quién dibuja mayor cantidad de detalles. En mi caso, busco la fluidez narrativa. Si hago una viñeta o una página que no me parece lo suficientemente buena, lo vuelvo a intentar. Eso me lleva una hora. Un artista "ilustrador" dudará en rehacerla, aunque crea que podría hacerlo mejor, porque le llevará toda una semana. Siempre he preferido un mal dibujo con una buena historia que una muy bien dibujada y con un mal guión.
WIVEL: Al revisar la obra, ¿qué importancia le das a Las zanahorias en tu desarrollo creativo?
TRONDHEIM: Fue una de mis investigaciones narrativas y gráficas. Otro paso más en el camino. Pero por fortuna, en la actualidad sigo sintiendo que estoy en un laboratorio creativo.
ESTILO Y PROCESO
WIVEL: ¿Cuál es tu método de trabajo actual? ¿Haces bocetos de todo, o sigues improvisando igual que antes?
TRONDHEIM: No, no hago bocetos. Improviso en la misma viñeta, sin abocetar. Antes improvisaba sobre la página, y hacía los bocetos a lápiz.
WIVEL: ¿Tienes una idea general sobre cómo va a acabar la historia?
TRONDHEIM: No, no... no tengo ni idea de cómo va a acabar. Tengo ciertos puntos pensados que quiero ir alcanzando. A menudo, el final parece encajar y tener sentido. Por lo general, se me ocurre a medio camino, o durante el segundo tercio del álbum.
WIVEL: ¿Puedes contar un poco más sobre tu proceso de trabajo?
TRONDHEIM: Me resulta difícil, y la verdad es que no me parece interesante hablar sobre el mismo, porque es algo así como un acto mágico, irracional y egoísta. Me siento frente a la hoja de papel, y no sé que va a ocurrir a continuación, o puede que solo tenga una ligera idea. Y sencillamente, veo a mis personajes reaccionar y actuar. Si me sorprenden en algo o me hacen reía, es que lo que he hecho está bien. Si solo hacen avanzar un poco la trama, intento hacer algo diferente, para enriquecerla.
WIVEL: ¿Cuántas páginas sueles terminar, por ejemplo, en una semana?
TRONDHEIM: Por lo general, al menos hago una página al día: el guión, el dibujo, o ambos. Pero la media suelen ser casi dos. Trabajo dos o tres horas, y luego me pongo a perder el tiempo.
WIVEL: ¿Crees que en cierto sentido, tus historias tienen que ver con tu estilo? Por ejemplo, las panorámicas grandes y detalladas suelen ser bastante raras en los cómics que dibujas, y con la excepción de A.L.I.E.N., tus historias no son sombrías u oscuras; cuando dibuja algo trágico, invariablemente está entrelazado con algo humorístico. Me parece que tu estilo encaja muy bien con lo que cuentas, pero quizá no se adecúe tan bien para algunas otras cosas. ¿Estás de acuerdo? ¿Crees que en ese sentido, tu estilo es un reflejo de tus preferencias personales?
TRONDHEIM: Siempre es muy difícil cambiar tu estilo narrativo mientras intentas mantener tu forma de dibujar. La audiencia está acostumbrada a un tono general que se asocia con un estilo gráfico específico. Yo mismo lo estoy. Como resultado, hay cosas que no te puedes permitir. Por eso yo trabajo con diferentes estilos de dibujo, y con otros dibujantes capaces de hacer cosas que yo no puedo.
Al mismo tiempo, me pasé cinco años intentando convencer a los editores de que me tenían que publicar. En Francia, no existía una tradición del estilo "funny animals". Y por eso, los editores se tomaban mi trabajo como algo infantil, aunque estuviese dibujado pensando en un público adulto. Algunos lectores acaban de descubrir ahora mi obra, porque en su momento se echaron para atrás por lo que parecía sin haberla leído, porque se pensaban que no era para ellos.
WIVEL: Cuando dices que no existe una tradición de los "funny animals" en Francia, ¿haces distinción entre el mercado francés y belga? Creía que en la historieta belga había una buena cantidad de títulos que utilizan el género.
TRONDHEIM: No, no hago ninguna distinción. Por supuesto que hay cómics de "funny animals", pero ninguno tan famoso o popular como en los Estados Unidos.
WIVEL: Volvamos sobre tu estilo. ¿Crees que después de Las zanahorias se quedó mucho más consolidado?
