Una serie de artículos que he ido escribiendo en facebook durante el confinamiento.
Es cierto que Eminem es uno de los intérpretes actuales más controvertidos y famosos de la música pop, no solo por sus ventas millonarias, o por su deslenguada capacidad para cagarse en todo lo que no le gusta, o por sus gigantescas dificultades para afrontar que sus ex- ya no quieren saber nada de él, sino que además, a los que nos interesa aunque sea un poco el hip-hop, Marshall Bruce Mathers III, nacido en 1972, no nos parece un verdadero creyente del estilo. Suena a hueco, a vacío, a poco auténtico. A FALSO. El artista de Misuri ha intentado resolver este problema de falta de carisma infinidad de veces, y no solo con una producción musical bombástica que al final suele bascular entre lo inane y lo machacón, sino a base de diversas películas, entrevistas a "corazón abierto" (desvelando interioridades y sus peliagudos problemas del Primer Mundo), o con proclamas sociales dichas con la boca pequeña, pero que si quieres arroz, Catalina. Sigue sin convencernos. Lo que sí que nos interesa de Eminem es que esté reconocido como uno de los más ávidos lectores y coleccionista de cómics del planeta, poseyendo una inmensa acumulación de papel entre la que se encuentra, por poner un ejemplo, una copia del "Amazing Fantasy" nº 15. También es un fan absoluto del Castigador, tanto que cuando Netflix mandó al carajo la serie protagonizada por el vigilante en su primera temporada, el rapper expresó su enfado en un twit: "Hola, Netflix. En cuanto a vuestra cancelación de la serie de Punisher, ¡me la sopláis!"
Por supuesto, para alguien tan fan del anti-héroe, conseguir co-protagonizar un one-shot con él tuvo que ser el no va más. Además, era un tebeo guionizado por Fred Van Lente cuando todavía tenía mucho interesante que contar, aunque esta vez no lo demostrase, porque la aventurilla no supone más que un conflicto de resolución rápido con cuatro chascarrillos. Van Lente colaboró estrechamente con el artista ("sabía más de Punisher que yo"), que exigió meter a Barracuda como maloso. Por lo menos este desaguisado está dibujado por Salvador Larroca con un estilo realista que recuerda mucho a su etapa en el Invencible Iron Man. Por supuesto, este no es el Eminem de tu hermano mayor, porque aparece en un tebeo de Punisher marcado por el éxito de la línea Max (aunque en realidad no pertenezca al sello), y porque está co-editado entre Marvel y la revista musical XXL Magazine, donde previamente el cantante había aparecido vestido como el mismísimo Punisher. De hecho, aunque aparezcan censurados, el Eminem del cómic no deja de decir tacos, igual que el de la vida real. El cómic se publicó en 2009, justo cuando Eminem empezaba a promocionar su disco "Relapse", primero después de cinco años de caída en las drogas y la locura, con unas composiciones más contundentes y un cambio en su forma de cantar, todo ello ayudadísimo por el productor estrella Dr. Dre. Pero os aseguro que no, que el Eminem de este one-shot no es ni el de "8 Millas", sensible y trabajador, ni tampoco el bufón humorístico que enchufó su cara en el culo de Brüno. Aquí Eminem se convierte en su alter-ego rapero más ominoso, "Slim Shady", alguien que dice las cosas tal cual le salen, y se conduce por la vida como un nihilista convencido arropado por sus amigos de toda la vida.
Un día Eminem sale de un concierto y sin poder decir ni "mú", aparece Punisher y se carga a todos sus colegas a base de pildorazos de ametralladora ("ellos dispararon primero"). Barracuda le salva, pone momentáneamente a Punisher fuera de circulación, y Eminem, agradecido, le comenta: "no te veía desde los tiempos de las peleas [de gallos] en el barrio". Se ocultan en una típica casucha de barrio residencial, y cuando un Punisher imparable los empieza a acechar, Shady le pega a Frank Castle un topetazo en la nuca por sorpresa con una pistola, lo derriba, y le pega cuatro tiros a quemarropa. Recordemos que es Slim Shady, con actitudes más allá de Eminem, una mala bestia tan chunga que es capaz de cepillarse al Punisher y más. Lo malo es que su antiguo colega Barracuda le revela que en realidad le han contratado para asesinarlo, y que Punisher no estaba intentando matarlo, sino protegerlo. El previsor Castle llevaba un chaleco antibalas, y Eminem y él acaban en un barquito conducido por Barracuda, atados y listos para ser tragados por el proceloso mar. El truco es que cuando el gigantón asesino arroja al rapero por la borda, están cerca de una explanada de hielo (ni Fred Van Lente sabría decir por qué), y Eminem se puede escapar al no ser engullido por las sucias aguas marinas. Se acerca a la costa y allí tenemos a un pescador que resulta ser fan de Eminem, y que le deja la moto-sierra con la que practica agujeros en el hielo para ver si "pica" algo en su pesca diaria. Eminem no puede dejar morir a Frank, aunque se haya cepillado a todos sus amigos, así que vuelve al barco, y después de una escaramuza consigue serrar dedos y medio cuerpo de Barracuda, que sí que desaparece bajo el hielo. Parece que todo va a acabar en final feliz, pero Punisher hace bajar del barco al músico, tirotea el hielo a su alrededor y le deja una plataforma mínima para que no se ahogue y un teléfono para que le de tiempo a llamar a alguien que venga a salvarlo. Justo castigo para alguien que protagoniza uno esos tebeos horrendos con los que te vas riendo por lo inverosímil de las situaciones, y que insulta lo justo la inteligencia del público, digo de los lectores.
