“Desde el Infierno: Correspondencia”, (1997), cartas entre Alan Moore y Dave Sim en Cerebus números 217 a 220; reimpresas en “The Extraordinary Works of Alan Moore”. Parte 7 de 7. Traducido por Frog2000. Primera parte, segunda parte, tercera parte, cuarta parte, quinta parte, sexta parte.
-------------------------------------------
From Hell (Conclusión)
Nota a pie de página de Dave Sim.
En realidad no me considero un “seguidor” del Cristianismo. Soy capaz de distinguir claramente entre la descripción de Jesucristo como “Cordero de Dios” que se puede encontrar en el Evangelio de Juan, a la que tengo un tremendo respeto, y el Jesucristo “Hijo del Hombre” descrito en los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. También quiero aclarar que, de hecho, la primera descripción la considero menos herética que las otras tres, aunque también creo que las cuatro son tan oportunas como inevitables. No obstante, las cuatro fueron además lamentables corrupciones Judáicas. También estoy de acuerdo con la opinión que tiene Alan sobre los “mandos intermedios” teológicos.
Alan Moore
Bueno, ya que me has invitado a corregir las conjeturas que hayas podido idear después de leer mi último mensaje, por mi parte sería una grosería no hacerlo. Todas las supuestas razones que enarbola el Doctor Gull sobre la existencia de una guerra eterna entre la fuerza masculina solar y racional y la fuerza femenina lunar e irracional no tienen nada que ver con mi propio punto de vista.
Tiendo a ver ambas fuerzas como partes de una balanza dinámica mucho mayor, y también suelo rehuir posiciones extremistas como: Sol vs. Luna, Hombre vs. Mujer, Cristianismo vs. Satanismo, Lobo vs. Lobezno, y etcétera.
Lo admito, tengo serias objeciones... hay campos repletos de huesos por culpa de sus guerras. De hecho... deberíamos arreglar cuentas con cualquier tipo de religión organizada. Esto es una crítica contra algunos organismos puramente puntuales que (en mi opinión) han terminado siendo más un obstáculo para la humanidad y contra cualquier noción de espiritualidad o divinidad que cualquiera pueda suscribir por sí mismo, que como una apertura de puertas hacia todo el mundo. Para mí, la diferencia entre Divinidad e Iglesia es como la diferencia que existe entre Elvis y el Coronel Parker... aunque quizá este argumento pueda conjurar visiones en las que Dios muere en un lavabo, pero en realidad no es lo que quiero exponer.
Lo que quiero decir es que creo que la religión organizada parece ser una acumulación de rituales mortecinos, dogmas sin vida y creencias que en su mayor parte se basan en el miedo y que han ido adhiriéndose a un núcleo que en un principio parecía estar basado en experiencias genuinamente espirituales. Por ejemplo, mis investigaciones sobre los Esenios originales me han hecho descubrir que eran gnósticos. Que es como decir que su espiritualidad no estaba basada en la fe o en las creencias, sino en una percepción y conocimiento personal, o gnosis, de los poderes que conforman el Universo. No creían, sino que conocían. Si alguna vez ha llegado a existir un personaje histórico como Jesucristo, y si es cierto que a esa persona la rodeó un grupo de Apóstoles, éstos no actuaban a partir de unas creencias. Saúl / Pablo tuvieron una revelación celestial durante su viaje hacia Damasco. El Fuego Pentescostal bailó en sus lenguas. Tomás... un pura-sangre gnóstico al estilo de los de Missouri, si es que alguna vez he oído hablar de alguno... incluso llegó a poner sus manos sobre la herida del propio Mesías resucitado. Gnosis... conocimiento y experiencia personal de lo espiritual... con estos conceptos no tengo problema alguno.
Con los que sí que tengo problemas es con los mandos intermedios que se interponen entre la fuente original tan eficientemente como han hecho con el resto de áreas humanas, y aquellas personas que quieren calmar su sed en el campo de la espiritualidad. Es lo que me parece que ocurrió exactamente cuando el Emperador Constantino lanzó su proyecto de Fe Cristiana moderna a través de su departamento de marketing, porque en su mayor parte fue construida para resolver un par de problemas terrenales inmediatos que Roma se vio forzada a encarar en aquella época. La ciudad estaba divida por diferentes facciones teológicas. Probablemente los más numerosos y ruidosos fuesen los primeros Cristianos Zelotes. Luego teníamos el culto a Mithras, que aunque era menos numeroso, estaba formado por el grueso del Ejército Militar. Finalmente estaba el culto al Sol Invictus, el Sol Invicto, relativamente pequeño pero muy popular entre la clase mercantil.
Lo que hizo Constantino consistió en componer una religión que unificaría Roma: la Cristiandad incorporaría bastante pedazos del Mitraísmo, incluyendo todo aquello del nacimiento en una cueva rodeado de pastores y animales y el 25 de Diciembre, y también haría ciertas concesiones al culto al Sol Invictus, el Sol Invicto, pegando detrás de la cabeza del Mesías en todos los folletos publicitarios un gran símbolo que representaba al Sol. Esta fue la política que siguió.
