CASTIGO: "DVD VERDICT" ENTREVISTA A STEVEN GRANT. Por David Gutierrez (2006). Capturado aquí. Traducido por Frog2000.
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Steven Grant sabe bien lo que es el crimen y el castigo. Más importante aún, sabe cómo guionizarlo. Acompañado del dibujante Mike Zeck, Grant guionizó la mini-serie de enorme éxito “The Punisher”, una colección que desembocó en un seguimiento maníaco del personaje de serie B. A partir de esta mini-serie, Punisher se convertiría en un personaje importante que disfrutaría de varias series, videojuegos y dos películas para la gran pantalla.
Actualmente Grant vive en Nevada y continúa guionizando cómics para numerosas editoriales, así como escribiendo obras en prosa y guiones para el cine. Grant se tomó algo de tiempo libre de su agenda para responder a una serie de preguntas realizadas por e-mail por el escritor David M. Gutiérrez para la página DVD Verdict.
DG: ¿Cómo acabaste trabajando en The Punisher?
SG: No fue fácil. En realidad todo empezó en 1976, cuando me encontraba en el Salón del Cómic de Nueva York durante las vacaciones de Navidad. Estaba a mitad de curso de la Universidad. Fui con un chaval que se llamaba Duffy Vohland, que entonces trabajaba para el departamento de producción de Marvel. (Por desgracia, ha fallecido.) Yo no me encontraba preparado y ni siquiera había considerado escribir nada, pero Duffy me animó para que entrase en Marvel y me consiguió una entrevista con el entonces editor en jefe Marv Wolfman, por lo que desde entonces fuimos buenos amigos, aunque no recuerdo nada de aquella entrevista. Un día me senté frente a la máquina de escribir y se me ocurrieron tres ideas: una tenía que ver con el Caballero Negro y otra con The Punisher, ya que los dos eran personajes que me gustaban mucho y con los que no se estaba haciendo gran cosa en aquel momento. Excepto que sin que yo lo supiese, The Punisher se estaba utilizando como personaje principal de una revista en blanco y negro. Sus historias las guionizaba Archie Goodwin. Marv simplemente dijo: "bueno, ya se está usando", y eso fue todo. Como no me esperaba que Marvel me contratase como guionista más adelante, no me quedé demasiado decepcionado, porque todavía tenía que acabar la Universidad, y todo esto ocurrió cuando la gente del cómic se empezaba a concentrar alrededor de Nueva York en vez de estar diseminada por todas partes como ocurre actualmente. Un par de años más tarde empecé a escribir para Marvel después de que otro amigo, Roger Stern, se convirtiese en editor y me pidiese que le entregase algo. Un año después, creo que en 1979, Marvel empezó a hablar de la idea de las mini-series, una cosa que tenían en mente desde hacía mucho tiempo. Entonces empecé a presionar para que me dejasen escribir una mini-serie de Punisher, pero a nadie le interesaba. Ni siquiera lo consideraban como un personaje con potencial y nadie se preocupaba por él. Así que cada vez que entraba un nuevo editor, yo le lanzaba mi propuesta sobre la mesa (que era esencialmente la misma que había presentado a Marv) y los editores acababan mirándome de reojo para finalmente decirme “no” entre dientes, y eso era todo. Mientras estaba ocurriendo todo esto, hice un Marvel Team-Up con Mike Zeck, pero en realidad todavía no había tenido ningún contacto personal con él, aunque nos habíamos visto en las oficinas de Marvel un par de veces. Mientras tanto, Mike se convirtió en el primer artista de Marvel en hacer una gran serie “crossover”, Secret Wars, que, a pesar de odiar tener que dibujarla, le convirtió en un bien valioso para la oficina. En ese momento, los editores empezaron a pensar en el término de "establos", así se referían a los talentos que trabajaban en exclusiva para ellos.
En ese momento, un nuevo editor, Carl Potts, estaba buscando nuevos proyectos y como yo quería hacer “The Punisher”, tuve la brillante idea de preguntarle a Mike si quería dibujarlo, ya que acababa de terminar Secret Wars y yo pensaba que su estilo iría perfecto para el personaje. Lo llamé y él me recordó de las veces anteriores, y en cuanto le presenté la idea empezó a carcajearse. Su amigo y él, el entintador John Beatty, estaban sentados en la sala de estar tratando de adivinar cuál sería su siguiente proyecto, segundos antes de que yo le llamase y le preguntase, "Hey, ¿qué tal Punisher?". Le entregamos la propuesta empaquetada a Carl, que la aceptó (aunque siempre he sospechado que su principal objetivo era conseguir que Mike formase parte de su “establo”, pero no me importa), y eso fue todo. Carl era un gran partidario de la serie, a pesar de las grandes objeciones que empezó a enarbolar la dirección de Marvel, aunque terminaron diciendo que estaba bien, que Carl podía hacer una mini-serie de Punisher si quería, pero que él sería el responsable si fracasaba. Y por eso pudimos hacerla. Tardamos más o menos nueve años en llegar a realizarla. Así que su argumento fue considerablemente diferente del que había escrito en los comienzos, pero el concepto subyacente no había cambiado ni un ápice.
DG: ¿Por qué cambiaste tu argumento inicial para la mini-serie de “The Punisher”? ¿Qué ocurrió durante esos años?
SG: Recuerda, el concepto inicial estaba pensado hacía diez años. Al principio, a “The Punisher” no le empapelaban para entrar en prisión, así que no teníamos ese punto de partida, que era sacarlo de la misma. Tampoco se encontraba en peligro de muerte, arrojado en un lugar repleto de enemigos. Nos pareció que era una buena forma de presentar al personaje, de presentar cuáles eran sus artimañas, su personalidad y dureza con aquellos que no lo conocían. Por lo que recuerdo, y ha pasado bastante tiempo desde la última vez que he pensado en ello, el concepto original era que simplemente se encontraba en guerra contra las bandas de la Mafia. No es que esa idea haya cambiado mucho, pero fue mutando y fuimos añadiendo un montón de elementos más; se nos ocurrió lo de la organización que decidía reclutarlo y darle su apoyo, lo del chico que no era un criminal y que intentaba cazar a Punisher para vengar la muerte de su padre mafioso, cosas por el estilo. El personaje fue concretándose como uno más filosófico y se convirtió en un protagonista mucho más oscuro espiritualmente hablando de lo que había sido hasta el momento. (Aunque no tan oscuro como en “Return to Big Nothing”.) Existe una gran diferencia entre concebir una idea y desarrollarla, y básicamente es en ese momento cuando se producen los cambios, durante el desarrollo. Por lo general, la concepción es un estallido de loca inspiración, pero sólo durante el desarrollo es cuando puedes llegar a comprender las limitaciones y posibilidades nunca antes vistas del concepto, y tienes que tenerlo todo en cuenta.
DG: ¿Por qué la mini-serie de cuatro números de “The Punisher” tuvo un quinto número y qué factor intervino para que Jo Duffy echase una mano en el guión del último número?
SG: Claro, fueron cinco números. Al principio quería empezar y terminar con un número doble, pero Marvel decidió que el último no sería rentable, así que dividió la serie en cinco números. Siempre quisimos que tuviese cinco números. Pero era el momento en el que en el mainstream se estaban empezando a hacer todas esas mini-series, y además la norma era la de que durasen cuatro números. En cuanto nos dimos cuenta de que en el primer número se indicaba que sería una serie de cuatro, les cantamos las cuarenta a los de producción. Aunque bajo coacción, lo corrigieron en el segundo, y luego volvieron a meter la pata en el tercero y en el cuarto. Mike y yo habíamos apostado que en el cartel del quinto número iba a poner: “Quinto Número de una mini-serie de cuatro ". Yo no estaba presente para controlarlo, pero me dijeron que casi lo dejan de esa forma, se dieron cuenta justo cuando el número iba para la imprenta.
