miércoles, 12 de enero de 2022

LA SENDA DE JENETTE KAHN, UNA ENTREVISTA CON LA EDITORA DE DC COMICS DURANTE MÁS DE DOS DÉCADAS (PARTE 2 DE 7)

Por Robert Greenberger para Back Issue nº 57 (2012). Transcrita por Brian K. Morris. Realizada durante varias semanas entre el 13 de mayo de 2011 y el 16 de septiembre de 2011. Editada por Greenberger y Jenette Kahn. Agradecimientos a Paul Levitz. Traducción: Frog2000. Parte 1. Nota: todas las portadas de cómics de esta entrevista corresponden al año 1976, cuando Jenette Kahn inició su carrera en DC Comics.

DE SMASH A DC COMICS

GREENBERGER: Creo que durante el transcurso de todo esto empezaste a ser conocida por la gente que trabajaba en Warner Communications, ¿no es cierto?

KAHN: Si. Un día estaba trabajando en Smash en mis humildes oficinas de piedra rojiza situadas en el 83 de la Calle Oeste, y de repente recibí una llamada de Bill Samoff, el presidente de Warner Publishing. Bill me dijo: "Hemos despedido al editor de DC Comics y no queremos contratar a nadie más, pero tú tienes experiencia editando para gente joven. ¿Te gustaría venir y hablar con nosotros?" Así que le dije: "Claro". Me gustaba resolver problemas, sin importar quién los tuviese. Así que nos conocimos y pasamos dos horas muy animadas. Nuestra discusión más crítica se centró en las reimpresiones. Bill me dijo: "Tenemos cerca de cuatro décadas de cómics, cientos de títulos, y hemos pensado en empezar solo a reimprimir, ya que los cómics nos hacen perder dinero y todas nuestras ganancias provienen del merchandising y los medios de comunicación". Y aunque no quería conseguir ningún otro trabajo, ni creía que me lo estuviera ofreciendo, pensaba que estaba allí para dar mi opinión, así que se la di.

"Es una idea verdaderamente horrible", le dije (¡oh, el descaro de la juventud!). "Son las hazañas y las nuevas aventuras actuales de los personajes el verdadero alma de la empresa, y las que hacen posible las licencias y el auge de vuestros medios. Si no publicas nuevas historias, los personajes tendrán una vida media que acabará muy pronto, y eventualmente todos los medios y el merchandising terminarán por desaparecer. Y al final de las dos horas, Bill me dijo:

"Mira, he disfrutado mucho hablando contigo, pero como te he dicho, no queremos contratar a nadie más". Así que le respondí: "No te preocupes. Ya lo sabía. Aunque también he disfrutado mucho hablando contigo". Estaba de vuelta en mis oficinas de Smash cuando de repente sonó el teléfono. Era Bill, que me preguntaba si quería comer con él al día siguiente, colgué el teléfono y pensé: "Una comida. ¿Por qué me pregunta si vamos a comer a menos que me vaya a ofrecer ese trabajo que no existe? Mejor que me prepare para saber si lo acepto o no." Así que empecé a reflexionar: "[hum] me encanta hacer revistas. Me encanta tener una idea y hacer que se materialice. Pero allí editan como 80 cómics al mes, tienen merchandising, televisión, ¡la verdad es que voy a tener que aceptar!" Llegué a DC el Día de la Marmota de 1976, y me vi a mí misma aceptando sin dudarlo.

GREENBERGER: [Risas.] En efecto. [Jenette se ríe]. Así que sabías que editaban un montón de títulos al mes, sabías que, ya sabes, definitivamente tenían cosas como Super Friends en ABC-TV los sábados por la mañana, y merchandising y todo lo demás. Pero, ¿te dijo Sarnoff algo así como: "Muy bien, empieza a arreglar las cosas, empieza a incrementar nuestro patrimonio"?