Si lo expresamos en términos espirituales, el efecto que consiguió fue que se empezó a dejar de enfatizar la genuina experiencia espiritual de cada uno. Mientras que para los gnósticos originales el conocimiento personal y la comunicación directa con la deidad era la piedra angular de su vida espiritual, el clero que vino después se movía bajo unos presupuestos básicos completamente diferentes:
“No necesitas haber tenido una experiencia personal que te transforme, y de hecho, tampoco nadie del clero necesita haberla tenido. Lo más importante es que tenemos entre manos este libro que habla sobre gente que vivió hace mucho tiempo, y que sí que tuvieron todas esas experiencias transformadoras.Y si vuelves el próximo domingo te contaremos más sobre ellos, y eso será para ti una experiencia transformadora.” Me suena como una especie de fagocitación del impulso divino que canaliza las aspiraciones espirituales de cada individuo y las dirige con la ayuda de un mecanismo de regulación social.
Así que no, la verdad es que no soy un gran fan de las religiones organizadas de cualquier tipo.
Por otra parte, no tengo otra cosa que respeto por tu reciente adherencia al Cristianismo, aunque me sorprendiese bastante. Despojado del dogma y de las estructuras que la religión organizada ha hecho crecer a su alrededor, la historia de los inicios de la Cristiandad me produce una enorme simpatía. La simbología y los conceptos judeo-cristianos componen una parte importante del pensamiento mágico, y mis propios trabajos han tocado alguna de estas áreas con una fiera intensidad. No os aburriré ni a tus lectores ni a ti con los enmarañados detalles, pero durante una de mis investigaciones sobre la Cábala pude descubrir su punto de vista sobre los Misterios de la Crucifixión, y ni que decir tiene que me dejó una profunda impresión. Imagino que es posible que mi idea sobre Jesucristo sea mucho más inmediata y real que la que tienen un gran número de personas que se declaran cristianos practicantes.
Supongo que mi forma de definir las relativas posiciones que existen entre el lenguaje y la lingüística es la siguiente: en mi opinión, el paisaje espiritual subyacente de todas las religiones y sistemas de creencias a nivel mundial es el mismo territorio, al igual que un cánido cuadrúpedo es esencialmente el mismo animal en todo el mundo, sin importar demasiado que optemos por etiquetarlo como “chien” o “hund” o “dog”. Igual que con los perros, lo mismo ocurre con los dioses. Para el sistema de lenguaje, todas las religiones y creencias son un rango de íconos y símbolos con los que intentamos conformar el infinito y todo lo que no está definido. Al igual que ocurre con el lenguaje, muchos sistemas de creencias tienen su propia y exclusiva belleza, sus propias ventajas e inconvenientes. Creo que en su forma más pura, el Cristianismo es un lenguaje sagrado, poderoso y emocionante, y a veces me gusta utilizar sus términos para encuadrar el Universo. La magia no la veo como algo opuesto al Cristianismo, al Islam o incluso al Humanismo secular, sino que todas estas categorías son como lenguajes de la existencia, aunque la magia está más cerca de la lingüística, como si fuese la ciencia del lenguaje. Espero que te des cuenta de que todo esto no implica necesariamente que la magia sea una forma de estudio superior. Al igual que nunca sería capaz de mirarte por encima del hombro si hubieses aprendido ruso mientras yo estaba dando cursos de lingüística.
Además, en cuenta empiezas a ver a través de los símbolos y miras detrás de ellos, probablemente puedas darte cuenta de que nuestros diferentes puntos de vista tienen mucho más en común de lo que habíamos supuesto en un principio. La deidad con forma de serpiente por la que tengo una afinidad particular atañe también a la serpiente enroscada en el árbol del Edén. De acuerdo con el sistema numerológico de la Gematría, la serpiente del Edén y Jesucristo poseen un valor equivalente: de alguna forma se entiende que son lo mismo. Esa era la base de las creencias de los primeros cristianos gnósticos ofitas, que creían que Jesús era una forma de energía divina e iluminada llamado el Christos y que dicha energía era idéntica a la divina e iluminada serpiente de energía conocida como Kundalini. Puede que no te parezca aceptable, pero cuando mi mente se centra mi deidad serpiente / amigo imaginario, entonces en parte también se está centrando en la serpiente que es Jesús. De alguna forma, la serpiente es Jesús descrito con otro lenguaje: la redentora fuerza solar que nos trae la luz y el conocimiento, que renace después de mudar su propia piel. Por lo tanto, me imagino que la mayoría de diferencias entre nuestros respectivos puntos de vista tan sólo serán diferencias de lenguaje. De todos modos, seguramente podamos estar de acuerdo en que lo mejor será llevar una coexistencia pacífica. Si tú no me quemas en una hoguera, yo no agriaré tu leche o provocaré cojera a tu descendencia.
