martes, 25 de febrero de 2020

ENTREVISTA CON HOWARD CHAYKIN EN THE COMICS JOURNAL (1979). PARTE 1 DE 5.

Entrevista de Marylin Bethke con Howard Chaykin en The Comics Journal nº 51 (1979). Traducción: Frog2000.

Howard Chaykin fue el último de los autores de la New Wave en hacer aparición en el medio del cómic a finales de los sesenta y principios de los setenta. Venía bien acompañado por Bernie Wrigthson, Mike Kaluta, Neal Adams, Jeff Jones, Alan Weiss, y otros. Eso sí, a diferencia de sus colegas, el enfoque estilístico para los cómics de Chaykin ha cambiado notablemente a lo largo de los últimos diez años, y comprobar su proceso de maduración ha supuesto una experiencia fascinante.

En sus primeros trabajos (sus adaptaciones junto a Denny O´Neil de Fafhrd y el Ratonero Gris de Fritz Leiber para DC), Chaykin utilizó el mismo tipo de ilustración  detallada que solían usar sus contemporáneos. Tal y como asegura en la entrevista, se fue emancipando de forma gradual de su dibujo detallado, para empezar a buscar inspiración en antiguos maestros a los que siempre había admirado: Alex Toth, Joe Kubert, Carmine Infantino. El autor simplificó su estilo, y se concentró en la composición y el diseño, y además alteró su estilo ilustrativo, cambiándolo por una técnica más afilada y angular.

Durante este período, la obra de Chaykin recoge varias historias de Red Sonja y una adaptación del “All the Myriad Ways” de Larry Niven para los magazines en blanco y negro de la Marvel. Una historia de Nick Furia guionizada por Jim Starlin, y varias de Solomon Kane con guión de Roy Thomas. Además ideó un puñado de creaciones propias, como The Scorpion, para Atlas, Dominic Fortune y Monark Moonstalker, para Marvel, y Cody Starbuck para Star*Reach. 

Entre 1978 y 1979, Chaykin dio un paso de gigante en su carrera al ilustrar dos prestigiosos proyectos para Byron Preiss Visual Publications: Empire y Las Estrellas, Mi Destino. El próximo proyecto de Chaykin parece tan impresionante que provoca ansiedad anticipada: Flores del Cielo, Espadas del Infierno, una historia de fantasía escrita especialmente para el medio del cómic por Michael Moorcock que publicará Heavy Metal.

En esta entrevista, Chaykin revela no tener pelos en la lengua, pero lo más importante, nos damos cuenta de que es un apasionado devoto del cómic que pretende expandir sus horizontes.

-Los editores
Marilyn Bethke: Me gustaría charlar un poco sobre tus obras para la Visual Publications de Byron Preiss. Para empezar, ¿crees que en realidad, la prensa especializada apenas se ha ocupado de ellas?

Howard Chaykin: Es una pregunta difícil de responder, porque antes de poner la cinta en marcha, estábamos hablando sobre la miopía que hay en el medio. El fandom del cómic es desmesuradamente miope. Tiende a demandar cualquier cosa mediocre, porque se suele apegar a una sola idea y quiere que le suministren esa misma idea para siempre. Así que al artista no le dejan escoger ninguna otra dirección para seguir creciendo. Suelen corromper la tesitura general del autor. Eso genera unos egos monumentales acompañados de unas habilidades de segunda. Byron se lo trabajó duramente. No me gustan muchas cosas que ha hecho, toneladas, un montón, pero tiene mi confianza por querer ser un agitador. Nadie más en el medio del cómic, incluyendo a Armand Eisen [Ariel] y Mike Friedrich [Star*Reach] está explorando las avenidas que él mismo suele recorrer. Por otra parte, creo que muchos de sus intereses superan sus habilidades.

Bethke: ¿Crees que la industria en general, y los fans en particular, no están dispuestos a permitir ningún cambio, o que al menos les parecen extremadamente sospechosos?