Kahn: No, no, no. Tampoco lo recuerdo muy bien, pero me da la impresión de que Warner Communications llevaba buscando bastante tiempo a alguien para dirigir la parte de DC. En ese entonces los cómics no tenían prestigio y creo que los hombres a los que les ofrecieron el trabajo pensaron: "No, gracias. Gracias, pero no". Así que Bill estaba abierto a cualquier cosa, y fue entonces cuando Manny Gerard, uno de los presidentes de Warner, le dijo: "Conozco a esta mujer y ha hecho tres revistas para niños elogiadas por la crítica, y una de ellas ha obtenido un éxito gigantesco. Tal vez deberías hablar con ella. Sabe dirigir ese tipo de negocios". Por supuesto, solo eran negocios diminutos en comparación con DC Comics. [Risas.]

Pero había otro factor clave para que me contrataran. No mucho antes de llegar a DC, Warner Communications había comprado una participación de Ms. Magazine. Durante nuestras charlas, Bill me confesó: "Gloria Steinem ha hecho despertar mi conciencia". Si Warner Communications no hubiese comprado parte de Ms. Magazine, creo que nunca habrían contratado a una mujer, y ciertamente no a una mujer de mi edad. La gente suele decir que te apoyas en los hombros de las personas que van por delante tuyo, y no hay duda de que yo me apoyaba en los hombros de Gloria [Steinem] y otras feministas. Si hubiera sido solo unos años antes, solo por el hecho de ser mujer me habrían descartado automáticamente para el trabajo. En el lado positivo, yo era una emprendedora de éxito en el área que más les importaba. Los cómics de los 70 todavía estaban dirigidos principalmente a niños, y las revistas que yo había creado también eran para gente joven. Parecía como si tuviese los instintos creativos más adecuados para trabajar en este mercado, ¡y de repente, les permitían contratar mujeres! [Risas.] Mientras tanto, los hombres que se consideraban a sí mismos grandes jefazos se decían simplemente: "¿Tebeos? ¡Estarás bromeando!" [Risas.]

Llegué a DC con un completo respeto por los cómics. Los cómics habían sido mi amor de infancia, y había perpetuado dicho amor a través de Dynamite y Smash. La Historia del Arte, de la que también estaba enamorada, me había dado otro punto de vista. ¡Mi infancia como lectora me dio la apreciación emocional y mis estudios el punto de vista crítico necesario! Me hizo apreciar lo que eran los cómics y lo que podían llegar a ser. 

LOS PRIMEROS DÍAS EN DC 

GREENBERGER: Bueno, te estabas metiendo en una empresa que no había contratado a un extraño en décadas. [Jenette se ríe]. Y eran gente que llevaba trabajando codo con codo durante, como he dicho, muchos años. Entonces aquí tenemos a una joven que acaba de llegar y que es la nueva jefa. ¿Cómo te recibieron? ¿Cómo fueron esos primeros días?

KAHN: Los primeros días supusieron todo un desafío. Al personal le horrorizaba que me hubiesen contratado. Yo era alguien ajeno a la industria, tenía 28 años y era una mujer. No podía haber una combinación más terrible. Al mismo tiempo, y esto me dio ideas y dio forma a mi estilo de gestión, estaba claro que, por muy angustiada y enfadada que estuviese la gente, todos intentaban anticipar lo que yo quería oír para decirme "sí" de una forma u otra. Parecía injusto que la gente tuviese que ganarse mi favor para conservar sus puestos de trabajo. Por lo que, a partir de ese momento, intenté alentar a las personas a expresarse, a estar en desacuerdo conmigo, a tener mejores ideas. Y esa es la razón por la que Paul Levitz siguió ascendiendo en la empresa. [Risas.] En esos primeros días era la única persona que se atrevía a darme un "no". Y Paul no decía simplemente que no, no lo hacía de forma arbitraria, siempre tenía motivos. Y aunque no estuviese de acuerdo con ellos, me parecían objeciones inteligentes y bien pensadas, ​​y generaban un diálogo. Sabía que Paul llegaría lejos y fue porque me dijo que no desde el principio.

Como he dicho, hay cosas que no recuerdo en absoluto. Has mencionado que al principio me propuse contratar gente joven. ¿En serio? ¿Alguna vez he dicho que me hubiese gustado contratar gente joven? No lo recuerdo. Puedo ver por qué podría haber llegado a pensarlo, pero, hmm, ¿en serio? [Risas.] Supongo que a lo largo de la entrevista voy a aprender algunas cosas sobre mí que no conocía.