En cuanto a mi relación con la industria del cómic y con el medio del cómic... que son, tal y como has apuntado, dos cosas diferentes... debería decir que mientras que sigo manteniendo una fuerte relación con los cómics en todos sus aspectos, esa relación ha cambiado y se ha ido modificando a lo largo de todos estos años. Dado que el propio campo de los cómics ha cambiado de forma tan radical durante el mismo período de tiempo, puede que esto no te resulte tan sorprendente. Algo ha ocurrido en el medio, y creo que ninguno de nosotros tiene mucho que ver. Los parámetros han cambiado y los paradigmas se han desplazado. Mi opinión, seguramente egocéntrica e indignantemente subjetiva, es la siguiente:
Creo que ocurrió algo a mediados de los ochenta. Básicamente, todos nuestros sueños se hicieron realidad y acabaron resultando ser, a pesar de todo, sueños muy pequeños. De una forma u otra he estado en estado en contacto con en el campo de los cómics desde la época que milité en la periferia de los fanzines de cómic ingleses de finales de los sesenta, y el sueño casi siempre ha sido el mismo con ligeras variaciones temporales. La idea era la de que todos terminaríamos reconociendo que los cómics eran una forma de arte tan noble y válida como cualquier otra, que no sólo eran un entretenimiento para críos, y que si tan sólo nos diesen una oportunidad, entonces todo el mundo también podría darse cuenta de la misma idea. Los comics podrían alcanzar la atención de público y crítica que se merecían y luego... bueno, y supongo que luego todo el mundo viviría feliz para siempre. O algo parecido. En su mayor parte nuestras fantasías no llegaron tan lejos. Los vírgenes suelen fantasear sobre su primer coito, pero nosotros conseguimos alcanzar el orgasmo con nuestro sueño. Pero no gastamos ni un segundo en pensar cómo evitar el chorro húmedo posterior, o lo que íbamos a decirle a nuestra pareja a la mañana siguiente. Y resulta que ahora ya es por la mañana.
A mediados de los ochenta el comic-book finalmente quedó establecido como algo más importante. Consiguió la atención de los medios. Frank Miller aparecía en Rolling Stone y MTV. Maus se hizo con el Pulitzer. Watchmen estaba en la lista de lecturas recomendadas de las Universidades. La moda y el mundo musical deliraban con Love & Rockets. Joder, tío, tuvimos el “Cerebus-the-Aarvark-Party” en marcha durante las elecciones inglesas del ´88. La razón empezó a tambalearse en su trono. Todo el mundo estuvo un tiempo en el Top of the Pops. Conseguimos todo lo que queríamos, tal y como, a veces, cualquiera puede conseguirlo tanto en la vida real como en las mejores historias de fantasía. Y como suele ocurrir en ambos sitios, terminó convirtiéndose en una mierda. Durante unos años todo lo que tocábamos se convertía en oro, y ahora ¿qué cojones íbamos a hacer con tanto metal dorado? ¿Con toda esa mierda? Con nuestros honestos y sinceros esfuerzos produjimos los cómics tal y como queríamos que fuesen: tan populares como cualquier otro producto fabricado por los medios de mediados del S. XX. Tan respetados como cualquier otro de mediados del S. XX. ¿En qué demonios estábamos pensando?
En su esencia más pura y platónica, el medio de los cómics sigue manteniéndose sin cambios. Tan sólo nuestras relaciones con el mismo son las que han cambiado. Las consecuencias de toda esta lucha Darwiniana, desde la sangrienta riqueza de los cincuenta hasta el pináculo de la evolución durante los ochenta, es que ha terminado convirtiendo en una desilusión. La hermosa habitación, por decirlo con las palabras de Edmund White, está vacía. Nuestro punto de vista Darwinista sobre nuestro firme progreso y evolución hacia lo más alto ha sido sustituido por la teoría de la catástrofe. Dicho más crudamente, la teoría de las catástrofes determina que en realidad no importa lo sangrientamente evolucionado que estés o lo apto para la supervivencia que seas, porque te puede tocar una situación en la que tengas que lidiar con una enorme avalancha, o con un cometa que está cayendo a la tierra, o hacer frente a un enorme glaciar. Si sobreviene un acto aniquilador lo suficientemente grande, sencillamente ni Dios ni el ADN tendrán otra alternativa que reconstruir las cosas lentamente mediante la diversificación de algunos de los fragmentos que hayan logrado salir con vida de tal destrucción.