En cuanto a lo del quinto número, me parece una canallada que ya no merece la pena ni recordar. La versión corta es que en un principio la serie no iba a tener fechas de edición concretas y que teníamos todo el tiempo que necesitábamos para acabarla. Entonces alguna otra serie no llegó a tiempo y la sección de marketing empezó a correr por todos los departamentos de la editorial para buscar algo con lo que rellenar el hueco. A pesar de las objeciones del editor, incluyeron la mini-serie de “The Punisher”, por lo que de repente llevábamos seis semanas de retraso. Mike estaba dibujando primorosamente los lápices de la serie, y tampoco es que sea el dibujante más rápido. Como resultado, el tiempo entre los números dos a cuatro se espació un poco, y los distribuidores y lectores empezaron a pedir el siguiente número a gritos. Mike se retiró como dibujante en el último número y yo me fui con él, porque sentía que la mini-serie era nuestro proyecto personal, una especie de esfuerzo conjunto, y si uno de nosotros no estaba en ella, el otro tampoco debía estar. En realidad habíamos hecho ese pacto justo antes de empezar con el proyecto. Siempre pensé que si alguien tenía que ser expulsado, ese sería yo. Mirándolo de nuevo, quizá no haya sido la mejor decisión de mi carrera, ¿pero qué se le va a hacer? Se trajeron a Jo para que dialogase mi guión, que ya estaba finalizado. En realidad, fue la típica experiencia que te suele ocurrir en este medio.
DG: Considerando que en ese momento era de segunda o tercera fila, ¿qué fue lo que te atrajo del personaje?
SG: Esos personajes siempre son los mejores cuando empiezas y quieres hacerte un nombre. Cualquiera puede escribir una historia pasable de Spider-Man. Nadie se va a inmutar. Pero escribir una historia exitosa con un personaje en el que nadie se digna ni a pensar es otra cosa. En aquel momento, en Marvel se consideraba a “The Punisher” como un payaso de tercera categoría. Me acuerdo que (una semana antes de que saliese nuestro primer número) la gente de marketing me dijo que los lectores de Marvel no estaban interesados en las aventuras de un asesino psicótico. Simplemente les respondí que creía que sí lo estaban. Porque siempre me había gustado el personaje. Me gustaba su auténtica ambigüedad moral, todas sus evidentes contradicciones. Me gustaba la certeza de la misión que se había propuesto hacer, aunque estuviese equivocado. Siempre he visto a “The Punisher” como a un villano. Ciertamente es un criminal que viola la ley de forma sistemática, sin pensárselo dos veces. Es un personaje fascinante. Y yo quería escribir cómics de género criminal, quería escribir una historia acerca de un villano. Los villanos son mucho más interesantes que los héroes, y en particular mucho más que los héroes que generalmente se pueden encontrar en los comic books. Quería hacer un cómic con un estilo de historia y de narrativa que no se hubiese visto nunca en los cómics Marvel (hasta ese momento), algo muy conciso, con un punto de vista filosófico particular. Si lo mezclas todo, obtienes un personaje que no va a estar muy alejado del que terminé presentando en la mini-serie.
DG: ¿Qué tipo de barreras editoriales te encontraste mientras intentabas que un “villano” fuese la estrella de su propia mini-serie? ¿Tu postura era la de que te parecía un héroe porque asesinaba a villanos?
SG: Bueno, nunca les dije cuál era mi opinión sobre el personaje, eso quedaba entre Mike y yo. Decirle a Marvel que lo veíamos como un villano hubiese sido buscarnos problemas. Así que estaba completamente dispuesto a dejar que lo viesen como un héroe, algo que era por defecto. También creo que es un poco heroico. Se sacrifica a sí mismo para realizar un trabajo que hay que hacer porque no hay nadie más para hacerlo. Es una actitud heroica. Salvo que estaba haciendo las cosas rematadamente mal. Ahí es donde la ambigüedad moral entra en juego. “The Punisher” no piensa que esté haciendo las cosas tan mal, pero desde nuestra perspectiva, obviamente, está haciendo de juez, jurado y verdugo. Por supuesto, la presunción del personaje es la de que nunca mata a nadie que no sea culpable. Pero obviamente, eso lo piensa por comodidad moral.
DG: ¿También te atraía el aspecto de “nivel callejero” del personaje?
SG: Me gustaba que no tuviese super-poderes o alguna otra tontería por el estilo. Le daba cierta urgencia, lo dejaba con todas las fragilidades y vulnerabilidades normales que todos tenemos que padecer. En muchos sentidos, resulta más fácil identificarse con ese tipo de personaje en un cómic, algo que me hace gracia porque, como ya he dicho, se comportaba como un villano.
DG: ¿Qué piensas sobre las dos películas de “The Punisher”?
SG: De la primera sólo he visto algunos retazos. Dolph Lundgren no es la idea que yo tenía para Punisher, y los cambios parecían diseñados para ablandar al personaje por completo, lo cuál deduzco que era el caso. Me gustaron un montón de cosas de la segunda película, y creo que Tom Jane era muy bueno, pero realmente no era “The Punisher” hasta el final, el resto de la película es la historia del origen, cómo llegaba a convertirse en el personaje. La trama de la segunda película sufría algunas debilidades bastante molestas, y Travolta interpretaba a un villano vacío, aunque en realidad no era por su culpa, ya que era un personaje escrito para llamar la atención y resolver la trama de forma contundente, lo cuál me sorprendió. Sin embargo, Jane era lo suficientemente bueno y por lo tanto, al final estaba interpretando correctamente al personaje, así que no me importaría verlo en otra película de Punisher, en la que lo interpretase durante todo el metraje. Creo que en ambas películas cometen un error básico con su personalidad, porque cambian la trama de su pasado como soldado por la de policía en la primera y agente del FBI en la segunda. Puedo entenderlo por la fecha en la que ocurrió todo lo de Vietnam, pero su formación militar es fundamental, porque así es como mejor funciona. Una vez escribí que él era un hombre clave sin un pelotón marchando detrás de él. Quita ese elemento, quita la idea de que es un soldado en una guerra que está combatiendo en solitario, y te estarás perdiendo bastante del personaje en el proceso.
DG: ¿Pensabas que “The Punisher” iba a tener tanto éxito? ¿Cómo te sientes formando parte del equipo responsable de la versión "definitiva" del personaje?
SG: Siempre supe que tenía el potencial de ser un personaje importante. Hay personajes aventureros muy parecidos que fueron muy grandes en el mercado comercial de novelas en rústica, lo que significaba que potencialmente podría haberse convertido una herramienta para romper con todo en ese mercado, o incluso más allá. Sencillamente, las editoriales de cómic no se esfuerzan lo suficiente para penetrar en nuevos mercados. Cuando sacamos la mini-serie, las películas como Rambo eran muy populares. Así que definitivamente sabía que tenía que haber mercado para el personaje, pero Marvel tenía que saber explotarlo. En cuanto a lo de que es la versión "definitiva", no creo que sea cierto. Los fundamentos del personaje no son tan complejos, es un personaje mucho más sencillo de lo que suele ser habitual en los cómics. Todo lo que tienes que hacer para que “The Punisher” sea definitivo es entender la lógica del personaje, jugar limpio con él, tirar hacia delante. Si consigues meterte en la cabeza de The Punisher, básicamente se escribirá él sólo. Sospecho que cualquiera que hubiese estado dispuesto a tomarse la molestia, podría haber hecho lo mismo, pero fui yo el que quiso molestarse.
