lunes, 7 de febrero de 2022

EMBUSTES, POR GRANT MORRISON /1

Columna para Speakeasy nº 101 (1989), traducción: Frog2000.

Esto es tener fe, lo que se conoce como disponer de ´Mi propia columna´. Estoy seguro de que ya habrás visto antes algún terrible tumor ocupando la página completa de una revista y que intenta imponer sus opiniones medio reticentes a una platea espectacularmente desinteresada. Bueno, yo soy ese dolor en el trasero y hago esto solo porque SPEAKEASY me lo pidió muy amablemente y soy demasiado educado como para rechazarlo. No tienes por qué leerlo. Sé que yo no lo haría. 

De todos modos, se supone que esto es una columna mensual llena de bilis y controversia que arrancará la tapa de la hirviente olla de pasión y corrupción que es la industria del cómic, etc, etc.

Créeme, es más fácil decirlo que hacerlo. Lo más horrible es que la mayoría de las personas que trabajan en los cómics son indecible y descaradamente aburridas. Trágico, pero también cierto, así que no puedo evitar reírme cuando leo la columna de 'chismes' de ESCAPE. Las típicas revelaciones mensuales que intentan dejar sin aliento podrían empezar de la siguiente manera:

"Bill Sienkiewicz estuvo el otro día en la ciudad para comprarse algunos recambios para su rotring. Mientras tanto, se tomó una taza de café con Nick Landau...", o "Neil Gaiman está arreglando su baño y no sabe si va a combinar las fundas del asiento del inodoro con la cortina de la ducha..."

Por el amor de Dios, ¿aún no han asesinado a nadie? ¿No hay al menos un creador en el mundo de las historietas que tenga algo así como una docena de chicos realquilados descuartizados y obstruyendo sus desagües? ¿Qué va tan mal para que incluso nuestra querida solterona, Vikki Veil, se esfuerce tanto en desenterrar cualquier cosa que tenga el más mínimo parecido con un rumor escabroso? En realidad, no parece tan difícil.

Además, mientras estoy escribiendo esto padezco una enfermedad terminal causada por la fiebre del heno y una ansiedad poco fundamentada. En dicha condición, la mera idea de ser ingenioso e incisivo es suficiente como para hacerme correr en busca de refugio. Por el momento, mi idea del cielo es simplemente arrastrarme entre las sábanas e ingerir una sobredosis de antihistamínicos. Os prometo rabia y controversia para el próximo mes, pero por ahora solo puedo ofrecer los siguientes rumores:

¡EL OSCURO SECRETO DE LOS CÓMICS, MISTER AMABILIDAD!

Me encantó la reseña de Black Kiss escrita por Kirsty McNeill para el último número de SPEAKEASY, y fue muy agradable descubrir que yo no era exactamente la voz en el desierto que pensé que era después de escribir una reseña no demasiado complementaria a esta para ARK. Un crítico me acusó de no darme cuenta de que Black Kiss era satírico y también me señaló que me apropiaba indebidamente del feminismo para oprimir aún más a las mujeres. Vivimos en un viejo y extraño mundo.

Fue más divertido que el propio Chaykin se leyese la reseña y afirmase que sencillamente yo no había entendido nada en absoluto. Argumentó que solo porque había escrito y dibujado sobre actos sexuales desviados, no significaba que él mismo los practicase. (¿Desviados? Perdóname si ronco más fuerte de lo normal). Continuó diciendo que solo porque yo escribiese cómics de superhéroes de mierda no significaba que había que pensar que yo solía pasearme por ahí con un disfraz ceñido. Me habría sentido debidamente castigado por la viperina lengua de Chaykin si no fuese por el hecho de que paso gran parte de mi tiempo libre vestido como Wonder Woman.

Y Black Kiss sigue siendo absolutamente horrible.

COLGAD A LOS PROFESIONALES

Se acerca el momento de la Convención y no puedo dejar pasar una alarmante tendencia que cada vez se vuelve más evidente a cada año que pasa. Todo comenzó con Alan Moore, cuya inquebrantable influencia sobre una generación se extiende ahora incluso a su comportamiento social. Me refiero, por supuesto, a ese "evitar a los fans en las Convenciones", el deporte favorito actual de personas tan escandalosamente famosas que no han aparecido ni una sola vez en la revista SMASH HITS.

Hay que aclarar que al menos, Moore tiene cierta justificación. Una vez lo vi correr hacia los baños, solo para ser perseguido por una absoluta horda de fervorosos jóvenes con acné. Bajo cualquier otra circunstancia, seguramente esto podría ser motivo suficiente para iniciar una investigación de la policía judicial. Sin embargo, en la extraña atmósfera de vestuario de la Convención de cómics, es otra actividad más. Una vez retirado del mainstream, ahora Moore tiene derecho a mantener su privacidad. No así los demás.

Ciertamente, puede resultar complicado que a uno le aborde en las escaleras algún fan cuya sola apariencia parece burlarse de la validez de las teorías de Darwin e incluso yo, campeón de los socialmente inadaptados, me he visto en apuros para poder lidiar con algunos de los más grotescos que se pueden encontrar en una Convención. Sin embargo, me horroriza ver que la 'Sala de Descanso' es utilizada como retiro de dos días por profesionales tan pagados de su propia importancia que ni se dignan a conocer a las personas que les pagan lo que ganan. Me angustia la actitud condescendiente hacia los fans, que a menudo han viajado cientos de kilómetros desde habitaciones sofocantes en pueblos de mala muerte, para conocer a guionistas y dibujantes a los que estúpidamente admiran y respetan. Me cabreo, indigno, enfurezco y cualquier otra palabra que se pueda encontrar en el diccionario de sinónimos, cuando escucho los planes de un creador para estar disponible un único día porque los fans son demasiado, demasiado horribles como para poder soportarlos durante más tiempo. Algunos pueden ser horribles, pero unas pocas horas durante un par de días al año no es mucho pedir, ¿no es cierto? Como requisito para conseguir los beneficios que da una fama menor es, me parece, bastante razonable.

Por supuesto, también estoy molesto porque nadie nunca me ha seguido hasta el baño de caballeros.

GRANT MORRISON

1 comentario:

Anónimo dijo...


Ésto sí que es encontrar petróleo. Me quedo esperando la columna donde se mete con los calvos porque son una metáfora con patas sobre el vacío existencial y carecen de utilidad social porque cuando llegan a los sitios no nos permiten saber si fuera hace viento.



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