Nuestra visión tenía sus límites. Nuestros motivos para hacer comic-books... para elevar el medio hasta la posición cultural que se merecía por derecho... se han desintegrado de éxito, bajo todo el peso que ha tenido el darnos cuenta de que esta cultura en la que intentábamos hacernos sitio realmente no era cultura. Necesitamos otra razón para seguir trabajando en nuestro material, un motivo que no esté tan desconectado de la moda, de la novedad y de las miopes preocupaciones cortoplacistas del negocio. Necesitamos crear cómics sin una agenda social por delante, sin metas basadas en nociones contemporáneas de lo que está ocurriendo en el Mundo. Durante el transcurso de los veinticinco años (?) que llevan en acción piezas monstruosas como Cerebus, tú mismo te has dado cuenta de que el negocio de los cómics ha ido cambiando y fluyendo más que el resto, y sin embargo, Cerebus ha sido una constante que sugiere que la misma obra es lo más importante de todo. Mucho más que la evolución del medio de los cómics. Dudo que en los último cincuenta años haya habido alguien interesado en (por poner un ejemplo) la relación del Cerebus de Dave Sim con el fenómeno de los cómics auto-publicados de los últimos ochenta. Supongo que lo que ha despertado más interés es el propio Cerebus, el hecho de que fuese creado y que haya sido realizado durante un período de tiempo tan increíble. En menor medida, los estudiosos estarán interesados en los elementos artísticos no constreñidos por el tiempo que indudablemente se pueden encontrar en la obra, en lugar de la relación que pude tener la obra con sus cómics contemporáneos.
La obra en sí es lo más valioso. From Hell fue creada sin ninguna pretensión sobre cómo iba a ser recibida por la industria del cómic, ni tampoco pensando en el efecto que iba a tener en el medio. Cuando la estaba creando no tenía ninguna agenda y simplemente la realizamos por la obra en sí. Cerebus es lo mismo, al igual que en la actualidad también existen algunos buenos títulos más que honran el medio. Me parece que el único curso de acción que podemos seguir sería el de permitir que el propio medio del cómic sea su mejor motivación, que nuestra motivación sea tan simple como para producir cómics de cualquier tipo, tan buenos como duraderos, sin ningún tipo de aspiraciones más allá que la de pertenecer al medio. Que la obra hable por sí misma y si lo que dice tiene profundidad, eso hará que sea duradera. No deberíamos preocuparnos por nada más.
En lo que me atañe, ahora me encuentro al final de un gran ciclo personal que incluye los ocho o nueve años que he pasado con From Hell, los cinco que gasté en “La Voz del Fuego”, Lost Girls (que se está acercando a su final), un par de años con A Small Killing, Big Numbers (que puede que se complete pronto como serie de televisión), y alguna cosa más. Mi trabajo para Image y Extreme ha sido muy divertido, y lo suficientemente lucrativo como para financiarme proyectos menos comerciales (ver más arriba), y espero que haya sido de alguna pequeña utilidad en mi lucha por volver a instalar los valores adecuados en el cómic comercial. Imagino que haré más cosas de este tipo, al menos en un futuro inmediato, y además es algo que quiero hacer. Algo un poco más refinado, pero que puede jugar en la misma liga, es el proyecto que Kevin O´Neill y yo vamos a sacar próximamente juntos, The League of Extraordinary Gentleman.
En cuanto a otras obras en el campo del comic-book estrictamente más serias, probablemente me mude a la costa durante unos meses antes de comprometerme con otra obra mayor. Tengo una idea para hacer una historia extensa, en absoluto comercial, sobre el desarrollo de la magia y cómo ha ido evolucionando en sintonía con el desarrollo del lenguaje, el conocimiento, el arte y la cultura. Puede que termine constando de unos nueve volúmenes. La estoy realizándolo junto con mi colega ocultista Steve Moore (aunque no somos parientes). Quizá trabajen en el proyecto nueve dibujantes diferentes. Aún no tengo nada decidido. Más allá, Neil Gaiman y yo hemos estado hablando en varias ocasiones para hacer una especie de revista o antología. No tengo ninguna duda de que al final terminaremos haciéndola, pero todavía es algo demasiado nebuloso como para tomarlo en consideración. Estos son mis únicos planes para hacer cómics más serios y un poco más ambiciosos, pero primero he de terminar Lost Girls. Por encima de todo estoy trabajando en un CD-ROM junto a Dave Gibbons, finalizando mi tercera grabación en CD (un doble álbum de música techno dance, si es que hay alguien a quien le pueda interesar), y también estoy revisando La Voz del Fuego, que en la actualidad tiene como título de trabajo “Revisando la Gramática”.
Cuando haya finalizado todo lo que acabo de comentar, probablemente haya cumplido los cincuenta años. Cerebus se habrá terminado. Estaremos en el Siglo XXI y viviremos en la luna calzados con zapatos anti-gravedad. Entonces veremos cómo han permanecido (o flotado) las cosas.
Espero que esto responda a tus preguntas y me disculpo si esta última parte me ha llevado tanto tiempo. De nuevo, creo que ha sido una gran conversación virtual, y no puedo pensar en otro foro más noble en el que podría haberse celebrado. De paso, tan sólo me gustaría apuntar que el fantasmal retrato mío que has pegado en este número que precede al comienzo de esta charla, está tomado del libreto interior de The Moon & Serpent. ¿Encontraste finalmente una copia o qué?
De todas formas, como siempre tanto tú como Ger tenéis todo mi amor. Cerebus sigue fortaleciéndose hasta el punto de que incluso aunque hayamos tenido esta conversación número tras número, es bastante probable que tu base de lectores no haya disminuido por completo. Cuidaos, ya hablaremos, aunque probablemente la próxima vez no será en público.
