sábado, 11 de abril de 2020

CRÓNICAS DE LA MARVEL IMPOSIBLE/ 8 (de 12): NIGHT NURSE Nº 1. CÓMICS CURIOSOS DE LA CASA DE LAS IDEAS.

Una serie de artículos que he ido escribiendo en facebook durante el confinamiento.

Animada por el intento de anegar los quioscos con sus colecciones, y quitarse de en medio a ese "mosquito" llamado DC, en 1972 Marvel rebuscó en el baúl de los recuerdos y extrajo una colección de principios de la década anterior bastante olvidada titulada "Linda Carter, Student Nurse". Esta serie fue uno de los últimos chisporroteos de la Edad de los Géneros, o Edad de Oro, del cómic estadounidense. Como bien sabe la mayoría, en esa época tan añorada, el cómic no solo se circunscribía a los superhéroes, sino que el terror y el crimen, y algunas categorías más (biográfico, bíblico, funny-animals), se disputaban los centavos de los chavales y chavalas. Otra de las modas más prominentes fueron los cómics de romance, que como bien dice Dewey Cassell, "no tenían problema alguno para superar el Comics Code", sobre todo porque poseían sus propios códigos, y los autores se ceñían a ellos sin demasiado ánimo experimental. Sin gana alguna de ser exhaustivo, ahí va un puñadito de características de este tipo de mercancía: las historias sobre enamoradas que convertían en una esclava a la protagonista (si no puedo estar con él, me moriré), la propuesta de matrimonio (lo que más deseo es celebrar un bodorrio con Johnny), el trío entre rubia, morena y el "objeto" deseado en forma de médico, músico, actor o galán (Millie quiere a Johnny, pero Johnny está enamorado de Janice, aunque Janice solo le ve como un colega), el amor prohibido (amo a Johnny, pero su maldito matrimonio se interpone entre los dos), el amor unidireccional (yo le amo, pero Johnny me desprecia), etc. El presunto potencial sexy de las enfermeras (a ojos de los guionistas de turno, varones, blancos, etcétera) fue explotado como una especie de subgénero del romance en decenas de series: "Three Nurses", "Betsy Crane", "Cynthia Doyle Nurse In Love", por no hablar de varios números de las series punteras de romance como "Young Love" o "Falling In Love". Al igual que el resto de géneros, cuando el mercado rechazó tanta diversidad temática, los cómics de "romance" tuvieron que agachar la testud y camuflarse entre los cómics que marcarían tendencia más adelante, de ahí que John Romita tanto nos encandilase en su primorosa etapa en Spiderman, pues habiendo trabajado en el campo de los cómics de amoríos, la misma escuela de Stan Lee, se conocía al dedillo todas las artimañas para pescar al lector con el folletín que inundaba las páginas que no fuesen las de peleas entre súper-seres de las colecciones de las que se encargaba. Esto último también se le podría aplicar al todo Marvel. Aunque esto último, hasta cierto momento de finales del siglo XX, también se le podría aplicar a todo el mercado de héroes medio en porreta.

Con los setenta recién estrenados, a instancias de Lee, la editorial quiso conseguir como fuese un cupo de lectoras, así que se valieron de varias colecciones con protagonista femenina para lograrlo: La Gata (que sería más conocida como Tigra), Shanna La Diablesa, Ms. Marvel, Spider-woman, Hulka. En el caso de Linda Carter, la Enfermera de Noche, la heroicidad descendía hasta un plano mucho más terrenal, solo que esta vez la enfermera co-protagonizaría la colección con otras dos pizpiretas y resolutivas chicas: Georgia Jenkins y Christine Palmer. Además, Roy Thomas decidió que necesitaban guionistas femeninas para escribir cómics protagonizados por mujeres, así que para "Night Nurse" escogieron a Jean Thomas, en aquel momento esposa de Roy. La serie no fue sino una prueba, una serie limitada, para ver si alcanzaban un número de lectoras (y lectores) rentable, aunque finalmente no lo consiguieran. Lo más admirable es que el tebeo era bastante potable a pesar de la exigua premisa.

Nuestra protagonista había estado estudiando enfermería en los nueve números de los que fue titular en los sesenta, y de prácticas nos la encontramos en el Metro-General Hospital de la ciudad de Nueva York, donde también se foguean sus dos amigas. Mientras tanto, Linda se ha teñido el pelo de rubio, o eso suponemos, porque en anteriores apariciones era morena. Una cartela anunciaba en portada que dentro había algo especial: "¡Arrancado de la vida real, más emocionante que los titulares de mañana!" El dibujo de Win Mortimer es académico, pero tiene un toque rasgado, casi de entintado descuidado, que sugiere una ambientación más oscura de lo que se le supone a un drama desgarrador en forma de cómic. Para mi gusto no le resta, sino que las páginas parecen más interesantes. Linda aparece en un "flash-forward" sollozando que, o bien elige al hombre que ama, o bien sigue con su carrera como enfermera. "¿Cuál será la decisión correcta?", se pregunta la desdichada muchacha. Tres días antes, la bella Linda conoce a sus futuras compañeras de apartamento: una arisca pelirroja llamada Christine Palmer, a la que su padre ha echado de casa, y una resolutiva afro-americana bautizada Georgia Jenkins, que se marcha de su barrio para mejorar en su oficio y poder volver con mayores habilidades. Después de unos duros principios, porque no todo va a ser un camino de rosas cuando estás de prácticas en un gran hospital, las tres chicas se hacen amigas y se disponen a afrontar el futuro. En ese futuro inmediato Linda se enamora de uno de sus pacientes, y el chico la corresponde sin problema. También se desarrolla una trama con mafiosos de medio pelo de por medio que, por supuesto, nuestras chicas desmontarán en algunas escenas de acción, aunque no demasiada. El mayor problema del tebeo es que, aunque todo está contado de una forma muy sólida, con gran cantidad de diálogos, y -afortunadamente- pocos textos de apoyo, no deja de ser un guión que nos presenta la vida convencional de uno de los oficios tradicionalmente asociados al sexo femenino. No hay crítica alguna sobre la posición de la mujer en la sociedad, y era justo el momento para hacerla, cuando una parte importante del hippismo había conseguido fortalecer el Movimiento de Liberación de la mujer. Por otro lado, este cómic es un revival realizado con un único fin, ampliar mercado, y además bebe de las hechuras de sus antepasados, como si fuese una especie de homenaje inteligente a todo un género, por lo que puede que ese supuesto avance progresista que rastreaba al empezar a leer "Night Nurse" solo fuese un espejismo que yo mismo me había figurado. Ay, las expectativas...

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