Public Enemy, los colegas de sello de los Beasties -Def Jam-, disponen en su primer LP "Yo! Bum Rush The Show" de un estilo personal de mayor agresión interurbana. En temas como el single "Public Enemy No. 1" y "Sophisticated Bitch", el canallesco y minimalista rap de Public Enemy se caracteriza por una ausencia absoluta de la melodía: el sonido aterrador tan sólo es un pulso palpitante, duros ritmos de batería y un zumbido electrónico diseñado para irritar, como el taladro de un dentista o el de un persistente mosquito.
Joe Brown, The Washington Post, 1987
Primero el rap capturó el interés de un público más amplio con andanadas de concienciación social como el "The Message" de Grandmaster Flash, y la tentación es tomarse la música más en serio según el comunicado urgente de la calle se empieza a entregar de forma similar, como ocurre en el nuevo "Yo! Bum Rush The Show!" de Public Enemy. Sin embargo, la temática del rap suele definirse mucho más a menudo como algo que roza la fanfarronería, un estilo ejemplificado por LL Cool J, cuyo dominio del medio no se debería ignorar, incluso aunque sus ideas parezcan livianas. Los actos comercialmente inteligentes como [Lisa Lisa] y Cult Jam evitan los estilos de lenguaje endurecido, usando en su lugar el nervioso ritmo del hip-hop en lugar de las alegres canciones de amor.
"Me atrevo a desafiar a cualquier crítico a que lo llame ruido", comenta LL Cool J en "The Do Wop," el tema donde el rap se reúne con el doo-wop de su segundo disco, "Bigger and Deffer" (Def Jam FC 40793). La cuestión no es si la mezcla de rap con sonidos prestados, baterías hip-hop cursis y fraseos cantados es ruido, porque por supuesto que lo es, sino si esta limitada paleta es capaz de generar discos convincentes. Sin duda, LL Cool J (alias que proviene de "Ladies Love Cool James" Smith) bien puede decir que "Rock the Bells" es ruido de primer orden, tal vez el disco de rap más sonoramente embriagador desde el temprano "It's Like That" de Run-DMC.
Mientras "Bigger and Deffer" a veces se desvía en experimentos estilísticos, el lacónico y afilado "Yo! Bum Rush The Show" (Def Jam BFC 40658) de Public Enemy es un disco coherente y consistentemente eficaz. El jefe rapero Chuck D y Flavor Flav ("la voz de al lado") se mezclan estupendamente, y los acentos musicales del LP (desde los arañazos de Terminator X hasta el hard-rock de la guitarra de Vernon Reid) han sido elegidos e integrados hábilmente.
Mark Jenkins, The Washington Post, 1987
Esta noche Public Enemy se convirtieron en una ininteligible e indescifrable avalancha que no pudo bailarse, tan ruidosa e impenetrable como los Membranes. Todas las sensaciones y la dinámica interna se ahogaron por los registros de los inflamados bajos, una resaca amplificada hasta el punto de que no había nada audible allí excepto la resaca. Todos los demás sonidos, scraches y samples se fundieron en una desfallecida y aguda miasma a lo Mary Chain. Sólo los giros y cosquilleos del rapeo hicieron que resultara posible identificar los temas.
Cargado de un sonido reforzado y bullicioso (por parte de Hank Shocklee, Bill Stephney y otros) que se convertiría en la marca registrada de PE tanto como lo es la declamación dominante de Chuck, "Yo! Bum Rush the Show" es una brillante combinación de duras guitarras (en gran parte suministradas por Vernon Reid) y sampleados desfasados de todo tipo, rematado con el-rapeado-en-tu-cara de Chuck y Flav. Pero para un disco que pareció sacudir el firmamento en su lanzamiento, sorprendentemente pocos temas son políticos -incluso "Public Enemy No. 1" y "Miuzi Weighs a Ton" son estándares de los MC, mientras "You're Gonna Get Yours" trata sobre un coche. Pero en mitad del envoltorio "Rightstarter (Message to a Black Man)" y "Timebomb" revelan mejor los movimientos de un pensador incisivo con algo mucho más potente en mente.
