miércoles, 1 de julio de 2020

EL TERROR EN EL CÓMIC, LA BÚSQUEDA DE UN TÉRMINO MEDIO (5 DE 6)

Artículo de James Van Hise para Comics Feature Collector´s Edition nº 3 (1984). Traducción: Félix Frog2000. Parte 1parte 2parte 3, parte 4.

En algunos títulos de misterio más de la DC han aparecido una variedad de historias de terror sin ser particularmente evocadoras, y muchas se han apoyado demasiado en el legado de la E.C. de forma bastante obvia.

"The Vegetable Garden!", publicada en House Of Secrets nº 135 toma prestados ciertos hallazgos de "Poetic Justice" (Haunt of Fear nº 12) de la E.C., excepto que el personaje principal es una anciana en lugar de un anciano. Su astuto pariente intenta hundir su reputación chismorreando a la gente que es una persona bastante "inestable" para que los chavales del vecindario nunca vayan de visita, y a continuación
 su mascota es misteriosamente asesinada. Tomando prestado el argumento de otra historia diferente de la editorial E.C., la protagonista mata a su odioso sobrino, lo desmiembra (discretamente fuera de página) y lo entierra en el jardín con los miembros humanos etiquetando las diferentes filas de plantas. Tampoco es que fuese una de las mejores historias de Michael Fleischer.

Hasta el momento, Wally Wood había aportado algunas historias para D.C. que por lo general destacaban porque, aunque la historia solía aprobar por poco, Wood la visualizaba siempre con algún sorprendente efecto final. Un buen ejemplo es "El monstruo", de House of Secrets nº 96. El guión de Jack Oleck nos cuenta la historia de un niño que se despierta en un hospital rodeado de monstruos con uniformes de sanitario. Consigue escapar, pero finalmente lo encuentran y lo devuelven a la habitación. Finalmente, un médico visita al niño y le hace ver la verdad: que él es el monstruo y que todos los demás son normales. La historia está dibujada desde la perspectiva del niño, por lo que todos, excepto él, parecen horribles a lo largo de la misma (donde podemos ver algunas de las criaturas más extrañas que Wood haya dibujado en estos últimos 25 años), hasta que el final, la escena de transición del médico y la enfermera surgiendo de las sombras, parece haber sido tomado prestado del episodio "El ojo del espectador" de The Twilight Zone. Es bastante formuláica.

Los leves destellos de interés en los títulos de misterios de la DC se han ido volviendo cada vez más tenues durante los últimos años hasta que en su mayoría, tal y como lo expresaba el dibujante Steve Bissette, se han convertido en una "sopa regurgitada". Lo insípido parece ser su marca de fábrica, hasta llegar a un punto en el que una de las series trata sobre un personaje que es tanto un vampiro como un hombre lobo. (Su origen es una de las historias de terror más divertidas que he leído nunca, pero dicha diversión no parece intencionada.)

Solo en raras ocasiones surge algún relato de cierto interés, como la historia "Old Haunts", en House of Mystery nº 294 (julio de 1981). Guionizada por Bruce Jones y dibujada por el talentoso recién llegado Tom Yeats, es un relato de fantasmas que te mantiene rumiando qué puede estar pasando, y al menos resulta interesante.

El terror más efectivo en DC lo ha ido elucubrando Neal Adams y la mayoría de los autores involucrados en Batman casi de forma exclusiva. Por un lado tenemos la saga de Man-Bat en los Detective Comics nº 400, 402 y 407. Luego, en el Detective nº 410 aparece "A Vow From The Grave", una extraña historia con monstruos circenses, asesinatos misteriosos, bravura y amor. Escrita por Denny O´Neil, se abre con una tormenta y luego se pone peor. Otra extraña aventura de O´Neil / Adams es "Red Water Crimson Death" en The Brave & The Bold nº 93, llena de visiones extrañas y una tormenta eléctrica en el mar. Len Wein se asoció con Adams para el relato "Moon of the Wolf", en Batman nº 255, donde aparecía un hombre lobo en una buena historia que de repente se ve azotada por... una tormenta eléctrica. Adams realizó otra notable historia de horror para D.C. en el Phantom Stranger nº 4, donde solo aparecía una pequeña tormenta. 

