lunes, 13 de abril de 2020

CRÓNICAS DE LA MARVEL IMPOSIBLE/ 10 (de 11): ¿QUÉ PASARÍA SI UN HOMBRE RADIACTIVO HUBIESE MORDIDO A UNA ARAÑA? CÓMICS CURIOSOS DE LA CASA DE LAS IDEAS.

Una serie de artículos que he ido escribiendo en facebook durante el confinamiento.

El club oficial de fans de Marvel se llamaba "Merry Marvel Marching Society", y lo fundaron en 1964 Stan Lee y Martin Goodman. El primer número de los Cuatro Fantásticos apareció en noviembre de 1961 (en realidad entre agosto y septiembre, porque en portada se solía indicar una fecha tres meses posterior para que el ejemplar aguantase más tiempo en los quioscos), y Amazing Fantasy nº 15, donde aparece por primera vez "Spidey", en agosto de 1962. Dos años después, Lee y Goodman, Editor y Editor Supremo respectivamente, sabían con certeza que tenían un negocio millonario entre manos, y que no había otra que empezar a alimentarlo. Fuese con clubes de fans, con innovadores correos mediante los que estar en contacto "casi inmediato" con los lectores, o con peluches y gorras de béisbol. Cuando cambió la década, después de ganarse la atención de todos los universitarios más enrollados, Marvel se había convertido en una gargantuesca pero bamboleante máquina que, como en la célebre película de los Marx en el Oeste, parecía ir astillando a toda velocidad su legado de la anterior década para que el monstruo lanzado cuesta abajo siguiese funcionando a toda mecha. Así que los editores se inventaron una colección referencial, solo para fans "die-hard", que se miraba en el espejo de los universos paralelos de la DC, para los que tenías que ser un bibliotecario de la editorial para comprender en qué leches de universo vivía ese Batman con el pelo cano que protagonizaba el ejemplar de turno. Marvel originó en "What If?" su propia multiversalidad, con la que empezarían a erigir el emporio, o pifostio omniversal, del siguiente siglo. El presentador oficial de "What If?" no era sino El Vigilante, el metomentodo melindre que nunca "intervendría en el devenir de la humanidad", excepto por las miles de veces que había roto, y volverá a romper, su juramento. El Vigilante lo ve todo, por lo que es el anfitrión al estilo El Guardián de la Cripta, La Vieja Bruja, o El Guardián de la Tumba (EC), que da paso a las variadas historias de terror del Universo Marvel. ¿Historias de terror? Si, amigos y amigas, pues la colección siempre contaba un retazo de un universo alternativo donde los típicos acontecimientos que habían marcado una colección ejemplar evolucionaban horrendamente. El destino bueno era siempre el del Universo 616 (esta terminología para designar universos alternativos no se utilizaría hasta casi finales de los ochenta, y su inventor no pudo ser otro que Alan Moore, durante su estancia en Capitán Britannia, aunque Claremont tomó buena nota); el resto de realidades empujaba a nuestros héroes a destinos terribles: "¿Qué pasaría si Loki se hiciese con el martillo de Thor?", que moriría la pobre Sif y el Dios del Trueno quedaría desconsolado. "¿Qué pasaría si Fénix no hubiese muerto?" (esta es fácil): que hubiese destruido a toda la Patrulla-X y habría acabado con el mundo y con todo lo que se pusiera en su camino. "¿Qué pasaría si los Vengadores no hubiesen existido?", que Anthony Stark la habría diñado. "¿Y si Hulk tuviese el cerebro de Bruce Banner?", pues entonces sería La Cosa el que tomaría el relevo, una bestia desatada con un Grimm encerrado en su interior que odia al género humano, "y es muchísimo más hostil", en palabras de Banner. Otras historias se continuarían en números futuros a modo de sagas, como la de los "Vengadores Cósmicos" en los números 19 y 36, o la de "Spiderman miembro de los 4F", en los números 1 y 21. Una curiosidad que tiene mucho que ver con la forma en cómo la cultura pop va mutando y haciendo mash-ups, y cruzándose con todo lo que se le pone por delante, muchas veces sin nada fresco que ofrecer, aunque sí espectacular, es cómo los guionistas de cómics que habían chupado de la teta de la Marvel setentera, se hicieron con los conceptos de los añejos "What If", y los introdujeron en el universo troncal como si nada. Desde qué hubiese ocurrido si Bucky nunca hubiese muerto, pasando por qué pasaría si el clon de Spiderman estuviese vivo (dio para una década entera), o qué acontecimientos tendrían lugar si los Vengadores se hubiesen formado en los cincuenta. ¿Y si Hulk se vuelve absolutamente loco? Por favor, eso ya lo contó Bill Mantlo cuando "piel de jade", al que Pesadilla había vuelto más inestable que nunca, metió un tremendo hostión a una estatua de Adamantium levantada en su honor, ¡llegando a agrietarla! La idea más reciente retomada de los What If ha sido rescatar a un Conan que se pasea vivito y coleando por nuestro siglo, lo que ha generado esa colección tan de hypeo, pero con tan poco grano, de los Salvajes Vengadores.