Paz.
Alan.
-------------------------------------------
From Hell (Conclusión)
Nota a pie de página de Dave Sim.
En realidad no me considero un “seguidor” del Cristianismo. Soy capaz de distinguir claramente entre la descripción de Jesucristo como “Cordero de Dios” que se puede encontrar en el Evangelio de Juan, a la que tengo un tremendo respeto, y el Jesucristo “Hijo del Hombre” descrito en los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. También quiero aclarar que, de hecho, la primera descripción la considero menos herética que las otras tres, aunque también creo que las cuatro son tan oportunas como inevitables. No obstante, las cuatro fueron además lamentables corrupciones Judáicas. También estoy de acuerdo con la opinión que tiene Alan sobre los “mandos intermedios” teológicos.
Alan Moore
Bueno, ya que me has invitado a corregir las conjeturas que hayas podido idear después de leer mi último mensaje, por mi parte sería una grosería no hacerlo. Todas las supuestas razones que enarbola el Doctor Gull sobre la existencia de una guerra eterna entre la fuerza masculina solar y racional y la fuerza femenina lunar e irracional no tienen nada que ver con mi propio punto de vista.
Tiendo a ver ambas fuerzas como partes de una balanza dinámica mucho mayor, y también suelo rehuir posiciones extremistas como: Sol vs. Luna, Hombre vs. Mujer, Cristianismo vs. Satanismo, Lobo vs. Lobezno, y etcétera.
Lo admito, tengo serias objeciones... hay campos repletos de huesos por culpa de sus guerras. De hecho... deberíamos arreglar cuentas con cualquier tipo de religión organizada. Esto es una crítica contra algunos organismos puramente puntuales que (en mi opinión) han terminado siendo más un obstáculo para la humanidad y contra cualquier noción de espiritualidad o divinidad que cualquiera pueda suscribir por sí mismo, que como una apertura de puertas hacia todo el mundo. Para mí, la diferencia entre Divinidad e Iglesia es como la diferencia que existe entre Elvis y el Coronel Parker... aunque quizá este argumento pueda conjurar visiones en las que Dios muere en un lavabo, pero en realidad no es lo que quiero exponer.
Lo que quiero decir es que creo que la religión organizada parece ser una acumulación de rituales mortecinos, dogmas sin vida y creencias que en su mayor parte se basan en el miedo y que han ido adhiriéndose a un núcleo que en un principio parecía estar basado en experiencias genuinamente espirituales. Por ejemplo, mis investigaciones sobre los Esenios originales me han hecho descubrir que eran gnósticos. Que es como decir que su espiritualidad no estaba basada en la fe o en las creencias, sino en una percepción y conocimiento personal, o gnosis, de los poderes que conforman el Universo. No creían, sino que conocían. Si alguna vez ha llegado a existir un personaje histórico como Jesucristo, y si es cierto que a esa persona la rodeó un grupo de Apóstoles, éstos no actuaban a partir de unas creencias. Saúl / Pablo tuvieron una revelación celestial durante su viaje hacia Damasco. El Fuego Pentescostal bailó en sus lenguas. Tomás... un pura-sangre gnóstico al estilo de los de Missouri, si es que alguna vez he oído hablar de alguno... incluso llegó a poner sus manos sobre la herida del propio Mesías resucitado. Gnosis... conocimiento y experiencia personal de lo espiritual... con estos conceptos no tengo problema alguno.
Con los que sí que tengo problemas es con los mandos intermedios que se interponen entre la fuente original tan eficientemente como han hecho con el resto de áreas humanas, y aquellas personas que quieren calmar su sed en el campo de la espiritualidad. Es lo que me parece que ocurrió exactamente cuando el Emperador Constantino lanzó su proyecto de Fe Cristiana moderna a través de su departamento de marketing, porque en su mayor parte fue construida para resolver un par de problemas terrenales inmediatos que Roma se vio forzada a encarar en aquella época. La ciudad estaba divida por diferentes facciones teológicas. Probablemente los más numerosos y ruidosos fuesen los primeros Cristianos Zelotes. Luego teníamos el culto a Mithras, que aunque era menos numeroso, estaba formado por el grueso del Ejército Militar. Finalmente estaba el culto al Sol Invictus, el Sol Invicto, relativamente pequeño pero muy popular entre la clase mercantil.
Lo que hizo Constantino consistió en componer una religión que unificaría Roma: la Cristiandad incorporaría bastante pedazos del Mitraísmo, incluyendo todo aquello del nacimiento en una cueva rodeado de pastores y animales y el 25 de Diciembre, y también haría ciertas concesiones al culto al Sol Invictus, el Sol Invicto, pegando detrás de la cabeza del Mesías en todos los folletos publicitarios un gran símbolo que representaba al Sol. Esta fue la política que siguió.