DG: ¿Qué es lo que hizo que volvieses a escribir de nuevo al personaje en la novela gráfica “Return to Big Nothing”?
SG: En ese momento estaba viviendo en Los Angeles. Creo que fue Mike el que oyó que Epic iba a empezar a producir novelas gráficas con personajes mainstream de Marvel, pero con un tono un poco más adulto. No recuerdo si Mike ya conocía a Archie Goodwin entonces (que es quien se encargaba de Epic) o no, pero yo sí que lo conocía bastante bien y solía pasar bastante tiempo en las oficinas de Epic cuando vivía en Nueva York. También había guionizado algunas cosas para él. Una novela gráfica del Punisher, liberada de restricciones por parte de Marvel, sonaba como una gran idea, y también como una especie de redención después de cómo habíamos terminado en la mini-serie, así que llamé a Archie para ver qué le parecía la idea. Le entusiasmó y le encantó la idea. Sé que hubo cierta resistencia por parte de Marvel, pero Archie, que solía ser muy afable y apacible, podía convertirse en un pitbull cuando realmente quería llevar algo a cabo, y él quería que se hiciese nuestra novela gráfica de Punisher. Sabíamos que era probable que fuese la última historia del personaje hecha por nosotros, por lo tanto, a diferencia de la mini-serie y de forma muy consciente, nos propusimos hacer la versión definitiva del personaje. Mis ideas sobre el personaje también habían evolucionado considerablemente, de una forma que sólo puede provenir de la experiencia de haber trabajado anteriormente con él. Sigo pensando que es una de las mejores cosas que Mike y yo hemos hecho nunca. Hay frases de la novela gráfica que, curiosamente, también han aparecido en la película más reciente del personaje. Durante mucho tiempo intentamos que Marvel nos dejase hacer un tercer proyecto protagonizado por “The Punisher”, una especie de colofón que terminase con la muerte del personaje, pero no querían tener nada que ver. Si Archie se hubiese quedado en la editorial es probable que lo hubiésemos hecho, a pesar de que una historia con la muerte real del personaje de una gran franquicia siempre es mucho más difícil de vender.
DG: Posteriormente has vuelto al personaje. ¿Qué supuso participar en lo que se supone que iba a ser su muerte durante la saga “Suicide Run”, el cruce de todos los títulos del personaje de los noventa?
SG: Fue desagradable. En primer lugar, el personaje del Punisher no era el protagonista de gran parte del arco argumental, porque todo se centraba en una serie de personajes que querían ser como él, algo que me pareció una mala idea y que era una derivación de lo que habían hecho con Superman un poco antes. Lo siento, pero se supone que un personaje afilado no debería intentar imitar a Superman. La idea era que al final lo "mataban" y pasaba a la clandestinidad para empezar a operar en las sombras desde el anonimato, algo que, en teoría, no es una mala idea, pero en ese punto había "muerto" tantas veces que no creía que nadie de su mundo (o del nuestro) se lo volviese a tragar. Y eso sin tener en cuenta que yo ya sabía que Marvel nunca dejaría que fuese algo definitivo, que es lo que terminó ocurriendo. Pero esa era la historia que quería Marvel, y cuando estás bajo contrato tienes que hacer lo mejor posible dentro de los parámetros impuestos por el cliente. Había un número que me encantó, donde uno de los personajes principales era golpeado casi hasta morir. Yo quería que lo hubiesen golpeado hasta matarlo, pero resultaba demasiado para Marvel. Quería dejar muy claro que este no era un mundo divertido en el que vivir, que era un lugar brutal y peligroso, y que cualquiera que saliese a la calle imitando a Punisher realmente estaba arriesgando su vida. También me gustó mucho el personaje que me inventé, un vástago renegado de la mafia que se llamaba Jimmy Pierce que acababa de ser reclutado contra su voluntad por su familia para convertirse en "el nuevo Punisher" como cortina de humo para eliminar a la competencia. Hice algunas historias de “relleno” con él después de "Suicide Run”. Para esa saga, todos los guionistas nos sentamos a planearla, pero algunos de ellos terminaron cambiando elementos de forma arbitraria o empezaron a añadir otros nuevos sobre la marcha y la trama empezó a cambiar salvajemente o a diluirse hasta que llegó un punto en el que sentí como si me estuviese pasando todo el tiempo obligándome a reconducir la historia sobre la marcha. No creo que el resultado final funcionase muy bien. Pero todavía me gustan algunas de las cosas que me arreglé para añadir a la historia, aunque cuando los guionistas hablan sobre estas cosas, rara vez comentan algo bueno sobre los resultados.
DG: A pesar del éxito crítico y comercial de The Punisher, muchos consideran Badlands y Damned tus mejores obras hasta la fecha. Cuéntanos algo acerca de ellas.
SG: Realmente son una especie de “spin-offs” de “The Punisher”. Principalmente eran dos relatos sobre crímenes, cosas que quería hacer con Punisher pero que simplemente no encajaban con el personaje. Originalmente empecé a guionizar “The Punisher” para alejarme del mundo de los superhéroes, e hice una serie de creación propia titulada Whisper que iba incluso aún más lejos. En realidad era una serie policiaca muy política en la que la heroína llevaba un disfraz, aunque al final intenté deshacerme de él. Entonces hice Badlands, un relato de crimen histórico que expandía algunos temas que habían aparecido en Whisper. La acción transcurría en 1963 y estaba protagonizada por el hombre que realmente había matado a John Kennedy. La trama estaba llena de la tradicional conspiración sobre el asesinato de Kennedy. (Es curioso, ahora que lo pienso estoy respondiendo a esta pregunta en el aniversario de su asesinato, y me acaba de llegar un cheque por derechos de Badlands en el mismo día. La vida es un poco extraña.) El título fue muy bien recibido y creo que ha sido lo primero que he podido escribir como me ha dado la gana. No sé si alguien más lo citaría como mi mejor obra, pero sigue siendo mi favorito. Por desgracia, salió en un momento en el que todas las editoriales del negocio estaban adentrándose otra vez como cerdos en el campo de los superhéroes, así que no fui capaz de sacar el suficiente provecho de la serie y hacer algunos cómics de género que quería hacer. Luego pude hacer The Damned, una historia policíaca dibujada por mi colaborador en Punisher, Mike Zeck. Era una historia criminal más estándar: un asesino en libertad condicional rompe su juramento para intentar transmitir un mensaje que su compañero de celda le ha entregado en su lecho de muerte, aterrizando justo en el centro de una intriga que transcurre en el letal inframundo de una extraña y corrupta ciudad. Se trataba de una pequeña fábula sobre el honor entre ladrones. Nuestro héroe, Mick Thorne, es el último hombre honorable. De nuevo, fue bien recibida por quienes la leyeron, pero no se publicitó demasiado bien. Como recompensa, Mike y yo añadimos una coda de seis páginas en la recopilación en tomo que editaron hace un par de años. Tiene lugar cuatro años después del final de la historia y hace que la trama dé un giro completo en una dirección inesperada. Fue muy divertido. Me gustaría hacer un montón de tebeos sobre crímenes, pero es difícil convencer a los editores de que serían rentables, porque la mayoría todavía ven mercado sólo para el público de los superhéroes, así que probablemente no se podría vender muy bien. Creo que necesitamos una masa de fans más crítica, y hasta que la consigamos, habrá que seguir peleando para captar la atención del público.
DG: ¿Cuál es tu enfoque a la hora de escribir? Alguna vez has comentado que te acercas a la vida de los personajes y a su interacción con el resto con una especie de enfoque elíptico y decadente.
