GREENBERGER: Cierto. Eso sí, el otro éxito, y habría que darles gracias a Tim Burton y a su Batman, fue, por supuesto, la serie de Flash de CBS de principios de los noventa. Parece que les entusiasmó mucho a Les Moonves y a la gente de CBS, porque recuerdo que una editorial estuvo trabajando contigo para montar a toda velocidad una buena cantidad de biblias de estilo con la intención de impulsar diferentes propiedades. Sin embargo, The Flash solo duró una temporada.
KAHN: Tristemente, fue todo un fracaso.
GREENBERGER: Sí. No lo recuerdo, pero, ¿te involucraste mucho en la serie?
KAHN: Estuve trabajando desde el principio con los dos guionistas.
GREENBERGER: Bilson y DeMeo.
KAHN: ¿Paul De Meo?
GREENBERGER: Sí. y Danny Bilson.
KAHN: Al igual que Tim, Danny y Paul también respetaban mucho nuestros cómics, así que diseñamos unos manuales de estilo en los que metimos nuestras mejores historias. Tampoco podíamos pedirles que se sumergieran en cuatro décadas de cómics de superhéroes, especialmente porque había muchas malas historias junto a las buenas. Así que Danny y Paul tuvieron disponibles las que creíamos que eran algunas de las mejores y más interesantes para trasladar a la pequeña pantalla.
TRABAJANDO CON LOS CREADORES
GREENBERGER: Pero todo radicaba en el material de origen, y la década de los 80 fue realmente interesante, porque podías sentir cómo DC iba acumulando impulso según abrazaba el mercado de venta directa y empezaba a producir material específicamente para ese mercado, cosas como Camelot 3000 y más tarde Ronin. También se puso a experimentar con el papel y con la presentación de los tomos. Por supuesto, debemos tener en cuenta la invasión británica y lo importante que fue para la industria. A esas alturas, Paul y tú también habíais introducido el sistema de royalties. ¿Ayudó dicho sistema a reclutar talentos para la DC?
KAHN: Bueno, no fue solo por los royalties. Una de las cosas que me quedó clara tras mi llegada a DC Comics fue que los creadores no tenían derechos. Sabía que era totalmente injusto y que deberían tenerlos, tanto si había un sindicato presionando a su favor como si no. Y lo pensaba porque yo mismo había sido una creadora y no se me había permitido participar del enorme éxito de mis propias creaciones.
GREENBERGER: Cierto.
KAHN: Por eso sabía lo que era estar en ese lado del escritorio y que no fuesen justos contigo, así que puse todo mi corazón para iniciar ese cambio en DC. Los royalties solo fueron un aspecto de ese cambio integral para garantizar que los dibujantes y guionistas tuvieran asegurado aparecer en los créditos, que se les devolvieran sus originales y que, si de alguna manera los dañábamos o perdíamos, recibiesen alguna compensación. También recibirían parte de los ingresos secundarios que generaban sus personajes y creaciones. Estábamos decididos a que cuando pudiéramos ofrecerles royalties, también los tendrían. Los cómics perdían dinero cuando llegué a DC, por lo que no pudimos implementar el plan de royalties de inmediato. Pero en cuanto nuestros cómics salieron del bache, también iniciamos el plan.
GREENBERGER: Eso me recuerda que otra de las cosas por las que no habéis recibido el crédito suficiente fue por lo que hicisteis cuando se cerró el trato con Kenner para fabricar las figuras de Super Powers. Contrataste a Kirby para hacer los diseños y de esa forma lograr que se llevase algún beneficio como el creador de los personajes del Cuarto Mundo, algo realmente generoso por parte de DC.