Joe Brown, The Washington Post, 1987
Primero el rap capturó el interés de un público más amplio con andanadas de concienciación social como el "The Message" de Grandmaster Flash, y la tentación es tomarse la música más en serio según el comunicado urgente de la calle se empieza a entregar de forma similar, como ocurre en el nuevo "Yo! Bum Rush The Show!" de Public Enemy. Sin embargo, la temática del rap suele definirse mucho más a menudo como algo que roza la fanfarronería, un estilo ejemplificado por LL Cool J, cuyo dominio del medio no se debería ignorar, incluso aunque sus ideas parezcan livianas. Los actos comercialmente inteligentes como [Lisa Lisa] y Cult Jam evitan los estilos de lenguaje endurecido, usando en su lugar el nervioso ritmo del hip-hop en lugar de las alegres canciones de amor.
"Me atrevo a desafiar a cualquier crítico a que lo llame ruido", comenta LL Cool J en "The Do Wop," el tema donde el rap se reúne con el doo-wop de su segundo disco, "Bigger and Deffer" (Def Jam FC 40793). La cuestión no es si la mezcla de rap con sonidos prestados, baterías hip-hop cursis y fraseos cantados es ruido, porque por supuesto que lo es, sino si esta limitada paleta es capaz de generar discos convincentes. Sin duda, LL Cool J (alias que proviene de "Ladies Love Cool James" Smith) bien puede decir que "Rock the Bells" es ruido de primer orden, tal vez el disco de rap más sonoramente embriagador desde el temprano "It's Like That" de Run-DMC.
Mientras "Bigger and Deffer" a veces se desvía en experimentos estilísticos, el lacónico y afilado "Yo! Bum Rush The Show" (Def Jam BFC 40658) de Public Enemy es un disco coherente y consistentemente eficaz. El jefe rapero Chuck D y Flavor Flav ("la voz de al lado") se mezclan estupendamente, y los acentos musicales del LP (desde los arañazos de Terminator X hasta el hard-rock de la guitarra de Vernon Reid) han sido elegidos e integrados hábilmente.
Mark Jenkins, The Washington Post, 1987
A veces los discos de debut muestran a un artista en plena eclosión, con una comprensión muy segura de cuál es su sonido y mensaje. Otras, los primeros discos no son nada más que una promesa que apunta hacia dónde podrá ser capaz de llegar el artista. El fascinante primer LP de Public Enemy, "Yo! Bum Rush the Show", navega entre las dos categorías: es un disco experto y completo de un poderío extraordinario, pero palidece en comparación con lo que vendría apenas un año más tarde. Esto se debe en gran medida a la producción dirigida por Rick Rubin, con vívidas guitarras pesadas en primer plano, afinados loops, ritmos y samples que rugen de una forma que tiene mucho en común tanto con el rock como con el rap. The Bomb Squad tiene cierta prestancia, pero aún se encuentra en un estado inicial, ciertos sonidos e ideas que más tarde se convertiría en marca personal burbujean en la superficie. Y lo mismo se podría decir de Chuck D, cuyas ardientes y estructuradas rimas e ideas revolucionarias aún se estaban formando. Todavía es el sonido de un grupo que se encuentra cómodo rondando por el barrio, pero que no está listo para dar el paso a nivel nacional. ¡Pero que me condenen si no suenan como si ya hubiesen conquistado el mundo! Se puede palpar una emoción tangible, física, en su música, algo que golpea el intestino con fuerza implacable según las cavilaciones del oyente se suceden para poder mantenerse al día con las rimas implacables de Chuck D o los espásticos arrebatos de Flavor Flav. Y aunque no parece que se pueden encontrar demasiados clásicos en el disco, quizá "You're Get Yours," "Miuzi Weighs a Ton," "Public Enemy No. 1", sólo es una afirmación que se podría hacer al compararlos con los siguientes LPs, porque en el caso de cualquier otro artista, un álbum tan furioso, visceral y emocionante sería, sin duda, anunciado como un clásico. Viniendo de Public Enemy, este disco simplemente es la sombra de un clásico.