TRONDHEIM: Si, más o menos. Pero espero continuar evolucionando, no quedarme atrapado en manierismos estilísticos.
WIVEL: Aunque se puede ver una clara evolución, me parece que las dos obras que te han hecho alcanzar un público más amplio, La Mosca y Lapinot, están dibujadas con un estilo que prácticamente ha sido característico de tu trabajo hasta hace poco, cuando se han producido una serie de cambios notables. Puede que sea una generalización, pero, ¿estás de acuerdo?
TRONDHEIM: Hmmm... es muy posible. No es una pregunta que yo mismo me habría planteado.
(Continuará)
WIVEL: A García y a ti os gustan las historietas sencillas, que sean un medio efectivo de comunicación, especialmente para los niños. ¿Estás de acuerdo con lo que decía Scott McCloud sobre que la simplificación aumenta la identificación en el lector?
TRONDHEIM: No. Puede que contribuya, pero hay muchos ejemplos que lo contradicen. Sin embargo, lo que me parece más interesante, no solo en el caso del dibujo sencillo, sino cuando te pones a hacer libros para niños, es que eres mucho más libre de utilizar diferentes códigos visuales y narrativos. Los adultos se constriñen mucho más, mientras que los niños están abiertos a las nuevas formas narrativas, porque todo les resulta nuevo.
WIVEL: ¿Puedes ofrecer algunos ejemplos de cómo esto te puede ayudar a innovar?
TRONDHEIM: Por ejemplo, en el caso de Les Trois chemins [Los Tres Caminos], con su triple pista narrativa, en La Mosca, o en El Pequeño Papá Noel, con toda su pantomima. También en en OVNI, o en A.L.I.E.E.N. [ALIEEN, 2004]. Por supuesto, estos cómics también los pueden leer los adultos, pero en esencia, están hechos para los niños.
WIVEL: De acuerdo, estaba pensando más en si existían casos en los que habías elegido estrategias narrativas específicas porque estabas escribiendo para un público joven. ¿Fueron el indescifrable (o difícil de descifrar) lenguaje de ALIEEN, el estilo "¿dónde está Wally?" de OVNI, o la estructura laberíntica de Little Lit [en Vol. 2., 2001], algo que hubieses elegido conscientemente para, por ejemplo, llamar la atención del lector infantil con toda ese tono juguetón?
TRONDHEIM: Claro, pero principalmente fue algo más egoísta, una forma de buscar mi propia satisfacción.
WIVEL: Supongo que lo que te quiero preguntar es si elegiste utilizar ciertas restricciones teniendo en cuenta el público que lo iba a leer, y lo que me parece más interesante, si hay algunas que funcionan mejor con los adultos que con los niños, y viceversa.
TRONDHEIM: Solo pienso en mí mismo. Es un placer seguir progresando. Pero está claro que los niños son menos sectarios que los adultos.
APRENDIENDO A DIBUJAR
WIVEL: Ya volveremos después a los cómics para niños. Ahora, me gustaría volver a tu obra de forma cronológica, al origen de Lapin, para ser más específico. ¿Te inventaste el personaje específicamente para lo que eventualmente se convertiría en Lapinot y las zanahorias de la Patagonia (el álbum de 500 páginas que has mencionado antes)? ¿O lo habías creado antes? Menu me indicó que existía cierta conexión con unos de sus personajes, también basado en un conejo, Lapot. ¿Es cierto?
TRONDHEIM: El personaje apareció en la séptima u octava viñeta de Las zanahorias (soy demasiado perezoso como para comprobarlo). A partir de ese punto, no tenía ni idea de lo que iba a ocurrir a continuación. Y cuando llegó el momento de presentarlo, decidí fijarme en un personaje de Menu que me gustaba. Más tarde, le dije a Menu que había hecho con Lapinot lo que él nunca se atrevería con Lapot. (Por pereza, falta de coraje o tiempo... ¿quién sabe?) Lo que está claro es que mi forma de hacer "funny animals" es, por un lado, un homenaje a Carl Barks, y por otro, se lo debo a Menu y Jean-Pierre Duffour. Ellos los hacían muy bien y me inspiraron mucho.
WIVEL: Hiciste el cómic de Las zanahorias de la Patagonia con la intención de aprender a dibujar. ¿Estaba motivada la decisión de hacerlo mediante "funny animals" porque ese tipo de personaje era más fácil de dibujar?