Es cierto que Eminem es uno de los intérpretes actuales más controvertidos y famosos de la música pop, no solo por sus ventas millonarias, o por su deslenguada capacidad para cagarse en todo lo que no le gusta, o por sus gigantescas dificultades para afrontar que sus ex- ya no quieren saber nada de él, sino que además, a los que nos interesa aunque sea un poco el hip-hop, Marshall Bruce Mathers III, nacido en 1972, no nos parece un verdadero creyente del estilo. Suena a hueco, a vacío, a poco auténtico. A FALSO. El artista de Misuri ha intentado resolver este problema de falta de carisma infinidad de veces, y no solo con una producción musical bombástica que al final suele bascular entre lo inane y lo machacón, sino a base de diversas películas, entrevistas a "corazón abierto" (desvelando interioridades y sus peliagudos problemas del Primer Mundo), o con proclamas sociales dichas con la boca pequeña, pero que si quieres arroz, Catalina. Sigue sin convencernos. Lo que sí que nos interesa de Eminem es que esté reconocido como uno de los más ávidos lectores y coleccionista de cómics del planeta, poseyendo una inmensa acumulación de papel entre la que se encuentra, por poner un ejemplo, una copia del "Amazing Fantasy" nº 15. También es un fan absoluto del Castigador, tanto que cuando Netflix mandó al carajo la serie protagonizada por el vigilante en su primera temporada, el rapper expresó su enfado en un twit: "Hola, Netflix. En cuanto a vuestra cancelación de la serie de Punisher, ¡me la sopláis!"
Por supuesto, para alguien tan fan del anti-héroe, conseguir co-protagonizar un one-shot con él tuvo que ser el no va más. Además, era un tebeo guionizado por Fred Van Lente cuando todavía tenía mucho interesante que contar, aunque esta vez no lo demostrase, porque la aventurilla no supone más que un conflicto de resolución rápido con cuatro chascarrillos. Van Lente colaboró estrechamente con el artista ("sabía más de Punisher que yo"), que exigió meter a Barracuda como maloso. Por lo menos este desaguisado está dibujado por Salvador Larroca con un estilo realista que recuerda mucho a su etapa en el Invencible Iron Man. Por supuesto, este no es el Eminem de tu hermano mayor, porque aparece en un tebeo de Punisher marcado por el éxito de la línea Max (aunque en realidad no pertenezca al sello), y porque está co-editado entre Marvel y la revista musical XXL Magazine, donde previamente el cantante había aparecido vestido como el mismísimo Punisher. De hecho, aunque aparezcan censurados, el Eminem del cómic no deja de decir tacos, igual que el de la vida real. El cómic se publicó en 2009, justo cuando Eminem empezaba a promocionar su disco "Relapse", primero después de cinco años de caída en las drogas y la locura, con unas composiciones más contundentes y un cambio en su forma de cantar, todo ello ayudadísimo por el productor estrella Dr. Dre. Pero os aseguro que no, que el Eminem de este one-shot no es ni el de "8 Millas", sensible y trabajador, ni tampoco el bufón humorístico que enchufó su cara en el culo de Brüno. Aquí Eminem se convierte en su alter-ego rapero más ominoso, "Slim Shady", alguien que dice las cosas tal cual le salen, y se conduce por la vida como un nihilista convencido arropado por sus amigos de toda la vida.
Un día Eminem sale de un concierto y sin poder decir ni "mú", aparece Punisher y se carga a todos sus colegas a base de pildorazos de ametralladora ("ellos dispararon primero"). Barracuda le salva, pone momentáneamente a Punisher fuera de circulación, y Eminem, agradecido, le comenta: "no te veía desde los tiempos de las peleas [de gallos] en el barrio". Se ocultan en una típica casucha de barrio residencial, y cuando un Punisher imparable los empieza a acechar, Shady le pega a Frank Castle un topetazo en la nuca por sorpresa con una pistola, lo derriba, y le pega cuatro tiros a quemarropa. Recordemos que es Slim Shady, con actitudes más allá de Eminem, una mala bestia tan chunga que es capaz de cepillarse al Punisher y más. Lo malo es que su antiguo colega Barracuda le revela que en realidad le han contratado para asesinarlo, y que Punisher no estaba intentando matarlo, sino protegerlo. El previsor Castle llevaba un chaleco antibalas, y Eminem y él acaban en un barquito conducido por Barracuda, atados y listos para ser tragados por el proceloso mar. El truco es que cuando el gigantón asesino arroja al rapero por la borda, están cerca de una explanada de hielo (ni Fred Van Lente sabría decir por qué), y Eminem se puede escapar al no ser engullido por las sucias aguas marinas. Se acerca a la costa y allí tenemos a un pescador que resulta ser fan de Eminem, y que le deja la moto-sierra con la que practica agujeros en el hielo para ver si "pica" algo en su pesca diaria. Eminem no puede dejar morir a Frank, aunque se haya cepillado a todos sus amigos, así que vuelve al barco, y después de una escaramuza consigue serrar dedos y medio cuerpo de Barracuda, que sí que desaparece bajo el hielo. Parece que todo va a acabar en final feliz, pero Punisher hace bajar del barco al músico, tirotea el hielo a su alrededor y le deja una plataforma mínima para que no se ahogue y un teléfono para que le de tiempo a llamar a alguien que venga a salvarlo. Justo castigo para alguien que protagoniza uno esos tebeos horrendos con los que te vas riendo por lo inverosímil de las situaciones, y que insulta lo justo la inteligencia del público, digo de los lectores.
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