KAHN: Bueno, aunque se promulgaron todos esos derechos, se empezaron a llevar a cabo en el momento de mi llegada a DC. Llegué en el '76 y, desafortunadamente, no pudimos dar ingresos complementarios retrospectivamente, porque no habíamos estado antes y no podíamos decir exactamente quién había hecho qué. Para nuestro pesar, los creadores mayores que habían trabajado en las trincheras y producido algunos de nuestros personajes e historias más memorables nunca iban a ser recompensados por el trabajo que habían realizado. Jack era uno de esos venerados y asombrosos talentos, y queríamos encontrar una forma de reconocer, financieramente, sus enormes contribuciones, así que utilizamos el acuerdo de Kenner para lograrlo.
GREENBERGER: Me parece fabuloso. Como he dicho, estabais acumulando cierto impulso. Estabais haciendo grandes cosas por los creadores, encontrando nuevos talentos, probando nuevas combinaciones. Y luego, por encima de todo, la empresa se estaba expandiendo. Me contrataron justo entonces, junto a muchas otras personas. El departamento de licencias estaba creciendo, el grupo de proyectos especiales de Joe estaba creciendo, y así sucesivamente. ¿Recuerdas si llegaste a sentir esa especie de impulso y a notar cómo se expandía la empresa?
KAHN: Oh, absolutamente. La última vez que hablamos, creo que comenté que era un poco como una especie de época isabelina, por la fecunda creatividad que se respiraba en la empresa. Nos llegaban obras excepcionales de creadores extraordinarios, gente como Alan Moore, Dave Gibbons, Frank Miller, Grant Morrison, Neil Gaiman, Dave McKean... No quiero dejar a nadie fuera de la lista. Podría seguir y seguir y seguir.
Primero se sintió en el aspecto creativo, lo más emocionante de todo. Pero también trasladamos el impulso que estábamos ganando en el área de los cómics a otras áreas de la empresa. Conseguimos detener la hemorragia de las ventas de cómics y facilitamos una nueva salida para todos que siguió aumentando cada vez más. Varios de nosotros nos involucramos en la implementación de todos estos cambios, y todos sentimos que estábamos trabajando hombro con hombro y creando una nueva era para los cómics.
GREENBERGER: Pero alguna cosa no funcionó al final, porque a principios de los 80 apostaste fuertemente por los cómics de Atari que se basaban en los juegos, y te trajiste a Dick [Giordano] en octubre de 1980 porque te estabas preparando para editar una tonelada de ese material. Y al parecer, todo desapareció de la noche a la mañana. ¿Lo recuerdas?
KAHN: [Risas.] Bueno, la verdad es que sabía que los cómics de Atari nunca nos iban a dar demasiados dividendos. Nos hubiera encantado incorporarlos al catálogo, pero no confiábamos en esos cómics tanto como para pensar en ellos como en uno de los pilares importantes de nuestra rentabilidad. Los veíamos más como una gran oportunidad: Atari era una empresa hermana y una de las primeras empresas de nueva tecnología, y disfrutaba de un éxito sin precedentes. Forjamos una relación con Atari con la esperanza de expandir nuestra base de clientes metiendo cómics en sus cartuchos de juegos. Pero en realidad no me traje a Dick para hacer la parte de Atari.
GREENBERGER: Ah, entonces me equivoco.
KAHN: No, sabíamos que podíamos utilizar a otro editor y nos trajimos a Dick porque tenía un talento increíble y se había ganado el respeto de la comunidad creativa. Fue todo un salto de fe, porque contratar a Dick significó un cambio radical en nuestra estructura salarial. Dick ganaba tanto dinero como autónomo que igualarlo habría excedido la escala salarial que teníamos en DC. Pero yo creía tanto en Dick que acudí a Bill Sarnoff, el presidente de nuestra división, y le expliqué lo que necesitaba con argumentos muy sólidos. Defender a Dick significaba que teníamos que aumentar los salarios proporcionalmente para todos los demás, y eso fue lo que sucedió. No es algo que Bill estuviera ansioso por hacer, pero de alguna manera lo logramos. Nos trajimos a Dick y fue uno de los que más contribuyeron a que DC alcanzase sus metas.