GREENBERGER: Quiero tener una idea de lo que tenías en mente mientras empezabas, preparabas tu oficina, te reunías con todos y pensabas qué hacer a continuación. Porque después de todo, eras la primera persona nueva que la compañía había contratado a tan alto nivel, prácticamente desde que Jack Leibowitz fundó la empresa.

KAHN: Parece una locura. [Risas.]

GREENBERGER: Lo sé, pero estaban todas esas personas mayores a tu alrededor y, sinceramente, la empresa tenía cierta de reputación de sexista, porque eran personas de una generación anterior y ni siquiera eran conscientes de serlo. ¿Cómo reaccionaron al tener de repente a esta joven y atractiva mujer como jefa? 

KAHN: Bueno... [risas]. Creo que flotaba cierta sensación de consternación en el ambiente [risas de nuevo]. De conmoción y consternación. Simplemente no me ajustaba a ninguno de los criterios que la gente había previsto. Esta parte de Warner era un bastión masculino, y como has dicho, no había mujeres en cargos ejecutivos o editoriales en DC, ni tampoco mucha gente joven. Y aunque podría no ser cierto por cómo actuó en los años posteriores y me fue ayudando, más de uno me dijo que cuando Joe Orlando, un maravilloso editor y un maravilloso autor, escuchó la noticia de mi nombramiento, casi se va al baño de caballeros a vomitar.

GREENBERGER: Sí, lo había escuchado. [Jenette se ríe]. Pero también tuvo que ser todo un choque cultural para ti, porque la dinámica de la empresa era mucho mayor de la que podía haber en cualquiera de las revistas en las que habías trabajado anteriormente, y era una generación completamente diferente, con una cultura y pensamientos diferentes, por lo que también tuvo que resultarte difícil.

KAHN: Sabes, aterricé allí con mi amor por los cómics y mi aprecio por el medio, tanto como lector como alguien que lo veía como una forma de arte. Había mucho potencial, y yo creía que si nos enfocábamos en eso podríamos trabajar juntos y encontrar puntos en común. Solo tenía que familiarizarme con el terreno e ir con cuidado.

GREENBERGER: ¿Qué hiciste, si es que hiciste algo, para intentar convencer a la gente de que eras sincera y que realmente querías las mismas cosas que ellos y ganarte su confianza?

KAHN: No se me ocurre que hiciese nada específico, Bobby. Únicamente intenté expresar mi entusiasmo por el medio y mi entusiasmo por la gente que trabajaba en esas oficinas. Llegué sin la intención de despedir a nadie, ni de dar ninguna sacudida al personal o contratar gente nueva, ciertamente no a expensas de las personas que ya estaban trabajando allí. Quería conocerlos y ver cómo contribuían a la empresa. Y pronto me di cuenta de lo importante que era ser mesurada y razonable en mis comunicaciones, incluso más razonable, quizá, de lo que podrían haber sido mis homólogos masculinos. Recuerdo que contraté a Vinnie Colletta como director de arte de DC, y durante mi primer año, Paul y él hicieron un trato para contratar al artista George Tuska para que trabajase en DC. No me preguntaron nada, y cuando me enteré, el trato ya estaba hecho. A pesar de que creían que George sería un activo valioso para la empresa, les dije a Paul y Vinnie que no deberían haberlo hecho sin consultarme y lo dije de forma bastante crítica. Así que se quedaron molestos conmigo [risas], y se lo tomaron bastante mal.

Por suerte, supuso una lección muy temprana. De nuevo, me di cuenta del tremendo poder que tenía siendo una jefa de la empresa y cuánto deseaba agradar al personal, todo lo que deseaba estar bien considerada. Vinnie y Paul creían que habían hecho algo bueno por DC y esperaban elogios, no críticas. Así que se cabrearon y se quedaron hechos polvo. Sabía que en principio yo tenía razón, pero su reacción me enseñó cómo debía manejar las críticas en el futuro. Antes de regañar a alguien por su trabajo, era importante expresar primero aprecio por sus buenas intenciones. Y era importante ser ecuánime cuando les hiciese cualquier reproche.

