Una serie de artículos que he ido escribiendo en facebook durante el confinamiento.
La mayoría de las veces, el éxito se mide por las ventas de una publicación, pero si además de no tener problemas financieros, generas falsificaciones y competencia, significa que has dado en el clavo con algo importante capaz de alcanzar receptores innumerables muy dispares entre sí. Mad Magazine provocó movimientos editoriales telúricos, y por todas partes empezaron a surgir imitadores. En Alemania fue "Kaputt". En España, "Titanic". En Suecia, "Hjälp". Pero en Estados Unidos se llevaron la palma. A lo largo de los años, aparecieron y se esfumaron a toda velocidad iniciativas como Plop, Help!, Frantic, Humbug, Trump, Ballyhoo, Trash, Buffoon, Sick, Thimk, Parody, Wacko, etc. Los propios editores de Mad sacaron otra revista con el nombre de "Panic", "la única imitación autorizada". No hay mal que por bien no venga: cuando uno de los autores de la Mad quería trabajar en la competencia, bien porque le pagaban más, o porque le daban mayor libertad creativa, podía buscar trabajo en todas estas revistas.
Marvel no tardó mucho en editar la suya propia, y lo intentó varias veces. El primer invento se llamaba CRAZY, una revista que aparecería hasta en tres ocasiones en sucesivos volúmenes. El primero, el de los cincuenta, tan solo duró 7 números. Si nos fijamos en los autores involucrados, no eran sino los currelas de la Atlas (Marvel) de entonces: Joe Maneely, Sol Brodsky (que más tarde, en 1958, fundaría Cracked, uno de los magazines satíricos más longevos), o Bill Everett, y también Stan Lee en calidad de editor. El invento no era sino un intento de captar más público, aunque no tuviese valor sustancial propio, con varias parodias que podían o no ser divertidas. Pero además de faltar los autores de la Mad original, en su lugar, a excepción de Everett o Carl Burgos, había artistas todo-terreno que sabían hacer de todo con solvencia, pero sin demasiada chispa, seguramente por falta de ganas. Solo era otro trabajo más. Aún así, fue Atlas la que más imitaciones de Mad llevó a cabo: Crazy, Riot, Snafu y Wild. En 1973, Marvel volvió a la carga, resucitó (bajo el sello Curtis) su viejo título y puso en los quioscos tres números y un especial. En los mismos se reeditaba contenido de otra revista paródica de Marvel, "Not Brand Echh". Marv Wolfman ideó en estos números a la primera mascota de la revista: "Irving Nebbish", un tipejo embozado en una capa de la que sobresalían unos ojos saltones. Fue el presentador que dio entidad en sus dos primeros tercios a la tercera y última etapa de Crazy. (Si descontamos algún especial "revival" que ha sacado Marvel que poco tiene que ver con las intenciones iniciales del proyecto.) La última mascota, ideada por Larry Hama, sería Obnoxio el Payaso, que protagonizaría varias machaconas ocurrencias a partir del número 63 y sería más recordado.
El primer número de este tercer volumen de Crazy se publica a finales de 1973 con una portada del excelente Frank Kelly Freas que pretende derribar todo lo que sabíamos de este tipo de productos marca blanca: "The Nebbish" está a punto de dinamitar los logos de todos sus competidores más inmediatos: Sick, Mad, National Lampoon y Cracked. Lo de National Lampoon puede ser discutible, pues era un magazine con enjundia personal. Como comentaba Robert Fiore en un The Comics Journal: "El National Lampoon fue uno de los sitios en el que los sesenta se arrastraron para morirse. O para ser más exactos, uno de los canales mediante el que los restos de energía de los sesenta fluyeron cuando la generación del amor se dio cuenta de que nadie les iba a hacer entrega del mundo. [...] El marco de referencia del National Lampoon era la crueldad." Fue el referente de Steve Gerber mientras mantuvo su trabajo como editor de Crazy entre los números 11 a 14. Por otro lado, en este primer número el editor fue Marv Wolfman, que se había encargado de la encarnación anterior. Los autores que contribuyen en sus páginas pertenecen, como es de rigor, a la escudería de la Marvel: Mike Ploog, que se encarga de dibujar una brutal tira que derriba los clichés de la serie de TV "Kung Fu", donde se dio a conocer David "Bill" Carradine. Una parodia de "La Aventura del Poseidón", el peliculón de acción y tensión de Ronald