GREENBERGER: Entonces estabais Joe, Paul, y tú, y más tarde Dick se subió a bordo, así que rápidamente el trío se convirtió en cuarteto. ¿Cómo era la dinámica del grupo?
KAHN: Según recuerdo, trasladamos a Joe a proyectos especiales y Dick se hizo cargo de la línea de cómics.
GREENBERGER: Cierto.
KAHN: Nadie le pisó los callos a nadie, porque cada persona trabajaba en un área diferenciada. Además, teníamos un tremendo sentido de la responsabilidad y estábamos colaborando en un momento increíblemente emocionante. No solo trabajábamos duro para cambiar el negocio, sino que también lo estábamos disfrutando.
Y nos divertimos mucho juntos. Paul siguió siendo la persona que me decía que no y siempre lo respeté mucho, porque su negatividad me hizo progresar [risas.] Cuando me decía que no a una idea, me esforzaba más para demostrarle lo buena que era. Solía entrar en la oficina de Paul y decirle: "Hey, se me ha ocurrido otra idea". Y Paul me contestaba: "Seguro que eres consciente de que hoy ya has tenido demasiadas. Tengo una pequeña carpeta donde voy metiéndolas y ya sacaremos alguna más tarde". [Risas de ambos.]
GREENBERGER: Oh, suena a él.
KAHN: No tenía nada más que el mayor de los respetos y afectos por Dick y Joe, pero Paul y yo construimos una dinámica que duró todos estos años y que continúa incluso ahora que ambos estamos fuera de DC Comics. Yo era la persona positiva y él el escéptico. Paul siempre decía que yo veía a través de las paredes. Pero a Paul le encantaban los detalles y sabía cómo hacer que las cosas se llevaran a cabo. Si daba con algo interesante, Paul sabía cómo implementarlo. Formábamos un equipo maravilloso. Valoro mucho esa relación hasta el día de hoy, al igual que mi relación con Dick y Joe.
GREENBERGER: [Suspiro.] Echo de menos a esos chicos.
KAHN: Sí.
¿ES CIERTO QUE MARVEL CASI LICENCIA A LOS PERSONAJES DE DC?
GREENBERGER: Jim Shooter ha escrito hace poco en su blog algo que ha provocado muchos rumores, y me gustaría saber tu opinión.
KAHN: Oh, bueno, no sé nada sobre su blog...
GREENBERGER: Bueno, Jim cuenta la historia de que en febrero de 1984, un mes después de entrar a trabajar en Marvel, Biff Sarnoff lo llamó de repente y comenzaron a mantener una serie de conversaciones sobre básicamente la idea de clausurar DC Comics y licenciar los cómics a Marvel. Y Marvel llegó tan lejos como para averiguar qué títulos importantes les gustaría renovar y así sucesivamente hasta que el trato terminó por fracasar. Supongo que ni siquiera pasó de un par de conversaciones, pero no sé mucho más. ¿Sabías tú algo sobre el tema?
KAHN: Nada. Me choca muchísimo. Estoy intentando darle vueltas a lo que estábamos publicando en 1984.
GREENBERGER: Bueno, Camelot 3000 estaba llegando a su fin, justo en la época en la que empezó Ronin, justo antes de Crisis en Tierras Infinitas.
KAHN: ¿Ya habíamos publicado Ronin?
GREENBERGER: Acababa de salir. Ya sabes, fue un período muy interesante, porque las cosas todavía se estaban empezando a montar de la nada. Pero al mirar lo que la compañía hacía en ese momento, no tengo ni idea de por qué Bill podría haber pensado siquiera en echar el cierre.
KAHN: No, claramente aún no habíamos alcanzado nuestro apogeo, pero tampoco era un momento en el que estuviésemos perdiendo dinero. Creo que habíamos superado la hemorragia económica.
GREENBERGER: Absolutamente.
KAHN: Entonces, como he dicho, no sé nada sobre el tema y ni siquiera sabría decir si es cierto o no.