No sé si Paul y Vinnie se habrían sentido tan heridos o menospreciados si la crítica hubiese provenido de un hombre. Tal vez habrían sabido enmascarar sus sentimientos con más astucia. Pero estaba intentando levantar la moral y la confianza y no quería que nadie del personal se sintiera temeroso o maltratado. Aunque Vinnie y Paul expresaron su abatimiento hasta el extremo, me dije: "Está bien, dejadme ajustar mi estilo, intentaré alabar primero las cosas buenas y luego ya expresaré cómo creo que algo debería haberse llevado a cabo". 

GREENBERGER: Entonces llegaste en febrero, y en mayo te ascendieron a editora gerente, contrataste a Vinnie como director artístico y Paul se convirtió en coordinador editorial, que era una posición completamente novedosa. Deduzco que en aquel entonces, entre febrero y mayo, descubriste lo que necesitabas y comenzaste a colocar tus piezas en el sitio correcto, ¿verdad?

KAHN: Bueno, sentí que necesitaba tener a mi lado un equipo fuerte y creativo. En el tiempo que transcurrió entre mi contratación y mi llegada a DC, Bill Sarnoff, el presidente de Warner Publishing, me envió una caja muy grande de cómics de DC. Pensé: "¡Oh, qué divertido va a ser! Voy a poder leer todos estos cómics". Pero para mi sorpresa, muy pocos eran realmente buenos. En primer lugar, me dije que teníamos que conseguir encauzar nuestra creatividad, y Joe parecía ser alguien que apreciaba el talento, alguien que también tenía talento él mismo, y era alguien con quien sería genial trabajar. Y lo fue. Era muy alegre.

Como he dicho, había cierta sensación de consternación entre la plantilla por el hecho de que me hubieran contratado para mandar sobre todos esos hombres que se encontraban seriamente resentidos. Pensaban que yo tenía el poder de marcar una diferencia en sus vidas y medios de subsistencia. Para proteger sus trabajos todos me decían "sí", sin importar lo que les propusiera. Pero Paul fue la única persona que me decía que "no", y decía que no ofreciéndome motivos muy convincentes y bien argumentados. Así que me dije: "Paul se atreve a decirme que no. Me puede convertir en algo mejor de lo que ya soy. Esta persona llegará muy lejos". Y así fue como empecé a promocionar a Paul a lo largo de todos los puestos posibles.

GREENBERGER: En realidad, en DC no existía la figura del director artístico. Sin embargo, creaste ese puesto de trabajo y metiste a Vinnie, que fue una elección interesante porque no formaba parte del personal anteriormente, y era más conocido como un rápido entintador que como un buen entintador.

KAHN: De nuevo, esto fue al principio, cuando estaba ansiosa por formar un equipo. Vinnie parecía tener una buena relación con los dibujantes. Finalmente se demostró que no fue el mismo tipo de decisión maravillosa que la de escoger a Joe o promover a Paul. Probablemente debería haberme tomado más tiempo y haber sido más circunspecta, pero estaba ansiosa por empezar de una vez. Vinnie hizo una serie de cosas buenas para DC, pero mientras que en el caso de Joe y Paul se quedaron durante mucho tiempo e hicieron contribuciones invaluables a la empresa, la contratación de Vinnie no fue tan acertada.

GREENBERGER: Y deduzco que cuando se fue, o le pidieron que se fuera, el puesto no lo ocupo nadie. Supongo que decidiste que las cosas estaban bien así.

KAHN: Sabes, Bobby, fue hace tanto tiempo que no recuerdo lo que pensé en ese momento.

GREENBERGER: Está bien. Al revisar esa época, he notado que justo empiezas después de que, afortunadamente, Siegel y Shuster celebrasen un acuerdo [sobre Superman] con Warner Bros., y justo cuando se llevó a cabo la edición del tomo que juntaba a Superman y Spider-Man, por lo que estabas allí para básicamente saludar su aparición. ¿Tenías la sensación de que la compañía finalmente estaba empezando a moverse en una dirección que necesitabas aprovechar? ¿O fueron solo un par de actos aleatorios sin un plan convincente de por medio?