SG: No sabía que tenía un enfoque tan específico. Cuando no estoy escribiendo pienso mucho en la forma de escribir, pero cuando me pongo, tiendo a ser bastante pragmático. Prefiero enfocar las cosas de forma que encajen en la historia en lugar de forzar a la historia para que encaje en un enfoque determinado. Dicho esto, me parece que tengo afinidad por una estructura de historia que no encaja en la tradicional de tres actos. Básicamente, lanzo tantos personajes como la historia puede soportar y los pongo en órbitas elípticas en descomposición una alrededor de otra, de modo que a medida que avanzan las cosas, los personajes tienen relaciones diferentes con el resto, entrelazándose entre sí hasta que al final las órbitas se han ido descomponiendo hasta llegar a un punto en el que los personajes que han sobrevivido en ese momento terminan en el mismo lugar al mismo tiempo. Es entonces cuando comienza el tiroteo, y quien quede el último en pie cuando se detiene la acción, se convertirá en el héroe de la historia por defecto. No suelo utilizar ese enfoque demasiado a menudo. El único guionista que conozco que escribía de esa forma era el novelista policíaco Eugene Izzi.
DG: ¿Qué ocurre con el género policíaco que te mantiene, a falta de una expresión mejor, atado en corto?
SG: Me gusta la humanidad que subyace detrás del género, porque trata sobre gente que viene a cara descubierta con sus limitaciones y su mortalidad, y tienes que pensar en cómo han de lidiar con ello... me gusta tener la oportunidad de realizar la crítica social y política que permite el género. En la ficción criminal se pueden abordar un montón de temas, pero los tienes que mantener en una escala humana, y el espectro de posibles respuestas a las situaciones que se producen es mucho más amplio que en muchos otros géneros. Las expectativas sobre los personajes están menos predeterminadas.
DG: Si “The Punisher” es un villano, ¿cómo percibes al “héroe” tanto en la ficción escrita como en las películas? Tu colega y amigo guionista, Howard Chaykin, dijo una vez que él no se fiaba de los héroes... porque terminaban siendo asesinados.
SG: Depende de lo que entiendas por héroe. No me vuelve loco que unos tíos se lancen al peligro directamente sin pensar en las posibles soluciones que existen para atajar un problema, y me parece que eso es lo que quería decir Howard. En nuestra cultura –y en los cómics se puede ver mucho- tenemos la fantasía sobre el "estado personal del héroe", alguien cuya condición natural es la del heroísmo. Pero ese estado no es natural en nadie. Alguien que podría hacer algo muy heroico bajo un conjunto particular de circunstancias, fácilmente también podría responder de forma poco heroica en circunstancias diferentes. Hay hombres que son capaces de recibir el balazo dirigido a un desconocido y luego puede que lleguen a casa y golpeen a sus esposas. El heroísmo existe en el intersticio entre la personalidad y la situación, normalmente no te despiertas por la mañana para anunciar: "¡Hoy voy a ser un héroe!" A menudo, las personas se quejan de que los "héroes" tienen "pies de barro", pero ¿y qué más da? A veces todo el mundo tiene los pies de barro.
DG: ¿Cuál sería una buena obra para empezar con la biblioteca de Steven Grant?
SG: Podría ser Badlands, que actualmente está disponible en la editorial AiT/PlanetLar Books; Damned, en Cyberosia; o The Punisher: Return to Big Nothing, en Marvel. Pero como no estoy muy seguro de que Damned se encuentre actualmente impresa y sé que Big Nothing no lo está, supongo que Badlands gana por defecto.
DG: ¿Hay algún proyecto del que nos puedas hablar?
SG: En este momento me encuentro en una situación bastante rara. Estoy trabajando en todo tipo de cosas, pero no hay muchas de las que pueda hablar. Muchos de los proyectos son para diferentes medios de comunicación, en varios campos. Actualmente estoy adaptando “Mortal Souls” como guión y después voy a adaptar “My Flesh is Cool”. También estoy involucrado en otro par de proyectos de películas y posiblemente en un proyecto para TV. Pero ya sabes, es Hollywood, algo que no se encuentre rodado y en pantalla puede llegar a desmoronarse en cualquier momento. He estado escribiendo algunas historias cortas en prosa, una de las cuales se puede encontrar en Kolchak: The Night Stalker Chronicles, publicado por Moonstone Books. He estado trabajando en un manga deportivo para adolescentes que debería editarse en primavera, no estoy seguro con qué editorial, porque lo hice a través de un “packager”. Estoy adaptando un guión (no es mío) a novela gráfica que todavía no se ha vendido para un productor que piensa que de esa forma se podría vender más fácilmente como película, y probablemente tenga razón, es un buen guión, pero realmente necesita poder visualizarse para que lo “pillen”. He guionizado una mini-serie de CSI para Idea+Design Works que acaba de publicarse en tomo, y acabo de ser contratado para hacer otro más el próximo verano. Tengo un proyecto de gran envergadura para Boom! Estudios para este verano. Estoy en mitad de conversaciones con todo tipo de editoriales para todo tipo de proyectos, pero en realidad no es muy prudente hablar sobre ello. Luego, por supuesto, sigo con mi columna “Permanent Damage”, y estoy escribiendo otra en muchos de los números del The Comics Journal titulada "Fun! Fun! Fun!" Y muy pronto, Moonstone también va a editar una novela gráfica llamada “Pat Novak For Hire”, que estará vagamente basada en un programa de radio sobre detectives de los años 40 que he mutilado horriblemente, pero si no, no podría haberla hecho. Me resulta difícil mantener el seguimiento de todo, en cuanto envío un trabajo, me pongo con el siguiente y me olvido del anterior, aunque en mis obras más recientes estoy intentando ser más ambicioso.
DG: Eres un amante del cine. ¿Cuál es tu película favorita?
SG: “Touch of Evil” [Orson Welles]. Pero habrá cerca de una docena empatando en segundo puesto.
DG: Siendo esta página un lugar sobre DVDs, tengo que preguntarte: ¿qué tienes ahora mismo en tu reproductor?
SG: ¿Ahora mismo? Episodios del Dr. Who de Christopher Eccleston. Oh, y “Blackadder's Christmas Carol”, que veo cada año por Navidad. Estoy deseando que me llegue el DVD ampliado de Sin City que acaban de editar.
DG: ¿Qué estás leyendo últimamente?
SG: Estos días no tengo mucho tiempo para leer. En su mayoría leo revistas y un montón de manuales de ordenador, ya que hace poco he reformado el mío y ahora estoy intentando reformar y customizar todo mi software. Como alguien me acaba de regalar un libro por Navidad (aún no sé de qué va), será el siguiente en mi lista de lecturas, en cuanto lo saque del envoltorio. El último libro que he leído fue la novela “Private Wars” de Greg Rucka, para escribir una crítica sobre la misma.
DG: Sé que eres aficionado a la música. ¿Qué estás escuchando actualmente?
SG: Sería mejor que me preguntases qué es lo que no escucho, me parece que la lista sería más corta. Soy muy ecléctico. No tengo ninguna obsesión especial por el momento, pero últimamente he estado escuchando a Dave Alvin (que probablemente sea mi favorito), Bob Dylan, Can, Richard Thompson, Elvis Costello, Dan Hicks, Diamanda Galas, The Kinks, Shane McGowan, los primeros King Crimson. Escucho a The Killers sin descanso mientras estoy conduciendo, y Black Eyed Peas también me parecen muy buenos, muy divertidos. Recientemente me he topado con algunos CDs de la Third Ear Band, así que últimamente he vuelto a escucharlos. Pero eso sólo es arañar la superficie. La verdad es que escucho todo tipo de cosas.