GREENBERGER: Bueno, curiosamente, [Shooter] subió facsímiles, o escaneos, de los memorandos que escribió en febrero de 1984, hablando sobre el tema. Así que parece legítimo.
KAHN: Guau. ¿También publicó los scans?
GREENBERGER: Sí. Si quieres, te puedo enviar el enlace.
KAHN: Oh, está bien. Gracias, Bobby, no es necesario. Lo único que se me ocurre es que tuvo que existir algún tipo de presión corporativa. No sé si fue así, pero no se me ocurre otro motivo. En serio, me desconcierta por completo.
GREENBERGER: Oh, bueno, entonces ya somos dos.
KAHN: ¿Y cómo iban a hacerlo? ¿Le iban a ceder los cómics a Marvel, aunque conservasen los derechos para hacer otras cosas con los personajes?
GREEN BERGER: Sí, les iban a otorgar licencias de los personajes solo para poder imprimir cómics.
KAHN: Para imprimirlos. Bueno, puede que a Bill se le antojara que DC fuese más rentable y pensase que si conservaba los derechos del merchandising, la televisión y las películas, no tendría por qué preocuparse por la rentabilidad de los cómics, por lo que su propio cometido como presidente de Warner Publishing no quedaría en entredicho.
GREENBERGER: Oye, como he dicho, solo era una pregunta.
KAHN: [Risas.] Tiene que haber sido impactante, ¿qué ha dicho la gente sobre el tema?
GREENBERGER: Bueno, nadie había oído hablar de esto antes y todo el mundo se quedó en plan... generó mucha curiosidad. La gente se preguntaba qué habría hecho Marvel con esos personajes en ese momento, qué habría significado todo esto para gente como Joe, Dick, Paul y tú. Se formularon ciertas especulaciones sobre por qué nunca llegó a suceder. Ya sabes, agitó las cosas durante aproximadamente una semana.
KAHN: ¿Has hablado con Paul al respecto?
GREENBERGER: No, aún no.
KAHN: Si Paul lo hubiese sabido, por supuesto que me habría informado. La idea le habría puesto nervioso. Estoy segura de que ninguno de nosotros sabía nada.
CONTINUIDAD EN CRISIS
GREENBERGER: De todos modos, si hablamos específicamente sobre las publicaciones, más allá del talento, y del formato y demás; si solo nos referimos al contenido, Marv estaba empezando a pensar en una idea para sacar un cómic por el 50 aniversario de DC que fue evolucionando hasta convertirse en Crisis en Tierras Infinitas. ¿Eras otra de las que pensaban que la continuidad se había vuelto demasiado complicada?
KAHN: Oh, absolutamente. En esos mundos paralelos podías socavar lo que estabas haciendo en Tierra Prima, de modo que los acontecimientos que ocurrían en ella no importaban demasiado. Si sucedía una tragedia o una muerte en Tierra Prima, siempre podía revertirse en otro universo. Intentamos dejar un solo mundo donde lo que estuviese en juego le importase de verdad al lector.
GREENBERGER: Mm-mm. Pero ya sabes, las Crisis nos llevaron al Who´s Who y al gran 50º aniversario. ¿Crees que la empresa logró los objetivos que se había impuesto en ese momento?
KAHN: ¿Te refieres a través de las Crisis?
GREENBERGER: Sí.
KAHN: Creo que las Crisis fueron un éxito colosal en muchos sentidos. Era una de esas series de las que esperas el siguiente número con gran expectación.
GREENBERGER: Cierto.
KAHN: Y cuando leías el ejemplar, estaba lleno de drama, acción y emociones sinceras y desgarradoras. El colapso de todos esos otros mundos magnificaba todo lo que ocurría en Tierra Prima.