KAHN: Creo que en ese momento me parecieron actos aleatorios, aunque fuesen muy, muy buenos. Me pareció grandioso generar cierta emoción en la industria y entre los fans de los cómics publicando el anhelado y esperado enfrentamiento entre Spider-Man y Superman. En el otoño, antes de llegar a DC, y como les ocurrió a tantos neoyorquinos, yo también leí en The New York Times sobre la difícil situación por la que estaban pasando Siegel y Shuster. Uno de los presidentes de Warner Communications era mi amigo y lo llamé y le dije: "¿Cómo es que no puedes cuidarte de estas personas, aunque legalmente no tengas que hacerlo? ¿Cómo es que no puedes hacer algo por ellos?" Así que, por supuesto, me emocioné mucho cuando finalmente llegaron a un acuerdo. En la primera Convención de cómics en la que participé, que pudo ser a finales de febrero, no  lo recuerdo...

GREENBERGER: Sí, fue la Convención de DC del fin de semana del Día del Presidente, la  primera y única.

KAHN: [Risas.] Les dije que teníamos que traer a Jerry y Joe. Sentía como que habían sido marginados, incluso aislados, por su constante disputa legal con la empresa. Y ahora que se había llegado a un acuerdo, ciertamente no había nada que nos impidiera ofrecerles el honor y el respeto que se merecían. Así que me dije: "Hagamos que sean los invitados de honor en la Convención y grabémoslo." Lo grabamos y creo que es el único video que tenemos de Jerry y Joe de ese período.

GREENBERGER: Oh, sí, te refieres a esa antigua cinta de video. Sí que la recuerdo.

KAHN: [Se ríe.] Sí, la he visto. 

GREENBERGER: Pero me alegro de que lo hicieses.

KAHN: Yo también. Fue maravilloso conocerlos y pasar algún tiempo con ellos. Cuando  se celebró el estreno de la [película] de Superman a finales del ´78 en Washington, Joe, lamentablemente, estaba demasiado enfermo como para poder viajar, pero Jerry estaba allí. Jerry tenía lágrimas en los ojos y me dijo: "Sabes, así es como lo imaginé". Fue muy gratificante que la realización cinematográfica de Superman coincidiese con su visión personal, y también fue muy especial que él pudiera estar allí, recibiendo el crédito y los honores que se merecía.

GREENBERGER: Absolutamente. Otra de las cosas que te quería preguntar es si al ser mujer, no sentías que había demasiadas series centradas en un público masculino. ¿Esperabas poder idear algo para atraer a las lectoras?

KAHN: No podría asegurar que pensara algo así en ese momento [risas]. Cuando empecé había un par de cosas que me preocupaban. La primera era que las series fueran buenas, no que fuésemos capaces de atraer al público femenino. Solo quería que las series, los títulos que teníamos, fuesen buenos. Y lo segundo era que nos debíamos preocupar más por los autores. Al llegar a DC me sorprendió mucho enterarme de que no teníamos contratos para que a nuestros dibujantes y guionistas se les pagara por las reimpresiones, royalties, participasen en los ingresos complementarios de películas para televisión o los productos licenciados, y lo más humillante de todo, cuando iban a coger sus cheques, firmaban en el dorso otorgándole a DC todos los derechos a perpetuidad por su trabajo.

GREENBERGER: Claro.

KAHN: Y como creo que mencioné en nuestra última conversación, había llegado a comprender lo incorrecto que me parecía que una empresa poderosa se hiciera con las ideas de los autores y no les diera ningún crédito ni el reconocimiento económico que se habían ganado, y lo importante que me parecía hacerlo. ¡Era lo más justo, que los creadores participaran de sus propias creaciones! Y esas eran mis prioridades, hacer que las series fueran lo mejor posible (creo que por empezar por algo que no molestara gran cosa) [risas] y asegurarme de que las personas recibiesen lo que les correspondía.

GREENBERGER: Recuerdo que justo cuando llegaste, y quizá me puedas ayudar con esto, fue Neal Adams quien empezó a presionar para que le devolvieran sus originales. ¿Todo esto comenzó contigo o fue Carmine quien lo facilitó?