Stephen Thomas Erlewine, AllMusic
Parece redundante acusar a un rapper de arrogancia, es como acusar a un político de buscar el poder, pero Chuck D lleva la rotundidad de matón de escuela de su elocución rapera hasta un terreno donde se involucra vocalmente de una forma digna de Pavarotti, Steve Perry o del predicador del funeral de Richard Pryor. Y aunque sé que aquí la idea es la de jugar con el bocazas y zalamero chaval de Flavor Flav, ¿por qué debería gustarme más el fan del gran hombre que el propio hombre? Literalmente se cortan uno a otro de forma literal en mitad de juegos de palabras más del estilo de Elvis Costello que de Peter Tosh, y su "Megablast" es cortante propaganda narrativa anti-crack mientras se montan una especie de ranking de rap-groove minimalista. Pero en el producto de estos chicos falta diversión, lo que junto con la austeridad intrínseca de sus grooves tampoco supone algo demasiado generoso.
Robert Christgau, Village Voice, 1987
El desafío y la rabia afilan un primer álbum de rap.
''UH-OH, CHUCK, THEY OUT TO get us!'' son las primeras palabras que se oyen en el primer disco de Public Enemy, ''Yo! Bum Rush the Show'' (Def Jam/Columbia BFC 40658, vinilo y cassette), el álbum de rap más rasposo en lo que va de año y uno de ventas vertiginosas. ''Us'' se refiere a Chuck D (cuyo apellido es Ridenhour) y Flavor Flav (William Drayton), compositores y cantantes en Public Enemy. Aunque por lo general no suelen sermonear sobre ello, sí que dejan claro que también están hablando para la clase negra, mostrada como un objetivo en la portada del álbum y en la carpeta interior. Después del reciente juicio a Bernhard Goetz por disparar a cuatro jóvenes negros en el metro, y el incidente racial de Howard Beach todavía en el aire, Public Enemy no puede evitar el tópico.
Public Enemy se originó en la Universidad Adelphi de Long Island, donde Mr. D empezó a rapear en la estación de radio estudiantil mientras conseguía su título como diseñador. El grupo hizo bien sus deberes sobre el rap, porque Public Enemy se empezó a construir con las mejores ideas de los primeros raperos: la seca narrativa de Grandmaster Flash (y Melle Mel's) en ''Message,'' la declamación a media velocidad voceada por Run-D.M.C. y el estilo de producción austera pero con varias capas de sendos compañeros del sello Def Jam, LL Cool J. y los Beastie Boys. No hay canciones en el álbum, sólo golpes y ritmos y ruido, y un espíritu de desafío impulsado por la rabia.
Como otros recientes discos de rap, ''Yo! Bum Rush the Show'' es un teatro aural lleno de beats para bailar. Public Enemy tiene un juego de personalidades distintivo: Mr. D. rapea con una voz radiofónica resonante y estilizados fraseos sincopados, mientras que su menos profesional compañero de sonido, Flavor-Flav, se encorajina como si fuese el representante del oyente (o como la versión rap de Ed McMahon). En efecto, Mr. D. es un líder en lugar de simplemente otro fanfarrón.
Detrás de los rapeos, los "drumbeats" de Hank Shocklee se mezclan con los riffs de discos manipulados por el disk jockey Norman (Terminator X) Rogers, con partes de guitarra, efectos de sonido, líneas de bajo funky, riffs con vientos, salvas de batería. Mientras tanto, el teclado suministra medidas dosis de irritación y bullicio sostenido, tanto a lo largo de ''Public Enemy No. 1'' como en el repetitivo acorde de piano disonante en el corte que da título al álbum. Denso, ominoso y sujeto a cambios bruscos de vértigo, el paisaje sonoro es inconfundiblemente urbano: sombrío y precario.
Public Enemy utiliza alguna de las tácticas habituales del rap, la jactancia en asociaciones libres salvajes sobre la destreza verbal del Sr. D. celebrando la posesión de un objeto de marca (un Oldsmobile del ´98 en ''You're Gonna Get Yours''), o el abandono de una mujer presumida. Sin embargo, donde los Beastie Boys dispensaban fantasías de adolescentes malcriados y Run-DMC generalmente se empecinaban con las auto-alabanzas, a veces Public Enemy extraen lecciones sociopolíticas.