GREENBERGER: Claro. Además, obviamente os pusisteis a trabajar Dick, tú y quien sea que estuviese de acuerdo en que había llegado la hora de renovar de arriba abajo al trío principal: Superman, Batman y Wonder Woman. Supongo que algo tuvo que ver el hecho de que Frank idease Batman: Año Uno como continuación de El Regreso del Señor de la Noche. Pero luego cogiste y reclutaste a John Byrne para Superman, y además había una especie de casting para hacerse con las riendas de Wonder Woman. Así que me pregunto, ¿cuán desesperadamente necesitaban ser renovados?
KAHN: En mi caso, pensaba que nuestros personajes principales necesitaban ser renovados desesperadamente. En nuestras historias anteriores a Crisis y otros títulos decisivos como Dark Knight y Year One, la trama casi siempre se imponía a los personajes. Lo que queríamos hacer era invertir la ecuación y que los personajes determinsen la trama. Fue el fundamento subyacente para realizar los cambios en nuestros tres personajes principales y luego en el resto del catálogo.
GREENBERGER: Entonces, ¿por qué escoger a John Byrne?
KAHN: Oh, ya sabes, Bobby, no estoy muy segura. [Bob se ríe.] A ver si lo recuerdo. Creo que John estaba haciendo X-Men.
GREENBERGER: Sí.
KAHN: Como he dicho, quería que nuestros personajes determinaran hacia dónde marcharía la historia. Y aunque X-Men era extremadamente complejo, podías conocer a los personajes y te preocupabas por ellos.
GREENBERGER: Ah, claro.
KAHN: E incluso aunque tuviesen debilidades, a veces por eso en particular, te preocupabas por los personajes de Marvel. La idea de tener una imperfección se convirtió en un concepto muy importante a la hora de renovar a nuestros personajes insignia. Formaban parte de la Edad de Oro de los cómics y habían alcanzado la mayoría de edad al borde de la Segunda Guerra Mundial. Habían ido a la guerra en nombre de Estados Unidos y defendían todo lo patriótico, verdadero, noble y correcto, y en ese momento esa era la configuración perfecta para nuestros personajes.
Pero 40 años después, nos encontrábamos en una época muy diferente. La contracultura y la guerra de Vietnam habían cambiado la forma en que veíamos el mundo, por lo que la caracterización puramente heroica de nuestros superhéroes era demasiado simplista. Queríamos que se desarrollaran lo más plenamente posible y eso significaba que debían tener imperfecciones. Además de sus habilidades de dibujo extremadamente emocionantes, John había demostrado que sabía cómo hacerlo. Y como en los cómics también hay estrellas, escogimos a John porque era una de ellas. Creíamos que no solo podía aportar su creatividad, sino que también atraería un tremendo interés de los miles de lectores que amaban el trabajo que había hecho en X-Men.
GREENBERGER: Está bien. Me doy cuenta de que fuiste muy práctica en el caso de John y Andy Helfer, el editor original, para dar forma a lo que sería el material de Superman, pero ¿qué pasa con Wonder Woman? Porque obviamente era un personaje femenino, y también uno de los personajes insignia, así que probablemente necesitaba una cantidad de arreglos mayor. ¿Te volcaste mucho para elegir al equipo creativo?
KAHN: Bueno, a ver si lo recuerdo, pero me parece que fue George quien se hizo cargo, aunque, ¿quién fue el primer guionista propuesto?
GREENBERGER: De las muchas ofertas que se recibieron, Greg Potter, que había hecho Jemm, Son of Saturn, ofertó la mejor propuesta y la que más contentaba a todos. Supongo que Dick, Janice Race, la editora, y tú, contactasteis con Greg después de las Crisis. Y más tarde George se hizo cargo.
KAHN: Por supuesto. Puede que esté siendo injusta con Greg, pero recuerdo a George como el verdadero visionario en la renovación de Wonder Woman. Pero NPR me entrevistó ayer sobre Wonder Woman y les dije: "Mejor habla con Karen Berger [risas], porque Karen lo recordará mucho mejor que yo". Dejando a un lado mi memoria, no tengo más que elogios por el trabajo de George en Wonder Woman. Para mí sigue siendo la mejor interpretación del personaje.