Chaykin: Si. Mi fe en el cómic como medio no es incondicional, porque los cómics son un negocio suicida. El público, fans en su mayor parte (y en la actualidad las editoriales están gobernadas por ellos), han creado un mecanismo de auto-destrucción al apegarse a un período temporal concreto, y empezando a jugar sin más con variaciones del mismo tema. Los fans del cómic americano tienen una idea muy limitada de cómo deberían ser los cómics. Cada vez que voy a una Convención, alguien me pregunta por mi personaje favorito. Me parece una pregunta razonable. Tiendo a disfrutar de las historias en las que no hay héroes. Me gustan los héroes, y también los villanos, y me gusta este tipo de material. Pero tengo 28 años, voy a cumplir 29, y no leo cómics. En las raras ocasiones en que lo hago, definitivamente no me interesan ni Superman ni Batman, excepto a un nivel nostálgico. Llevo leyendo cómics desde que era un bebé, pero no suelo leer las novelas que me gustaban cuando tenía diez años. No encuentro razón alguna en esta Tierra de Dios por la que debería leer los mismos cómics que entonces. Me encanta la forma del medio. Me encanta la idea de la continuidad gráfica. Pero los cómics no están escritos para mí.

Bethke: ¿Para quién lo están?

Chaykin: Listillos de diez años que de alguna forma son socialmente retardados, tal y como lo era yo cuando tenía diez años, y que no tienen una verdadera comprensión de cómo es el mundo exterior y necesitan algo que reafirme lo que creen para poder confirmar su propia existencia. Los cómics son como un club privado. Es un medio de fantasía, pero a mí no me interesan las espadas y los dragones. Me refiero a que es un medio propicio para fantasear. Sé que hay demasiada gente cuyos medios para lidiar con el mundo real forman parte del paquete aprendido en los cómics, al igual que hay gente que lo ha aprendido en el cine y que se piensan que el mundo es una colección de relaciones basadas en la de Bette Davis y Paul Henreid. Pero desafortunadamente no lo es. La mayoría intentan funcionar en el mundo real bajo esas premisas, así que al final reciben una patada en la cara, vuelven a su casa, y no vuelven a salir. No sé si te habrás dado cuenta de la asombrosa cantidad de nerds que se dedican a dibujar, guionizar y leer cómics.
Bethke: ¿Crees que los guionistas de cómic en particular lo saben bien, o piensas que sus pretensiones pasan por intentar producir el mejor material posible?

Chaykin: Creo que tanto los dibujantes como los guionistas tienen la pretensión de producir el mejor material posible, pero las capacidades de cada uno son diferentes. Los guionistas de cómic aspiran a meterse en el mundo de la televisión. Creo que los dibujantes del medio quieren convertirse en ilustradores o que por lo menos los consideren como tal, y todos tienen varias formas diferentes de intentar alcanzar sus metas.

Bethke: Por lo tanto, ¿es el dibujo más creativo...

Chaykin: Oh, por supuesto.

Bethke: ...o quizá es que ofrece más oportunidades que la escritura?

Chaykin: Oh, no seas boba. La escritura en el cómic es una basura. Es muy raro que los cómics aspiren a cualquier cosa, lo mejor que se hace en el cómic es lo mejor que se ha hecho en el cómic.

Bethke: ¿Es algo inevitable o es más bien el resultado del talento?

Chaykin: No lo sé. Bueno, habría que considerar quién se siente atraído por los cómics.

Bethke: Tú y yo, por ejemplo.

Chaykin: A mí me atraen porque me dan la oportunidad de dibujar teniendo en cuenta su potencial. Y te aseguro que no es el cliché que parece al escucharlo. Tiendo a pensar en dibujos o en grupos de dibujos. Por lo tanto, hacer ilustración me parece que te puede limitar. Más bien, la ilustración es como hacer un tríptico. Es como una serie de imágenes múltiples. Por eso me siento tan atraído por el concepto del diseño. Me gusta la idea de... soy un gran artista mierdoso. Me divierte charlar, me gusta mucho hablar. Me gusta contar historias, diseñar el ritmo y todo lo demás. Y eso son los cómics para mí. Es un buen lugar donde hacerlo, y me pagan por ello. Cuando era niño quería convertirme en actor, pero me atemorizaba el público. Y todavía lo hace. No me gusta el contacto con el público. Los cómics me dan la oportunidad de jugar en las sombras. Es como ser Errol Flynn, y tiene una buena carga de romanticismo, y además requiere muchas habilidades tangibles e intangibles. Me hace pensar mucho, pero disfruto pensando.
Behtke: ¿Crees que hay algo en el dibujo de cómics que no se puede encontrar en ningún otro lado?