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Steven Grant sabe bien lo que es el crimen y el castigo. Más importante aún, sabe cómo guionizarlo. Acompañado del dibujante Mike Zeck, Grant guionizó la mini-serie de enorme éxito “The Punisher”, una colección que desembocó en un seguimiento maníaco del personaje de serie B. A partir de esta mini-serie, Punisher se convertiría en un personaje importante que disfrutaría de varias series, videojuegos y dos películas para la gran pantalla.
Actualmente Grant vive en Nevada y continúa guionizando cómics para numerosas editoriales, así como escribiendo obras en prosa y guiones para el cine. Grant se tomó algo de tiempo libre de su agenda para responder a una serie de preguntas realizadas por e-mail por el escritor David M. Gutiérrez para la página DVD Verdict.
DG: ¿Cómo acabaste trabajando en The Punisher?
SG: No fue fácil. En realidad todo empezó en 1976, cuando me encontraba en el Salón del Cómic de Nueva York durante las vacaciones de Navidad. Estaba a mitad de curso de la Universidad. Fui con un chaval que se llamaba Duffy Vohland, que entonces trabajaba para el departamento de producción de Marvel. (Por desgracia, ha fallecido.) Yo no me encontraba preparado y ni siquiera había considerado escribir nada, pero Duffy me animó para que entrase en Marvel y me consiguió una entrevista con el entonces editor en jefe Marv Wolfman, por lo que desde entonces fuimos buenos amigos, aunque no recuerdo nada de aquella entrevista. Un día me senté frente a la máquina de escribir y se me ocurrieron tres ideas: una tenía que ver con el Caballero Negro y otra con The Punisher, ya que los dos eran personajes que me gustaban mucho y con los que no se estaba haciendo gran cosa en aquel momento. Excepto que sin que yo lo supiese, The Punisher se estaba utilizando como personaje principal de una revista en blanco y negro. Sus historias las guionizaba Archie Goodwin. Marv simplemente dijo: "bueno, ya se está usando", y eso fue todo. Como no me esperaba que Marvel me contratase como guionista más adelante, no me quedé demasiado decepcionado, porque todavía tenía que acabar la Universidad, y todo esto ocurrió cuando la gente del cómic se empezaba a concentrar alrededor de Nueva York en vez de estar diseminada por todas partes como ocurre actualmente. Un par de años más tarde empecé a escribir para Marvel después de que otro amigo, Roger Stern, se convirtiese en editor y me pidiese que le entregase algo. Un año después, creo que en 1979, Marvel empezó a hablar de la idea de las mini-series, una cosa que tenían en mente desde hacía mucho tiempo. Entonces empecé a presionar para que me dejasen escribir una mini-serie de Punisher, pero a nadie le interesaba. Ni siquiera lo consideraban como un personaje con potencial y nadie se preocupaba por él. Así que cada vez que entraba un nuevo editor, yo le lanzaba mi propuesta sobre la mesa (que era esencialmente la misma que había presentado a Marv) y los editores acababan mirándome de reojo para finalmente decirme “no” entre dientes, y eso era todo. Mientras estaba ocurriendo todo esto, hice un Marvel Team-Up con Mike Zeck, pero en realidad todavía no había tenido ningún contacto personal con él, aunque nos habíamos visto en las oficinas de Marvel un par de veces. Mientras tanto, Mike se convirtió en el primer artista de Marvel en hacer una gran serie “crossover”, Secret Wars, que, a pesar de odiar tener que dibujarla, le convirtió en un bien valioso para la oficina. En ese momento, los editores empezaron a pensar en el término de "establos", así se referían a los talentos que trabajaban en exclusiva para ellos.
En ese momento, un nuevo editor, Carl Potts, estaba buscando nuevos proyectos y como yo quería hacer “The Punisher”, tuve la brillante idea de preguntarle a Mike si quería dibujarlo, ya que acababa de terminar Secret Wars y yo pensaba que su estilo iría perfecto para el personaje. Lo llamé y él me recordó de las veces anteriores, y en cuanto le presenté la idea empezó a carcajearse. Su amigo y él, el entintador John Beatty, estaban sentados en la sala de estar tratando de adivinar cuál sería su siguiente proyecto, segundos antes de que yo le llamase y le preguntase, "Hey, ¿qué tal Punisher?". Le entregamos la propuesta empaquetada a Carl, que la aceptó (aunque siempre he sospechado que su principal objetivo era conseguir que Mike formase parte de su “establo”, pero no me importa), y eso fue todo. Carl era un gran partidario de la serie, a pesar de las grandes objeciones que empezó a enarbolar la dirección de Marvel, aunque terminaron diciendo que estaba bien, que Carl podía hacer una mini-serie de Punisher si quería, pero que él sería el responsable si fracasaba. Y por eso pudimos hacerla. Tardamos más o menos nueve años en llegar a realizarla. Así que su argumento fue considerablemente diferente del que había escrito en los comienzos, pero el concepto subyacente no había cambiado ni un ápice.
DG: ¿Por qué cambiaste tu argumento inicial para la mini-serie de “The Punisher”? ¿Qué ocurrió durante esos años?
SG: Recuerda, el concepto inicial estaba pensado hacía diez años. Al principio, a “The Punisher” no le empapelaban para entrar en prisión, así que no teníamos ese punto de partida, que era sacarlo de la misma. Tampoco se encontraba en peligro de muerte, arrojado en un lugar repleto de enemigos. Nos pareció que era una buena forma de presentar al personaje, de presentar cuáles eran sus artimañas, su personalidad y dureza con aquellos que no lo conocían. Por lo que recuerdo, y ha pasado bastante tiempo desde la última vez que he pensado en ello, el concepto original era que simplemente se encontraba en guerra contra las bandas de la Mafia. No es que esa idea haya cambiado mucho, pero fue mutando y fuimos añadiendo un montón de elementos más; se nos ocurrió lo de la organización que decidía reclutarlo y darle su apoyo, lo del chico que no era un criminal y que intentaba cazar a Punisher para vengar la muerte de su padre mafioso, cosas por el estilo. El personaje fue concretándose como uno más filosófico y se convirtió en un protagonista mucho más oscuro espiritualmente hablando de lo que había sido hasta el momento. (Aunque no tan oscuro como en “Return to Big Nothing”.) Existe una gran diferencia entre concebir una idea y desarrollarla, y básicamente es en ese momento cuando se producen los cambios, durante el desarrollo. Por lo general, la concepción es un estallido de loca inspiración, pero sólo durante el desarrollo es cuando puedes llegar a comprender las limitaciones y posibilidades nunca antes vistas del concepto, y tienes que tenerlo todo en cuenta.
DG: ¿Por qué la mini-serie de cuatro números de “The Punisher” tuvo un quinto número y qué factor intervino para que Jo Duffy echase una mano en el guión del último número?
SG: Claro, fueron cinco números. Al principio quería empezar y terminar con un número doble, pero Marvel decidió que el último no sería rentable, así que dividió la serie en cinco números. Siempre quisimos que tuviese cinco números. Pero era el momento en el que en el mainstream se estaban empezando a hacer todas esas mini-series, y además la norma era la de que durasen cuatro números. En cuanto nos dimos cuenta de que en el primer número se indicaba que sería una serie de cuatro, les cantamos las cuarenta a los de producción. Aunque bajo coacción, lo corrigieron en el segundo, y luego volvieron a meter la pata en el tercero y en el cuarto. Mike y yo habíamos apostado que en el cartel del quinto número iba a poner: “Quinto Número de una mini-serie de cuatro ". Yo no estaba presente para controlarlo, pero me dijeron que casi lo dejan de esa forma, se dieron cuenta justo cuando el número iba para la imprenta.
