Septiembre de 2009 para Wired, traducido por Frog2000.
En su infinita sabiduría, nuestra amada BBC ha decidido que lo que necesita ahora el Reino Unido es otra adaptación televisiva de los repugnantes libros "Just William" [Las aventuras de Guillermo] de Richmal Crompton. Presumiblemente, la serie se titulará "Just William 2010". Que les jodan, dadle los derechos de la licencia a quien se os antoje, no me podría importar menos. Este trato significa que alguien de Broadcasting House ha decidido que "Guillermo" tiene valiosas lecciones que enseñar a los hijos de la Gran Bretaña, (aparte de obviedades como "si quieres te puedes comprar una X-Box, la verdad es que la BBC odia tu jeta de adolescente, así que déjanos en paz para poder revolcarnos a gusto en esta basura concebida para los que tenemos cien años.")
Por lo tanto, como antídodo contra este herbicida audiovisual con el que tienen la intención de rociar los ojos de nuestros hijos, propongo que la BBC vuelva a emitir los Thunderbirds de Gerry Anderson.
Y ahora tened paciencia y seguidme el hilo.
Thunderbirds es Ficción de Salvamento. Os aseguro que todos los niños responden bien ante las situaciones hipotéticas de salvamento. La Ficción de Salvamento es emocionalmente madura, un género que elimina el deseo por lo mágico, lo religioso o por la gente que vuela con un chasquido de dedos para salvar el día. Es capaz de confirmarle a cualquiera que no hay nada más glorioso y deslumbrante que idear formas de salvarnos a nosotros mismos.
También trata sobre astronautas. Los astronautas de la vida real se han convertido en un grupo sin nada de especial. En la actualidad sólo escuchamos hablar sobre ellos cuando se mueren. Demonios, si incluso a finales de los sesenta el brillante e imaginativo piloto Scott Carpenter estaba vendiendo mierda de la tele-tienda en la televisión local. Pero en los Thunderbirds, Jeff Tracy es un excéntrico billonario capaz de convertir su isla privada del Caribe en un cosmódromo secreto donde alojar su exótica nave espacial y otras embarcaciones reutilizables, con capacidad suficiente como para albergar un laboratorio donde llevar a cabo labores de ingeniería vanguardista a la última, con sirvientes y una cantidad inagotable de vermú. ¿Es usted un ministro del gobierno desesperado por la aparentemente irresoluble necesidad de que los niños se interesen por la ciencia? Thunderbirds nos asegura que la ciencia es impresionante porque se puede volar por el espacio y vivir en una isla tecnológica repleta de licor. Me parece un buen incentivo.
Los Thunderbirds se dedican a rescatar gente en problemas. Por lo general, estos problemas implican alguna enorme máquina tarada que se ha terminado estropeando. Puede que al verlo los niños tengan la continua tentación de señalar: "mira, en el futuro la gente parece acumular mucha mierda que siempre se está rompiendo." Pero un padre responsable sentado con su hijo bocazas y abofeteable dirá: "No. Presta atención. Lo primero de todo, sabes bien que la gente no siempre consigue hacer las cosas a la primera, también sabes que no hace tanto tiempo que no eras capaz de comer o hacer caca sin ayuda de alguien."
Pero hay algo todavía más importante. No solo es que las cosas que aparecen en los Thunderbirds se rompan y que aparezca gente que necesita que la rescaten, sino que para empezar, los protagonistas han tenido que pensar y construir las cosas que están utilizando. Los planes para mover completamente el edificio Empire State consisten en regar unas plantas con propulsión nuclear, sacar el combustible del agua salina del mar, enviar una sonda espacial tripulada hacia el Sol con la intención de mangar un pedazo de materia solar. Eso es pensar a lo grande, es como algo que se podría encontrar en el libro "BLDGBLOG" de Geoff Manaugh. Como ocurre con toda la buena ficción para niños, la serie se desarrolla a base de conceptos enormes y dementes, y todo se nos presenta bajo la apariencia de personas normales discurriendo de una forma sublime. Esto es de lo más importante: inmensas y preciosas ideas como solución a nuestros problemas. Y estas soluciones terminan siendo de varios tipos: aviones geométricos propulsados por cohetes, mega-transportadores de despegue vertical-horizontal y estaciones espaciales trucadas como si fuesen las casas robóticas ideales del futuro de los cincuenta (en cierta forma parece que el Thunderbird 5 tenga paneles de madera en ambos lados.)
Lo más importante es que enseña a los niños que después de salvar el mundo, uno se retira a su bar privado, donde alguien está haciendo tintinear algo de cool jazz a las teclas, y cada uno tendrá disponible un cigarrillo y tantos martinis de vodka como resulten necesarios para borrar del alma las ampollas provocadas por el estrés de arrojar a tres personas montadas en un vehículo caótico propulsado atómicamente sobre la deforestada Sudamérica.
Puede que alguno de vosotros se esté preguntando (y con razón), ¿dónde queda el papel de la mujer en todo esto? Claro que los Thunderbirds trataban sobre el macho dominante, pero me gustaría llamar la atención sobre un par de cosas. Puede que Lady Penelope fuese la única mujer adulta del programa, pero cada vez que aparecía, por lo general disparaba sobre alguien y luego se iba conduciendo su Rolls-Royce de color rosa.
Mi propia hija me sigue demandando a voz en grito que nuestro próximo coche sea un Humvee rosa, y te puedo decir que ganó el concurso de Jóvenes Ingenieros por haber construido algo inquietante que utilizaba cachivaches de radio y tecnología específica que apenas soy capaz de entender. Así que yo tengo razón y tú estás equivocado. No seáis cabrones, emitid de nuevo Thunderbirds, y ayudad a criar toda una nueva generación de locos y aterradores ingenieros.