KAHN: Definitivamente fue cosa de Carmine. Cuando llegué, ya estaban devolviendo los originales, pero de forma desordenada y sin garantías de devolución. Yo tenía una larga lista de derechos de los creadores que quería promulgar, y la devolución de sus obras de arte estaba en la lista. Además, quería asegurarme de que si la obra de arte era robada o destrozada en la imprenta, o simplemente se perdía en el correo, garantizásemos una compensación al artista por su pérdida.

CAMBIO DE LA (VIEJA) GUARDIA

GREENBERGER: Las tarifas por reimpresión se incrementaron al principio de tu mandato, así que estoy seguro de que los primeros talentos tuvieron que apreciarlo. Hablamos del "Club de los Viejos", donde estaba Murray Boltinolf. Pero también estaba la generación más joven, "el Club de las Marmotas", como los llamaba Sol. Así que estaba Paul, y también Marty Pasko, Tony Isabella y Jack Harris, actuando todos como editores asistentes. Y luego, poco después de tu llegada, se inició ese nuevo nivel de... supongo que de jerarquía editorial, donde estos asistentes de repente se convirtieron en editores de historias que trabajaban en sus propias series. ¿Fue porque pensabas que estos muchachos se habían ganado sus galones, o querías ver lo que eran capaces de hacer?

KAHN: ¿Editores de historias? La verdad es que no lo recuerdo.

GREENBERGER: Sí, básicamente, teníamos a los autores de los ´50, Paul, Marty, Carl Galford y Jack Harris, y todos ejercían como una especie de editor asistente. Y luego, poco después de mezclarlos con Foe, Vinnie y Paul, creaste el puesto de editor de historias, con gente como Denny O'Neil y Jack Harris editando las series, aunque el cargo pareciera extraño. Me preguntaba qué recordabas sobre el tema. [Nota del entrevistador: según Paul Levitz, Gerry Conway se había marchado a Marvel como editor jefe durante lo que terminó siendo un período de tres semanas. En lugar de contratar un reemplazo, Jenette dividió sus series entre Bob Rozakis, Jack Harris y Levitz. Cuando Rozakis pasó a producción, Tony Isabella lo reemplazó en el cargo. Según Levitz: "creo que el título de editor de historias fue una concesión a Vinnie como director artístico, y una forma de justificar el salario / estatus más bajo que tenía respecto a los editores que llevaban más tiempo".]

KAHN: Si te soy sincera, no lo recuerdo.

GREENBERGER: Está bien. Bueno, déjame preguntarte otra cosa. Tuviste a tu cargo una buena cantidad de editores como Murray Boltinoff, que terminó jubilándose a los 65 años, aunque permaneció como autónomo durante varios años más. También tenías a la generación más joven, pero después de estar unos años en el puesto, te trajiste a un dibujante veterano, Ross Andru, como editor para la compañía. ¿No tenías la sensación de que habíais dejado toda una época atrás en esos primeros años, a medida que vuestro enfoque se alejaba del western, del cómic bélico, el de romance, incluso un poco de los superhéroes, para centraros estrictamente en lo heroico?

KAHN: Parecía como que algunos géneros estaban desapareciendo, sí, entre ellos los cómics bélicos. Ya sabes, no había pasado tanto tiempo desde Vietnam.

GREENBERGER: Cierto.

KAHN: Creo que Vietnam disminuyó mi apetito por los cómics bélicos, y eso que los nuestros se centraban en su mayor parte en la Segunda Guerra Mundial. Y nuestros cómics románticos definitivamente parecían anticuados. Estábamos en una época posterior a la revolución sexual, pero nuestras historietas románticas eran demasiado castas, y sin embargo estaban encabezando el cambio de la distribución de quiosco al mercado directo, lo que significaba que íbamos a atender a una audiencia mayoritariamente masculina que frecuentaba las tiendas especializadas en cómic. Sabía que los cómics románticos no iban a ser capaces de atraerlos.

GREENBERGER: Te uniste a DC en febrero, y luego, en septiembre quedó prácticamente sellado que ibas a ser la editora y Sol el presidente. Llegado ese punto, ¿cómo dividiste los diversos roles?