En cuanto a lo del quinto número, me parece una canallada que ya no merece la pena ni recordar. La versión corta es que en un principio la serie no iba a tener fechas de edición concretas y que teníamos todo el tiempo que necesitábamos para acabarla. Entonces alguna otra serie no llegó a tiempo y la sección de marketing empezó a correr por todos los departamentos de la editorial para buscar algo con lo que rellenar el hueco. A pesar de las objeciones del editor, incluyeron la mini-serie de “The Punisher”, por lo que de repente llevábamos seis semanas de retraso. Mike estaba dibujando primorosamente los lápices de la serie, y tampoco es que sea el dibujante más rápido. Como resultado, el tiempo entre los números dos a cuatro se espació un poco, y los distribuidores y lectores empezaron a pedir el siguiente número a gritos. Mike se retiró como dibujante en el último número y yo me fui con él, porque sentía que la mini-serie era nuestro proyecto personal, una especie de esfuerzo conjunto, y si uno de nosotros no estaba en ella, el otro tampoco debía estar. En realidad habíamos hecho ese pacto justo antes de empezar con el proyecto. Siempre pensé que si alguien tenía que ser expulsado, ese sería yo. Mirándolo de nuevo, quizá no haya sido la mejor decisión de mi carrera, ¿pero qué se le va a hacer? Se trajeron a Jo para que dialogase mi guión, que ya estaba finalizado. En realidad, fue la típica experiencia que te suele ocurrir en este medio.
DG: Considerando que en ese momento era de segunda o tercera fila, ¿qué fue lo que te atrajo del personaje?
SG: Esos personajes siempre son los mejores cuando empiezas y quieres hacerte un nombre. Cualquiera puede escribir una historia pasable de Spider-Man. Nadie se va a inmutar. Pero escribir una historia exitosa con un personaje en el que nadie se digna ni a pensar es otra cosa. En aquel momento, en Marvel se consideraba a “The Punisher” como un payaso de tercera categoría. Me acuerdo que (una semana antes de que saliese nuestro primer número) la gente de marketing me dijo que los lectores de Marvel no estaban interesados en las aventuras de un asesino psicótico. Simplemente les respondí que creía que sí lo estaban. Porque siempre me había gustado el personaje. Me gustaba su auténtica ambigüedad moral, todas sus evidentes contradicciones. Me gustaba la certeza de la misión que se había propuesto hacer, aunque estuviese equivocado. Siempre he visto a “The Punisher” como a un villano. Ciertamente es un criminal que viola la ley de forma sistemática, sin pensárselo dos veces. Es un personaje fascinante. Y yo quería escribir cómics de género criminal, quería escribir una historia acerca de un villano. Los villanos son mucho más interesantes que los héroes, y en particular mucho más que los héroes que generalmente se pueden encontrar en los comic books. Quería hacer un cómic con un estilo de historia y de narrativa que no se hubiese visto nunca en los cómics Marvel (hasta ese momento), algo muy conciso, con un punto de vista filosófico particular. Si lo mezclas todo, obtienes un personaje que no va a estar muy alejado del que terminé presentando en la mini-serie.
DG: ¿Qué tipo de barreras editoriales te encontraste mientras intentabas que un “villano” fuese la estrella de su propia mini-serie? ¿Tu postura era la de que te parecía un héroe porque asesinaba a villanos?
SG: Bueno, nunca les dije cuál era mi opinión sobre el personaje, eso quedaba entre Mike y yo. Decirle a Marvel que lo veíamos como un villano hubiese sido buscarnos problemas. Así que estaba completamente dispuesto a dejar que lo viesen como un héroe, algo que era por defecto. También creo que es un poco heroico. Se sacrifica a sí mismo para realizar un trabajo que hay que hacer porque no hay nadie más para hacerlo. Es una actitud heroica. Salvo que estaba haciendo las cosas rematadamente mal. Ahí es donde la ambigüedad moral entra en juego. “The Punisher” no piensa que esté haciendo las cosas tan mal, pero desde nuestra perspectiva, obviamente, está haciendo de juez, jurado y verdugo. Por supuesto, la presunción del personaje es la de que nunca mata a nadie que no sea culpable. Pero obviamente, eso lo piensa por comodidad moral.
DG: ¿También te atraía el aspecto de “nivel callejero” del personaje?
SG: Me gustaba que no tuviese super-poderes o alguna otra tontería por el estilo. Le daba cierta urgencia, lo dejaba con todas las fragilidades y vulnerabilidades normales que todos tenemos que padecer. En muchos sentidos, resulta más fácil identificarse con ese tipo de personaje en un cómic, algo que me hace gracia porque, como ya he dicho, se comportaba como un villano.
DG: ¿Qué piensas sobre las dos películas de “The Punisher”?
SG: De la primera sólo he visto algunos retazos. Dolph Lundgren no es la idea que yo tenía para Punisher, y los cambios parecían diseñados para ablandar al personaje por completo, lo cuál deduzco que era el caso. Me gustaron un montón de cosas de la segunda película, y creo que Tom Jane era muy bueno, pero realmente no era “The Punisher” hasta el final, el resto de la película es la historia del origen, cómo llegaba a convertirse en el personaje. La trama de la segunda película sufría algunas debilidades bastante molestas, y Travolta interpretaba a un villano vacío, aunque en realidad no era por su culpa, ya que era un personaje escrito para llamar la atención y resolver la trama de forma contundente, lo cuál me sorprendió. Sin embargo, Jane era lo suficientemente bueno y por lo tanto, al final estaba interpretando correctamente al personaje, así que no me importaría verlo en otra película de Punisher, en la que lo interpretase durante todo el metraje. Creo que en ambas películas cometen un error básico con su personalidad, porque cambian la trama de su pasado como soldado por la de policía en la primera y agente del FBI en la segunda. Puedo entenderlo por la fecha en la que ocurrió todo lo de Vietnam, pero su formación militar es fundamental, porque así es como mejor funciona. Una vez escribí que él era un hombre clave sin un pelotón marchando detrás de él. Quita ese elemento, quita la idea de que es un soldado en una guerra que está combatiendo en solitario, y te estarás perdiendo bastante del personaje en el proceso.
DG: ¿Pensabas que “The Punisher” iba a tener tanto éxito? ¿Cómo te sientes formando parte del equipo responsable de la versión "definitiva" del personaje?
SG: Siempre supe que tenía el potencial de ser un personaje importante. Hay personajes aventureros muy parecidos que fueron muy grandes en el mercado comercial de novelas en rústica, lo que significaba que potencialmente podría haberse convertido una herramienta para romper con todo en ese mercado, o incluso más allá. Sencillamente, las editoriales de cómic no se esfuerzan lo suficiente para penetrar en nuevos mercados. Cuando sacamos la mini-serie, las películas como Rambo eran muy populares. Así que definitivamente sabía que tenía que haber mercado para el personaje, pero Marvel tenía que saber explotarlo. En cuanto a lo de que es la versión "definitiva", no creo que sea cierto. Los fundamentos del personaje no son tan complejos, es un personaje mucho más sencillo de lo que suele ser habitual en los cómics. Todo lo que tienes que hacer para que “The Punisher” sea definitivo es entender la lógica del personaje, jugar limpio con él, tirar hacia delante. Si consigues meterte en la cabeza de The Punisher, básicamente se escribirá él sólo. Sospecho que cualquiera que hubiese estado dispuesto a tomarse la molestia, podría haber hecho lo mismo, pero fui yo el que quiso molestarse.
DG: ¿Qué es lo que hizo que volvieses a escribir de nuevo al personaje en la novela gráfica “Return to Big Nothing”?
