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"Pero no sólo reinventó la guitarra en cuanto a sus posibilidades sonoras, también la erotizó para siempre. En manos de la mayoría de los grupos sesenteros, generalmente bastante inmóviles en el escenario, no había nada especialmente sexy en la guitarra. Pero la forma en que Jimi hacía el amor con la suya resultaba tan explícito que nadie pudo dudar del simbolismo fálico de su amado instrumento."
En este número ciento veinte de Ruta 66, Steve J. Powell desgranaba la vida y obra del influyente músico nacido en Seattle veintiséis años después de su muerte.
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