Si lo expresamos en términos espirituales, el efecto que consiguió fue que se empezó a dejar de enfatizar la genuina experiencia espiritual de cada uno. Mientras que para los gnósticos originales el conocimiento personal y la comunicación directa con la deidad era la piedra angular de su vida espiritual, el clero que vino después se movía bajo unos presupuestos básicos completamente diferentes:
“No necesitas haber tenido una experiencia personal que te transforme, y de hecho, tampoco nadie del clero necesita haberla tenido. Lo más importante es que tenemos entre manos este libro que habla sobre gente que vivió hace mucho tiempo, y que sí que tuvieron todas esas experiencias transformadoras.Y si vuelves el próximo domingo te contaremos más sobre ellos, y eso será para ti una experiencia transformadora.” Me suena como una especie de fagocitación del impulso divino que canaliza las aspiraciones espirituales de cada individuo y las dirige con la ayuda de un mecanismo de regulación social.
Así que no, la verdad es que no soy un gran fan de las religiones organizadas de cualquier tipo.
Por otra parte, no tengo otra cosa que respeto por tu reciente adherencia al Cristianismo, aunque me sorprendiese bastante. Despojado del dogma y de las estructuras que la religión organizada ha hecho crecer a su alrededor, la historia de los inicios de la Cristiandad me produce una enorme simpatía. La simbología y los conceptos judeo-cristianos componen una parte importante del pensamiento mágico, y mis propios trabajos han tocado alguna de estas áreas con una fiera intensidad. No os aburriré ni a tus lectores ni a ti con los enmarañados detalles, pero durante una de mis investigaciones sobre la Cábala pude descubrir su punto de vista sobre los Misterios de la Crucifixión, y ni que decir tiene que me dejó una profunda impresión. Imagino que es posible que mi idea sobre Jesucristo sea mucho más inmediata y real que la que tienen un gran número de personas que se declaran cristianos practicantes.
Supongo que mi forma de definir las relativas posiciones que existen entre el lenguaje y la lingüística es la siguiente: en mi opinión, el paisaje espiritual subyacente de todas las religiones y sistemas de creencias a nivel mundial es el mismo territorio, al igual que un cánido cuadrúpedo es esencialmente el mismo animal en todo el mundo, sin importar demasiado que optemos por etiquetarlo como “chien” o “hund” o “dog”. Igual que con los perros, lo mismo ocurre con los dioses. Para el sistema de lenguaje, todas las religiones y creencias son un rango de íconos y símbolos con los que intentamos conformar el infinito y todo lo que no está definido. Al igual que ocurre con el lenguaje, muchos sistemas de creencias tienen su propia y exclusiva belleza, sus propias ventajas e inconvenientes. Creo que en su forma más pura, el Cristianismo es un lenguaje sagrado, poderoso y emocionante, y a veces me gusta utilizar sus términos para encuadrar el Universo. La magia no la veo como algo opuesto al Cristianismo, al Islam o incluso al Humanismo secular, sino que todas estas categorías son como lenguajes de la existencia, aunque la magia está más cerca de la lingüística, como si fuese la ciencia del lenguaje. Espero que te des cuenta de que todo esto no implica necesariamente que la magia sea una forma de estudio superior. Al igual que nunca sería capaz de mirarte por encima del hombro si hubieses aprendido ruso mientras yo estaba dando cursos de lingüística.
Además, en cuenta empiezas a ver a través de los símbolos y miras detrás de ellos, probablemente puedas darte cuenta de que nuestros diferentes puntos de vista tienen mucho más en común de lo que habíamos supuesto en un principio. La deidad con forma de serpiente por la que tengo una afinidad particular atañe también a la serpiente enroscada en el árbol del Edén. De acuerdo con el sistema numerológico de la Gematría, la serpiente del Edén y Jesucristo poseen un valor equivalente: de alguna forma se entiende que son lo mismo. Esa era la base de las creencias de los primeros cristianos gnósticos ofitas, que creían que Jesús era una forma de energía divina e iluminada llamado el Christos y que dicha energía era idéntica a la divina e iluminada serpiente de energía conocida como Kundalini. Puede que no te parezca aceptable, pero cuando mi mente se centra mi deidad serpiente / amigo imaginario, entonces en parte también se está centrando en la serpiente que es Jesús. De alguna forma, la serpiente es Jesús descrito con otro lenguaje: la redentora fuerza solar que nos trae la luz y el conocimiento, que renace después de mudar su propia piel. Por lo tanto, me imagino que la mayoría de diferencias entre nuestros respectivos puntos de vista tan sólo serán diferencias de lenguaje. De todos modos, seguramente podamos estar de acuerdo en que lo mejor será llevar una coexistencia pacífica. Si tú no me quemas en una hoguera, yo no agriaré tu leche o provocaré cojera a tu descendencia.