TRONDHEIM: Si, claro. No te olvides de que soy alguien increíblemente perezoso. Si mis personajes tienen cuatro dedos en lugar de cinco, es porque de esa forma son más fáciles de dibujar. Con solo dos, y un promedio de 2,3 personajes por viñeta, te ahorras mucho tiempo. En un año, me ahorré el tiempo suficiente como para generar otro álbum.
WIVEL: ¿Por qué has seguido apegado a los "funny animals" hasta ahora mismo?
TRONDHEIM: No es que necesariamente esté apegado al género. Por ejemplo, también tengo un estilo basado en pequeños hombres patata (Génesis Apocalípticos, Inefables, Míster O, estos dos últimos de 2001 y 2002). Y también suelo colaborar con dibujantes que no hacen "funny animals".
WIVEL: Si, si, pero aún así... [irónicamente] ¿No son de todas formas esas patatas una especie de animal?
TRONDHEIM: [Inexpresivo.] No, son tubérculos.
WIVEL: Obviamente, los "funny animals" son algo habitual en la historieta y en el cartoon, y Barks es uno de sus más obvios ejemplos, pero me pregunto si puedes contarnos algo más específico sobre las cualidades del género.
TRONDHEIM: Creo que se puede hacer mucho más con dibujos que se abstraigan de la realidad. Tengo problemas con los llamados cómics realistas, porque a menudo no son más que storyboards para películas, o fotonovelas dibujadas. No me interesa hacer algo parecido. Mi siguiente desafío consiste en colaborar con alguien que dibuje de forma realista, y por mi parte darle un buen guión. [Sonríe.]
WIVEL: ¿Cómo puede ayudar un estilo más cartoon al artista a la hora de evitar dibujar "storyboards"? ¿No sería más una cuestión de la narrativa contada en viñetas y el diseño de página, en lugar del estilo?
TRONDHEIM: Es exclusivamente una cuestión de estilo. El mismo guión dibujado de forma realista o más caricaturesca, incluso con las mismas viñetas y disposición de la página, puede generar experiencias de lecturas muy diferentes. Y diferentes tonos en la historia. Incluso aunque las expresiones sean las mismas. Es exclusivamente una cuestión de abstracción de la realidad. Míralo tú mismo.
WIVEL: ¿Puedes describir qué proceso seguiste para hacer Las zanahorias de la Patagonia? Sueles asegurar que eres alguien perezoso, pero sin embargo, esa historia tiene que haber necesitado cierto nivel de disciplina.
TRONDHEIM: Soy alguien bastante perezoso, pero también muy obstinado. Sabía que si quería evolucionar de verdad, tenía que ponerme a hacer esas 500 páginas. En realidad, no seguía un ritmo o un esquema predeterminados. Algunos días no podía hacer nada, y otros hacía seis páginas. Estuve trabajando en el proyecto durante diez meses, hasta que llegué a la página 424. En algún momento, decidí que mi dibujo ya se había convertido en algo aceptable. Por lo tanto, detuve el ejercicio, y dejé las páginas sobre la mesa de dibujo durante todo un año, hasta que Menu las vio y me animó a publicarlas. Terminé añadiendo las últimas páginas, y lo publicamos dos meses después.
WIVEL: ¿Fue un proyecto improvisado por completo, o al menos tenías cierta idea de a dónde querías llegar con la historia?
TRONDHEIM: A partir de la página 50, sabía exactamente cómo iba a terminar, qué viñeta iba a ser la última. Pero no tenía ni idea de cómo iba a llegar hasta allí. Ese enfoque improvisado fue tan formativo que desde entonces he continuado haciendo las cosas de una forma parecida.
WIVEL: ¿Crees que el hecho de que tu estilo sea, llamémoslo "económico", efectivo y abierto a poder hacer una buena cantidad de páginas, es consecuencia directa de haber aprendido a dibujar a través de un proyecto tan enorme?
TRONDHEIM: Considero los cómics como una especie de escritura. El dibujo tiene que surgir de forma natural, y no es un concurso para ver quién hace más, de quién dibuja mayor cantidad de detalles. En mi caso, busco la fluidez narrativa. Si hago una viñeta o una página que no me parece lo suficientemente buena, lo vuelvo a intentar. Eso me lleva una hora. Un artista "ilustrador" dudará en rehacerla, aunque crea que podría hacerlo mejor, porque le llevará toda una semana. Siempre he preferido un mal dibujo con una buena historia que una muy bien dibujada y con un mal guión.
WIVEL: Al revisar la obra, ¿qué importancia le das a Las zanahorias en tu desarrollo creativo?