KAHN: [Risas.] Bueno, algunas cosas surgieron de forma natural. Carmine lnfantino, el antecesor de Sol, había pasado mucho tiempo intentando adivinar qué portadas eran las que más se vendían, y Sol también. Sol había escalado desde producción, por lo que tenía una relación estrecha con nuestros impresores. Y habiendo trabajado durante varias décadas en las trincheras de DC, a Sol le encantaba el prestigio que conllevaba ser presidente, así que solía reunirse con cualquier persona de fuera de la empresa que quisiera hacer negocios con nosotros.

Pero la verdad es que no tenía ningún interés por el núcleo editorial de la empresa, y yo estaba más que feliz de centrarme en eso. Sol había vivido durante tanto tiempo en una industria en la que no existían los derechos de los artistas que para él pelear por ello no tenía mucho mordiente, mientras que sí que lo tenía en mi caso. Por supuesto, Sol era amigo de Phil Seuling, uno de los pioneros del mercado directo. Pero aunque Phil y él se reunían cada vez que el primero pasaba por allí, el crecimiento del mercado directo tampoco le interesaba en particular. En lugar de eso, se pasaba el tiempo tratando con los vendedores al por mayor que llevaban nuestras historietas hasta los quioscos. Por suerte, no tuvimos ningún conflicto ni siquiera a cuenta de la distribución.

GREENBERGER: Erais como... no diría directamente opuestos, pero muy diferentes. ¿Te resultó difícil llegar a tener una relación de trabajo con él?

KAHN: No puedo decir que tuviéramos una gran relación laboral. A él, más que a nadie, le molestó que me contrataran porque creía que el trabajo era suyo por derecho. Sin embargo, me contrató Bill Sarnoff, que era el presidente de la compañía. Pero antes de llegar a DC, Bill me llamó por teléfono para decirme: "Lo siento mucho, pero Sol se ha ido a ver a Jay Emmett (uno de los presidentes de Warner Communications) con más gente de personal para decir que se van si no lo hacen presidente. Sé que no son las condiciones bajo las que te contratamos, y si no quieres venir, lo entiendo. Pero realmente tengo que darle el puesto a Sol". Fue un revés inesperado, pero cuando ocurrió, yo ya había clausurado Smash y estaba emocionalmente comprometida con DC. Intenté trabajar con él, forjar algún tipo de relación, pero fue difícil. Siempre me vio como la persona que estaba intentando robar lo que le pertenecía por derecho, y como tal, nunca fuimos demasiado cercanos. El miedo a la traición de Sol era tan grande que siempre parecía preguntarse si estaba intentando expulsarlo de su puesto. Nunca llegó a decírmelo, y siempre éramos amables el uno con el otro, pero nunca tuvimos una verdadera relación ni colaboramos estrechamente.

GREENBERGER: Me parece una vergüenza. Finalmente se retiró en 1980, por lo que tuvieron que ser un par de años difíciles.

KAHN: Creo que en realidad fueron cinco años, y la verdad es que no fue una época fácil. Tenía la sensación de que iba a tener que caminar sobre brasas, y eso es lo que ocurrió.

GREENBERGER: Mientras tanto, empezaste a reforzar el personal editorial, y definitivamente pensaste más allá de los candidatos tradicionales y obvios. No todos los asistentes se convirtieron en editores, por ejemplo. Una de las opciones más extrañas tuvo que ser la de escoger a Ernie Colón. Me contaron que él te impresionó en un cóctel o en algún evento social y lo siguiente que todos supieron fue que lo habías contratado.  ¿Lo recuerdas? 

KAHN: En realidad, no recuerdo nada de esas primeras contrataciones. Supongo que tenía la esperanza de traer a gente con nuevos puntos de vista, gente con energía, pasión y  compromiso, y supongo que sentía que Ernie respondía a esos criterios.

EVOLUCIÓN

GREENBERGER: Como Joe trabajaba como editor jefe bajo tu mandato, ¿llegaste a pedirle que hiciera algo con respecto a los creadores de los títulos, o con el personal que se tenía que contratar para los puestos de editor? ¿Recibiste su opinión desde el principio o fue algo que más bien fue evolucionando? 