SG: En ese momento estaba viviendo en Los Angeles. Creo que fue Mike el que oyó que Epic iba a empezar a producir novelas gráficas con personajes mainstream de Marvel, pero con un tono un poco más adulto. No recuerdo si Mike ya conocía a Archie Goodwin entonces (que es quien se encargaba de Epic) o no, pero yo sí que lo conocía bastante bien y solía pasar bastante tiempo en las oficinas de Epic cuando vivía en Nueva York. También había guionizado algunas cosas para él. Una novela gráfica del Punisher, liberada de restricciones por parte de Marvel, sonaba como una gran idea, y también como una especie de redención después de cómo habíamos terminado en la mini-serie, así que llamé a Archie para ver qué le parecía la idea. Le entusiasmó y le encantó la idea. Sé que hubo cierta resistencia por parte de Marvel, pero Archie, que solía ser muy afable y apacible, podía convertirse en un pitbull cuando realmente quería llevar algo a cabo, y él quería que se hiciese nuestra novela gráfica de Punisher. Sabíamos que era probable que fuese la última historia del personaje hecha por nosotros, por lo tanto, a diferencia de la mini-serie y de forma muy consciente, nos propusimos hacer la versión definitiva del personaje. Mis ideas sobre el personaje también habían evolucionado considerablemente, de una forma que sólo puede provenir de la experiencia de haber trabajado anteriormente con él. Sigo pensando que es una de las mejores cosas que Mike y yo hemos hecho nunca. Hay frases de la novela gráfica que, curiosamente, también han aparecido en la película más reciente del personaje. Durante mucho tiempo intentamos que Marvel nos dejase hacer un tercer proyecto protagonizado por “The Punisher”, una especie de colofón que terminase con la muerte del personaje, pero no querían tener nada que ver. Si Archie se hubiese quedado en la editorial es probable que lo hubiésemos hecho, a pesar de que una historia con la muerte real del personaje de una gran franquicia siempre es mucho más difícil de vender.
DG: Posteriormente has vuelto al personaje. ¿Qué supuso participar en lo que se supone que iba a ser su muerte durante la saga “Suicide Run”, el cruce de todos los títulos del personaje de los noventa?
SG: Fue desagradable. En primer lugar, el personaje del Punisher no era el protagonista de gran parte del arco argumental, porque todo se centraba en una serie de personajes que querían ser como él, algo que me pareció una mala idea y que era una derivación de lo que habían hecho con Superman un poco antes. Lo siento, pero se supone que un personaje afilado no debería intentar imitar a Superman. La idea era que al final lo "mataban" y pasaba a la clandestinidad para empezar a operar en las sombras desde el anonimato, algo que, en teoría, no es una mala idea, pero en ese punto había "muerto" tantas veces que no creía que nadie de su mundo (o del nuestro) se lo volviese a tragar. Y eso sin tener en cuenta que yo ya sabía que Marvel nunca dejaría que fuese algo definitivo, que es lo que terminó ocurriendo. Pero esa era la historia que quería Marvel, y cuando estás bajo contrato tienes que hacer lo mejor posible dentro de los parámetros impuestos por el cliente. Había un número que me encantó, donde uno de los personajes principales era golpeado casi hasta morir. Yo quería que lo hubiesen golpeado hasta matarlo, pero resultaba demasiado para Marvel. Quería dejar muy claro que este no era un mundo divertido en el que vivir, que era un lugar brutal y peligroso, y que cualquiera que saliese a la calle imitando a Punisher realmente estaba arriesgando su vida. También me gustó mucho el personaje que me inventé, un vástago renegado de la mafia que se llamaba Jimmy Pierce que acababa de ser reclutado contra su voluntad por su familia para convertirse en "el nuevo Punisher" como cortina de humo para eliminar a la competencia. Hice algunas historias de “relleno” con él después de "Suicide Run”. Para esa saga, todos los guionistas nos sentamos a planearla, pero algunos de ellos terminaron cambiando elementos de forma arbitraria o empezaron a añadir otros nuevos sobre la marcha y la trama empezó a cambiar salvajemente o a diluirse hasta que llegó un punto en el que sentí como si me estuviese pasando todo el tiempo obligándome a reconducir la historia sobre la marcha. No creo que el resultado final funcionase muy bien. Pero todavía me gustan algunas de las cosas que me arreglé para añadir a la historia, aunque cuando los guionistas hablan sobre estas cosas, rara vez comentan algo bueno sobre los resultados.
DG: A pesar del éxito crítico y comercial de The Punisher, muchos consideran Badlands y Damned tus mejores obras hasta la fecha. Cuéntanos algo acerca de ellas.
SG: Realmente son una especie de “spin-offs” de “The Punisher”. Principalmente eran dos relatos sobre crímenes, cosas que quería hacer con Punisher pero que simplemente no encajaban con el personaje. Originalmente empecé a guionizar “The Punisher” para alejarme del mundo de los superhéroes, e hice una serie de creación propia titulada Whisper que iba incluso aún más lejos. En realidad era una serie policiaca muy política en la que la heroína llevaba un disfraz, aunque al final intenté deshacerme de él. Entonces hice Badlands, un relato de crimen histórico que expandía algunos temas que habían aparecido en Whisper. La acción transcurría en 1963 y estaba protagonizada por el hombre que realmente había matado a John Kennedy. La trama estaba llena de la tradicional conspiración sobre el asesinato de Kennedy. (Es curioso, ahora que lo pienso estoy respondiendo a esta pregunta en el aniversario de su asesinato, y me acaba de llegar un cheque por derechos de Badlands en el mismo día. La vida es un poco extraña.) El título fue muy bien recibido y creo que ha sido lo primero que he podido escribir como me ha dado la gana. No sé si alguien más lo citaría como mi mejor obra, pero sigue siendo mi favorito. Por desgracia, salió en un momento en el que todas las editoriales del negocio estaban adentrándose otra vez como cerdos en el campo de los superhéroes, así que no fui capaz de sacar el suficiente provecho de la serie y hacer algunos cómics de género que quería hacer. Luego pude hacer The Damned, una historia policíaca dibujada por mi colaborador en Punisher, Mike Zeck. Era una historia criminal más estándar: un asesino en libertad condicional rompe su juramento para intentar transmitir un mensaje que su compañero de celda le ha entregado en su lecho de muerte, aterrizando justo en el centro de una intriga que transcurre en el letal inframundo de una extraña y corrupta ciudad. Se trataba de una pequeña fábula sobre el honor entre ladrones. Nuestro héroe, Mick Thorne, es el último hombre honorable. De nuevo, fue bien recibida por quienes la leyeron, pero no se publicitó demasiado bien. Como recompensa, Mike y yo añadimos una coda de seis páginas en la recopilación en tomo que editaron hace un par de años. Tiene lugar cuatro años después del final de la historia y hace que la trama dé un giro completo en una dirección inesperada. Fue muy divertido. Me gustaría hacer un montón de tebeos sobre crímenes, pero es difícil convencer a los editores de que serían rentables, porque la mayoría todavía ven mercado sólo para el público de los superhéroes, así que probablemente no se podría vender muy bien. Creo que necesitamos una masa de fans más crítica, y hasta que la consigamos, habrá que seguir peleando para captar la atención del público.
DG: ¿Cuál es tu enfoque a la hora de escribir? Alguna vez has comentado que te acercas a la vida de los personajes y a su interacción con el resto con una especie de enfoque elíptico y decadente.