TRONDHEIM: Fue una de mis investigaciones narrativas y gráficas. Otro paso más en el camino. Pero por fortuna, en la actualidad sigo sintiendo que estoy en un laboratorio creativo.
ESTILO Y PROCESO
WIVEL: ¿Cuál es tu método de trabajo actual? ¿Haces bocetos de todo, o sigues improvisando igual que antes?
TRONDHEIM: No, no hago bocetos. Improviso en la misma viñeta, sin abocetar. Antes improvisaba sobre la página, y hacía los bocetos a lápiz.
WIVEL: ¿Tienes una idea general sobre cómo va a acabar la historia?
TRONDHEIM: No, no... no tengo ni idea de cómo va a acabar. Tengo ciertos puntos pensados que quiero ir alcanzando. A menudo, el final parece encajar y tener sentido. Por lo general, se me ocurre a medio camino, o durante el segundo tercio del álbum.
WIVEL: ¿Puedes contar un poco más sobre tu proceso de trabajo?
TRONDHEIM: Me resulta difícil, y la verdad es que no me parece interesante hablar sobre el mismo, porque es algo así como un acto mágico, irracional y egoísta. Me siento frente a la hoja de papel, y no sé que va a ocurrir a continuación, o puede que solo tenga una ligera idea. Y sencillamente, veo a mis personajes reaccionar y actuar. Si me sorprenden en algo o me hacen reía, es que lo que he hecho está bien. Si solo hacen avanzar un poco la trama, intento hacer algo diferente, para enriquecerla.
WIVEL: ¿Cuántas páginas sueles terminar, por ejemplo, en una semana?
TRONDHEIM: Por lo general, al menos hago una página al día: el guión, el dibujo, o ambos. Pero la media suelen ser casi dos. Trabajo dos o tres horas, y luego me pongo a perder el tiempo.
WIVEL: ¿Crees que en cierto sentido, tus historias tienen que ver con tu estilo? Por ejemplo, las panorámicas grandes y detalladas suelen ser bastante raras en los cómics que dibujas, y con la excepción de A.L.I.E.N., tus historias no son sombrías u oscuras; cuando dibuja algo trágico, invariablemente está entrelazado con algo humorístico. Me parece que tu estilo encaja muy bien con lo que cuentas, pero quizá no se adecúe tan bien para algunas otras cosas. ¿Estás de acuerdo? ¿Crees que en ese sentido, tu estilo es un reflejo de tus preferencias personales?
TRONDHEIM: Siempre es muy difícil cambiar tu estilo narrativo mientras intentas mantener tu forma de dibujar. La audiencia está acostumbrada a un tono general que se asocia con un estilo gráfico específico. Yo mismo lo estoy. Como resultado, hay cosas que no te puedes permitir. Por eso yo trabajo con diferentes estilos de dibujo, y con otros dibujantes capaces de hacer cosas que yo no puedo.
Al mismo tiempo, me pasé cinco años intentando convencer a los editores de que me tenían que publicar. En Francia, no existía una tradición del estilo "funny animals". Y por eso, los editores se tomaban mi trabajo como algo infantil, aunque estuviese dibujado pensando en un público adulto. Algunos lectores acaban de descubrir ahora mi obra, porque en su momento se echaron para atrás por lo que parecía sin haberla leído, porque se pensaban que no era para ellos.
WIVEL: Cuando dices que no existe una tradición de los "funny animals" en Francia, ¿haces distinción entre el mercado francés y belga? Creía que en la historieta belga había una buena cantidad de títulos que utilizan el género.
TRONDHEIM: No, no hago ninguna distinción. Por supuesto que hay cómics de "funny animals", pero ninguno tan famoso o popular como en los Estados Unidos.
WIVEL: Volvamos sobre tu estilo. ¿Crees que después de Las zanahorias se quedó mucho más consolidado?
TRONDHEIM: Si, más o menos. Pero espero continuar evolucionando, no quedarme atrapado en manierismos estilísticos.
WIVEL: Aunque se puede ver una clara evolución, me parece que las dos obras que te han hecho alcanzar un público más amplio, La Mosca y Lapinot, están dibujadas con un estilo que prácticamente ha sido característico de tu trabajo hasta hace poco, cuando se han producido una serie de cambios notables. Puede que sea una generalización, pero, ¿estás de acuerdo?
TRONDHEIM: Hmmm... es muy posible. No es una pregunta que yo mismo me habría planteado.
(Continuará)
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