En cuanto a mi relación con la industria del cómic y con el medio del cómic... que son, tal y como has apuntado, dos cosas diferentes... debería decir que mientras que sigo manteniendo una fuerte relación con los cómics en todos sus aspectos, esa relación ha cambiado y se ha ido modificando a lo largo de todos estos años. Dado que el propio campo de los cómics ha cambiado de forma tan radical durante el mismo período de tiempo, puede que esto no te resulte tan sorprendente. Algo ha ocurrido en el medio, y creo que ninguno de nosotros tiene mucho que ver. Los parámetros han cambiado y los paradigmas se han desplazado. Mi opinión, seguramente egocéntrica e indignantemente subjetiva, es la siguiente:
Creo que ocurrió algo a mediados de los ochenta. Básicamente, todos nuestros sueños se hicieron realidad y acabaron resultando ser, a pesar de todo, sueños muy pequeños. De una forma u otra he estado en estado en contacto con en el campo de los cómics desde la época que milité en la periferia de los fanzines de cómic ingleses de finales de los sesenta, y el sueño casi siempre ha sido el mismo con ligeras variaciones temporales. La idea era la de que todos terminaríamos reconociendo que los cómics eran una forma de arte tan noble y válida como cualquier otra, que no sólo eran un entretenimiento para críos, y que si tan sólo nos diesen una oportunidad, entonces todo el mundo también podría darse cuenta de la misma idea. Los comics podrían alcanzar la atención de público y crítica que se merecían y luego... bueno, y supongo que luego todo el mundo viviría feliz para siempre. O algo parecido. En su mayor parte nuestras fantasías no llegaron tan lejos. Los vírgenes suelen fantasear sobre su primer coito, pero nosotros conseguimos alcanzar el orgasmo con nuestro sueño. Pero no gastamos ni un segundo en pensar cómo evitar el chorro húmedo posterior, o lo que íbamos a decirle a nuestra pareja a la mañana siguiente. Y resulta que ahora ya es por la mañana.
A mediados de los ochenta el comic-book finalmente quedó establecido como algo más importante. Consiguió la atención de los medios. Frank Miller aparecía en Rolling Stone y MTV. Maus se hizo con el Pulitzer. Watchmen estaba en la lista de lecturas recomendadas de las Universidades. La moda y el mundo musical deliraban con Love & Rockets. Joder, tío, tuvimos el “Cerebus-the-Aarvark-Party” en marcha durante las elecciones inglesas del ´88. La razón empezó a tambalearse en su trono. Todo el mundo estuvo un tiempo en el Top of the Pops. Conseguimos todo lo que queríamos, tal y como, a veces, cualquiera puede conseguirlo tanto en la vida real como en las mejores historias de fantasía. Y como suele ocurrir en ambos sitios, terminó convirtiéndose en una mierda. Durante unos años todo lo que tocábamos se convertía en oro, y ahora ¿qué cojones íbamos a hacer con tanto metal dorado? ¿Con toda esa mierda? Con nuestros honestos y sinceros esfuerzos produjimos los cómics tal y como queríamos que fuesen: tan populares como cualquier otro producto fabricado por los medios de mediados del S. XX. Tan respetados como cualquier otro de mediados del S. XX. ¿En qué demonios estábamos pensando?
En su esencia más pura y platónica, el medio de los cómics sigue manteniéndose sin cambios. Tan sólo nuestras relaciones con el mismo son las que han cambiado. Las consecuencias de toda esta lucha Darwiniana, desde la sangrienta riqueza de los cincuenta hasta el pináculo de la evolución durante los ochenta, es que ha terminado convirtiendo en una desilusión. La hermosa habitación, por decirlo con las palabras de Edmund White, está vacía. Nuestro punto de vista Darwinista sobre nuestro firme progreso y evolución hacia lo más alto ha sido sustituido por la teoría de la catástrofe. Dicho más crudamente, la teoría de las catástrofes determina que en realidad no importa lo sangrientamente evolucionado que estés o lo apto para la supervivencia que seas, porque te puede tocar una situación en la que tengas que lidiar con una enorme avalancha, o con un cometa que está cayendo a la tierra, o hacer frente a un enorme glaciar. Si sobreviene un acto aniquilador lo suficientemente grande, sencillamente ni Dios ni el ADN tendrán otra alternativa que reconstruir las cosas lentamente mediante la diversificación de algunos de los fragmentos que hayan logrado salir con vida de tal destrucción.
Nuestra visión tenía sus límites. Nuestros motivos para hacer comic-books... para elevar el medio hasta la posición cultural que se merecía por derecho... se han desintegrado de éxito, bajo todo el peso que ha tenido el darnos cuenta de que esta cultura en la que intentábamos hacernos sitio realmente no era cultura. Necesitamos otra razón para seguir trabajando en nuestro material, un motivo que no esté tan desconectado de la moda, de la novedad y de las miopes preocupaciones cortoplacistas del negocio. Necesitamos crear cómics sin una agenda social por delante, sin metas basadas en nociones contemporáneas de lo que está ocurriendo en el Mundo. Durante el transcurso de los veinticinco años (?) que llevan en acción piezas monstruosas como Cerebus, tú mismo te has dado cuenta de que el negocio de los cómics ha ido cambiando y fluyendo más que el resto, y sin embargo, Cerebus ha sido una constante que sugiere que la misma obra es lo más importante de todo. Mucho más que la evolución del medio de los cómics. Dudo que en los último cincuenta años haya habido alguien interesado en (por poner un ejemplo) la relación del Cerebus de Dave Sim con el fenómeno de los cómics auto-publicados de los últimos ochenta. Supongo que lo que ha despertado más interés es el propio Cerebus, el hecho de que fuese creado y que haya sido realizado durante un período de tiempo tan increíble. En menor medida, los estudiosos estarán interesados en los elementos artísticos no constreñidos por el tiempo que indudablemente se pueden encontrar en la obra, en lugar de la relación que pude tener la obra con sus cómics contemporáneos.