¿EL MEJOR AÑO DE DC?
GREENBERGER: ¡Excelente! Tengo muchas ganas de hablar sobre 1986, que para mí fue el año más destacado de la empresa.
KAHN: ¿Pero qué pasó en 1986? ¿Qué pasó ese año? [ambos ríen.]
GREENBERGER: Bueno, básicamente, DC relanzó a Superman, Batman y Wonder Woman, también se publicó The Shadow de Howard Chaykin, Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons, y DC entró en el mercado de las librerías generalistas con el recopilatorio de Dark Knight, ¡fue un año completo!
KAHN: ¡Un buen año! [risas.] Bobby, tu forma de describirlo es de lo más precisa. Llevábamos trabajando y sentando las bases para cambiar los fundamentos de la industria desde hacía más de una década, intentando que los artistas recibiesen los royalties que se merecían, y cambiando los métodos de distribución para que los cómics fuesen rentables donde no lo estaban siendo. Queríamos hacer avanzar los cómics, que se percibían como infantiles y efímeros, y convertirlos en una forma de arte sofisticada. Y tuvimos la suerte de que la confluencia de todo ese gran trabajo fructificase en un año excepcional para DC.
GREENBERGER: En DC estaban pasando varias cosas diferentes al mismo tiempo. Por un lado, Frank llevaba trabajando en The Dark Knight varios años, y finalmente consiguió que apareciese en 1986. Tú te hiciste con los derechos de La Sombra, propiedad de Condé Nast, y se la ofreciste a Howard Chaykin, quien le dio al personaje una capa de pintura fresca. Al mismo tiempo, estabas renovando a los tres personajes principales. ¿Te preocupó que quizá estuviesen sucediendo demasiadas cosas a la vez?
KAHN: No creo que alguna vez llegáramos a sentir algo parecido. Fue un momento estimulante en el que sentíamos que estábamos recogiendo los frutos de nuestro trabajo. El hecho de que sucedieran tantas cosas buenas en el mismo año no fue del todo intencionado, pero la renovación de nuestros tres personajes principales sí que lo fue.
GREENBERGER: Y por lo que sé, el trabajo y los guiones que aportó Frank a The Dark Knight llegaron en el mejor momento, porque ya estabas pensando en llevar a cabo una renovación de Batman.
Antes hemos hablado sobre cómo elegiste a John Byrne y cómo lo reclutaste para que le diera nueva vida a Superman después de considerar las propuestas de Steve Gerber, Cary Bates y Elliot Maggin. Por otro lado, Wonder Woman también fue remozada. Se presentaron varias propuestas hasta que la de Greg Potter atrajo tu atención. ¿Recuerdas qué fue lo que más te interesó del punto de vista de Greg?
KAHN: Ni siquiera puedo recordar el resto de puntos de vista, pero queríamos darle verdadera profundidad al personaje y mayor relevancia a los temas que abordaba Wonder Woman, y la serie hizo todo eso y más.
GREENBERGER: A medida que avanzaba el año, empezaste a explorar territorio absolutamente desconocido en el medio al recopilar The Dark Knight en tapa blanda y tapa dura y, de hecho, conseguir entrar en el mercado de librerías generalistas a través de la distribución de Warner Books. ¿Creías que era el comienzo de una nueva forma de presentar el material o que solo era algo excepcional y único para ese producto en concreto?
KAHN: Bueno, creo que la idea de presentarlo de una forma especial se remonta a The World of Krypton de Nelson Bridwell. Nelson tuvo la idea de editar varios títulos interconectados entre sí, una historia sobre Krypton que profundizase en los rudimentos del planeta natal de Superman. Decidimos publicarla, y para etiquetar los tres títulos y distinguirlos del resto, seguimos el ejemplo de la televisión y los llamamos "miniserie".
GREENBERGER: Por supuesto.
(Continuará)
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