Por supuesto, la serie de horror suprema de la D.C. fue la Cosa del Pantano de Len Wein y Bernie Wrightson. Sus exploraciones sobre diferentes temáticas en cada número, desde el monstruo de Frankenstein hasta las brujas y los hombres lobo, seguro que os resultan más que familiares a todos los que estáis leyendo esto, sea por otros artículos míos anteriores o por la reimpresión de la serie de DC durante estos últimos años. Si aún no la has podido leer, no pierdas el tiempo intentando conseguir la última y agotada edición. Si eres muy quisquilloso te recomendaría la edición original, pero su reedición en tomos es bastante frecuente.

Los únicos productos de horror basados realmente en la E.C. que han intentado hacer cosas interesantes e inteligentes (aunque no necesariamente profundas) en forma de cómic han sido editados en la editorial Warren. Eso sí, no estoy hablando de los últimos cómics de la Warren y sus incursiones en el sadismo y otros subproductos relacionados, sino de la Warren de 1964 bajo la férula del editor Archie Goodwin. Gran parte del material de esos primeros números era claramente un trabajo de amor de muchos de los involucrados, ya que en su mayoría, el personal de la E.C. se reagrupó en la editorial, participando en las historias Reed Crandall, Al Williamson, Roy Krenkel, Joe Orlando, John Severin, Wally Wood, Angelo Torres e incluso Frank Frazetta, que no solo realizó una excelente "Creepy´s Loathesome Lore" de una página en el nº 2, sino una tira de seis páginas en el Creepy nº 1 que todavía sigue haciendo aullar a los fans. Los talentos no pertenecientes a E.C. como Gray Morrow y Steve Ditko simplemente ayudaron a completar el cuadro. Desde la época de la E.C., ninguna empresa ha tenido tantos talentos de peso bajo un mismo techo, algo que estuvo condenado a durar cerca de tres años, y cuando se acabó y se asentó el polvo, solo Crandall, Severin y Wood se dejaron ver en algún trabajo esporádico para revistas como Creepy, Eerie y más tarde, Vampirella.

Sin embargo, mientras tanto parecía que estábamos inmersos en días más felices. Incluso Jack Davis apareció en el Creepy nº 3 para aportar su talento en una de las "Creepy's Loathesome Lore". A diferencia de E.C., los guiones de estos primeros números eran concisos e iban al grano, y generalmente estaban basados en los dibujos y los diálogos, y a veces no utilizaban cuadro de texto alguno, excepto en las adaptaciones de Edgar Allan Poe y Eando Binder.

En una historia de Arthur Porges con dibujo de Joe Orlando para el Creepy nº 3 aparece el cliché de la E.C. reutilizado más tarde por Stephen King sobre un hombre asesinado por su esposa que regresa de la tumba para vengarse, pero en un giro nunca empleado por la editorial, el cadáver saluda a su mujer plantándola un sonoro beso.

Las adaptaciones de los clásicos fueron comunes en estos primeros números, y una de las mejores fue la de "El monstruo maldito" de Ambrose Bierce realizada por Goodwin, con un excelente dibujo de Gray Morrow. Al igual que ocurría con las adaptaciones de Poe, Goodwin agregó una escena final que amplificaba la efectividad de la historia, ya que el original de Bierce no dispone de un clímax, y sencillamente la narración se detiene de repente, pero el guionista se las arregló bastante bien en su adaptación en el cómic.

Entre los muchos hombres lobo y vampiros entretenidos que plagaron las historias sueltas, también protagonizaron algunos relatos memorables como "Hot Spell" en el Creepy nº 7. Guionizado por Archie Goodwin y dibujado por Reed Crandall, captura bien la atmósfera de una pequeña ciudad y está compuesto por caracterizaciones convincentes de una población de ciudadanos sospechosos. Dicho de una forma despreocupada y, de nuevo, sin segundas intenciones que no sean únicamente las del título, captura perfectamente el sabor de la E.C., inspirándose en sus historias en lugar de imitarlas. Es un ejemplo supremo de terror en el cómic.

(Finalizará)

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