Chaykin: Claro, son violencia pura. Tal cual. Son violencia descerebrada, exótica y sexual.

Bethke: ¿Es lo que más te atrae?

Chaykin: No necesariamente, también tienen más cosas.

Bethke: Pero es una de las cosas que más te atraen, ¿verdad?

Chaykin: Si, si. Me gusta la danza, aunque no la clásica, sino la contemporánea, y yo soy un patoso. Los cómics me ofrecen la oportunidad de dibujar gente bailando.

Bethke: Pero entonces, ¿no estás haciendo lo mismo para colmar tus fantasías que lo que hace el niño de diez años para cumplir las suyas? Primero las generas, y luego te ves absorbido por ellas. También para ti es un medio de fantasía.

Chaykin: Si, pero yo me gano la vida con él.

Bethke: ¿Es una diferencia importante?

Chaykin: Cuál, ¿ganarme la vida?

Bethke: Si.

Chaykin: Cristo, claro que sí. Es mi trabajo, es a lo que me dedico. No es un hobby. No me me metí en esto por... hace mucho tiempo que sé lo que me hago. No me quejo. Entro en el estudio a las ocho de la mañana, y trabajo allí hasta las seis. Eso es lo que hago. Tiene algo de romántico. Me produce unos extraordinarios destellos de placer, pero la conclusión es que es mi forma de ganarme la vida. Además, soy bastante inempleable, y hasta donde sé, yo mismo he provocado esa situación. He decidido que quiero hacer esto para vivir o me moriré. Pero tampoco me preocupa.

Bethke: ¿Crees que los fans de los cómics piensan que es inmoral que trabajes y ganes dinero para las editoriales?

Chaykin: Bueno, el punto de vista de los fans del cómic proviene básicamente de las películas. Ya sabes, el tío que lleva una boina, una gran pajarita roja y una bata, y trabaja y vive en una buhardilla, pero desafortunadamente las cosas no son de esa manera. A menos que te hayas creado ese tipo de personalidad y tengas una vida aparte en un rascacielos caro y bajes a tu buhardilla a la vuelta de la esquina. Yo llevo una vida de clase media, y la disfruto mucho. Me encanta ser una persona normal, y ser una persona normal significa ganar cierta cantidad de dinero a la semana. Hace dos años y medio no estaba ni cerca de conseguirlo. Cuando dejé de hacer cómics a tiempo completo mis ingresos aumentaron sustancialmente. Gané más dinero trabajando para Marvel que para Byron. Lo compensa el hecho de que poseo un porcentaje de las obras que hice para esta última.

Bethke: ¿Fue una decisión personal?

Chaykin: Quería descubrir si era capaz de trabajar por nada y hacer un buen trabajo.

Bethke: ¿Y pudiste hacerlo?

Chaykin: Si.

Bethke: ¿Mereció la pena?

Chaykin: Si, muchísimo.

Bethke: ¿No crees que decir que haces algo para ganar dinero puede chocarle un poco a la gente?
Chaykin: No he dicho eso.

Bethke: Es tu trabajo, y te ganas la vida con él.

Chaykin: Podría ganármela mucho mejor haciendo otras cosas que son corolarios de esta. Es obvio que trabajo en este medio por algo más que por el dinero.

Bethke: Claro.

Chaykin: Espero que una vez escrito no suene tan contradictorio como lo parece ahora a viva voz. Intento no sonar de esa forma: pero no es cierto. Nadie lleva en el cómic todo el tiempo que llevo yo sin tener una querencia innata por el medio. El dinero que se gana en los cómics te proporciona una vida, aunque tampoco sea una magnífica, y creo que a la larga la gente se puede sorprender. La gente que no es tan buena como para ganarse la vida con el cómic tiende a tener una imagen romántica de lo que es esto. Mi actitud respecto al negocio... tengo la impresión de que difiere un poco de la de mis colegas. El tipo de comic books que editan Marvel o DC me producen muy poco entusiasmo, porque me he terminado aburriendo. Me han dejado frustrado. Nunca he sido tan bueno como lo era la gente que hacía este tipo de material y a la que adoraba, y me frustra porque aún soy bastante brillante. He leído mucho, he visto mucho y quería hacer alguna otra cosa. Así que lo hice. 

Bethke: ¿Qué es esa "alguna otra cosa"?

