jueves, 25 de octubre de 2012

SUPERMAN Y BIZARRO, por Grant Morrison

Escrito en la Comic-Con, este es el ensayo invitado de Grant Morrison elucubrado durante las extrañas noches de San Diego. Fue publicado también en HERO COMPLEX, Julio de 2011. Traducido por Frog2000.

Actualización: en el libro de Grant Morrison editado recientemente por Turner, Supergods, aparece una versión ligeramente diferente de estas dos historias.

Más Grant Morrison en Frog2000: Superman 2000, un plan para revitalizar la franquicia de Superman.

A menudo, al igual que al igual que el jazz o el béisbol, se ha descrito el superhéroe disfrazado como una creación típicamente americana, pero la fuerza creativa más intrigante de los cómics actuales es Grant Morrison, un guionista escocés que este septiembre desembarcará a la franquicia de historia más longeva de los cómics. Será en el nuevo “Action Comics” de Superman, que volverá a disponer de un número uno por primera vez desde el año 1938. El escritor de 51 años se trae bajo el brazo su surrealista estilo para aplicarlo tanto en sus próximos cómics como en el nuevo libro de ensayos “Supergods: What Masked Vigilantes, Miraculous Mutants and a Sun God from Smallville Can Teach Us About Being Human,” que será editado esta semana por Spiegel & Grau. En este ensayo exclusivo nos ofrece algunas ideas sobre la Comic-Con International, la exposición de cultura pop que se espera que atraiga hasta San Diego a 120.000 heróicas almas.

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La Comic-Con International de San Diego es un lugar donde la frontera entre la fantasía y la realidad se rinden felizmente ante el espíritu carnavalesco. Aquí puede pasar cualquier cosa, como bien pude descubrir en 1999.

Me acuerdo que era la una de la mañana y estaba reposando en una habitación de hotel sin aire acondicionado y con vistas a los astilleros de San Diego Harbor. Estaba rumiando el interesante problema de recrear a Superman para el Siglo XXI junto con mi editor Dan Raspler. Para aclarar nuestras cabezas bajamos las escaleras y cruzamos la calle hasta un parque al estilo Dr. Seuss que se encontraba entre las vías del tren y la ciudad. Estábamos discutiendo profundamente, debatiendo concentrados las virtudes y desventajas que podríamos obtener casando a Superman, cuando vimos a un par de hombres que cruzaban las vías hacia la ciudad.

Uno era un tipo con barba de aspecto corriente que a primera vista se parecía a cualquiera de los cientos de miles de fans de los cómics. P1ero el otro era Superman. Iba vestido con un traje de color rojo, azul y amarillo que se ajustaba perfectamente a su constitución, y su cabello estaba peinado hacia atrás con un rizo. A diferencia de los enclenques y barrigones superhombres que suelen desfilar por los pasillos de la Convención, parecía el Superman más convincente que había visto nunca, como un cruce entre Christopher Reeve y el actor Billy Zane. En serio, soy capaz de reconocer a un visitante del espacio cuando lo veo.

Esprintando con la intención de interceptar a la pareja, Dan y yo les explicamos lo que estábamos haciendo y le preguntamos a "Superman" si no le importaría responder algunas preguntas. La verdad es que no le importaba, por lo que se aposentó en un poste de estacionamiento de hormigón con una de las rodillas flexionada cerca del escudo de su pecho, en posición completamente relajada. Se me ocurrió que así es como Superman se sentaría exactamente. Un hombre que fuese invulnerable a todo siempre tendría una apariencia tranquila y relajada. Sin necesidad de interpretar el tipo de agresivas posturas físicas que se han especializado en adoptar los superhéroes. Empecé a entender a Superman de una nueva forma.

Le hicimos preguntas como: “¿Qué sientes por Lois?,” “¿Qué hay sobre Batman?” y recibimos respuestas con la verdadera voz y personalidad de Superman: “No creo que Lois pudiese realmente entender por qué hago lo que hago...” o “Batman sólo puede ver la oscuridad en los corazones de las personas. Me encantaría que también pudiese ver lo mejor de ellas...”, sus respuestas nos parecieron completamente convincentes.

El encuentro duró cerca de hora y media, y luego, graciosamente, se marchó. Aunque he de comentar que se fue caminando. Dan y yo nos miramos el uno al otro bajo el resplandor difuso de sodio de las farolas, y luego tranquilamente nos volvimos a nuestras habitaciones. Enardecido, me quedé despierto durante toda la noche, escribiendo sobre Superman hasta que el sol de agosto salió echando humo por encima de los buques de guerra, los hangares y el Pacífico. El resultado final fueron los doce números de "All-Star Superman", la serie dibujada por Frank Quitely. Conocer a esa persona también me inspiró algunos de los elementos que se podrán encontrar en el próximo relanzamiento de "Action Comics" junto a Rags Morales, por lo que definitivamente creo que valió la pena.

Por supuesto, toparme con alguien vestido como Superman en San Diego puede sonar casi tan sorprendente e improbable como que un alcohólico acuda a una reunión de Alcohólicos Anónimos, pero rara vez ocurre algo parecido durante la noche, y de las decenas de hombres de acero que he visto desfilando hacia los pasillos de la Comic-Con, o posando para los turistas en el Grauman´s Chinese o en Hollywood Boulevard, jamás había visto alguno tan convincente o tan significativo en persona como el Superman que apareció en el momento preciso en que más lo necesitaba.
Dicho esto, te animo a que sigas leyendo para descubrir una anécdota que contrarresta cruel e irónicamente con la anterior historia plena de gloria y gracia. Nos encontramos en San Diego en 2002, y el dibujante Chris Weston hace alarde de un entusiasta y completo buen rollo mientras me cuenta lo mucho que le gustaría dibujar una historia protagonizada por Bizarro, el "imperfecto duplicado" enloquecido de Superman. Como se suele decir, en ese mismo momento un asistente de la Convención vestido deformemente como un Superman al revés y hablando jerga Bizarro, apareció en la calle delante de nosotros. Percibiendo una oportunidad de disfrutar de un encuentro con su propio espíritu totémico, Chris arrastró al extranjero pintado de verde hasta una fiesta.

A diferencia del cortés Superman de 1999, Bizarro se negó a abandonar la compañía de Chris, conduciéndose de una forma cada vez más beligerante, estridente y fiel a su personaje. Todos le empezamos a comprar bebidas, y el borracho se convirtió en lo más parecido a alguien auténticamente poseído por el espíritu dionisíaco de Bizarro que haya visto nunca. Con evidente angustia, Chris se lamentó: "¡No soy capaz de deshacerme de él! ¿Qué es lo que voy a hacer?"

Al final, como tan a menudo ha tenido que hacer el propio Superman, tuvimos que engañar a Bizarro para que volviese a casa utilizando su propio código de "hacer lo contrario". Le explicamos que en el mundo al revés de Bizarro, la fiesta tenía lugar cuando estaba solo, y no rodeado por otras personas. De hecho, era la compañía del resto quien arruinaba una fiesta. Se vio obligado a admitir que para Bizarro tenía perfecto sentido y se marchó caminando hacia atrás por las escaleras, borracho como una cuba, mientras todos le saludábamos con la mano, gritando: "¡Hola, Bizarro!".

–Grant Morrison

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