SG: No sabía que tenía un enfoque tan específico. Cuando no estoy escribiendo pienso mucho en la forma de escribir, pero cuando me pongo, tiendo a ser bastante pragmático. Prefiero enfocar las cosas de forma que encajen en la historia en lugar de forzar a la historia para que encaje en un enfoque determinado. Dicho esto, me parece que tengo afinidad por una estructura de historia que no encaja en la tradicional de tres actos. Básicamente, lanzo tantos personajes como la historia puede soportar y los pongo en órbitas elípticas en descomposición una alrededor de otra, de modo que a medida que avanzan las cosas, los personajes tienen relaciones diferentes con el resto, entrelazándose entre sí hasta que al final las órbitas se han ido descomponiendo hasta llegar a un punto en el que los personajes que han sobrevivido en ese momento terminan en el mismo lugar al mismo tiempo. Es entonces cuando comienza el tiroteo, y quien quede el último en pie cuando se detiene la acción, se convertirá en el héroe de la historia por defecto. No suelo utilizar ese enfoque demasiado a menudo. El único guionista que conozco que escribía de esa forma era el novelista policíaco Eugene Izzi.
DG: ¿Qué ocurre con el género policíaco que te mantiene, a falta de una expresión mejor, atado en corto?
SG: Me gusta la humanidad que subyace detrás del género, porque trata sobre gente que viene a cara descubierta con sus limitaciones y su mortalidad, y tienes que pensar en cómo han de lidiar con ello... me gusta tener la oportunidad de realizar la crítica social y política que permite el género. En la ficción criminal se pueden abordar un montón de temas, pero los tienes que mantener en una escala humana, y el espectro de posibles respuestas a las situaciones que se producen es mucho más amplio que en muchos otros géneros. Las expectativas sobre los personajes están menos predeterminadas.
DG: Si “The Punisher” es un villano, ¿cómo percibes al “héroe” tanto en la ficción escrita como en las películas? Tu colega y amigo guionista, Howard Chaykin, dijo una vez que él no se fiaba de los héroes... porque terminaban siendo asesinados.
SG: Depende de lo que entiendas por héroe. No me vuelve loco que unos tíos se lancen al peligro directamente sin pensar en las posibles soluciones que existen para atajar un problema, y me parece que eso es lo que quería decir Howard. En nuestra cultura –y en los cómics se puede ver mucho- tenemos la fantasía sobre el "estado personal del héroe", alguien cuya condición natural es la del heroísmo. Pero ese estado no es natural en nadie. Alguien que podría hacer algo muy heroico bajo un conjunto particular de circunstancias, fácilmente también podría responder de forma poco heroica en circunstancias diferentes. Hay hombres que son capaces de recibir el balazo dirigido a un desconocido y luego puede que lleguen a casa y golpeen a sus esposas. El heroísmo existe en el intersticio entre la personalidad y la situación, normalmente no te despiertas por la mañana para anunciar: "¡Hoy voy a ser un héroe!" A menudo, las personas se quejan de que los "héroes" tienen "pies de barro", pero ¿y qué más da? A veces todo el mundo tiene los pies de barro.
DG: ¿Cuál sería una buena obra para empezar con la biblioteca de Steven Grant?
SG: Podría ser Badlands, que actualmente está disponible en la editorial AiT/PlanetLar Books; Damned, en Cyberosia; o The Punisher: Return to Big Nothing, en Marvel. Pero como no estoy muy seguro de que Damned se encuentre actualmente impresa y sé que Big Nothing no lo está, supongo que Badlands gana por defecto.
DG: ¿Hay algún proyecto del que nos puedas hablar?
SG: En este momento me encuentro en una situación bastante rara. Estoy trabajando en todo tipo de cosas, pero no hay muchas de las que pueda hablar. Muchos de los proyectos son para diferentes medios de comunicación, en varios campos. Actualmente estoy adaptando “Mortal Souls” como guión y después voy a adaptar “My Flesh is Cool”. También estoy involucrado en otro par de proyectos de películas y posiblemente en un proyecto para TV. Pero ya sabes, es Hollywood, algo que no se encuentre rodado y en pantalla puede llegar a desmoronarse en cualquier momento. He estado escribiendo algunas historias cortas en prosa, una de las cuales se puede encontrar en Kolchak: The Night Stalker Chronicles, publicado por Moonstone Books. He estado trabajando en un manga deportivo para adolescentes que debería editarse en primavera, no estoy seguro con qué editorial, porque lo hice a través de un “packager”. Estoy adaptando un guión (no es mío) a novela gráfica que todavía no se ha vendido para un productor que piensa que de esa forma se podría vender más fácilmente como película, y probablemente tenga razón, es un buen guión, pero realmente necesita poder visualizarse para que lo “pillen”. He guionizado una mini-serie de CSI para Idea+Design Works que acaba de publicarse en tomo, y acabo de ser contratado para hacer otro más el próximo verano. Tengo un proyecto de gran envergadura para Boom! Estudios para este verano. Estoy en mitad de conversaciones con todo tipo de editoriales para todo tipo de proyectos, pero en realidad no es muy prudente hablar sobre ello. Luego, por supuesto, sigo con mi columna “Permanent Damage”, y estoy escribiendo otra en muchos de los números del The Comics Journal titulada "Fun! Fun! Fun!" Y muy pronto, Moonstone también va a editar una novela gráfica llamada “Pat Novak For Hire”, que estará vagamente basada en un programa de radio sobre detectives de los años 40 que he mutilado horriblemente, pero si no, no podría haberla hecho. Me resulta difícil mantener el seguimiento de todo, en cuanto envío un trabajo, me pongo con el siguiente y me olvido del anterior, aunque en mis obras más recientes estoy intentando ser más ambicioso.
DG: Eres un amante del cine. ¿Cuál es tu película favorita?
SG: “Touch of Evil” [Orson Welles]. Pero habrá cerca de una docena empatando en segundo puesto.
DG: Siendo esta página un lugar sobre DVDs, tengo que preguntarte: ¿qué tienes ahora mismo en tu reproductor?
SG: ¿Ahora mismo? Episodios del Dr. Who de Christopher Eccleston. Oh, y “Blackadder's Christmas Carol”, que veo cada año por Navidad. Estoy deseando que me llegue el DVD ampliado de Sin City que acaban de editar.
DG: ¿Qué estás leyendo últimamente?
SG: Estos días no tengo mucho tiempo para leer. En su mayoría leo revistas y un montón de manuales de ordenador, ya que hace poco he reformado el mío y ahora estoy intentando reformar y customizar todo mi software. Como alguien me acaba de regalar un libro por Navidad (aún no sé de qué va), será el siguiente en mi lista de lecturas, en cuanto lo saque del envoltorio. El último libro que he leído fue la novela “Private Wars” de Greg Rucka, para escribir una crítica sobre la misma.
DG: Sé que eres aficionado a la música. ¿Qué estás escuchando actualmente?
SG: Sería mejor que me preguntases qué es lo que no escucho, me parece que la lista sería más corta. Soy muy ecléctico. No tengo ninguna obsesión especial por el momento, pero últimamente he estado escuchando a Dave Alvin (que probablemente sea mi favorito), Bob Dylan, Can, Richard Thompson, Elvis Costello, Dan Hicks, Diamanda Galas, The Kinks, Shane McGowan, los primeros King Crimson. Escucho a The Killers sin descanso mientras estoy conduciendo, y Black Eyed Peas también me parecen muy buenos, muy divertidos. Recientemente me he topado con algunos CDs de la Third Ear Band, así que últimamente he vuelto a escucharlos. Pero eso sólo es arañar la superficie. La verdad es que escucho todo tipo de cosas.
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1 comentario:
Gran entrevista y grandes limites series las que realizó con Zeck.
Impacientes Saludos.
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