Una de las mejores ideas para los "What If" fue rellenarlos con algunas páginas de chistes cuando la historia principal no alcanzaba para todo el número, lo que te desengrasaba un poco de tanto martirio y fallecimiento épico. Entre los autores, por allí se pasó Fred Hembeck, o cualquier autor de la editorial que quisiera hacer una "strip" rápida de risa, pero también tuvo su oportunidad Scott Shaw. Roy Thomas lo conocía porque era el encargado de una tienda especializada en cómics donde solía hacer acopio, American Comic Book Company, situada en Studio City, California. El chico solía bromear con Roy, y un día el editor de Marvel le ofreció la oportunidad de realizar la historia de complemento del What if número 8 (1978), con un relato principal titulado: "Qué pasaría si la gente supiese que Daredevil es ciego". Shaw no se lo pensó dos veces e ideó la siguiente premisa: "¿Qué hubiese pasado si a una araña le hubiese mordido un humano radiactivo?" Scott Shaw había escrito varios guiones underground y "ground-level", y tenía cierta reputación de hacérselo bien en los funny-animals, así que todo el mundo se olía que estaba a punto de dar el salto al mainstream.

Para empezar, El Vigilante era sustituido por el mismísimo Roy Thomas, que presentaba esta parida. A continuación veíamos una parodia de la portada del Amazing Fantasy nº 15, donde una araña humana vestida con el traje de Spiderman y cuatro brazos acarreaba a un hampón con cara -literalmente- de cerdo. "Sí", decía Roy, "a Peter le mordió una araña radiactiva (Dave "Rocketeer" Stevens echó una mano en la viñeta en la que se muestra al adolescente recibiendo el mordisco), pero, ¿qué pasaría si Marvel hubiese publicado la historia contraria?" Luego nos presentan a Webster Weaver, una araña adolescente humanizada que se pasea silbando por la calle. Conocemos a su tía Mayfly, y a su tío Bug, que engordan a Webster como si fuese el mismísimo Parker, con pasteles y mucho, mucho amor. En el instituto hay una cabra parecida a Flash que le odia por ser tan empollón, y echamos un vistazo al periódico "Daily Beagle", dirigido con mano de hierro por J. Jonah Jackass, y donde nuestra araña trabaja de reportero "freelance". Un día Webster, que investiga cómo se podrían controlar por el bien de la arañidad los materiales radiactivos, acude al mismo sitio donde tuvo lugar el experimento que dio origen a Spiderman. Webster se pasea entre los pies de los asistentes mientras el doctor locuelo de guardia acciona la palanca, para verse irradiado y volverse tarumba. El científico echa a correr desesperado, y en su camino, sin quererlo, muerde a un Webster que se ha elevado en su red para ver qué demonios ocurre. El protagonista se pira del laboratorio con la cabeza como un bombo, y justo cuando está a punto de ser atropellado por un coche, pega un salto descomunal y se libra de una muerte segura. Al calor del hogar descubre que tiene súper-fuerza. Antes que cualquier cosa, se da cuenta de que un gran poder conlleva una enorme responsabilidad, pero aún así acude a la TV para ganar algo de pecunio. Deja escapar al caco de turno, discute con el guardia, y el caco, fuera de plano, da pasaporte a Tío Bug, así que la araña adolescente se convierte en un luchador contra el crimen enmascarado. Desde su renacimiento como Man-Spider, no dejan de aparecer malosos como "Culture Vulture", "Rude Rhino", o el bellaco de "King-Pig". El bicho puede con todos, pero su prueba más terrible es cuando un tal Raze, "the Bug Spray Baron", amenaza con destruir el medioambiente, y matar de paso a todos los insectos, a menos que le ingresen un zillón en la cuenta. Fue este malvado el que se cepilló al tío de Man-Spider, cuya ira aumenta hasta lo indecible cuando se enfrenta a él, pero una pelea y una explosión más tarde, el Barón del Spray desaparece... para siempre, porque al tirar la bomba para cargarse al Araña-Hombre, no nota que en su cuerpo en forma de bote había un escape de gas, así que el "BABAROOM!" lo pilla de lleno. El tío de Webster ha sido vengado. "Espero que hayas visto lo que ha pasado esta noche, Uncle Bug... ¿ya te sientes mejor? Lo sé... pero esto no durará mucho. Aún tengo que hacer frente a la más terrorífica amenaza de todas: la sopa de pollo de Tía Mayfly. ¡Yeeeck!" Nos podemos tomar la historia de dos formas, como un hito más de la Marvel vigorosa y tozuda, que copiaba incluso a Carl Barks (salvando mucho las distancias), o como otra de las memeces de relleno habituales que nos suelen colar las editoriales. Como siempre, la respuesta está en tu tejado, amigo lector.

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