La obra en sí es lo más valioso. From Hell fue creada sin ninguna pretensión sobre cómo iba a ser recibida por la industria del cómic, ni tampoco pensando en el efecto que iba a tener en el medio. Cuando la estaba creando no tenía ninguna agenda y simplemente la realizamos por la obra en sí. Cerebus es lo mismo, al igual que en la actualidad también existen algunos buenos títulos más que honran el medio. Me parece que el único curso de acción que podemos seguir sería el de permitir que el propio medio del cómic sea su mejor motivación, que nuestra motivación sea tan simple como para producir cómics de cualquier tipo, tan buenos como duraderos, sin ningún tipo de aspiraciones más allá que la de pertenecer al medio. Que la obra hable por sí misma y si lo que dice tiene profundidad, eso hará que sea duradera. No deberíamos preocuparnos por nada más.
En lo que me atañe, ahora me encuentro al final de un gran ciclo personal que incluye los ocho o nueve años que he pasado con From Hell, los cinco que gasté en “La Voz del Fuego”, Lost Girls (que se está acercando a su final), un par de años con A Small Killing, Big Numbers (que puede que se complete pronto como serie de televisión), y alguna cosa más. Mi trabajo para Image y Extreme ha sido muy divertido, y lo suficientemente lucrativo como para financiarme proyectos menos comerciales (ver más arriba), y espero que haya sido de alguna pequeña utilidad en mi lucha por volver a instalar los valores adecuados en el cómic comercial. Imagino que haré más cosas de este tipo, al menos en un futuro inmediato, y además es algo que quiero hacer. Algo un poco más refinado, pero que puede jugar en la misma liga, es el proyecto que Kevin O´Neill y yo vamos a sacar próximamente juntos, The League of Extraordinary Gentleman.
En cuanto a otras obras en el campo del comic-book estrictamente más serias, probablemente me mude a la costa durante unos meses antes de comprometerme con otra obra mayor. Tengo una idea para hacer una historia extensa, en absoluto comercial, sobre el desarrollo de la magia y cómo ha ido evolucionando en sintonía con el desarrollo del lenguaje, el conocimiento, el arte y la cultura. Puede que termine constando de unos nueve volúmenes. La estoy realizándolo junto con mi colega ocultista Steve Moore (aunque no somos parientes). Quizá trabajen en el proyecto nueve dibujantes diferentes. Aún no tengo nada decidido. Más allá, Neil Gaiman y yo hemos estado hablando en varias ocasiones para hacer una especie de revista o antología. No tengo ninguna duda de que al final terminaremos haciéndola, pero todavía es algo demasiado nebuloso como para tomarlo en consideración. Estos son mis únicos planes para hacer cómics más serios y un poco más ambiciosos, pero primero he de terminar Lost Girls. Por encima de todo estoy trabajando en un CD-ROM junto a Dave Gibbons, finalizando mi tercera grabación en CD (un doble álbum de música techno dance, si es que hay alguien a quien le pueda interesar), y también estoy revisando La Voz del Fuego, que en la actualidad tiene como título de trabajo “Revisando la Gramática”.
Cuando haya finalizado todo lo que acabo de comentar, probablemente haya cumplido los cincuenta años. Cerebus se habrá terminado. Estaremos en el Siglo XXI y viviremos en la luna calzados con zapatos anti-gravedad. Entonces veremos cómo han permanecido (o flotado) las cosas.
Espero que esto responda a tus preguntas y me disculpo si esta última parte me ha llevado tanto tiempo. De nuevo, creo que ha sido una gran conversación virtual, y no puedo pensar en otro foro más noble en el que podría haberse celebrado. De paso, tan sólo me gustaría apuntar que el fantasmal retrato mío que has pegado en este número que precede al comienzo de esta charla, está tomado del libreto interior de The Moon & Serpent. ¿Encontraste finalmente una copia o qué?
De todas formas, como siempre tanto tú como Ger tenéis todo mi amor. Cerebus sigue fortaleciéndose hasta el punto de que incluso aunque hayamos tenido esta conversación número tras número, es bastante probable que tu base de lectores no haya disminuido por completo. Cuidaos, ya hablaremos, aunque probablemente la próxima vez no será en público.
Paz.
Alan.
1 comentario:
Excelente trabajo.¿Para cuando la traduccion del ensayo writting for comics de Moore?
Publicar un comentario