En ''Rightstarter (Message to a Black Man),'' Mr. D. rima: ''Algunos se creen que tenemos planeado dejarlo/ se preguntan si vamos a caer o ir a prisión/ Algunos se preguntan por qué actuamos de esta forma/ Sin darse cuenta de cuánto tiempo llevan estorbándonos,'' y más tarde declara: ''Me encuentro en una misión para poneros en el buen camino/ Chicos, no es tarde/ Quiero explicarle al mundo lo que se puede ver claramente/ Hemos de convertirnos en lo que el mundo no quiere que seamos."
Algunos de los estándares más raperos de Public Enemy tienen implicaciones mucho mayores. En ''You're Gonna Get Yours,'' el lujoso coche de Mr. D se convierte en un blanco del acoso policial (''I don't drive no junk/No cop gotta right to call me a punk''). Entre alardes, Mr. D. anota en ''Timebomb'': ''Para aquellos con carencias, las posibilidades se multiplican/ El que gana dinero es el blanco y no el negro.''
Y en ''Megablast,'' Mr. D y Flavor Flav comparten una inexpresiva recitación burlona sobre un camello de crack desesperado que "no podrá hacer dinero porque se ha fumado todo el producto,'' con la mendicidad desesperada respirándose totalmente en el ambiente de la canción. Los detalles concretos hacen que sea más que el típico eslogan o la típica canción anti-crack.
Los raps de Public Enemy no siempre son tan juiciosos. La canción ''Yo! Bum Rush the Show'' captura la tensión de algunos conciertos de rap, que se llenan de gente que se cuela en ellos y algunos disparos, todo contado muy claramente desde la perspectiva del que se ha colado. Peor aún, Public Enemy siguen sumidos en el papel del macho adolescente del rap.
El escaparate en solitario de Flavor Flav, ''Too Much Posse'' (que le debe mucho al estilo vocal de L. L. Cool J.) trata sobre una refriega de bandas armadas. Mr. D. dispone de una jactanciosa canción titulada ''My Uzi weighs a ton'' (deletreada en el título por alguna razón como ''Miuzi''). Las letras de Mr. D. también comparten el típico odio hacia la mujer del rap, en el último verso de ''Sophisticated Bitch', una canción de rap y hard rock que se alinea con el ''She's Crafty" de Beastie Boys, suena complacido cuando la mujer enloquecida es "golpeada casi hasta la muerte". Si el Sr. D. quiere que su público "viva vidas civilizadas mediante las lecciones que enseño", tal y como afirma en ''Raise the Roof,'' debería deshacerse de su misoginia.
Public Enemy es más débil cuando continúa repicando las convenciones machistas del rap. Sus canciones son mucho más convincentes -e inquietantes- cuando Mr. D. habla sobre dinero y poder. En una época en la que la mayoría de los raperos se encasillan como comediantes o bandas festivas, los mejores momentos de Public Enemy prometen algo mucho más peligroso y subversivo: el realismo.
Jon Pareles, The New York Times, 1987
Public Enemy apareció en 1987 con su disco de debut, "Yo! Bum Rush The Show", que se alejaba totalmente del tipo de rap que se estaba haciendo en la época. Public Enemy desarrolló los beats de grupos como Run D.M.C. y creó su propio estilo de hardcore rap/ hip-hop. Chuck D, el líder del grupo, rapeaba sobre todo tipo de temas sociales, particularmente sobre los que afectan a la comunidad negra (afroamericana). Flavor Flav, que esencialmente ejerce de segundo de a bordo de Chuck D, se creó su propia imagen con su dentadura dorada, sus cómicas gafas de sol y el enorme reloj que penduleaba de su cuello. Originalmente pianista de formación clásica, Flavor Flav inventó la imagen que más tarde sería utilizada por raperos como Busta Rhymes, Ol' Dirty Bastard y Juvinile.
Los discos de Public Enemy estaban producidos por Rick Rubin (el productor de rock con debilidad por el hip-hop). Rick ha trabajado con un montón de grupos diferentes, desde Beastie Boys a Slayer. Mientras se podría afirmar que Public Enemy es el grupo de hip hop más influyente en imagen y letras, su música también ha sido poderosamente influyente. El sonido del grupo tiene un montón de corta-pega así como muchos sonidos de guitarras funkys y heavys. La pandilla que producía al grupo, The Bomb Squad, eran responsables del sonido, así como el DJ principal de la banda, Terminator X.
