Una serie de artículos que he ido escribiendo en facebook durante el confinamiento.
Con los setenta recién estrenados, a instancias de Lee, la editorial quiso conseguir como fuese un cupo de lectoras, así que se valieron de varias colecciones con protagonista femenina para lograrlo: La Gata (que sería más conocida como Tigra), Shanna La Diablesa, Ms. Marvel, Spider-woman, Hulka. En el caso de Linda Carter, la Enfermera de Noche, la heroicidad descendía hasta un plano mucho más terrenal, solo que esta vez la enfermera co-protagonizaría la colección con otras dos pizpiretas y resolutivas chicas: Georgia Jenkins y Christine Palmer. Además, Roy Thomas decidió que necesitaban guionistas femeninas para escribir cómics protagonizados por mujeres, así que para "Night Nurse" escogieron a Jean Thomas, en aquel momento esposa de Roy. La serie no fue sino una prueba, una serie limitada, para ver si alcanzaban un número de lectoras (y lectores) rentable, aunque finalmente no lo consiguieran. Lo más admirable es que el tebeo era bastante potable a pesar de la exigua premisa.
Nuestra protagonista había estado estudiando enfermería en los nueve números de los que fue titular en los sesenta, y de prácticas nos la encontramos en el Metro-General Hospital de la ciudad de Nueva York, donde también se foguean sus dos amigas. Mientras tanto, Linda se ha teñido el pelo de rubio, o eso suponemos, porque en anteriores apariciones era morena. Una cartela anunciaba en portada que dentro había algo especial: "¡Arrancado de la vida real, más emocionante que los titulares de mañana!" El dibujo de Win Mortimer es académico, pero tiene un toque rasgado, casi de entintado descuidado, que sugiere una ambientación más oscura de lo que se le supone a un drama desgarrador en forma de cómic. Para mi gusto no le resta, sino que las páginas parecen más interesantes. Linda aparece en un "flash-forward" sollozando que, o bien elige al hombre que ama, o bien sigue con su carrera como enfermera. "¿Cuál será la decisión correcta?", se pregunta la desdichada muchacha. Tres días antes, la bella Linda conoce a sus futuras compañeras de apartamento: una arisca pelirroja llamada Christine Palmer, a la que su padre ha echado de casa, y una resolutiva afro-americana bautizada Georgia Jenkins, que se marcha de su barrio para mejorar en su oficio y poder volver con mayores habilidades. Después de unos duros principios, porque no todo va a ser un camino de rosas cuando estás de prácticas en un gran hospital, las tres chicas se hacen amigas y se disponen a afrontar el futuro. En ese futuro inmediato Linda se enamora de uno de sus pacientes, y el chico la corresponde sin problema. También se desarrolla una trama con mafiosos de medio pelo de por medio que, por supuesto, nuestras chicas desmontarán en algunas escenas de acción, aunque no demasiada. El mayor problema del tebeo es que, aunque todo está contado de una forma muy sólida, con gran cantidad de diálogos, y -afortunadamente- pocos textos de apoyo, no deja de ser un guión que nos presenta la vida convencional de uno de los oficios tradicionalmente asociados al sexo femenino. No hay crítica alguna sobre la posición de la mujer en la sociedad, y era justo el momento para hacerla, cuando una parte importante del hippismo había conseguido fortalecer el Movimiento de Liberación de la mujer. Por otro lado, este cómic es un revival realizado con un único fin, ampliar mercado, y además bebe de las hechuras de sus antepasados, como si fuese una especie de homenaje inteligente a todo un género, por lo que puede que ese supuesto avance progresista que rastreaba al empezar a leer "Night Nurse" solo fuese un espejismo que yo mismo me había figurado. Ay, las expectativas...
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