Chaykin: Tomar la forma básica del cómic y hacer las cosas de forma diferente utilizando otras herramientas, otras técnicas, jugando con el color, coger los mecanismos de la ilustración y aplicarlos a los cómics.

Bethke: ¿Crees que son cosas que los lectores y fans de los cómics terminarán por apreciar?

Chaykin: No tengo ni la más remota idea.

Bethke: ¿Y te preocupa?

Chaykin: Claro que sí, porque yo también me preocupo.

Bethke: ¿Te preocupa no ganarte un público que quiera leer tus cosas?

Chaykin: No, me preocupa que la gente se queme y se muera el medio.

Bethke: ¿Y si ocurriese algo así?

Chaykin: Me cabrearía un montón.

Bethke: ¿Y si los cómics se terminan por consumir?

Chaykin: Me cabrearía mucho. Los cómics forman una parte muy importante de mi vida. Los amo. Me gusta mucho la idea del cómic, y odiaría un mundo en el que no existiera.

Bethke: ¿Crees que sería posible que ocurriese algo así?

Chaykin: Oh, sin duda, no hay duda al respecto, y realmente me molesta mucho. Me gustan los cómics lo suficiente como para poder reconocerlo, tendría que ponerme a hacer cualquier otra cosa.

Bethke: ¿Cuál podría ser una buena solución para anticiparse a la desaparición de los cómics? ¿Crees que es tan sencillo como proponerse dejar de editar basura?

Chaykin: No lo sé, no tengo ni la más remota idea. Estoy bastante aislado. No suelo relacionarme con mucha gente del negocio. Solo lo hago cuando voy a las Convenciones. Trabajo mucho. Entre seis o siete días a la semana, porque en mi caso trabajar me parece importante.
Bethke: ¿Te diviertes haciéndolo?

Chaykin: Me encanta. Físicamente me drena del todo y me deja exhausto, pero me encanta, porque es lo que quiero hacer. Tengo un respeto exagerado por el concepto del trabajo, y ninguno por cualquier cosa que tenga que ver con el desempleo voluntario.

Bethke: ¿Crees que la industria del comic book podría sobrevivir a gente dispuesta a trabajar a cambio de nada?

Chaykin: Es un panorama que no quiero ni pensar.

Bethke: Estoy seguro que hay gente aquí [en la Convención] a la que no les importaría trabajar gratis para Marvel o DC y tener así una oportunidad de publicar con esas editoriales.

Chaykin: Y es probable que ni siquiera sean lo bastante buenos. ¿Qué es lo que te interesa a ti de los cómics?

Bethke: ¿Lo que me interesa?

Chaykin: ¿Cuántos años tienes?

Bethke: Veinticinco. Es una fascinación bastante extraña porque no me leí un cómic hasta que cumplí los 21 años.

Chaykin: ¿Fue por tu marido?

Bethke: Si, lleva leyendo cómics desde que tenía seis años o algo así. Y me he dado cuenta de que he podido leer cosas buenas sin tener que examinar docenas y docenas de productos que son una mierda. Fue maravilloso conocer una nueva forma de arte. No la había conocido hasta entonces.

Chaykin: En otras palabras, fue otro quien tomó las decisiones en tu lugar.

Bethke: No, alguien con un gusto similar al mío me hizo descubrir cosas, y a partir de entonces empecé a investigar por mi cuenta. Además, me producía mucha curiosidad el fandom, porque es un fenómeno muy particular.

Chaykin: Oh, claro que sí.

Bethke: ...no existe en ningún otro lugar del mundo. Básicamente, la gente está dispuesta a prostituirse y hacen cualquier cosa por los comic books.

Chaykin: ¿Prostituirse o postrarse? Lo quiero dentro.

Bethke: Ambos.

Chaykin: Eso es un golpe bajo.

Bethke: Si, pero qué tiene que ver esto con...

Chaykin: Tengo bastante curiosidad por saber de dónde provienes, porque me hago una idea bastante aproximada de dónde surge la revista.

Bethke: Oh, hablas del The Comics Journal. Bueno, no formo parte de la misma. Mantengo algunos importantes desacuerdos con la propia revista, y con su idea de lo que marcha mal en el medio del cómic, cosas por el estilo. Creo que siguen siendo fans, sin que importe lo que crean estar haciendo. Siguen inclinándose ante la industria.

(Continuará)

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