KAHN: Asumo que, como todo en DC, también esta relación fue evolucionando. [Risas.] Tenía una fe tremenda en Joe y creía en su compromiso, su talento y en su juicio. Fue todo un privilegio trabajar con él. Pero mi comprensión de DC necesitó de tiempo para evolucionar, y también mis relaciones con la plantilla. Todo en DC me parecía novedoso, y al principio pensé en cosas que unos cuantos años después nunca habría llevado a cabo. Pero me estaba esforzando por encontrar mi camino y durante el proceso también tomé algunas decisiones muy buenas y algunas otras que desearía que no se me hubieran ocurrido. Formó parte de mi curva de aprendizaje.

GREENBERGER: Como acabas de decir, definitivamente comenzaste a ver las cosas que necesitaba DC y comenzaste a hacer crecer dichas áreas. Una de las cosas que más me impresionó fue que, desde el principio, hiciste que DC reconociese la necesidad de utilizar a sus personajes más allá de los cómics, por lo que el grupo de proyectos especiales de Joe empezó a funcionar. Y con ese fin, saliste y contrataste a Judy Fireman para que promocionase a los personajes. Hizo cosas como The Super Heroes Super Healthy Cookbook.

KAHN: Creo que en realidad fue cosa de Joe.

GREENBERGER: Bueno, él lo llevó a cabo, pero creía que era Jud la que tuvo que promocionarlo.

KAHN: Oh, podría ser. Solo recuerdo que el libro de cocina era, ¿me atreveré a decirlo?, una obra de arte de Joe, y tengo que darle todo el crédito por ello. Creo que Mark Saltzman también formó parte. ¿No fue el escritor del libro? 

GREENBERGER: Sí.

KAHN: Mark había estado trabajando tanto en Dynamite como en Smash y tenía grandes ideas. Era un escritor muy divertido. Resulta difícil pensar en un mejor equipo que el de Joe y Mark. Cuando yo era niña, mi hermano me había pasado el Betty Cracker, Jr. Cookbook. Era un libro maravilloso con una alegría visual que me encantaba. No solo te enseñaba a hacer limonada, sino también a poner cubitos de hielo de colores para darle un poco de dinamismo. La ensalada con un anillo de piña y medio plátano se convertía en una vela encima de un candelabro con una cereza encima como llama. Así que por eso quise publicar un libro de cocina para niños que fuera tan imaginativo e interactivo como mi amado libro de cocina de la infancia.

Pero Joe y Mark superaron con creces mis expectativas. Crearon robots vegetales que decían "¡Llévame a tu salón comedor!", y espaguetis y albóndigas de Plastic Man donde Plas era una hebra de espagueti. En cada página del libro, los personajes se integraban con la comida con gran imaginación e ingenio. El libro era maravilloso, pero nos fastidió que Warner Books rechazase la portada original. Era un soleado envoltorio amarillo con frutas con insignias de superhéroes en la cubierta. En la parte de atrás, todo lo que quedaba de la fruta eran los corazones, los disfraces de superhéroes esparcidos por el suelo. Pero Warner Books nos dijo: "Oh, no, no, no. Es demasiado abstracto y demasiado difícil de comprender", por lo que terminamos con una portada cósmica azul oscuro de todos los personajes flotando en el espacio con platos de comida parecidos a planetas. Siempre he pensado que no era tan inteligente o atractiva como la original, pero Warner Books probablemente tenía razón, no era muy comercial. Aunque si hubiese sido por mí, me habría quedado con la primera portada.

GREENBERGER: Para 1980, llevabas cuatro años en el cargo, y las cosas están empezando a evolucionar y estabas haciendo avanzar a la empresa. Al mismo tiempo, el ascenso de Shooter como editor en jefe de Marvel, al otro lado de la ciudad, hizo que muchos creadores veteranos con verdadero talento estuvieran de repente disponibles. Llegó Len Wein, luego Marv Wolfman, y más tarde Roy Thomas. ¿Tuviste que insistir mucho para convencerlos de que tenías disponible un hogar mucho mejor para ellos?

KAHN: De nuevo, no sabría decirlo. Recuerdo su llegada, recuerdo a Len y Marv proponiendo la renovación de los Nuevos Titanes. Ciertamente queríamos que vinieran con nosotros, pero no recuerdo si resultó muy difícil convencerlos.

(Continuará)

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