El primer disco del grupo se tituló "Yo! Bum Rush The Show". Los críticos de rock y hip-hop de todo el mundo se enamoraron del disco, a pesar de ser capaz de causar cierta controversia. Aunque algunos han llegado a argumentar que "Yo! Bum Rush The Show" es tan bueno como cualquier otra cosa que haya hecho nunca Public Enemy, no fue hasta que se editó el segundo disco del grupo, "It Takes A Nation Of Millions To Hold Us Back", que su estatus se solidificó para convertirse en una de las figuras musicales más importantes de finales de los ochenta.
Sputnik, Andrew H. Emeritus, 2005
Public Enemy / Eric B and Rakim, Brixton Academy, Londres, diciembre de 1987
Esta noche Public Enemy se convirtieron en una ininteligible e indescifrable avalancha que no pudo bailarse, tan ruidosa e impenetrable como los Membranes. Todas las sensaciones y la dinámica interna se ahogaron por los registros de los inflamados bajos, una resaca amplificada hasta el punto de que no había nada audible allí excepto la resaca. Todos los demás sonidos, scraches y samples se fundieron en una desfallecida y aguda miasma a lo Mary Chain. Sólo los giros y cosquilleos del rapeo hicieron que resultara posible identificar los temas.
Y aún así, la cultura de la pista de baile de Londres se esforzó por lidiar con ese estruendo insoportable, reconocerlo como un buen groove, cambiar el momento para que se convirtiese en una noche de fiesta. No es extraño que los débiles de corazón retrocediesen en tropel ante los extraños grooves. El hip hop era demasiado lento y pesado como para tragárselo, o cada vez más rápido, demasiado, (como en "Bring the Noise"). La única respuesta "bailable" posible era el prieto rigor mortis de Flavor Flav, un tenso régimen de nervios flexionados, agitando el cuerpo para poder sobrevivir.
A pesar del asalto ensordecedor, Public Enemy no causó demasiada impresión. Con sólo tres miembros de la Seguridad del Primer Mundo en el escenario, difícilmente parecían intimidantes. Estos tres eran bajitos, su figura no era muy firme, y sus rostros eran jóvenes e inocentes, las ametralladoras y el camuflaje sólo sugerían unos niños que estaban jugando a ser soldados. Chuck D detenía su "flow" para dirigirse a la multitud: lo que dice es trivial, a veces casi incendiario, pero lo que importa es el hecho de que protesta y que tiene un compromiso, el aura a su alrededor al pronunciar enunciados de peso, la concentración de las masas. Nos cuenta que los informes de prensa sobre los incidentes después de los conciertos del Def Jam Hammersmith son mentira, "y todos lo sabemos porque esos papeles mienten en todo": lo que puede que sea cierto, pero me pasé treinta minutos atrapado en un metro en Barons Court mientras le robaban a la gente sus anillos de boda en el vagón más próximo. Public Enemy le cuenta a la multitud: "nada de toda esa mierda del Tercer Mundo, porque sabemos que los negros somos el Primer Mundo", y yo me pregunto, ¿resulta progresista contrarrestar la sensación de autoestima devaluada (e impuesta arbitrariamente) con un orgullo igualmente asumido de forma arbitraria, un patrioterismo-de-marcha-atrás? Y luego Chuck les dice a las bailarinas que hagan el signo de la paz y a los colegas el saludo del poder. Pienso en "el juego de la imitación" de Ian McEwan, donde la heroína se da cuenta de que la razón que ofrecen los hombres para "proteger" a las mujeres de la guerra es que de esa forma podrán fingir que las mujeres están luchando por algo. Las mujeres se convierten en las custodios del valor humano (también conocido como la feminidad) para que los hombres se puedan preparar para ser inhumanos y expulsar la feminidad de sus corazones. Si las mujeres se involucraran en la carnicería, no habría nada por lo que luchar. (Al igual que ocurre en "El Padrino", donde los hombres se mutilan, y se mutilan unos a otros, en defensa de "la familia".)