Neame sobre un transatlántico que emula el desastre del Titanic. Guionizaba Len Wein y dibujaban con un estilo absolutamente alejado de Spiderman los sinpares Ross Andru y Vic Martin. Una rareza: el diario "Daily Survivor", un periódico para supervivientes de una gran catástrofe. Divertido, con unos dibujos de mutantes producidos por la radiación de lo más llamativo, y unas noticias que te pueden helar la sonrisa. También hay páginas de reseñas de libros y películas en este diario tan curioso, pues en aquella época, el mercado no se detenía ni siquiera en caso de ataque radiactivo. Lo idearon a doce manos Tony Isabella, Carla Josephs, Gerry Conway, Steve Skeates, Dave Hunt y Marie Severin. Por cierto, que esta última se aposentaría cómodamente en la publicación, y sería una habitual hasta el cierre de Crazy en el número 94. Severin ideó mucho más adelante las aventuras de un joven Hulk que eran para troncharse. Pero sigamos con el primer número, donde hay un poco de todo: parodias de Snoopy y Beetle Bailey, rellena-páginas donde se hacía chanza de noticias curiosas con ilustraciones de Herb Trimpe y Don McGregor, anuncios imitando los de la marca de cigarros "Virginia Slims". Era el estreno de la revista, con vía libre para experimentar hasta dar con la tecla que pudiese resultar más atractiva al comprador. Lo curioso es que además de Marie Severin o Steve Englehart, o el resto de autores que más tarde se consolidarían en el mainstream y que aquí aparecen en algunas anécdotas contadas mediante uno de los esperpénticos recursos que estuvieron de moda en los setenta, la fotonovela, se pueden ver aportaciones de militantes del "underground", desde los reptiles bélicos y antropomórficos de Vaughn Bodé, hasta Basil Wolverton, que colabora con un dibujo para un relato de Harlan Ellison. La impresión general después de leer este CRAZY (que no se ha vuelto a reeditar) es de haber recorrido un bazar lleno de objetos brillantes que llaman mucho la atención, pero cuya utilidad es, como mucho, exigua. Eso, por supuesto, si descontamos el excepcional trabajo de los dibujantes.
Harvey Kurtzman y William Gaines idearon MAD cuando el resto de las publicaciones de la EC fueron arrinconadas, y finalmente defenestradas, por el Comics Code Authority. El éxito atronador de esta nueva revista de humor se basaba en el puñado de luminarias del cómic que trabajaban en el producto, y su atractivo genio destructivo, utilizando principalmente la herramienta de la sátira, pero también el cinismo y el desencanto que ponía a caer de un burro la cultura blanqueada de los norteamericanos. En las dos primeras docenas de números colaboraron la mayoría de los autores de la EC: Harvey Kurtzman, Jack Davis, Wally Wood, Marie y John Severin, Will Elder, y se parodió de todo, desde Mickey Mouse, hasta las series de terror de la EC que la editorial tuvo que dejar archivadas, desde el show de Howdy Doody (un programa televisivo infantil cuya mayor atracción eran varias marionetas horrorosas), hasta "Alicia en el País de las Maravillas". Una vez que acababas de leer una de sus parodias, esta pasaba a formar parte de lo parodiado. Las características que le habían otorgado los autores en la historieta se quedaban en el recuerdo fusionadas con el blanco de sus burlas para siempre.
La mayoría de las veces, el éxito se mide por las ventas de una publicación, pero si además de no tener problemas financieros, generas falsificaciones y competencia, significa que has dado en el clavo con algo importante capaz de alcanzar receptores innumerables muy dispares entre sí. Mad Magazine provocó movimientos editoriales telúricos, y por todas partes empezaron a surgir imitadores. En Alemania fue "Kaputt". En España, "Titanic". En Suecia, "Hjälp". Pero en Estados Unidos se llevaron la palma. A lo largo de los años, aparecieron y se esfumaron a toda velocidad iniciativas como Plop, Help!, Frantic, Humbug, Trump, Ballyhoo, Trash, Buffoon, Sick, Thimk, Parody, Wacko, etc. Los propios editores de Mad sacaron otra revista con el nombre de "Panic", "la única imitación autorizada". No hay mal que por bien no venga: cuando uno de los autores de la Mad quería trabajar en la competencia, bien porque le pagaban más, o porque le daban mayor libertad creativa, podía buscar trabajo en todas estas revistas.