En su infinita sabiduría, nuestra amada BBC ha decidido que lo que necesita ahora el Reino Unido es otra adaptación televisiva de los repugnantes libros "Just William" [Las aventuras de Guillermo] de Richmal Crompton. Presumiblemente, la serie se titulará "Just William 2010". Que les jodan, dadle los derechos de la licencia a quien se os antoje, no me podría importar menos. Este trato significa que alguien de Broadcasting House ha decidido que "Guillermo" tiene valiosas lecciones que enseñar a los hijos de la Gran Bretaña, (aparte de obviedades como "si quieres te puedes comprar una X-Box, la verdad es que la BBC odia tu jeta de adolescente, así que déjanos en paz para poder revolcarnos a gusto en esta basura concebida para los que tenemos cien años.")
Por lo tanto, como antídodo contra este herbicida audiovisual con el que tienen la intención de rociar los ojos de nuestros hijos, propongo que la BBC vuelva a emitir los Thunderbirds de Gerry Anderson.
Y ahora tened paciencia y seguidme el hilo.
Thunderbirds es Ficción de Salvamento. Os aseguro que todos los niños responden bien ante las situaciones hipotéticas de salvamento. La Ficción de Salvamento es emocionalmente madura, un género que elimina el deseo por lo mágico, lo religioso o por la gente que vuela con un chasquido de dedos para salvar el día. Es capaz de confirmarle a cualquiera que no hay nada más glorioso y deslumbrante que idear formas de salvarnos a nosotros mismos.
También trata sobre astronautas. Los astronautas de la vida real se han convertido en un grupo sin nada de especial. En la actualidad sólo escuchamos hablar sobre ellos cuando se mueren. Demonios, si incluso a finales de los sesenta el brillante e imaginativo piloto Scott Carpenter estaba vendiendo mierda de la tele-tienda en la televisión local. Pero en los Thunderbirds, Jeff Tracy es un excéntrico billonario capaz de convertir su isla privada del Caribe en un cosmódromo secreto donde alojar su exótica nave espacial y otras embarcaciones reutilizables, con capacidad suficiente como para albergar un laboratorio donde llevar a cabo labores de ingeniería vanguardista a la última, con sirvientes y una cantidad inagotable de vermú. ¿Es usted un ministro del gobierno desesperado por la aparentemente irresoluble necesidad de que los niños se interesen por la ciencia? Thunderbirds nos asegura que la ciencia es impresionante porque se puede volar por el espacio y vivir en una isla tecnológica repleta de licor. Me parece un buen incentivo.
Los Thunderbirds se dedican a rescatar gente en problemas. Por lo general, estos problemas implican alguna enorme máquina tarada que se ha terminado estropeando. Puede que al verlo los niños tengan la continua tentación de señalar: "mira, en el futuro la gente parece acumular mucha mierda que siempre se está rompiendo." Pero un padre responsable sentado con su hijo bocazas y abofeteable dirá: "No. Presta atención. Lo primero de todo, sabes bien que la gente no siempre consigue hacer las cosas a la primera, también sabes que no hace tanto tiempo que no eras capaz de comer o hacer caca sin ayuda de alguien."
Pero hay algo todavía más importante. No solo es que las cosas que aparecen en los Thunderbirds se rompan y que aparezca gente que necesita que la rescaten, sino que para empezar, los protagonistas han tenido que pensar y construir las cosas que están utilizando. Los planes para mover completamente el edificio Empire State consisten en regar unas plantas con propulsión nuclear, sacar el combustible del agua salina del mar, enviar una sonda espacial tripulada hacia el Sol con la intención de mangar un pedazo de materia solar. Eso es pensar a lo grande, es como algo que se podría encontrar en el libro "BLDGBLOG" de Geoff Manaugh. Como ocurre con toda la buena ficción para niños, la serie se desarrolla a base de conceptos enormes y dementes, y todo se nos presenta bajo la apariencia de personas normales discurriendo de una forma sublime. Esto es de lo más importante: inmensas y preciosas ideas como solución a nuestros problemas. Y estas soluciones terminan siendo de varios tipos: aviones geométricos propulsados por cohetes, mega-transportadores de despegue vertical-horizontal y estaciones espaciales trucadas como si fuesen las casas robóticas ideales del futuro de los cincuenta (en cierta forma parece que el Thunderbird 5 tenga paneles de madera en ambos lados.)
Lo más importante es que enseña a los niños que después de salvar el mundo, uno se retira a su bar privado, donde alguien está haciendo tintinear algo de cool jazz a las teclas, y cada uno tendrá disponible un cigarrillo y tantos martinis de vodka como resulten necesarios para borrar del alma las ampollas provocadas por el estrés de arrojar a tres personas montadas en un vehículo caótico propulsado atómicamente sobre la deforestada Sudamérica.
Puede que alguno de vosotros se esté preguntando (y con razón), ¿dónde queda el papel de la mujer en todo esto? Claro que los Thunderbirds trataban sobre el macho dominante, pero me gustaría llamar la atención sobre un par de cosas. Puede que Lady Penelope fuese la única mujer adulta del programa, pero cada vez que aparecía, por lo general disparaba sobre alguien y luego se iba conduciendo su Rolls-Royce de color rosa.
Mi propia hija me sigue demandando a voz en grito que nuestro próximo coche sea un Humvee rosa, y te puedo decir que ganó el concurso de Jóvenes Ingenieros por haber construido algo inquietante que utilizaba cachivaches de radio y tecnología específica que apenas soy capaz de entender. Así que yo tengo razón y tú estás equivocado. No seáis cabrones, emitid de nuevo Thunderbirds, y ayudad a criar toda una nueva generación de locos y aterradores ingenieros.
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