Con Erik B la mezcla resulta brillante y clara, así que al menos los scraches se notan bastante bien. Pero de nuevo, el bajo es como la melaza a los pies de la pista de baile. Eric B y Rakim son demasiado funestos, demasiado fríos como para resultar maravillosos, tan sólo te arrastran hacia su controlado, económico y cuidado baile, la muerte, como si fuesen el centro de aquello en lo que hay que fijarse. En uno de los temas la introducción del "I'm Gonna Love You Just A Little Bit More" de Barry White se convierte en su cúspide portentosa. Rakim no es impetuoso y pugilístico, como LL, no lo lleva escrito en la cara. Su acento le detiene un poco, se te va acercando como si fuese una inversión horrible de la seducción. Como si fuese un estudiante de la teoría de la comunicación que ha aprendido que si hablas un poco más lento de lo normal (¡hecho!) puedes hacer que sea psicológicamente imposible que las personas no te escuchen. La atención nunca decae. Mesmerizante, y probablemente lo fue de forma literal.
Con Erik B la mezcla resulta brillante y clara, así que al menos los scraches se notan bastante bien. Pero de nuevo, el bajo es como la melaza a los pies de la pista de baile. Eric B y Rakim son demasiado funestos, demasiado fríos como para resultar maravillosos, tan sólo te arrastran hacia su controlado, económico y cuidado baile, la muerte, como si fuesen el centro de aquello en lo que hay que fijarse. En uno de los temas la introducción del "I'm Gonna Love You Just A Little Bit More" de Barry White se convierte en su cúspide portentosa. Rakim no es impetuoso y pugilístico, como LL, no lo lleva escrito en la cara. Su acento le detiene un poco, se te va acercando como si fuese una inversión horrible de la seducción. Como si fuese un estudiante de la teoría de la comunicación que ha aprendido que si hablas un poco más lento de lo normal (¡hecho!) puedes hacer que sea psicológicamente imposible que las personas no te escuchen. La atención nunca decae. Mesmerizante, y probablemente lo fue de forma literal.
Simon Reynolds, Melody Maker, 1987
Cargado de un sonido reforzado y bullicioso (por parte de Hank Shocklee, Bill Stephney y otros) que se convertiría en la marca registrada de PE tanto como lo es la declamación dominante de Chuck, "Yo! Bum Rush the Show" es una brillante combinación de duras guitarras (en gran parte suministradas por Vernon Reid) y sampleados desfasados de todo tipo, rematado con el-rapeado-en-tu-cara de Chuck y Flav. Pero para un disco que pareció sacudir el firmamento en su lanzamiento, sorprendentemente pocos temas son políticos -incluso "Public Enemy No. 1" y "Miuzi Weighs a Ton" son estándares de los MC, mientras "You're Gonna Get Yours" trata sobre un coche. Pero en mitad del envoltorio "Rightstarter (Message to a Black Man)" y "Timebomb" revelan mejor los movimientos de un pensador incisivo con algo mucho más potente en mente.
Trouser Press, Dave Sheridan & Ira Robbins, 2005
Cuando se editó en 1987, Yo! Bum Rush The Show fue como un disparo de advertencia contra el mundo de la música en general, aunque por lo general fue ignorado o despachado rápidamente. Muchos críticos y DJs se dejaron intimidar por la agresión y las letras pro-negritud, encontrando el contenido demasiado difícil de digerir. En una famosa alocución, el prominente DJ de Nueva York, Mr. Magic, declaró que seguramente no habría más música por parte de estos mamones. Aunque no recibieron demasiado cariño en su propio hogar, PE se convirtieron en un fenómeno en el extranjero, sobre todo entre la crítica y el público del Reino Unido, donde le dieron la bienvenida a su música con los brazos abiertos. El grupo ni se inmutó por la fría respuesta, sino que la cogieron, la arrugaron, la tiraron y se hicieron más fuertes. Cuando se editó "Yo", Public Enemy ya estaban trabajando duro e inspirados en su siguiente disco, con la intención de crear una bestia más rápida, más dura, más compleja e inteligente que cualquier otra cosa que se hubiese visto nunca en la música popular. Y aunque todos conocemos ese disco, sin duda deberíamos tomarnos algo de tiempo para apreciar el debut tan potente y subestimado del célebre grupo.
Kevin Notthingham, Jeff Leon, 2014
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Traducción: Frog2000
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