Marvel no tardó mucho en editar la suya propia, y lo intentó varias veces. El primer invento se llamaba CRAZY, una revista que aparecería hasta en tres ocasiones en sucesivos volúmenes. El primero, el de los cincuenta, tan solo duró 7 números. Si nos fijamos en los autores involucrados, no eran sino los currelas de la Atlas (Marvel) de entonces: Joe Maneely, Sol Brodsky (que más tarde, en 1958, fundaría Cracked, uno de los magazines satíricos más longevos), o Bill Everett, y también Stan Lee en calidad de editor. El invento no era sino un intento de captar más público, aunque no tuviese valor sustancial propio, con varias parodias que podían o no ser divertidas. Pero además de faltar los autores de la Mad original, en su lugar, a excepción de Everett o Carl Burgos, había artistas todo-terreno que sabían hacer de todo con solvencia, pero sin demasiada chispa, seguramente por falta de ganas. Solo era otro trabajo más. Aún así, fue Atlas la que más imitaciones de Mad llevó a cabo: Crazy, Riot, Snafu y Wild. En 1973, Marvel volvió a la carga, resucitó (bajo el sello Curtis) su viejo título y puso en los quioscos tres números y un especial. En los mismos se reeditaba contenido de otra revista paródica de Marvel, "Not Brand Echh". Marv Wolfman ideó en estos números a la primera mascota de la revista: "Irving Nebbish", un tipejo embozado en una capa de la que sobresalían unos ojos saltones. Fue el presentador que dio entidad en sus dos primeros tercios a la tercera y última etapa de Crazy. (Si descontamos algún especial "revival" que ha sacado Marvel que poco tiene que ver con las intenciones iniciales del proyecto.) La última mascota, ideada por Larry Hama, sería Obnoxio el Payaso, que protagonizaría varias machaconas ocurrencias a partir del número 63 y sería más recordado.
El primer número de este tercer volumen de Crazy se publica a finales de 1973 con una portada del excelente Frank Kelly Freas que pretende derribar todo lo que sabíamos de este tipo de productos marca blanca: "The Nebbish" está a punto de dinamitar los logos de todos sus competidores más inmediatos: Sick, Mad, National Lampoon y Cracked. Lo de National Lampoon puede ser discutible, pues era un magazine con enjundia personal. Como comentaba Robert Fiore en un The Comics Journal: "El National Lampoon fue uno de los sitios en el que los sesenta se arrastraron para morirse. O para ser más exactos, uno de los canales mediante el que los restos de energía de los sesenta fluyeron cuando la generación del amor se dio cuenta de que nadie les iba a hacer entrega del mundo. [...] El marco de referencia del National Lampoon era la crueldad." Fue el referente de Steve Gerber mientras mantuvo su trabajo como editor de Crazy entre los números 11 a 14. Por otro lado, en este primer número el editor fue Marv Wolfman, que se había encargado de la encarnación anterior. Los autores que contribuyen en sus páginas pertenecen, como es de rigor, a la escudería de la Marvel: Mike Ploog, que se encarga de dibujar una brutal tira que derriba los clichés de la serie de TV "Kung Fu", donde se dio a conocer David "Bill" Carradine. Una parodia de "La Aventura del Poseidón", el peliculón de acción y tensión de Ronald Neame sobre un transatlántico que emula el desastre del Titanic. Guionizaba Len Wein y dibujaban con un estilo absolutamente alejado de Spiderman los sinpares Ross Andru y Vic Martin. Una rareza: el diario "Daily Survivor", un periódico para supervivientes de una gran catástrofe. Divertido, con unos dibujos de mutantes producidos por la radiación de lo más llamativo, y unas noticias que te pueden helar la sonrisa. También hay páginas de reseñas de libros y películas en este diario tan curioso, pues en aquella época, el mercado no se detenía ni siquiera en caso de ataque radiactivo. Lo idearon a doce manos Tony Isabella, Carla Josephs, Gerry Conway, Steve Skeates, Dave Hunt y Marie Severin. Por cierto, que esta última se aposentaría cómodamente en la publicación, y sería una habitual hasta el cierre de Crazy en el número 94. Severin ideó mucho más adelante las aventuras de un joven Hulk que eran para troncharse. Pero sigamos con el primer número, donde hay un poco de todo: parodias de Snoopy y Beetle Bailey, rellena-páginas donde se hacía chanza de noticias curiosas con ilustraciones de Herb Trimpe y Don McGregor, anuncios imitando los de la marca de cigarros "Virginia Slims". Era el estreno de la revista, con vía libre para experimentar hasta dar con la tecla que pudiese resultar más atractiva al comprador. Lo curioso es que además de Marie Severin o Steve Englehart, o el resto de autores que más tarde se consolidarían en el mainstream y que aquí aparecen en algunas anécdotas contadas mediante uno de los esperpénticos recursos que estuvieron de moda en los setenta, la fotonovela, se pueden ver aportaciones de militantes del "underground", desde los reptiles bélicos y antropomórficos de Vaughn Bodé, hasta Basil Wolverton, que colabora con un dibujo para un relato de Harlan Ellison. La impresión general después de leer este CRAZY (que no se ha vuelto a reeditar) es de haber recorrido un bazar lleno de objetos brillantes que llaman mucho la atención, pero cuya utilidad es, como mucho, exigua. Eso, por supuesto, si descontamos el excepcional trabajo de los dibujantes.
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